Recuerdo cuando todo inició, cuando llegué al equipo, cuando llegaste tú con tu egocentrismo y actitud altruista, cuando creamos ese vínculo.

Recuerdo todas esas veces que compartíamos sentimientos, miradas, era un juego peligroso que ambos pensábamos teníamos bajo control pero era todo lo contrario; éramos tan inexpertos, ninguno era normal, ninguno tenía experiencia para hablar sobre estos sentimientos que nos carcomian por dentro y poco a poco perdíamos el control de cada situación, ninguno estába acostumbrado a perder el control, nos hicimos daño, los dos éramos orgullosos y ninguno quería ceder pero al final siempre volvíamos ser los mismos, o eso creíamos, todo cambiaba tan lento y rápido a la vez que no noté cuando habías entrado en mi mente.

Recuerdo cada entrenamiento, cada misión junto a ti, cada detalle de tus ojos esmeraldas junto cada sentimiento que expresaban, eras una combinación de matices; para todos eras tan frío como hielo y tus pensamientos estaban tan ocultos por aquellos ojos de león que si querías podían ser más que un candado, una caja fuerte, pero, desde el momento en que te conocí vi en ti aquello que escondían tus ojos y tu mente, un alma bondadosa, el alma más generosa que hubiera conocido, tu amor por los animales y aquel amor que guardabas y reprimas por aquellos que te rodean.

Recuerdo tantas noches que pasé en vela antes de aquella ocasión, siempre era la misma razón: mi padre; no era un secreto que atormentaba mi mente, lo que si era un secreto eran mis sentimientos por ti.
Nunca te dije que había sido lo que en esa ocasión había hecho mi padre para haberme hecho llorar y nunca tuve la ocasión de contarte lo, solo salí de mi habitación con la seguridad de que todos estarían dormidos, vaya sorpresa cuando estaba en la cocina y llegaste a escondidas después de una de tus rutinas de vigilancia.
Pensé que pasarías de largo pero no lo hiciste, solo sanaste mis penas sin necesitar una explicación, eras otro o más bien, simplemente eras tú.
Con el tiempo me dejaste ver más de ese lado que siempre supe que tenías y cuando menos lo notaste era tuya, yo tampoco lo había notado pero el sentimiento era mutuo.

Esa noche dormí contigo por primera vez, no hicimos nada, solo dormir, para mí fue tan reconfortante sentir tu presencia al lado mío aquella mañana, a la luz del sol que apenas entraba por tus cortinas.
Me atrapaste, me atrapaste viéndote, admirando cada centímetro de tu rostro, desde ese momento supe que eso quería pero yo no podía decidir por un "nosotros" esto era algo de dos y no podía obligarte a algo, en especial si eras tú, tan terco y directo.

Recuerdo aquella ocasión cuando yo intentaba esconder algo imposible de ocultar, mis sentimientos por ti, aquella ocasión cuando tu padre hizo una de sus fiestas elegantes con gente "elegante" Dick nos forzó a asistir, el estaba eufórico porque ahí le pediría a Kori que se casara con él y nos quería a todos ahí, en realidad su plan era hacerla pasar la noche llena de atenciones y llegada la hora se lo pediría en privado, todos lo sabíamos.

Esa día Kori me llevó por un vestido, debo de admitir que aquel vestido era con la intención de llamar tu atención, no me sentía tan incómoda, me sentía nerviosa, quería llamar la atención en un lugar que estaría lleno de mujeres más atrevidas que yo, que se preocuparon en su apariencia más que yo, pero haría todo lo que estuviera en mis manos por ti.
Esa noche cuando te vi estaba nerviosa, tan nerviosa que todo en mi quería volver a mi habitación, encerrarme y no salir hasta el día siguiente, pero era el momento de salir y captar tu atención, era tan inexperta, tan neofita y torpe.
Cuando salí con Kori ibamos algunos minutos atrazadas, Kori siempre decía que era bueno que los chicos esperaran, yo siempre he dicho que la puntualidad es una virtud pero ella tenía más tiempo de conocer chicos y gustarles, no la iba a contradecir; en la sala estaban ustedes, vestidos en trajes elegantes, te vi, me viste, podría haber jurado que sentimos lo mismo sino hubiera estado ocupada calmando las mariposas en migración de estómago.

Estuvimos en aquella fiesta, el equipo entero se fue separando de poco en poco, primero Dick y Kori, luego Gar me sacó a bailar, fue un completo desastre, el es tan eufórico que le importó poco cuando le dije que no sabía bailar.
Luego Jaime bromeó sobre mis pasos e iba a invitarme para enseñarme pero tu te adelantaste, lo interrumpiste y en menos de lo que imaginé ya estábas guiando mis pasos en una melodía tan armoniosa como el bronceado de tu piel a luz tenue que iluminaba el lugar.
Cuando terminó la canción no teníamos ninguna intención de separarnos, pero alguien más nos interrumpió, esa chica de hermoso vestido y piel perfecta, te invitó a bailar, ibas a negarte rotundamente, lo vi en tus ojos, a pesar de que ella se insinuaba hasta con la mirada todos tus sentidos estaban en mi, pero ella no aceptó un no por respuesta y simplemente te llevó, y poco tardó alguien más en hacer lo mismo conmigo. Sin importar la persona que teníamos en frente nos buscábamos con la mirada, yo te veía bailar, tu me veías a mi, este juego era de dos. No supe que pasó pero tuve que girar sobre mi lugar y a penas toqué la mano del chico con el que bailaba te vi, besando la, cuando se separaron evité tu mirada, pero estaba segura que sabías que te estaba viendo; apenas terminó la canción me disculpé y salí de ahí.

El aire fresco de la noche hacía juego con la luz de luna que reflejaban las lágrimas de mi corazón enamorado.
Entre el sonido de la fiesta a mis espaldas tu voz sobre salió -¿qué haces aquí?- me tomaste desprevenida y solo giré para verte, solo pude articular una palabra -nada- quería irme de ahí, evitarte a ti y tu mirada pero era imposible, no recuerdo los detalles exactos pero si que esa noche terminó en un beso, el primero de muchos.

Recuerdo también como pasó el tiempo, como los días se hicieron semanas, las semanas meses y los meses en años, como una noche estaban más callado de lo normal, debí sospechar pero no lo hice, fue un entrenamiento uno de aquellos que solo hacíamos tu y yo, podíamos ha lar libremente de cualquier cosa mientras cada uno luchaba con aquellos hologramas de entrenamiento, cuando yo terminé con el último holograma tu ya estabas ahí, en el suelo arrodillado y con una pequeña caja de terciopelo abierta y adentro este anillo que llevaré por siempre en mi corazón.

Eso nos llevó a una vida llena compañía, fue una vida entera para ti, tuvimos dos pequeños, una niña y un niño que criaste para ser los mejores en todo, aún recuerdo cuando los cuidabas, era mejor de lo que pensaste a pesar de que tenías miedo, si, recuerdo cuando me lo confesaste, estabas tan aterrado como yo, pero tú querías guardarlo para ti, hasta que lo dijiste y yo pude confesarte lo mismo, nos apoyamos y logramos salir adelante.

Tu me diste tu vida entera, recuerdos hermosos que ahora permanecerán en mi mente y ahora te veo desde aquí, me rompe el alma ver tu cuerpo tan desgastado, yo quisiera acompañarte pero aquí estoy, viéndote, sufriendo el dolor más grande que he sentido, te veo aquí y ahora, mi petit rojo, mi único chico maravilla, mi verdadero amor Damián Wayne, ahora me despido de ti, eres un recuerdo que seguirá vivo en mi memoria, ahora descansa, no se si pueda verte cuando llegue mi momento pero recuerda que siempre estaremos conectados, por cuerpo, alma y mente, adiós mi preciado recuerdo