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Capítulo 8


Habían pasado diez minutos desde que Jaehyunie había subido a su habitación para buscar su mochila. Esta estaba colgada en una esquina de la habitación, a una altura que le resultara conveniente, por lo que no entendía tanta tardanza.

—¡Jaehyun! ¡Se nos hace tarde! —le llamó, no recibiendo respuesta alguna por parte del pequeño.

Resopló y subió a la habitación del niño, viendo que la mochila estaba todavía allí y que no había rastro de su hijo. Ladeó la cabeza extrañado, pues si no estaba allí, solo había otro lugar en el que podía estar.
Caminó a su habitación, pero al escuchar las voces que provenían desde el interior se detuvo.

—No te odio, Jungkook —mencionó Jaehyun, sintiendo que esa era la verdad más importante que debía expresar—. Solo... siento que es extraño. Apareciste de pronto y mi papá...

Jungkook giró ligeramente su cabeza, permitiendo que una pequeña fracción de su rostro quedara iluminada por la luz tenue. Sus ojos mostraban un destello de vulnerabilidad que hizo que el infante se sintiera aún más conectado a él.

—A veces me siento perdido... —murmuró Jungkook—. Como si no supiera cómo ser el padre que necesitas.

Jaehyun se sintió abrumado por la sinceridad de Jungkook. En medio de la confusión y el dolor, había algo hermoso en esa fragilidad.

—No te esfuerces tanto en ser mi padre —respondió Jaehyun con una suavidad inesperada—, solo... intenta ser tú mismo. Eres bonito, a papá Tae le gustas y... me gusta tu olorcito, aunque es débil.

Jungkook respiró hondo, como si esas palabras tuvieran el poder de aliviar parte de su carga emocional. Se quedó en silencio unos momentos, reflexionando sobre lo que significaba ser él mismo en medio de esta tormenta.
Además las últimas palabras del niño lo habían hecho caer en cuenta de algo, su lobo se estaba recuperando, porque de otra manera Jae no hubiera sido capaz de sentirlas.

TaeHyung al notar el silencio entró al cuarto, y se detuvo al ver a ambos acurrucados en la cama; un momento que le llenó de ternura, pero también de preocupación. La situación entre esos dos se le había ido de las manos. Con un suspiro, se acercó llamando al niño, recordándole que debía ir a la escuela.

Jae se bajó de la cama, dándole una pequeña sonrisa al omega antes de correr a buscar su mochila. TaeHyung se acercó a la cama con cuidado, no queriendo ofender al lobo de su esposo al invadir su nido. Dejó una caricia suave en la mejilla de Jungkook, quien cerró los ojos recibiéndola con su labio inferior tembloroso por las ganas de llorar que sentía. Si fuera por su lobo ya se hubiera tirado encima de su alfa.

—Cuando vuelva del trabajo necesitamos hablar, hacernos la ley del hielo solo empeorará las cosas.

Al salir del cuarto, el aire en la casa se sentía pesado. Una mezcla de tristeza y nostalgia flotaba en el ambiente, algo que TaeHyung había sentido desde que Jungkook había regresado después de su larga ausencia.

Ese día tuvo una jornada laboral bastante pesada. Solo podía pensar en Jungkook y en lo estúpido que había sido al ser tan exigente. Solo había sido una tonta broma y él había formado una tormenta en un vaso de agua por ello. Podían simplemente haberlo hablado con calma, y así su omega no se la hubiera pasado encerrado y habría bajado a comer junto a ellos.

Cuando su hora de salida llegó casi se lanza al suelo de rodillas para agradecer a la Diosa Luna. Deseaba llegar pronto a su casa y besar a su omega hasta sentir sus labios adormecidos, pero antes debía pasar a recoger a Jaehyung a la escuela.

Al entrar a su hogar soltó su bolso en el suelo y se quitó los zapatos mientras subía las escaleras. Abrió la puerta de la habitación compartida, viendo a su omega sentado en su nido con las piernas cruzadas y varias lágrimas brotando de sus ojitos oscuros. Su corazón se apretó al verlo así.

No dudó en caminar hacia él, que estaba tan ensimismado que no había notado su presencia. Lo tomó de las mejillas y comenzó a besar todo su rostro. Dejó besitos por su frente, sobre sus párpados mojados, en la punta de su nariz y unos cuantos más en sus labios.

—¡Tete! —Se le lanzó encima, haciendo que el pelinegro perdiera el equilibrio y ambos cayeran al suelo—. ¡Perdón, lo siento mucho!

—No, no, no, perdóname tú a mí, Koo, me comporté como un idiota —le apartó varios mechones rebeldes de la frente y sonrió—. Ya no llores, vida mía, lo siento mucho.

—No estoy llorando por tu culpa —se apartó, poniéndose de pie para caminar a la cama y sentarse—. Encontré esto cuando tomé tu ropa para mi nido.

Le mostró un álbum de fotos, el cual ni recordaba que estaba allí. Ahí guardaba todas las fotos que tenía desde que supo que esperaban un hijo hasta cuando Jaehyunie cumplió los tres años.

—Me dio nostalgia ver estas fotos. No recordaba como me veía estando embarazado —soltó una risita sorbiendo la nariz—. Y al ver estas fotos de Jae cuando era solo un bebé me hicieron llorar a cántaros. Era tan bonito.

—Déjame ver —se sentó a su lado, observando a su hijo cuando tenía sólo un poco más de un año. Estaba de pie, llevando un trajecito de marinero que le hacía ver demasiado adorable—. Esto fue cuando dio sus primeros pasitos, deberías haberlo visto. Jimin llegó a casa y él solo se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde él estaba.

—¿Y si se lo mostramos? ¿Cómo crees que se sienta al ver mi pancita? De seguro cuando la vea se dará cuenta de que si soy su padre, ¿no crees?

—Bueno, no perdemos nada con intentarlo.

Jungkook asintió emocionado como si fuera un niño, y salió corriendo de la habitación hacia el cuarto de su hijo. Lo vio sacando sus libros de la mochila, de seguro alistándose para hacer la tarea y así tener toda la tarde libre para jugar.

—¿Qué tal estuvo tu primer día? —preguntó conteniendo su emoción.

—Umhh, bien, creo. Hice un amigo —murmuró, aún se le hacía extraño hablar tan fluidamente con el omega cuando antes solo se la pasaba planeando que travesura realizar.

—¡Eso es genial! —exclamó contento, dando unos golpecitos en la cama, a su lado—. ¡Ven aquí, quiero mostrarte algo!

Inspiró hondo antes de asentir, sentándose al lado del omega, observando a su papá Tae entrar también a su habitación y sentarse al otro lado de él. Confundido observó el objeto que tenía Jungkook en sus manos, curioso por lo que era.

—¿Qué es? —cuestionó ladeando la cabeza, mirando a su papá Tae en busca de respuesta.

—Mira por ti mismo.

El castaño le entregó el álbum y el dudó un par de segundos antes de abrirlo. Sus ojos se abrieron en grande al darse cuenta de lo que tenía en sus manos. Observó la primera foto sorprendido, viendo a su papá y al omega abrazados con enormes sonrisas, sus semblantes estando mucho más jóvenes ahí.

—¡Son ustedes! —exclamó sorprendido.

—Habíamos llegado hacía poco de nuestra luna de miel, y nos dieron la noticia de que tendríamos un lindo Frijolito —comentó Taehyung soltando una risita.

—¿Un Frijolito?

—Sí, este de aquí —señaló Jungkook, pasando su dedo índice sobre la foto del primer ultrasonido—. Ese eres tú.

—¿Tan pequeño? ¡Wow! —ambos adultos rieron ante el asombro de su hijo.

Jungkook inconscientemente comenzó a liberar ferormonas por lo feliz que se encontraba, y Jae, de igual forma, comenzó a apegarse a él en busca del dulce olorcito.

Continuaron pasando las páginas hasta que llegó otra que llamó la atención del menor. En esa, Taehyung y Jungkook se encontraban llenos de pintura celeste en una habitación vacía, preparando el lugar donde dormiría su pequeño bebé cuando naciera. Jungkook llevaba una camiseta de mangas cortas perteneciente a su alfa, por lo que al ser unas cuantas tallas más grande apenas y se le notaba el bulto en su vientre.

Sin embargo, en otra foto, la pancita de Jungkook ya era un poco más notable, pero nada demasiado exagerado. En la foto salían ambos rodeados de un humo azul, Jungkook llorando con una sonrisa y Taehyung con el rostro escondido en el cuello de su omega. También pudo distinguir detrás a sus abuelos Kim, y a su tío Jimin.

—Jungkook estaba muy gordo aquí —mencionó, causando una carcajada en el mayor de los tres, que recibió una mordaz mirada por parte de su esposo, quien solo rodó los ojos instando al niño a continuar.

Jaehyun continuó hojeando el álbum con curiosidad, deteniéndose en una foto donde Jungkook estaba acariciándose la pancita ya de ocho meses, sonriendo con amor. Detrás de él el sol brillaba fuerte y el cielo se veía azul, y sus cabellos estaban dirigidos en una dirección, probablemente porque hacía mucho viento ese día. Se veía hermoso. Sus ojos se iluminaban mientras miraba la imagen, y alzando la vista hacia sus padres, preguntó con inocencia:

—¿Ese soy yo? ¿Estaba dentro de la pancita de Jungkook?

El mencionado sonrió, sintiendo una mezcla de nostalgia y alegría.

—Sí, cariño. Ahí estabas tú, creciendo y esperando para conocernos. Fue un momento muy especial.

Jaehyun frunció el ceño, procesando la información.

—¿Y cómo era estar dentro de la pancita? ¿Era divertido? —su curiosidad era palpable, y Jungkook no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran ante su pregunta. TaeHyung se recostó a ellos y le contestó al ver que su omega no sabía que decir.

—Era un lugar cálido y seguro. Papá Jungkook te sentía moverte y siempre estaba emocionado por conocerte. Te quería mucho incluso antes de que nacieras.

Jaehyun miró nuevamente la foto, esta vez con una sonrisa amplia—. ¡Wow! ¡Eso es genial! ¡Quiero volver a estar ahí! —exclamó, riendo mientras imaginaba ser un pequeño bebé acurrucado en la pancita.

Jungkook se rió junto a él.

—Sí, pero ahora eres un niño grande y puedes correr, jugar y hacer muchas cosas divertidas.

Jaehyun asintió con entusiasmo, pero luego se quedó en silencio por un momento antes de preguntar, tragando saliva ante la palabra que saldría de su boca.

—¿Papá siempre me quiso? ¿Incluso cuando no estabas aquí?

—Siempre —respondió Jungkook con sinceridad—. Te amé enormemente desde que supe que venías en camino. Y ahora que estoy con ustedes de nuevo, quiero asegurarme de que siempre lo sepas.

Jaehyun sonrió ampliamente, sintiéndose amado y feliz por las palabras que le dijo el castaño—. Entonces estoy feliz de haber estado en tu pancita —dijo, mientras dudando un poco, terminó poniendo sus brazos alrededor de la cintura del omega, dándole un abrazo ligero.

Jaehyun suspuró llenándose de las ferormonas de su padre omega, sintiéndose feliz porque finalmente había comprendido algo, y es que Jungkook no había llegado a su vida de sopetón para quitarle la atención de su papá Tae, sino que ahora tendría a dos personas que se preocupaban por él y que lo amaban más que a nada en el mundo.










Falta un cap más y el epílogo para terminar esta historia 🥺
Pero les tengo una sorpresita, que solo les contaré cuando suba el epílogo.

Pd: los que están en el canal no den spoilers 🤭

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