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Capítulo 6

𝙿𝚊𝚛𝚝𝚎 6:
・❥・𝙳𝚒𝚜𝚐𝚞𝚜𝚝𝚘・❥・

La mañana de ese día no podía ser más perfecta. Desde que despertaron habían estado compartiendo caricias y besos tiernos, ambos acurrucados en la cama deseando que esos minutos se volvieran eternos. Taehyung incluso había preparado un gran desayuno que no dudó en llevarle a la cama mientras él seguía atrapado en el mundo de Morfeo.

—Debo- —fue interrumpido por un besito sobre sus labios—, Koo debo prepararme para ir al trabajo.

—No vayas hoy, Tete, quédate conmigo y con Jaehyunie —pidió con voz acaramelada, haciendo un puchero.

—Te juro que lo haría si pudiera, pero alguien debe mantener a los omeguitas de la casa —habló con voz fina, como si estuviera tratando con un niño, para luego proceder a besar el pequeño puchero de su esposo.

Jungkook se envolvió en las sábanas completamente haciendo un pequeño berrinche. Taehyung rió, quitándole las sábanas y haciéndole cosquillas mientras intentaba esquivar las patadas y manotazos que le quería proporcionar el castaño. De pronto la puerta de su habitación se abrió, haciendo que se detuvieran de golpe y miraran al pequeño intruso que los había interrumpido, quien se quedó de pie bajo el umbral al ver a ambos mayores sobre la cama toda revuelta y con grandes sonrisas en sus rostros.

—No puedes entrar así a nuestra habitación, Jaehuyn —regañó gentilmente el alfa poniéndose de pie—, deberías al menos tocar la puerta.

El infante apretó el peluche de Woody que tenía en sus manos, mirando con su ceñito fruncido a Jungkook. Todo era culpa de ese omega. Cuando vivía solo con su papá podía entrar a su habitación sin avisar y a la hora que fuera, pues este siempre lo recibía con abrazos y mimos.

—¿Te acostarías un ratito conmigo? —evadió el regaño, mirando a su progenitor con ojitos de cervatillo.

—Lo siento, Jaehyunie, debo ir a trabajar —se acercó al niño, alzándolo por un segundo mientras daba una vuelta en el lugar, viéndolo reír. Jungkook desde la cama observaba la adorable imagen que le daban su esposo y cachorro—. Papi Jungkook se quedará, puedes acostarte con él.

—¿Te gustaría? —cuestionó el recién mencionado con emoción—. Incluso puedo hacerte un nido, ¿quieres aprender?

—No quiero, hummp —se negó, desviando su rostro hacia la pared. Taehyung negó con la cabeza levemente, dejándolo en el suelo de nuevo—. ¿Me llevarás contigo al trabajo?

—No, Kim Jaehyun, te quedarás con Jungkook.

El menor aún no inciaba sus clases debido a que los trámites para su traslado de escuela de habían atrasado. Hasta que todo el papeleo no estuviera listo no podría comenzar a asistir a su nueva institución allí en Corea.

—Pero-

Una mirada seria de parte del mayor de los tres lo hizo callar, pero eso no impidió que se marchara de la habitación dando pisotones para demostrar lo enojado que estaba con la situación. Una vez más su padre se molestaba con él por culpa de este tonto omega que decía ser su papá. Él solo tenía un papá, y ese era Tae, ni más ni menos. No era tonto, a pesar de que tenía sólo ocho años sabía que los omegas creaban un lazo con sus bebés cuando los traían en su pancita, así le enseñaron en la escuela. Igual le dijeron que podrían reconocer el aroma de sus papis omegas a pesar de estar muy, muy lejos, y él no sentía ningún aroma provenir de ese hombre a pesar de que vivía con él. Por esa razón llegó a la conclusión de que ese no podía ser su padre.

Ese Jungkook lo único que estaba haciendo allí era quitarle la atención de su papá Tae. Por esa razón debía deshacerse de él. En su cabecita montó una gran cantidad de planes para hacer que se marchara para siempre de sus vidas, como por ejemplo, intercambiar las etiquetas de los recipientes de la sal y el azúcar.

Había escuchado a su abuelita decirle una vez a su tío Jimin que: "Al alfa se le gana por su estómago", así que si su papá se daba cuenta de que Jungkook cocinaba mal de seguro ya no lo querría y volverían a ser ellos dos solos otra vez.

Así se mantuvo toda la mañana encerrado en su habitación, ideando cuándo sería el momento oportuno para hacer el cambio. Debía hacerlo cuando más atareado estuviera el mayor, así no notaría cuando intercambiara las etiquetas.

Entonces, siguiendo su plan, cerca del mediodía bajó a escondidas a la cocina, viendo a Jungkook caminar de un lado a otro, cortando especias, atendiendo la carne que tenía en la sartén y pendiente del horno. Rió bajito escondido en un rincón mientras escuchaba el teléfono del omega sonar en la sala de estar. Aprovechando el repentino retiro del castaño, que si bien no estaba planeado le venía como anillo al dedo, rápido se dedicó a despegar las etiquetas de aquellos recipientes de color oscuro y a intercambiarlas, dejándolos en el mismo lugar luego de haber terminado con éxito su misión.

Se escondió nuevamente, asegurándose de que al regresar Jungkook no notara nada extraño, y así fue. Su plan había salido a la perfección, pues el omega en su apuro no había notado el cambio, así que en vez de sal, echó azúcar en la comida; y en vez de azúcar, le echó sal a lo que parecía ser masa para galletas.

Se retiró a su habitación, dispuesto a esperar a que su papá llegara del trabajo, y no pasó mucho cuando escuchó la puerta de la casa cerrarse y la voz del alfa anunciando su llegada.

—Traje pizzas, Koo. —El menor casi chilló del enojo al pensar que su plan se había visto arruinado por eso. Si se comían las pizzas su progenitor no probaría un bocado de la comida.

Jungkook salió de la cocina con un delantal rosa y púrpura, y su cabello recogido en una pequeña coleta para que los mechones no cayeran sobre su frente. Taehyung sonrió, acercándose a dejar un besito en sus labios.

—Pero Tete, estoy terminando de preparar tu comida favorita, también la de Jaehyunie —se quejó, mirándolo con el ceño fruncido.

—Bueno... hagamos algo —comentó, pensando como complacer a todos. Ya había comprado las pizzas y sería una lástima tener que recalentarlas después—. Ya que te gusta tanto, comerás la pizza, yo y Jae comeremos lo que preparaste.

El infante tragó saliva notando que había un punto ciego en su plan. No pensó en que debería comer de ese almuerzo que preparó Jungkook. Sería demasiado sospechoso si decía que no quería comer, y tampoco podía pedir pizza porque con tal de complacer al omega su padre le obligaría a comer de lo que este preparó.

—¡Me parece bien, comenzaré a poner la mesa! —habló emocionado el castaño adentrándose en la cocina.

Taehyung observó a su hijo parado en el último escalón de las escaleras, mirándolos a ambos con una mueca. Rodó los ojos ante lo obstinado que podía llegar a ser el niño, pero ignorando ello se acercó, cargándolo entre sus brazos como si pesara lo mismo que una pluma.

—Vamos a comer lo que papá Jungkook preparó para nosotros —habló con voz aniñada dejando un besito en su sien. Junghyun frunció sus labios escondiendo su rostro en el cuello del mayor para que no notara las muecas que hacía.

—Venga, que se enfría —apresuró Jungkook tomando asiento con su gran pedazo de pizza en un plato.

El alfa sentó al niño a su lado, sirviéndole en su plato con dibujitos una ración considerable para su edad. Hizo lo mismo en su plato, y tomó sus palillos para probar de una vez, todo bajo la mirada atenta de su esposo.

—Ohh, olvidé traerles agua, regreso ahora.

Junghyun estuvo a punto de detener al pelinegro cuando vio como llevaba aquella porción a su boca, pero si lo hacía sería descubierto. Así que simplemente observó como su padre retenía una arcada, su rostro poniéndose rojo y las mejillas infladas intentando no tragar lo que le quedaba en la boca.
Después de un par de segundos y con mucha dificultad, tragó todo, sintiendo a mayor escala el horrible sabor de aquellos alimentos.

—¿Qué demonios hizo Jungkook con la comida? —se preguntó a sí mismo en voz baja, tomando después una porción de la comida de su hijo y probándola, teniendo el mismo efecto en su paladar.

—Yo no quiero comer —comentó Jae poniéndose de pie para marcharse, imaginando lo asquerosa que debía estar para que su padre pusiera ese rostro.

—Siéntate y cómelo todo, ni se te ocurra decirle algo malo a Jungkook, ¿ok? —ordenó en voz baja, escuchando los pasos del castaño acercarse al comedor.

—¿Cómo quedó? ¿Sabe bien? —le preguntó sentándose en su lugar nuevamente.

—Está deliciosa, mi amor —mintió, llevando otro bocado a su boca, mirando a Jaehyun para que hiciera lo mismo. A regañadientes el infante lo hizo, aguantando la mueca de asco que quería formarse en su rostro.

A partir de ese momento se prometió que ya no volvería a hacer ninguna travesura que estuviera relacionada con la comida.







Ya volví con las actualizaciones de esta historia, espero poder traerles cap más seguido a partir de ahora :3

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