CAPITULO 18
WILLIAM
Ver a Bryan celoso al acercarme a Amanda es lo más gracioso que puede pasarme, no comprendo cómo es que las personas asocian el hecho de ver a alguien con grandes músculos y ser policía con el ser un mujeriego.
Amanda es alguien muy especial para mí, me recuerda a mi madre o a los recuerdos que me dieron de ella, tía Berta me contó lo que había sufrido a manos de los Blanco y como el padre de Bryan cuidó de mí hasta que ella pudo hacerse cargo por completo de mí.
En mi vida estuve más decidido de hacer algo como lo estoy al dejar mi vida investigando y recolectando lo necesario para vengar la muerte de mi madre. Juré que no dejaría que nada ni nadie me haría desviar de mi meta.
—Nada ni nadie— murmuré.
— ¿Todo bien hermano?— preguntó Bryan golpeando mi hombro.
—Nada que un whisky no pueda curar— sonreí volviendo mi vista al camino hacia el rancho.
—Sí que eres extraño a veces—
«Ni que lo digas»
Mejor ser un extraño que arriesgarme a tener sentimientos por alguien, de todos modos, eso sería.
—Imposible— susurré.
Nada más unos minutos después llegamos al Rancho Praderas del cielo, espero y haga honor a su nombre, de verdad necesito un cielo tranquilo al menos por un tiempo.
—Bienvenida al Rancho "Meadows of heaven" o Praderas del cielo— oí decir a Bryan.
Demonios, este hombre está realmente perdido por Amanda, algo que no entiendo, si recién se están conociendo y ella siquiera puede formular palabra, no lo entiendo, me resulta imposible.
—Aquí no pueden hacerte daño Amanda, ven conmigo— oí decir a Bryan.
La pobre está aún traumada por todo lo que sufrió y no la culpo, fui testigo del estado en el que fue dejada por el maldito Blanco. Al volver la vista al frente vi a la persona que más amo en el mundo.
— ¡Tía Berta!—
— ¡Hijo! ¿Cómo estás?—
—Bien tía, ahora que estás junto a mí mucho mejor, te necesito tanto— susurré en su oído.
—Creo que a Berta ya la conoces— sonrió Bryan señalándola.
—Niña Amanda, me alegra tanto verla recuperada— sonrió dejando mis brazos para abrazar a Amanda.
—Este joven de aquí es Samuel, es como mi hermano, él ayudará en tu rehabilitación ¿No Samuel?— continuó presentando Bryan.
—Eh, yo... sí, claro— aceptó levemente sonrojado.
Volví la vista hacia la persona dueña de aquella voz y encontré a un muchacho rubio de cabello rizado. Sus ojos grises eran hipnotizantes, no pude desviar la mirada ni él tampoco.
—Te dije que aceptaría con gusto— bufó con su tono de celos.
Y allí está de nuevo, un hombre cegado por el amor hacia su mujer, sólo que ni siquiera ella lo sabe aún y por cómo van, se tardarán aún en declararse el uno al otro.
—Él es Thomas, es como mi padre, mi mano derecha y amigo de confianza— presentó.
Ese hombre no me cae en gracia, jamás terminó de cerrarme su rostro de desconfianza con todo el mundo, cuando alguien desconfía tanto, es porque está escondiendo algo aún peor.
Quise golpearlo al ver como miró a Amanda, con desprecio, como a una enemiga, pero que demonios.
— ¡Thomas!— llamó Bryan.
—No confíes en ella— sentenció sin mirar atrás.
No hizo caso de nada ni nadie, simplemente giró sobre sus pies y se alejó dejando una estela de mala vibración en el ambiente, mi instinto no me falló ni fallará, ese hombre no es de fiar, mejor y me ando con cuidado y lo vigilo.
— ¡Papá!— gritó el muchacho haciendo el amago de seguirlo.
—Samuel, déjalo, sus razones tendrá para reaccionar de esa manera—
—Bryan tiene razón hijo, de seguro hay mucho que no conoces de tu papá— aseguró Berta acercándose hasta él.
—No lo entiendo Berta, él no es de reaccionar de esta manera—
Su rostro cargaba dolor y confusión, ama a su padre, eso es seguro, y una punzada molesta se instaló en mi pecho al ver sus ojos grises un tanto tristes. No pude evitar querer consolarlo.
—Tranquilo amigo, poco a poco se acostumbrará a la presencia de Amanda y verás que esto será un mal recuerdo— agregué poniendo mi mano en su hombro.
—Diablos— mascullé.
Al girar y verme con sus grises ojos abiertos de par en par sentí un golpe en mi interior, y eso no era bueno, no podía salir nada bueno de algo así.
—Yo... tengo que irme— dijo sacando mi mano de su hombro.
Y salió corriendo de allí, quedé con la boca abierta sin saber qué demonios hacer.
-Pero ¿Qué demonios fue lo que pasó aquí?- Bryan confuso giró hacia mí.
-Imposible...- fue todo lo que de mis labios pudo salir.
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