Mal Humor
Mingi.
No había venido al gimnasio, es lógico por su pequeña lesión, así que la ansiedad de verla era inexplicable, por lo que mire mis horarios laborales además de eventos que pudiera tener con el socio de mi padre, y nunca había tenido tanto gusto de ver que teníamos una cena con él.
—Creo que hoy te esmeraste mucho en tu imagen.
—¿Lo crees? —me acomode el cuello de la camisa mientras íbamos a la recepción del restaurante —siento que me veo igual de atractivo que siempre.
—Creo que tu ego es terriblemente alto.
—Es el apellido —dije haciendo sonreír a mi padre, cosa que pasaba muy poco —como sea, solo espero que tu socio quiera lucirse como suele hacerlo.
No necesitamos decir nuestro nombre, mi padre es conocido sin necesidad de presentarse, por lo que inmediatamente nos llevaron a nuestra mesa, algunos metro de distancia mire mi objetivo, Seungmin trajo a su hija, justo como pense que lo haría. Estaba cruzada de brazos claramente molesta, las veces que la he visto trae la ropa de gimnasio, con la cual resalta cada parte de su cuerpo, pero verla con ese vestido sencillo amarillo, haciendo que su piel resalte aun mas, su maquillaje y delineado resaltando sus facciones aun mas.
Apenas levanto la vista rodo los ojos, ignorándome de manera inmediata.
—Señor Song —Seungmin se levanto para estrechar y abrazar a mi padre —como siempre es un gusto verlo.
—Lo mismo digo Choi —su mirada fue a mi preciosa ratoncita —supongo que esta es tu hija, ¿Lucia?
—Si, perdone si no me levanto, pero me duele mi tobillo —subió el pie a la mesa mostrando la ferula que aun traía.
—¡Lucia! Disculpala, sabes como son las adolescentes, este molesta porque quería quedarse en casa.
—Lo se, pueden ser un dolor de cabeza, bueno algunos, ¿recuerdas a mi hijo?
—Claro que si, Mingi —extendió su mano —tu padre me dice que eres un genio en los negocios.
—No puedo decir mucho, pero llevo las finanzas de la empresa desde el año pasado, creo que se ha dado cuenta la mejoría.
Mi padre era divorciado y según tengo entendido el señor Choi tiene una mujer que ahora esta de vacaciones en parís, lógico que solo es de esas esposas de adorno, así que solo estábamos mi padre, su socio, su preciosa hija y yo.
Pero la hija estaba mas entretenida en su teléfono, ignorando todo lo que pasaba a su alrededor, con su ceño fruncido, tampoco encontraba nada entretenido. Comio un poco pero siguió sin decir una sola palabra, cuando yo hablaba hacia alguna mueca, engullendo con lentitud lo que metía a su boca, totalmente desafiándome.
—Si me permiten ire a la barra de postres —ella al fin se intereso en algo —¿deseas que te traiga algo?
—No, quiero ir, me duele el trasero de estar sentada aquí y no quiero escucharlos hablar mas de negocios o me voy a morir de algo.
Prefería ir conmigo a seguir con su padre, es totalmente interesante. Nuestros padres nos dieron aprobación y yo la ayude a levantarse, pero tomo su muleta negándose a tomar mi mano.
Pero soy mucho mas necio.
Así que tome su muleta la deje en la mesa y la agarre por la cintura arrastrándola conmigo.
—Dejame ser un caballero.
—Estoy segura que podría romperte el brazo de alguna manera, no me molestes animal.
Prefirió caminar antes de que me atreviera a cargarla, se recargo en mi cuerpo, hasta que llegamos a la barra de postres.
—Ahora estaré oliendo a tu colonia barata.
—Desearías olerla mas de cerca, de eso estoy seguro.
—No querido —jalo mi saco hasta agacharme a su altura —tu deseas oler a mi, desearías que hiciera lo que quisieras, tenerme al menos una vez, pero lo único que obtendrás de mi en este momento, es mi cuenta de todo lo que coma aquí.
Estoy detestando que tenga razón, si me pide que le compre el maldito restaurante lo hare sin pensarlo, con tal de que me deje tocarla de nuevo. Tomo una rebanada de pastel de chocolate y pidió una bola de nieve encima, no quiso regresar a la mesa así que hice que nos pusieran una para ambos junto a la barra, yo tome tiramissu para acompañarla.
—Se que me detestas, pero estas molesta por algo más.
—Mi madrastra regresa mañana y mi padre me dijo que desea acercarse a mi, como si deseara llevarme con alguien que podría ser mi hermana —tomo un bocado de pastel y espere a que volviera hablar —y lo peor que no puedo volver al gimnasio hasta media semana que me quiten esta cosa, ya esta sano, pero el doctor insiste en que me lo deje un par de días mas.
No dije nada, que me estuviera hablando es un avance gigantesco, me limite a escucharla quejarse de tu padre, mientras comia de mi postre, cuando termino miro mi plato.
—¿Es bueno?
Tome un poco con mi cuchara y se lo acerque a la boca, ella abrió sus labios sin pensarlo mucho, dejándome verla como en cámara lenta sus labios envolvían mi cuchara, me imagine demasiados escenarios tan sucios con ello, sin mencionar que no le dio asco comer de mi cuchara.
—Prefiero las cosas mas dulces, pero estoy demasiada llena como para pedir algo mas, mejor regresemos con nuestros padres.
Esta vez me extendió la mano para ayudarla a pararse, no dude nada en tomarla, me dejo pasar mi mano por su cintura, hasta que alguien mas me jalo, haciendo que ella se tuviera que detener de la mesa para no caerse.
—Mingi, mi amor, que gusto toparme contigo.
Una mujer me abrazo, de una manera que reconozco tan bien, sus manos pasaron por mi espalda lentamente y su aroma me era conocido.
—Geum, hola, tanto tiempo.
Miro a Lucia que seguía apoyada de la mesa —¿Interrumpo algo? No sabia que ya eras niñera.
—Por dios —la ratoncita se rio un poco alto —tratar de insultarme para lucirse contigo, es totalmente tu tipo —apoyo el pie para caminar sola —tranquila querida, solo estamos juntos porque mi padre me obligo a venir, no era mi intensión afectar tu autoestima —se alejo de nosotros — no olvides pagar la cuenta de mi postre.
Su padre venia con la muleta y solo pude mirar como se iba, no me dedico ni una sola mirada mas, ni de molestia, ni de asco, solo se fue.
Lucia.
Estos días dentro de casa fueron como una tortura. Mi madrastra insiste en ser mi amiga y yo simplemente no quiero, use como excusa que tenia mucho trabajo para poder salir con ella a lo que sea que quisiera.
En cuanto el doctor me dio de alta lo primero que hice, fue irme al gimnasio, en verdad la voz chillona de esa mujer me va reventar los tímpanos.
—Señorita Choi, que bueno verla de regreso, sus clases están programadas como las pidió.
—Gracias, en verdad necesitaba venir, pero creo que ire primero al sauna tengo estrés.
—El señor Song esta en ellos.
—¿Eso es un problema?
—Es que no le gusta que se abran al publico cuando esta él.
En casa es esa mujer y aquí ese idiota, bien, no me va arruinar el único lugar seguro que tengo.
—Yo me encargo tranquila.
Asintió pero su cara de terror es tan notoria, la verdad no entiendo el miedo que le tienen a ese tipo, pues para mi hasta ahora es como un cachorro berrinchudo, que esta acostumbrado a que todos hagan lo que el quiere.
Llegue hasta la puerta del sauna y sus gorilas estaban en la entrada, cuando intente pasar ellos me cubrieron el paso, pero otro mas se acerco.
—Es la hija del Señor Choi.
No dijeron nada, solo se quitaron para darme acceso, me prepare rápidamente y entre a los saunas mixtos, son lugares poco comunes aquí, pero supongo que están acostumbrados en los lugares así de lujosos a hacerlo de esta manera.
El aroma de almizcle en el aire era tenue, como un poco de eucalipto, tambien estaba estresado, estaba recargado en la banca, con solo una toalla cubriendo su cintura, sus brazos descansaban en la cabecera extendidos, sus músculos brillaban con el sudor que recorría su piel, admito que en realidad esta muy bien. Tenia los ojos cerrados pero cuando escucho mis pisadas se sentó de manera brusca.
—Esos tontos, ¿Quién te... —se quedó con la boca abierta a media pregunta, me recorto de nuevo haciendo que esta vez fuera algo mas incomodo, su lengua paso por sus labios —ratoncita?
—Sigue en lo tuyo, no planeo molestarte.
Me senté acomodando mi toalla para también cerrar los ojos y dejar que el calor se impregnara en mi piel.
—El lugar es privado en este momento —lo escuche decir.
—Bien por ti, oblígame a irme, no estoy de humor solo te advierto.
—Puede haber consecuencias.
Solo me encogí de hombros, cuando abrí los ojos al sentir que me levanto, me sentó sobre de él, haciendo que solo me separara de su miembro la toalla que llevaba en su cintura.
—Soy un hombre, desnudo, tu estas solo con una toalla diminuta sin nada debajo, y como lo has dicho antes, soy un animal, eres demasiado altanera pensando que me quedaría tranquila.
Podría decir que estoy asustada de cierta manera, pero como dije no estoy del mejor humor el día de hoy.
—¿Y que harás? —me moví sobre su miembro —¿Violarme?
—No —me tomo de la cadera haciendo que me frotara mas fuerte —pero mínimo no saldrás de aquí, sin que te coma el coño y mis guardias se enteren de lo malcriada que fuiste...
Hasta yo siento la tension!!!!
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