Capítulo 7.
—¿Por qué la tienes aquí? ¿La estás ocultando de la policía? — me estoy sintiendo muy incómoda.
—No es momento de discutir esto aquí y no, no la estoy ocultando de nadie. Solo me aseguro de que esté bien hasta que el proceso termine. — ¿acaso ella me conoce también?
—Creo que mejor me voy. — no quiero seguir molestando a nadie.
—No. — Jack me detiene. — Sarah ya tiene que irse. — la mira. La chica no tiene buena cara pero lo hace.
Se va cerrando las puertas de golpe.
— ¿Por qué no me lo dijiste? — le pregunto al quedarnos a solas.
—¿Decirte qué? — frunce el ceño.
— Que tenías novia. — estoy muy molesta pero intento disimularlo.
—No, no es así. No es mi novia, solo somos amigos. Ella fue mi abogada en el juicio que todavía no recuerdas.
— ¿Y por qué se refería a mí de esa manera?
—Porque nunca se han llevado muy bien que digamos, justamente por cómo estás ahora.
—¿Ah sí? ¿Cómo?
—Celosa. — esboza una media sonrisa. — Cuando te alejaste, otra vez, me acerqué más a ella y eso la confundió. Incluso pensé darnos una oportunidad pero...tuve cosas más importantes. — aclara.
—Necesito irme. — subo los escalones y viene detrás de mí.
— ¿A dónde?
—Tengo una casa. Tengo muchas opciones que quedarme aquí contigo.
—De la única manera que pudiste salir de ese hospital fue conmigo. De lo contrario, estarías encerrada hasta que puedas recordar. — me toma del brazo. — Porque te recuerdo que eres la principal sospechosa del asesinato de dos personas y lamentablemente tus supuestos "amigos" no dicen nada que te ayude a probar tu inocencia. ¿No te parece extraño que todos estuvieran ahí y nadie recuerde nada?
— ¿Quieres torturarme con eso?
—No. Pero aunque pienses que soy lo peor de tu vida en este momento, parezco ser el único que quiere sacarte de este problema. — y le creo, que es lo peor. — ¿No dirás nada? — apenas me doy cuenta de que me he quedado en silencio. —Vamos. Tenemos que irnos. — cambia de tema indicándome la puerta.
— ¿A dónde?
—Tienes otra cita con la doctora. Hay una rutina que debes seguir hasta que te recuperes completamente. — explica y supongo que no tengo más opción que hacerle caso (otra vez).
...
— ¿Dónde estás ahora? — pregunta la doctora al iniciar la segunda sesión de hipnosis. Estoy recostada en el sillón con los ojos cerrados y escuchando las manecillas del reloj.
—En un edificio. — respondo lo que veo.
— ¿Estás dentro?
—Sí.
— ¿Qué ves?
—Muchas puertas. Estoy en un pasillo con muchas puertas.
— ¿Tienen algo en especial? ¿Puedes ver el color?
—Rojas. Las puertas son rojas.
—Acércate a ellas y dime qué ves. — es como si pudiera hacerlo aunque esté consciente de que esto solo es una alucinación. Camino lentamente pasando por ellas y de una escucho provenir una melodía. Exactamente la misma de hace días, con la voz de una señora mayor.
—Escucho una melodía, es exactamente la misma que la anterior. — digo pero no escucho ninguna respuesta de la doctora. Me acerco más a dicha puerta y con mucho miedo, la abro.
Es una habitación y hay una niña dormida en la cama. Observo sus cosas y veo muchos juguetes mutilados (bastante raro para su edad). No tiene nada de una niña sana que quiera jugar.
—Una chica muy bonita, nunca dejará de tener pesadillas. Porque siempre tratará de sumergirse en su propio dolor. — escucho otra vez. ¿De dónde viene esa voz? Estoy parada justo en la puerta cuando siento una respiración sobre mi hombro. ¡Hay alguien parado detrás de mí! ¡Hay alguien parado detrás de mí! Todo me tiembla por dentro. Un inmenso escalofrío azota toda mi piel y mi garganta se quebranta.
Giro la cabeza y casi se me salen los ojos cuando veo a una anciana mirando a la niña dormida justo detrás de mí. Tan cerca que puedo sentir su respiración sobre mi hombro. Antes de que el grito de terror salga de mi garganta, cubro mi boca con las manos.
La anciana entra a la habitación y se sienta al lado de la niña.
—Tranquila mi niña. Tu abuela siempre te va a proteger. — dice la señora mientras acaricia su pelo. ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? El miedo va desapareciendo. No parece ser una mala persona después de todo.
— ¿Abuela? — despierta la niña. — ¿Mamá volverá por mí algún día? — se parece mucho a mí de niña pero no hay manera de que sea yo. Estos no son mis recuerdos.
—No lo creo mi amor. Tu madre ha perdido la razón.
— ¿Por qué dices eso abuela? Mi madre me quiere mucho. Prometió volver por mí para poder estar con mis hermanitos.
—Tu madre es muy manipuladora. Y las personas que son así tienden a ser muy peligrosas. No puedes creer en sus promesas.
—Estás mintiendo. Ella siempre me protegerá al igual que a ellos.
—Tu madre está enferma y será mejor para ti que no crezcas con falsas esperanzas. — la niña se queda en silencio. — Dulces sueños, Melodie.
¡Melanie! ¡Melanie! ¡Melanie!
Despierto bruscamente. Las enfermeras me sostienen y me inyectan algo que me calma instantáneamente.
—Tranquila, Melanie. — oigo la voz de una mujer. Abro los ojos lentamente una y otra vez perdiendo la audición por segundos. Efecto de la inyección, supongo.
— ¿Escuchaste eso? — escucho una voz lejana. — Es exactamente lo mismo que dijo en la sección pasada. — apenas puedo entender.
—Nunca la había escuchado decir eso. ¿Por qué está viendo todas estas cosas? — es la voz de Jack.
—No quiero precipitarme, pero creo que tiene un trastorno de personalidad. El golpe en la cabeza le afectó más de lo que pensamos. — escucho a alguien reír y no es Jack.
— ¿No cree que sea un poco ficticio todo esto? Díganos problemas reales, no un cuento de películas. — dice la misma persona que no logro reconocer. Solo sé que es un hombre.
—Es lo único que explicaría todo, de todas maneras tengo que seguir estudiándola. Les avisaré de cualquier novedad, solo no dejen de darles los medicamentos a la hora exacta y traerla a su próxima sección. Le entregaré un informe a la policía para que lo agreguen a la investigación. — dice la doctora y no vuelvo a escuchar nada más en un largo tiempo.
Abro los ojos.
Ya no estoy en el hospital, sino en la habitación de Jack. Parece que no me dejará ir tan fácil.
—Buenas noches. — entra de repente, bebiendo de una botella de agua con mucha rapidez. Por su ropa deportiva sé que ha estado haciendo ejercicio.
— ¿Buenas noches? — miro por la ventana. — ¿Cuántas horas he dormido?
—Las necesarias. Has tenido un sobrecalentamiento de estrés postraumático y las medicinas te han ayudado a descansar. — se quita el suéter.
— ¿Has hablado con mi madre o mi hermano? — intento alejar mi atención de su musculoso cuerpo.
—Tu hermano me ha hecho todas las amenazas posibles para dejar que te lleve con él y de tu madre, no he sabido nada y sinceramente, no me interesa. Nunca le he caído bien.
—Pues en eso no puedo juzgarla. Tiene suficiente razones para no tolerarte, al parecer.
—Te hizo tanto daño y aun así la perdonaste. Ruégale a Dios que todo eso valga la pena.
— ¿A qué te refieres? — se seca el sudor y no me responde. — Hay algo que no entiendo, bueno, muchas cosas en realidad pero...tienes una familia, un buen trabajo, si no me buscaste en todo un año porque creías que ambos estábamos mejor así, ¿por qué no dejas que ni siquiera esté con mi familia ahora?
— ¿Quieres escuchar la verdad? — asiento aunque no sé si esté preparada. — La razón es porque estoy casi seguro de que alguien de tu misma familia, incluyendo a tus amiguitos de cuarta tienen mucho que ver con lo que te pasó. Alguno de ellos te hizo esto y ahora ninguno puede "dichosamente" dar un buen testimonio que te salve. — todas las dudas me queman el pecho. — ¿Quién pudo golpearte la cabeza antes de caer? ¿Quién fue capaz de dispararle a Javi? ¿Por qué todos desaparecieron y nadie se preocupó por asegurarse de que estuvieras bien?
La cabeza comienza a dolerme otra vez.
— ¿Tienes idea de lo frustrante que fue ir a resolver un caso donde la víctima y principal sospechosa resultó ser la única mujer que he amado en toda mi vida? De la que tanto me costó alejarme y justamente cuando lo hago, te pasan estas cosas. — coloca su mano en mi mejilla. — Nadie podrá cuidarte mejor que yo. Te voy a probar que tengo razón pero para eso necesito que confíes en mí. ¿Lo harás? — me está diciendo la verdad, lo veo en sus ojos.
— ¿Quién podría hacerme esto y por qué? — intento controlar mis emociones.
—Es justo lo que estoy investigando. Llegaremos al final y que pase lo que tenga que pasar. Lo resolveremos como siempre, tranquila. — acaricia mi cabello.
—Bien, confío en ti. Solo sácame de esto, pero no quiero seguir quedándome en esta casa. Se supone que tengo dinero, puedo pagar un departamento.
—La policía restringió todos los accesos a tus cuentas. Todo lo que tienes está supervisado por ellos.
— ¿Y mi empresa? ¿Qué pasará con ella?
—Junior y Jasper se encargan. Ellos también están siendo monitoreados por la policía. — no recuerdo quién es Jasper pero supongo que es uno más de mis "grandes amigos".
— ¿Y mi teléfono, mi computadora?
—Están confiscadas. Tu celular se averió en esa fiesta, pero tengo la solución a eso. — saca una caja de uno de los cajones del armario. — Es un móvil nuevo y está fuera del alcance de los hackers de la estación. Solo te servirá para llamar, pero si no recuerdas a nadie, no creo que te sirva de mucho. — lo observo. — Pero hay muchas fotos. Intenté importarle todas las que pude conseguir. Así podrás ver todos los momentos que has vivido capturados en una fotografía. — eso está mucho mejor. Será mi nuevo entretenimiento por lo que resta de esta noche.
—Escuché algo de lo que dijo la doctora. — cambio de tema antes de que ya no pueda seguir preguntándole más.
Me presta atención.
— No sé qué me está pasando pero...siento que hay algo muy extraño en esas hipnosis.
— ¿Cómo qué?
—No estoy segura de que si lo que vi era una alucinación, una realidad, un recuerdo o una pesadilla pero...se sintió muy real.
— ¿Y qué fue lo que viste?
—Era un edificio viejo. Incluso creo que he estado allí antes. Habían muchas puertas y cuando dejé de escuchar la voz de la doctora, es como si todo eso cobrara vida. —explico mientras lo recuerdo. — Había una niña. Su habitación estaba llena de juguetes quemados, mutilados y demás; y escuché esa voz. Era una anciana a la cual llamó abuela y le dijo cosas de que su madre era una manipuladora y que nunca dejaría que le hiciera daño.
Frunce el ceño.
—Podría ser un recuerdo de cuándo eras pequeña. Nunca me contaste nada de esas etapas así que no puedo asegurarte nada.
—Al principio creía que era yo, pero su nombre es Melodie. La llamó Melodie. — de tan solo recordarlo, me da escalofríos.
— ¿Melodie? — frunce el ceño.
— ¿Tienes idea de quién que podría ser?
—No, no tengo ni idea. No he conocido a nadie que se llame así. — se ve muy confundido y preocupado a la vez.
— ¿Entonces, todo esto es real o...solamente una creación de mi cabeza? — es la gran pregunta que, aparentemente por el momento, no tiene respuesta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro