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Capítulo 25.

—¿No te duele? — le pregunto a Jack al recostar mi cabeza en su pecho.

—Nada me duele cuando estás cerca. — besa mi frente.

—No te preocupes por lo de mañana, estaré bien. Cuando nos casemos no tendremos que preocuparnos por nada de esto si lo detenemos desde ahora.

—Mientras siga trabajando para el estado nunca estaremos en paz. Piensa: no tendré mucho tiempo para pasarla contigo a parte de las noches. Habrá días que me asignen misiones fuera de la ciudad y no podré dedicarle la atención que se merecen nuestros futuros hijos. Te aburrirás de mí, me pedirás el divorcio y las cosas se volverán grises.

—Tus pensamientos son muy grises. Aprende a ver la vida con más color. — me mira y sonríe. — Nada de eso pasará. Seremos muy felices y construiremos una familia muy bonita.

—Así será...porque pienso renunciar. — lo miro con asombro.

—¿Qué? ¿Renunciarías al trabajo que más amas?

—Para tener una mejor vida contigo, sí.

—Pero no me quiero sentir responsable de esa decisión si después extrañas volver a trabajar como policía y no puedas.

—Es que realmente no será solo por ti, sino por mi propia paz y felicidad. Quizás no he tenido los años suficientes pero puedo renunciar cuando quiera. Además, tengo ingresos millonarios de muchos negocios. Podremos sostenernos de cualquier forma.

—Solo lo creeré cuando lo vea pero tampoco me molesta que sigas trabajando. Sé que lo amas.

—Amo más la tranquilidad que pocas veces he tenido. — vuelve a besarme. — Te amo demasiado, lo sabes ¿verdad? — percibo cómo sus pupilas se dilatan mientras me mira.

—Lo sé por eso también te amo con todo mi ser, Jack Connor.

—Ok. Melanie Cross de Connor. — nos reímos simultáneamente mientras aprecio lo hermoso que se escucha.

8am.

Estoy lista para pasarme por la empresa antes de entregar mi tiempo al retorcido plan de Jacob. Dejo una nota con todos los medicamentos que a Jack le tocan y le doy un beso en la frente mientras sigue dormido. Lo que contienen esas pastillas lo hacen dormir más y eso es bueno. Me gusta que descanse. Al abrir la puerta para irme, Karol llega con Lía y Freddy para quedarse con él mientras no estoy. Más tarde Paul se les unirá.

Llego a la empresa.

Mi asistente me informa de todo lo que me he perdido en estos difíciles días. Saben perfectamente que estoy pasando por una etapa complicada, así que no dicen nada más que desear que todo mejore pronto. Se los agradezco mucho. Dentro de tantas cosas, lo que más llama mi atención, es el sinnúmero de correos que tengo de la psicóloga Gardner. Sus mensajes son solo para pedirme que vaya a su consultorio pero al no entender el por qué, busco su número en mi teléfono y le marco.

Consultorio de la doctora Gardner, ¿en qué podemos servirle? — responde la operadora.

—Hola, soy una de sus pacientes: Melanie Cross. ¿Puede ponerme en su línea por favor?

Claro, deme un momento. — espero. — ¿Melanie? — reconozco la voz de la doctora.

—La misma. Dígame porqué quiere que vaya con tanta insistencia. Que yo sepa, ya nuestras secciones se cerraron hace muchos años.

Lo sé, pero lo que te pasó recientemente me hizo sentir algo responsable. Indirectamente colaboré con la doctora Martín porque pensé que realmente tu situación lo ameritaba.

—No se preocupe por eso, ya está en prisión. Es un problema resuelto.

De todas maneras hay cosas que necesito explicarte. A ti y a tu hermana gemela, si es posible. He leído todos los informes y necesito hacerles algunos exámenes, solo por seguridad. ¿Puedes venir a mi consultorio, por favor?

—Lo siento pero ya no lo necesito. Estoy bien, solo fue una fuerte confusión que ya está solucionada. No hay que darle más vueltas al asunto. Melodie y yo estamos bien, pero agradezco su preocupación.

—Si realmente estás tan bien como dices, ven y demuéstramelo. Solo serán algunos diez minutos. — sabe que cuando me retan a algo, no hay fuerza humana que me detenga y por eso está usándolo para convencerme.

—Muy bien, bien. Ya voy para allá. — me resigno y cuelgo. Cojo las llaves de mi coche y conduzco hasta llegar a su consultorio. Su personal me recibe con amabilidad. De tanto que venía, todavía me reconocen. Digamos que fui un caso algo peculiar.

Su asistente me lleva hasta la puerta y nos deja a solas.

—Muy bien. Ya me tiene aquí, así que diga lo que tenga que decirme porque sinceramente tengo muchas cosas que hacer. Ni siquiera sé por qué vine aquí. — soy directa.

—Porque quizás una parte en tu interior también quiere saber la respuesta. — odio cuando hablan tan filosóficamente. Me agobia.

—Sí, ajá, adelante. — tomo asiento.

—Podemos empezar con que me digas qué veías en esas hipnosis. Eso ayudaría bastante. — comienza.

No entiendo qué tanto importaría eso.

—Una casa que resultó ser real a pesar de que solo estuve ahí cuando tenía dos años. Vi a la abuela muerta que jamás había conocido ni siquiera por fotos y la versión de niña, no mía, sino de mi hermana gemela. — trato de recordar con claridad.

—Eso podría significar muchas cosas pero el hecho de que veas cosas reales que no conocías con anterioridad, es algo preocupante. — frunzo el ceño, no entiendo nada. — Verás... cuando un experto en la mente te hace una hipnosis, puede hacerte ver cualquier cosa que quiera. Pero esto solo es posible si dicha persona conoce todos los detalles de las visiones reales que tuviste.

—Creo que estamos extendiendo esto demasiado. Perdí la memoria por unos meses, creo que es lógico que mi mente fuera un desastre durante las sesiones. Pero sí, pensándolo bien, es cierto. Siempre me pareció muy extraño todo aquello y tenía mis dudas.

—La doctora Martín conocía tu caso pero aun así me sorprende que supiera tanto sobre tu pasado. Incluso cosas que hasta hace poco no sabías. Como lo de la casa, la abuela, Melodie y la frase.

—¿Qué intenta decirme? ¿Cuál es el problema? — me siento frente a ella.

—Sé lo del doctor Walter, lo que pasó con tu madre y todo lo demás. En el mundo de los terapeutas no hay secretos y sé que el honor de Walter está por los suelos. Tengo sospechas de que Martín estaba trabajando para él cuando estuvo en tu caso. Las sesiones no eran para ayudarte, eran para suplantar los recuerdos de Melodie en tu mente.

—¿Y es eso posible? — frunzo el ceño.

—Cualquier cosa es posible y más de parte de uno de los mejores psíquicos de la historia como lo es Walter.

—Pero...era la doctora Martín quien me hacía la hipnosis. No he visto a ese señor en mi vida.

—¿Tenías los ojos cerrados, no? — asiento con la cabeza. — ¿Qué te asegura que él nunca estuvo ahí presente? — de tan solo imaginármelo, me da escalofríos.

—¿Sabe dónde puedo encontrarlo? Necesito hacer que deje de acosar a mi familia. — tal parece que siempre está detrás de todo.

—No, no tengo esa información pero ya no debería trabajar. Le quitaron la licencia hace muchos años pero creo que eso no lo ha detenido y con todos los informes que he leído sobre tu reciente acontecimiento, me preocupa que no se dé por vencido y siga intentando dañarte.

—No lo hará, no se preocupe. Muy pronto darán con él y lo encerrarán. Para su mala suerte, las cosas no le salieron cómo esperaba.

—Y me alegra mucho verte más fuerte. Haz avanzado mucho. — sonríe. — Seguiré pendiente de todo esto y si tengo algún detalle más te lo haré saber. De momento, me gustaría hacerte algunos estudios, solo por...seguridad.

—No hace falta, de verdad, estoy muy bien.

—Por favor, solo un último estudio. — más que no querer, tengo miedo de los resultados. Sé que tantos golpes algo me han dejado pero si tengo tantos planes de disfrutar junto a Jack, tengo que asegurar que mi salud esté bien.

Accedo y me hace muchos.

—Pasaste la prueba de hipnoterapia, pero todavía faltan los resultados de la resonancia. Así que esperemos que todo salga bien. Posiblemente mañana estén listos. Te llamaré para que vengas a recogerlos. — escribe algunas cosas en mi expediente y me da una tarjeta con la que podré venir.

La observo unos segundos.

Puedo ver en su rostro que insiste tanto en hacerme más estudios porque después de tantos años y meses de terapia, me estima.

—Disculpe si...fui algo grosera con usted. Es solo que...he pasado por muchas cosas últimamente.

—Lo sé, no te preocupes. Ya puedes irte a casa y felicidades por tu empresa. Espero que el señor Connor se recupere pronto. — me dedica una sonrisa.

—Muchas gracias, esperaré su llamada para los resultados. — me levanto y acomodo la correa de mi cartera en mi hombro.

7:30 pm.

Me veo una última vez en el espejo. No me va para nada el estilo de Melodie. Me hace recordar aquellos tiempos en los que estuve sumergida en el mundo de Jasper. Pero incluso en esos tiempos, no me arriesgaba tanto. Llevo una chaqueta, falda y botas de cuero negro con un top debajo. Mi cabello está más ondulado y del maquillaje ni opinaré.

Veo a Jack parado en el umbral con sus muletas, mirándome.

—Sí, lo sé. Me veo horrible. — lo admito.

—Pongas lo que te pongas, siempre te ves bien. — se acerca como puede.

—Deberías estar en la cama. No es recomendable que presiones mucho tu pie todavía. — lo alcanzo para sostenerlo del brazo. — Y siempre usa las muletas por favor.

—Se me dificulta más caminar con ellas que sin ellas. — lo siento en la cama. — ¿Estás nerviosa?

—No. Sé que estaré bien. Estaré bien mientras tú lo estés. Así que no sigas haciendo desarreglos. El doctor dejó muy claro que no podías esforzarte demasiado.

—Estoy bien. He tenido heridas peores y he sobrevivido. Esto no es nada.

—Perdiste mucha sangre y te suministraron más. Tienes suerte de que te hayan dado de alta tan pronto.

—Lo hicieron por mi seguridad. No es correcto que me dejen en el mismo lugar en el que intentaron asesinarme por segunda vez. — besa mi abdomen. — Ten esto. Úsala si es necesario. — coloca una pistola en mis medias de encaje. — Y te quiero devuelta. Si veo que algo anda mal, iré a buscarte aunque eso acabe conmigo. — y sé que lo haría, pero también tengo fe de que nada malo nos pasará. Escucho la bocinas del vehículo de Jacob y antes de irme, le doy un beso.

Mientras vamos de camino, Jacob me da los auriculares y me explica lo que haremos. Al llegar, todo está exactamente cómo lo describió. Logro ver a Eric desde lejos vestido de vagabundo y a mi hermano con un bonito traje. Nos bajamos del vehículo y nos subimos a otra furgoneta negra que está más apartada y escondida.

Me llevo la sorpresa de ver al presidente y a Melodie dentro.

Lo saludo respetuosamente.

—Vaya, es un poco confuso ver a dos gemelas disfrazadas de la otra. ¿Tú eres Melanie, cierto? —me señala.

—Así es, señor.

—No me llames señor. Con tantas cosas que hemos pasado juntos creo que ya estamos familiarizados. Agradezco inmensamente que sin ser parte de la milicia ni la defensa de este país, se ofrezcan a proteger la ciudad. Por esto les dejaré una buena recompensación en sus cuentas bancarias.

—Con todo respeto, mi mayor recompensación será que confíe más en su gente para su protección y la de este país. Siento que los usa demasiado en cosas peligrosas que su gente puede resolver. — Melodie me pellizca leventemente por detrás para que tenga cuidado de cómo le hablo al presidente.

—Disculpe los inconvenientes. Sé que ambos aman su trabajo, así que mientras trabajen para la seguridad de esta ciudad, me veo con el derecho de pedir que me ayuden con casos que puedan manejar.

—Me voy a casar con el agente Connor. Por eso le estoy pidiendo esto. No quiero que nada que usted con su poder pueda arreglar, interrumpa nuestro momento. ¿Ahora me comprende? — no solo él se impresiona, sino también Jacob y Melodie. Casi olvido que nadie más sabe de nuestros planes.

—Comprendo perfectamente y muchas felicidades. Háganme saber la fecha y puedo enviarles un buen regalo de mi parte, no como presidente, sino como amigo. — se me hace tierno que lo diga así; así que le asiento con una sonrisa.

—Bien, suficiente de charla, es hora de entrar. La función está por comenzar. — interrumpe Jacob. El presidente se levanta y le colocan unos auriculares con material del color piel para que nadie lo note. Supongo que los demás que estén dentro, también lo llevarán. Algunos guardias se lo llevan y entran acompañado de casi todo su equipo de seguridad. Lo cual, llama más la atención de las personas que rodean la zona y en cuestión de segundos, muchos periodistas y patrullas se hacen presentes.

Justo lo que Jacob quería.

—Bien. ¿Entonces qué haré yo? — pregunta Melodie. No me había detenido a observarla bien, vestida de mí. No le queda mal, aun así, es extraño hasta para ella misma. — Sí, no me siento nada cómoda con esta ropa. Es como si estuviera yendo a la escuela de catecismo para ser bautizada y aceptar el espíritu de Jesús. — comenta como si leyera mis pensamientos.

—Entrarás en 15 minutos para "supuestamente" sacar a tu hermano de ahí porque no te gusta que ande en esas cosas. Si algunos de los terro — así abrevia "terroristas" — están cerca, te reconocerán como Melanie y los desconcertará. Entre la presencia del presidente y la tuya, perderán el control de lo que realmente harán.

—¿Y qué pasa si nos descubren? Hasta ahora han aparentado ser muy inteligentes. Quizás cuando vean todo este movimiento tan repentino la misma noche en la que atacarían, los haga sospechar y saquen otra carta para jugar.

—Cuento con eso. En el mínimo movimiento los atraparemos a todos y listo. Hay policías ocultos en cada perímetro.

—¿Y si no atacan y prefieren retirarse? ¿En qué quedará toda esta pérdida de tiempo?

—Después de planear todo esto durante tanto tiempo, dudo mucho que no ataquen. Pase lo que pase lo harán de todas formas y dudo mucho que sospechen antes de entrar. No les daré más detalles, quiero que ustedes mismos disfruten el show. — me da igual, ya veremos qué pasa. Confió en él. Si veo que las cosas se ponen feas, solo arrancaré esta furgoneta lejos de aquí.

—Bien, yo me largo. Hace mucho calor y esta ropa no ayuda. Si alguien se intenta pasar de listo le dispararé. De todas formas quedaría en nombre de Melanie. — bromea. — En cuanto escuche la señal para entrar, lo haré. Estaré atenta. — baja de la furgoneta y nos quedamos solo Jacob y yo.

Saca varios maletines que contienen laptops y las enciende.

—¿Todos están en línea? — presiona sus auriculares y lo hago también.

Sí. — responden casi todos, los puedo escuchar.

—Perfecto. Cualquier cosa que digan y escuchen también lo haremos nosotros, así que eviten conversaciones innecesarias, ¿de acuerdo? Junior, ¿estás en posición?

Sí, estoy delante de una horrible pintura esperando. Y estoy muy nervioso, por cierto. Estas cosas me ponen muy nervioso. — Junior contesta.

—Tranquilízate, no quiero que orines tus pantalones. — Jacob se burla y le echo una mala mirada. — ¿Lisa, has visto a alguno de ellos?

Le he dado más de cinco vueltas a todo el lugar y no he visto a nadie sospechoso. Muchos menos a ninguno de las fotos.

Ten cuidado, amor. Avísanos en cuanto veas algo extraño. Estoy cerca de la entrada. — dice Eric.

—¿Paul, tienes algo en los entornos?

Nada todavía. Lo que sí veo es que los periodistas están a punto de transmitir y eso los pondrá en sobre aviso.

—Eric, haz lo tuyo. — Jacob le avisa.

—¿Qué hará? — curioseo.

—Tiene un dispositivo que interrumpirá la señal. No podrán transmitir nada mientras Eric esté cerca. Incluyendo nuestra línea. — me explica. — ¿Paul? Reconéctanos. — no responde.

—Creo que la conexión de los auriculares tampoco funciona.

—Para eso tenemos esto. Son celulares de la época de pica piedra. — bromea y saca un teléfono muy antiguo. — Son independientes a las señales locales. Fueron especializados para ser usados en zonas de guerra, apocalipsis y etc. — le marca a Paul.

—¿Paul? Reconéctanos, perdimos la señal. — pero aún no puedo escuchar lo que responde.

—¿Qué dijo? — pregunto cuando cierra la llamada.

—Tardará algunos minutos. Nuestro bloqueador fue creado por él mismo, así que es muy bueno y tardará en proteger nuestra conexión de ello. — puedo comprender.

Por los murmullos de la gente, puedo percibir que están desesperados. Sobre todo los periodistas. Me preocupa que algo salga mal.

—Mantén la calma, será la clave de nuestro éxito.

—Estoy empezando a arrepentirme de haberme prestado para esto. Debería estar cuidando de Jack.

—Bueno, que sepas que no te obligué. Aceptaste venir tú misma.

—Como si nos dejaras otra opción. — se queda en silencio y trato de calmar la angustia.

—¿Es cierto eso que le dijiste al presidente? ¿Te casarás con mi hermano? — cambia de tema y hasta de tono de voz.

—Sí, es cierto. Nos casaremos después de Lisa y Eric. — observo su reacción y no parece estar muy contento.

—Wow, no...esperaba que fuera...tan... pronto.

—Lo dices como si nos conociéramos desde ayer. Llevamos años intentando esto.

—Si, lo sé, pero...pensé que...

—¿Pensaste qué? — lo presiono.

—Pensé que tendríamos oportunidad. — en cuanto lo dice, me arrepiento de haberle preguntado.

—¿De verdad seguirás con eso? — me estoy enfadando.

—Sé que está mal pero ¿qué quieres que haga?

—¡Que lo olvides! No tienes esperanza conmigo ¡Entiéndelo! Amo a tu hermano. No puedo creer que ni siquiera sepas respetar eso. — salgo de la furgoneta y sale detrás de mí.

—No podemos salir todavía, entra.

—Y ahora quieres darme órdenes. ¿No te bastó con besarme a la fuerza? Pedazo de imbécil.

—¿Y a ti no te bastó con ocultarle a Jack que intentaste suicidarte en ese puente cuando los secuestraron a Eric y a ti y que yo te salvé de eso? Parece que solo has alimentado el odio entre nosotros pero no me das el mérito de haberte salvado la vida y ayudarte a guardar el secreto todo este tiempo. ¿Te casarás con el hombre al que le ocultas tantas cosas? — estalla. Ni siquiera puedo creer que me acabe de decir todo esto.

¿Qué tiene en la cabeza?

—Chicos...los... estamos...escuchando. — nos interrumpe Paul. El alma se me congela y no puedo ni moverme de lo rápido que late mi corazón. ¿Desde hace cuánto nos están escuchando?

¡Oh por Dios! ¡Jack! ¡Jack!

—¿Jack? — pregunto con mucho miedo de que haya escuchado esta conversación.

—También los ha escuchado. — responde Paul. 

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