Capítulo 22.
—¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está Jack?! — en cuanto Eric me llamó para contarme lo que pasó, vine lo más rápido que pude. Me salté semáforos, casi me estrello y de hecho, creo que aparqué mal el auto afuera del hospital.
Nada de eso me importa. Solo necesito que alguien me diga que está bien.
—¡Jack! — Eric me sostiene. — ¿Qué le pasó? ¿Quién le hizo esto? — estoy desesperada.
—Tranquila, tranquila. Escucha. — me sujeta la cara. — Es nuestro Jack. Es fuerte, estará bien, estará bien. — pero sus ojos inyectados en sangre contradicen sus palabras. No puede asegurarme que estará bien. Nadie puede hacerlo.
—No puedo perderlo. Tenemos muchos planes, no hemos tenido tiempo. Hemos desperdiciado mucho tiempo. No puedo perderlo. — mis lágrimas no cesan. Ese terrible vacío en mi pecho se extiende cada vez más. Me cuesta respirar, me cuesta mantener la calma. Todo dentro de mí se desgarra cada vez que siento la posibilidad de que pueda perderlo para siempre.
Respiro profundo mientras nos sentamos.
—¿Qué fue lo que pasó? — estoy temblando, pero al menos puedo hablar.
—Ese imbécil, el oficial Cowen, le hizo esto. No debí dejarlo solo. Que estúpido fui.
—¿Estaban en una operación?
—Sí, inspeccionamos su escondite. Descubrió una habitación oculta donde había mucha información. Nunca le había pasado esto, pero cuando lo vi, pude entenderlo.
—¿Ver qué?
—No quiero preocuparte más. No hasta saber de qué se trata.
—No te atrevas, Eric. No te atrevas a ocultarme más cosas. Tengo derecho a saberlo.
—Habían muchas fotografías de él y su hermano. Pero lo más extraño es esto. — saca su móvil. Es una foto de un pizarrón con muchas fotografías de Martha, Melodie y yo. ¿Qué demonios es esto? ¿Qué significa? — ¿Reconoces a esta chica? — señala a una jovencita de algunos 19 o 20 años.
—No. Nunca la había visto. — a simple vista, es así, pero me da la sensación de que he visto ese lunar y ese tono de cabello en otra parte, solo que no recuerdo dónde. — ¿Por qué estaría ligada a nosotras?
—Eso es lo que pretendemos averiguar. — parece estar muy preocupado también.
—¿Dónde está? ¿Dónde está ese enfermo? — me refiero a Cowen.
—Le disparamos pero sigue vivo. El maldito no se muere pero nos conviene porque le sacaré la verdad a puñetazos de ser necesario. — y no podría estar más de acuerdo.
—Hazlo pagar. — estoy llena de rabia.
—Tenlo por seguro.
Lisa también llega y me abraza fuertemente.
—¿Familiares del señor Jack Connor? — pregunta el doctor y nos hacemos presentes. Estoy muy nerviosa.
—¿Cómo está, doctor? — Eric le pregunta. No sé si estoy preparada para escuchar la respuesta.
Estoy temblando. No me siento nada bien.
—Su estado es crítico. Por suerte, no perforó ningún órgano vital gracias a parte de su chaleco antibalas pero perdió mucha sangre y deterioró muchos ligamentos importantes.
—¿Pero estará bien, verdad? — pregunta Lisa.
—Sigue vivo, pero puede que pierda parte de la sensibilidad de su pierna derecha y se le dificulte volver a moverse de la misma manera. Le proporcionaremos una buena terapeuta para que le ayude a recuperarse completamente, pero puede que sea un proceso largo. — sigue explicando.
—¿Puedo verlo? — es lo único que me interesa en este momento. Necesito ver con mis propios ojos que esté bien.
—Sí, la acompañaré. — me limpio la cara con una servilleta y voy tras él.
La enfermera me coloca un gorro y una bata quirúrgica para poder entrar. Verlo con tres sueros distintos (sangre, solución y otra cosa marrón) me rompe el alma. Tiene una cánula y más cosas conectadas a su boca. No puedo soportar la imagen que estoy presenciando. Desearía estar en su lugar y no él. No el hombre que amo.
Me siento a su lado.
No estoy acostumbrada a verlo tan frágil. Él siempre es el que está de pie y yo soy la de las desgracias. Toco suavemente su mano, su rostro y le doy un tierno beso en la mejilla.
—Vas a estar bien, mi vida. Todavía nos queda mucho por vivir. Sé fuerte. — le susurro, acariciando su cabello. — No dejaré que nadie te haga daño.
Narradora Omnisciente.
Después de que Eric confirmara que Jack está estable, le pide a Lisa que se quede un momento más con Melanie mientras él regresa a la estación para seguir con la investigación.
—Está estable por el momento, pero las cosas pueden cambiar. Perdió mucha sangre y el doctor dijo que hay posibilidades de que no pueda moverse igual que hace unas horas. — les explica Eric a los agentes en cuanto le preguntan por Jack al llegar al edificio.
—Sí necesita sangre, podemos donar sin problema. — dice uno de ellos y los demás están de acuerdo. Eric les agradece pero gracias a Dios, no lo necesita de momento.
—¿Hemos avanzado en algo, Paul? — cambia de tema.
—Cowen está entre la vida y la muerte, por ende no podemos depender de él. Estudié todo el contenido del pizarrón y descubrí que todas las historias están entrelazadas. — coloca las fotografías en grande para que puedan ver con más claridad. — Arriba de la fotografía de Martha, está este nombre "Walter". El señor Connor me pidió que siguiera investigando a Walter y toda la historia detrás del centro psiquiátrico del que Martha, Melodie y Melanie lograron salir. ¿Coincidencia? No lo creo. — detalla. — Luego vemos que de lado, está "Miller" pero es extraño porque en las tantas fotos que encontraron en su escritorio, no había fotos de Martha sola, sino con él: con Robert Miller. Lo que, me llevó a la conclusión de que sabía que estaban juntos y por una razón en específico los comenzó a investigar.
—¿Y cuál es esa razón?
—Para llegar a esa parte, falta mucho que decir. — todos le prestamos atención. — Lo que creo es que este tal Walter contrató al oficial Cowen para encontrar a Martha y vigilarla. ¿Cómo lo deduzco? Pues... ¿recuerdan esas grabaciones donde se veía varias veces con el mismo sujeto y parecía pasarle dinero? Es él: Walter. Si observan con atención, se darán cuenta que siempre lleva el mismo abrigo, los mismos guantes y sobre todo el mismo reloj. Atuendos que he encontrado en varias fotos en las redes sociales del doctor. ¿Un descuido? Por supuesto. No es un profesional más que en el área de salud, por eso actúa como un novato.
—¿Por qué querría vigilarla?
—Porque fue su paciente por muchos años y...algo más. Eran amantes. Razón por la que dejó salir a Martha a pesar de su enfermedad. Cuando Cowen estuvo vigilándola, descubrió que salía con Robert Miller y a partir de eso parece que se tomó la situación muy personal. Todo lo que tenía recopilado en ese pizarrón deja claro que las ha estado vigilando desde hace mucho tiempo, incluso podría confirmar que sabía sobre la gemela de Melanie mucho antes que nosotros.
—¿Por qué?
—Porque las grabaciones, las fechas que pone en el pizarrón y los datos de cada una de las fotos, no son recientes. Así que con todas estas pruebas, llegué a esta conclusión: Walter contrató a Cowen para vigilar a Martha, lo que explica las veces que se han reunido y le ha dado dinero. Pero en el proceso descubrió que salía con Robert Miller, el padre del forense James Miller, el violador y asesino en serie de mujeres que fue condenado a cadena perpetua hace años y volvió el asunto muy personal. — coloca más fotografías. — Cuando ocurrió el incidente en el cumpleaños de Melanie, fue el primero en llegar con su equipo al lugar, sin embargo la llamada a emergencias está registrada a las 4:15 de la madrugada. Cowen ya estaba allí desde antes.
—¿Crees que podría estar implicado en lo que sucedió contra Melanie?
—Lo que creo y estoy casi seguro, es que él fue quien convenció a Melodie de dispararle a Miller. Por eso el disparo fue perfecto. Sabía a lo que iba.
—¿Por qué convencería a Melodie de hacerlo?
—Seguramente le contó la verdad de Martha y las cosas que el hijo del nuevo novio de su madre había hecho con anterioridad. Quizás le prometió ayudarla a recuperar su vida con tal de que lo asesinara y aunque tenía razón, Miller también tenía sus cartas bajo la manga. — todos llevan la misma cara de confusión.
—Por eso se empeñó tanto en culpar a Melanie de las muertes, quería cumplir su parte del trato. — Eric va entiendo.
—Exacto, ¿y quién le arruinó esos planes?
—Jack. — Eric responde.
—Exacto. De ahí viene su odio. Por eso está haciendo todo lo que hace. No le bastó con que Robert Miller esté muerto.
—Pero ¿por qué el oficial Cowen desearía la muerte de Miller? — pregunta uno de los agentes.
—Por su hija. — coloca la foto de la chica del lunar y cabello claro que Eric le había mostrado a Melanie. — James también la asesinó. Sacaron su cadáver de la morgue después de que la incendiaran tras el rescate de Melanie. Cowen estaba ahí. — muestra otra imagen de Cowen en medio de la multitud de periodistas y policías.
Eric pasa la mano por su cabeza mientras camina de aquí para allá en la oficina.
—Eso ya nos queda más que claro, pero ¿qué hay de los terroristas? ¿qué relación tiene con ellos?
—Para saber eso necesito la memoria. — les pide Paul.
—¿Memoria? ¿Qué memoria? — Eric está confundido.
—La memoria en la que Jack extrajo todos los archivos de los monitores que encontraron. ¿No recogieron sus pertenencias cuando lo llevaron al hospital?
—¿Ustedes vieron alguna memoria? — Eric les pregunta a los demás agentes y todos niegan con la cabeza.
—Cuando lo llevamos al hospital solo nos dieron una bolsa con su reloj, su arma, la placa y su teléfono. Lo demás estaba empapado de sangre así que creo que deben haberlo tirado a la basura o quizás...todavía la tiene. — responde otro de ellos.
—¡No puede ser! — Eric se sobresalta. — ¿Han pasado estas noticias por el televisor? — sale como loco con los demás. — ¿Sabe la prensa lo que pasó con Cowen y el agente Connor? — les pregunta a todos.
—Sí, señor. Tenemos bajo custodia al periodista que publicó la noticia. — contesta uno de los agentes de archivo.
—¿Hace cuánto fue eso?
—Hace como 30 minutos.
—¡Mierda! — exclama — ¡Quiero a todas las malditas patrullas en ese hospital ahora! ¡Jack Connor corre peligro! ¡Todas las unidades al hospital, ahora! — les ordena, tanto como dentro del edificio, como por la radio que conecta a todas las patrullas del estacionamiento y las que están circulando.
En cuanto reciben el mensaje, los que están dentro salen hacia al hospital y los que se encuentran ya en las calles, cambian su dirección.
—Saben que tiene la memoria. Cualquier sospechoso que vean, disparen. — le dice a su equipo nuevamente, suben a una de las furgonetas y van encamino.
Casa blanca, Residencia oficial en Washington D. C., Estados Unidos.
—Aquí tienen su primera cabeza. Fue el único que encontramos en este maldito lugar. — dice Jacob, llegando a la oficina del presidente con la cabeza de uno los terroristas en una bolsa impermeable. Algunos diez militares más entran por seguridad.
El presidente mira la bolsa con repulsión.
—¿Qué más encontraron?
—No mucho. Se encargaron de limpiar el lugar antes de que lleguemos pero lo que sí sé, es que esto es más grande de lo que todos piensan. — saca un papel de sus bolsillos y los guardias tocan sus armas por precaución. — Dejaron un plano: la galería nacional de arte. No sé en qué orden atacan pero este seguramente será uno de los próximos. — lo coloca sobre el escritorio.
—Ya saben qué hacer. — les dice a sus militares y la mitad de ellos salen con el papel en manos. Reforzarán la seguridad de dicho lugar. — Buen trabajo. Nunca me decepcionas. ¿Y tus amigos? Me gustaría agradecerles personalmente.
—Me temo que eso es imposible. Son algo...tímidos. — como de costumbre, coje un dulce del frasco sobre el escritorio.
—Esta gente... ¿debemos preocuparnos por ellos con tanto misterio?
—No. Son mi gente. Mientras no me hagan enojar, todo estará bien. — marca su supremacía cada vez que puede para que no lo tomen de peón.
—Muy bien. Puedes comprobar el pago en tu cuenta bancaria al igual que todos tus amigos.
—Tranquilo, ya lo hice. Cuídese.
—Si encontramos otra dirección colaborará con nosotros otra vez ¿cierto? — le pregunta antes de que se marche.
Jacob se detiene y se da la vuelta.
—Tiene a miles de hombres competentes para cuidarle el trasero y ¿no confía en ellos? ¿que no cree en su capacidad? — el presidente mira de reojo a los agentes que los acompañan en la oficina.
—Es cierto, pero lo que ellos hacen en 24 horas, tú lo haces en 5 y eso me da ventaja. Tu padre los entrenó muy bien.
—Por su bien, será mejor que no vuelva a mencionar a mi...padre. Porque como usted dice: lo que tarden sus guardias en defenderlo, me sobrará para recordarle la sangre que corre por mis venas y no quiere eso, ¿o sí? — Jacob lo amenaza.
—¿Estás amenazándome?
—Tómelo como quiera. — camina hasta la puerta. — Y por cierto, no vuelva a molestarme, al menos no las siguientes 24 horas. — le da una sonrisa falsa a uno de los guardias en la puerta y se marcha.
Washington, Hospital Center Outpatient.
En cuanto Melanie habló con Melodie por llamada para decirle que estaría en el hospital, llegó de inmediato para enterarse mejor de lo que había pasado (aunque sigue manteniéndose distante).
—¿Quién le hizo esto? — Melodie pregunta mientras están delante del cristal de la habitación de Jack.
—Cowen. El oficial Cowen. — Melanie siente mucha rabia por dentro.
—¿Quién? — Melodie escuchó perfectamente pero le cuesta creerlo.
—El oficial Cowen. Ha estado pegado a mi caso desde el inicio como una goma. Aun no puedo creer que haya sido capaz de esto. Tenía muchísimas fotos de nosotras. — recuerda la fotografía que Eric le había mostrado y por la cara de nervios que pone Melodie, Melanie comienza a sospechar y toca disimuladamente el arma que tiene guardada en su cartera.
Lisa se la había dejado por seguridad antes de irse de regreso al bar.
—¿Qué sucede? Hay algo que aun no me cuentas, ¿verdad? — por estas cosas es que Melanie ya se estaba preparando para cualquier otra desilusión.
Melodie se aruña las manos de los nervios.
—Te juro que no tenía idea. — pero antes de que siga hablando, Melanie saca el arma y le apunta justo en la cabeza.
—¡No! ¡Estás entendiendo mal! ¡Baja el arma! — alza las manos.
—Ahórrate las explicaciones y solo respóndeme una cosa. — hace una pausa y trata de bajar la voz. No quiere llamar la atención de los doctores ni incomodar a Jack. — ¿Tienes algo que ver con que Jack esté así ahora? — desbloquea el seguro del arma.
—¡No! No tengo nada que ver, lo juro. — suena el teléfono de Melanie. Llamada entrante de Eric. Sin apartarle la mirada ni el arma, abre la llamada y la pone en alta voz.
—¿Eric?
—¡Melanie! ¡Escúchame! ¿Sigues en el hospital?
—Sí, sigo aquí. ¿Qué pasa?
—Necesito que revises todos los basureros rojos del hospital hasta encontrar los pantalones de Jack. Hay una memoria en ellos y esos terroristas irán por ella. Pensarán que Jack lo tiene y estarán dispuestos a matar si es necesario. Tienen que moverlo de ahí. Envié a todas las patrullas posibles pero algo me dice que ya deben de estar muy cerca. — le explica mientras va manejando hasta el hospital a toda velocidad.
—Está bien, está bien. — está nerviosa pero es capaz de hacer cualquier cosa para proteger a Jack.
—Procura usar buenos guantes y cubrebocas cuando busques. Ten cuidado con tocar cualquier cosa infectada. ¿Lisa te dejó el arma?
—Sí, aquí la tengo. — le echa una mala mirada a Melodie, ya que la está usando mientras le apunta en la cabeza.
—Perfecto. ¿Melanie? — lo escucha. — Estaré ahí en unos minutos pero en este momento Jack solo cuenta contigo. Protégelo. — puede sentir su preocupación en su voz.
Lo mira otra vez a través del cristal. Por los sedantes aún sigue dormido.
—Con mi vida. — dice antes de que Eric cierre la llamada.
Vuelve a centrar su atención en Melodie.
—Si de verdad estás de nuestro lado y no tienes nada que ver con esto, es el momento para demostrarlo. Ayúdame a protegerlo y te juro que haré cualquier cosa que necesites después. — usa sus últimos recursos. Su prioridad en este momento es la vida de Jack. — ¿Trato hecho?
—Trato hecho. — baja el arma. — Diles a los doctores que lo muevan de habitación y quédate con él. Yo me encargaré de la memoria y el resto. — dejarle lo de la memoria a ella le cuesta mucho. No quiere arruinar las cosas, pero algo hace que confíe en Melodie esta vez. Está dispuesta a dispararle si es necesario y lo sabe muy bien.
—Bien, manos a la obra. No tenemos tiempo.
Mientras tanto, dichos terroristas, (solo un grupo de ellos) están entrando por diferentes partes al hospital en busca de Cowen y Jack. A Cowen para matarlo por ser descuidado con la información y a Jack para quitarle la memoria USB y luego matarlo también. La cabecilla de ellos, el más peligroso, lleva una gorra y chaqueta mientras camina entre el personal de salud y los pacientes directamente hacia la habitación de Jack después de haber preguntado en la recepción.
Entra.
Solo hay alguien cubierto de pies a cabeza en la camilla. Se acerca con cautela con el arma en manos y retira la sábana.
—¡Sorpresa, imbécil! — expresa Melodie. Patea su mano y el arma cae al suelo. Lo empuja fuertemente y le clava una jeringa con sedante en el cuello que lo deja dormido instantáneamente. — Eso fue muy fácil. — dice para sí misma y al salir, se topa con más de ellos. Truena sus dedos, toma dos tijeras quirúrgicas de una bandeja y esquiva sus golpes. Los noquea y toma una de sus armas para seguir enfrentando a todos los que se crucen en su camino. Pero las cosas se le complican cuando uno de ellos dispara al techo y hace que la gente se vuelve loca por querer salir, cosa que no la deja avanzar lo suficiente. Cuando los hombres se dan cuenta de que realmente es Melodie, van tras ella y entre todos la golpean. Por más que intente defenderse, son demasiados contra ella.
Llegan los agentes y se balacean contra algunos terroristas que estaban por las afueras del hospital.
Melodie se arrastra para poder coger el arma y dispararle a sus agresores pero uno de ellos la levanta del cabello antes de que pueda hacerlo.
—¿Dónde está? ¿Dónde está Jack Connor?
—Me estás... confundiendo. No soy...Melanie Cross. — contesta con dificultad.
—De hecho sí lo sabemos, Melodie. — que lo escuche decir su nombre y que sepa diferenciarla de su hermana, la deja sin saber cómo reaccionar. Sabe que esto es gracias a Cowen. Solo él podría haberles dado tal información.
Antes de que levante por completo el brazo con el arma, alguien lo detiene retorciéndole la muñeca. Provocando así, que este caiga al suelo y se retuerza del dolor.
—Golpear a una mujer es la cosa más asquerosa que podrías hacer. Yo lo hice y por eso siempre seré una basura. Pero si te conviertes en una delante de mis ojos, piedad no tendré. — es Jacob. Saca su cuchillo y le corta el cuello sin parpadear.
Melodie ha quedado en shock.
—¿Estás bien? — Jacob la levanta.
—Tú... — no puede apartar la vista de la sangre.
—¿Qué? ¿Te sorprende ver un cuello rajado? Te creí más fuerte. — levanta su mejilla para examinar las heridas de su cuello. — Creo que deben examinarte, ¿te hizo algo más?
—Estoy bien, me encargaré de esto después. — se aparta.
Jacob inhala profundamente.
—¿Dónde está mi hermano? — la rabia vuelve a sus ojos.
Ven conmigo. — toma una gasa para limpiar sus rasguños y mientras camina, él la sigue.
Eric y los demás agentes han llegado.
Unos arrestan y se llevan a los pocos que quedan vivos mientras Eric y su equipo van directamente a proteger la habitación de Jack. El hospital está hecho un caos.
Melanie Cross.
He conseguido traerlo a tiempo a una nueva habitación retirada de todas las demás con ayuda de varios enfermeros. Ahora estoy completamente sola, mirando a la puerta con el arma en manos lista para dispararle a cualquiera que intente entrar. Los múltiples disparos y los gritos de las personas me ponen más nerviosa.
Que todo esto acabe pronto, que todo esto acabe pronto, que todo esto acabe pronto.
La manija de la puerta empieza a moverse y la tensión aumenta a través de mi sangre. Algo pesado baja por mi garganta mientras me levanto y me coloco del lado de la puerta para poder atacar en cuanto entre.
¿Y si es Melodie, Eric o alguno de los demás? ¿Y si me equivoco y esta vez sí asesino a alguien inocente?
Cuando entra, estoy a punto de dispararle pero al darme cuenta de que es una enfermera, me detengo. ¡Demonios!
—Discúlpame, pensé que era...
Pam, pam.
Dos disparos impactan el pecho de la enfermera y antes de que pueda reaccionar, me empuja contra la mesa que me quedaba detrás. Me recupero rápidamente e intento dispararle pero sostiene mis manos con fuerza apuntando al suelo. Si resisto más, me romperá la muñeca.
Suelto el arma, la toma y me golpea fuertemente la cara con ella.
—Eres patética. Toda tu vida es patética. Así que mejor te haré un favor. — dice mientras aprieta mi cuello con mucha fuerza. Intento quitármelo de encima pero es muy fuerte. No puedo respirar, me estoy ahogando. Extiendo mi mano hacia un lado y toco para tomar lo que sea con lo que pueda darle. Con mucho sacrificio, logro agarrar uno de los cuchillos quirúrgicos que se cayeron de la mesa en la que me estrelló y se lo clavo en la mandíbula.
Me suelta y rápidamente me aparto para poder recuperar el aliento.
Intento coger el arma pero antes de que pueda hacerlo, vuelve a cogerme del cabello y empujarme lejos de Jack.
—¿Dónde está... la memoria? — pregunta mientras le apunta y la herida en su sangre baja. Ese bajón en el pecho vuelve a apoderarse de mí. — Dame la memoria o tu noviecito morirá. — pega más la pistola en su frente. Jack aún sigue sedado.
—Aquí, aquí la tengo. — me rindo. Solo quiero proteger su vida, lo demás me da igual. Lo siento mucho, Eric. Digo en mi subconsciente.
—Acércate despacio y dámela. No intentes nada o te juro que lo mataré. — me ordena. Me levanto y me acerco despacio.
—¿Qué me asegura que no lo matarás?
—¡Deja de hacer preguntas y dame la maldita memoria!
—¿Qué contiene? ¿Por qué tienen tanto miedo de que la vean? — intento ganar tiempo para acercarme a mi pistola y dispararle. Patea algo debajo de la camilla y hace que Jack se caiga al suelo. — ¡No! — grito desesperadamente e intento acercarme pero me apunta para detenerme.
La sangre de su herida comienza a manchar su vendaje. No soporto verlo así y no poder hacer nada.
—No estoy jugando. ¡Dame la maldita memoria o será la última vez que lo verás con vida! — vuelve a apuntarle a él.
—Aquí tienes. — la saco de mis bolsillos y me la arrebata de las manos.
—Tengo la memoria. Que comience el plan de extracción. — comunica por su radio. — ¿Qué hago con el agente Connor? — se aleja de Jack y camina hasta la puerta.
—Mátalo. — logro escuchar.
—¡No! ¡No! — me acerco rápidamente hasta abrazar a Jack. Sujeto su cabeza entre mis pectorales y cubro su cuerpo con el mío todo lo que puedo, lista para recibir ese disparo en su lugar. Tendrá que matarme primero. — Te amo. — le susurro después de darle un beso en la frente como posible despedida.
Aprieto los ojos como si eso disminuyese el impacto.
Escucho el disparo en falso que intentó darnos. No le quedan balas. Esta es una oportunidad que no puedo desperdiciar. Aprovechando su desconcierto, corro rápidamente hasta el arma que Lisa me dejó y cuando intenta abalanzarse sobre mí, aprieto el gatillo dos veces seguidas, haciendo que el ruido casi me deje sin audición.
Lo he matado, finalmente lo he matado. No puedo sentirme culpable, sino todo lo contrario, un inmenso alivio recorre todo mi cuerpo. Cuando aseguro que finalmente ha caído, avanzo hasta Jack de nuevo.
—Jack, amor...por favor, resiste. Estarás bien, estaremos bien. Lo prometimos, lo prometimos. — intento despertarlo pero no lo hace y su herida sigue sangrando. —¡Ayuda! — grito para que alguien pueda escucharme. Es muy pesado para poder levantarlo sola y por más que lo intente, no puedo.
Un grupo de enfermeros entran acompañados de Melodie, Eric, Jacob y más agentes. Me alivia verlos aquí, verlos bien. Entre ellos se encargan de subir a Jack en una camilla para llevarlo de inmediato a cirugía.
Eric me ayuda a ponerme de pie.
—Tengo la memoria. — dice Melodie, mostrándola.
—Entonces, ¿cuál es esta? — pregunta Jacob tomando la que tiene el maldito al que le disparé en sus manos.
—Es una falsa. Siempre llevo cosas así en mi bolso. De todos modos lo iba a engañar. — aclaro. Parecen estar sorprendidos y contentos con mi estrategia.
—Lo hiciste, Melanie. Lo protegiste. Le salvaste la vida. — dice Eric.
—Y lo volvería a hacer cuantas veces sea necesario. — estoy muy segura de ello. Miro a Melodie del lado de Jacob y no se ve nada bien. Está muy pálida y tiene muchos rasguños en su cara.
—Melodie, ¿estás bien? — le pregunta y antes de que pueda responder, se desmaya pero Jacob la sostiene en sus brazos.
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