Capítulo 19.
—¿La estás pasando bien? — me pregunta Melanie, aun conociendo la respuesta.
—Mejor de lo que te imaginas. — irónicamente contesto. — ¿De verdad había necesidad de hacer esto?
—Siempre supe que era una mala idea pero no tuve de otra. Jacob es muy...convincente.
—Tú y mi hermano son mi castigos en este mundo. — sonrío.
—Descuida. — sonríe también. — Ya vamos a cenar. ¿Tienes hambre?
—Mucha. — vamos al comedor y por suerte, esta zona está más tranquila.
Dos meseros acomodan la mesa y nos sirven.
—Ya que estamos todos aquí, ¿el cumpleañero no tendría algunas palabras? — dice mi madre mientras me mira. — ¿Qué te ha parecido lo que te han hecho tus amigos? — que todos me vean, me presiona mucho.
—Bueno, yo...no acostumbro a celebrar mi nacimiento. La mayoría de aquí lo saben. — miro a Melanie. — Estas cosas tampoco son muy a mi estilo y viniendo de Jacob, pues no tengo nada que decir al respecto. — se ríe. — Pero admito que lo estoy disfrutando y agradezco mucho lo que hacen por mí. Acabo de darme cuenta de que a veces romper la monotonía viene bien, así que... gracias. — todos ríen y Melanie coloca su mano sobre la mía.
—¿Ustedes dos también sabían de esto? — les pregunto a Eric y Paul.
—Eric me envió un mensaje y siempre que se trate de usted, estaré disponible. — responde Paul. Es un chico tan agradable, inteligente y tranquilo. Me alegra que lo hayan tomado en cuenta para venir.
—A mi me habló Melanie y por supuesto que no me lo perdería. Creo que ya era hora de que alguien se atreviera. Mereces un poco de diversión. —Eric dice.
—Bueno, la idea es pasar un momento agradable todos juntos en un día tan especial como el cumpleaños de mi hermanito. Después de tantas batallas ganadas, lo merecíamos. — creo que sí tiene razón. —También hay una playa a pocos kilómetros y para ponerle un poco más de diversión llegaremos caminando a través del bosque.
—¿A través del bosque? — Lisa parece asustarse.
—Así es, tengo todo controlado, no se preocupen. Partiremos esta misma madrugada para llegar a tiempo. Tengo todo reservado. — Jacob y sus peculiares planes. — Sé que suena raro escucharlo de mí pero...si al final siempre me empeño en regresar es porque veo en ustedes lo que creí que no existía: la lealtad. — sí me sorprende un poco, pero reconozco que se ha encargado de reparar esa versión que siempre tuve de él con su radical cambio. Excepto cómo se comporta con Lía. — Espero que se mantenga así y los que quieran integrarse para hacernos daño, los haremos pedazos. — mira a Melodie. Es obvio que casi todos los presentes aún no confían en ella, incluyéndome.
—¿Tú ya lo habías visto, madre? — le pregunto, refiriéndome a Jacob.
—Sí, hemos tenido una justa conversación. Todo está bien.
—¿Y qué hay de Lía? ¿La seguirás ignorando? — quizás no es adecuado hablar de esto aquí pero aprovecharé el momento.
—No, Jack. Encontraré el momento para...hablar con ella y explicarle. — el tema Lía siempre saca su lado sensato.
—Muy bien, no arruinemos el momento y mejor vamos a descansar. Son las 2 de la mañana. En un rato tenemos que emprender un largo recorrido por el bosque. — Karol se levanta de la mesa y los demás hacen lo mismo.
—Tienes razón, descansemos. — comenta Junior. — Yo regresaré a casa. No podré acompañarlos mañana pero espero que disfruten.
—¿Por qué no te quedarás? — Melanie le pregunta.
—Tengo muchas cosas pendientes qué resolver en la empresa. Ya que no estarás, tengo que asegurarme de que todo vaya en orden.
—Entiendo. Gracias, Junior. — le sonríe.
—¿Podrías darme un aventón? — Karol le pregunta.
—¿Por qué quieres irte? — frunzo el ceño.
—Lía está sola con Frederick en casa y aunque sé que está bien, mejor me quedo con ellos. Además, estoy algo agotada. Ustedes disfruten su aventura. — me acaricia la mejilla. — Feliz cumpleaños mi príncipe. — vuelve a abrazarme y se retira, con Paul siguiéndoles el paso. Parece que también tiene cosas que hacer.
—Creo que yo también ya me iré pero tranquilos, puedo hacerlo por mi propia cuenta.
—¿También tú? ¿Y a dónde vas? — Melanie cruza los brazos.
—También tengo muchas cosas que hacer. Me estoy mudando y necesito acomodar mi vida.
—Puedo ayudarte con eso después, además ya es muy tarde.
—Sé perfectamente cómo cuidarme sola pero valoro tu preocupación.
—No se trata de eso, solo quiero pasar tiempo... contigo. — parece que Melanie se ha encariñado muy rápido de su gemela.
—¿Sabes? No es necesario que sean hipócritas. Todos me miran como si fuera un bicho raro y no los culpo, pero sé que jamás encajaré en tu mundo. No solo porque sea tu gemela significa que tenga que estar en cada una de tus reuniones familiares. Nada de esto me interesa. Allá afuera hay problemas reales que debo resolver. — Melodie explota.
—¿Cómo cuáles? ¿Más cumpleaños en los que tengas que hacer tu entrada y matar a alguien? — meto las manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón.
Melanie me da una regañadora mirada.
—Eso no estaba en mis planes, fue un error.
—Un error que podría llevarte a la cárcel si Martha cambia su versión.
—Seguramente eso es lo que todos ustedes desean. — tiene un tono burlón muy parecido al de Jacob para expresarse. — Pero deberían agradecerme, ya que gracias a mí, Melanie aún sigue con vida porque les recuerdo que a quien Miller apuntaba, no era a mí.
—Muy conveniente para ti, ¿no? Y además, no creo que ese haya sido el caso exacto. Así que no cantes victoria con anticipación.
—Ya. Mejor dejemos este tema para otro momento. — Melanie interfiere. — Si quieres irte, está bien. Hablaremos después. — pero antes de que Melodie cruce la puerta, Jacob la detiene.
—Quizás ellos te dejen ir pero yo no. Te invité por presión de Melanie pero ya que estás aquí, te necesito para mañana. — se coloca en la puerta para evitar que salga.
—Pues no me interesa, así de simple. — intenta empujarlo pero Jacob sostiene sus manos fuertemente.
—Yo te encontré, yo te cacé así que si sales por esa puerta iré detrás de ti toda la noche si es necesario. Eric con Lisa, Jack con Melanie y ya que todos los demás se fueron no pienso quedarme solo viendo cómo todos derrochan su romance delante de mí.
—¿Y desde cuándo crees que me importe cómo te sientas al respecto? — después de todo, creo que tienen muchas cosas en común.
—Bien entonces tienes dos opciones: te vas y te perseguiré o te quedas y disfrutas la fiesta. — cruza los brazos. Sé que Melanie no le dice nada porque en el fondo quiere que se quede.
—¡Okay! Me quedo, pero haré que te arrepientas de esto. — pasa por nuestro lado como alma que lleva el diablo y va a la cocina por un trago.
—Lo siento, era la única manera. — Jacob se excusa ante la regañadora mirada de Melanie sobre él.
—En fin. — resopla. — Te mostraré la habitación. — me toma de la mano y subimos los escalones. Nos detenemos en una puerta, la abre y entramos.
—Como supe que vendrías cansado, te preparé la bañera. — me termina de quitar la camisa y vamos al baño.
—¿Qué hay en la bañera? ¿Más strippers? — bromeo. El agua tiene espuma y pétalos.
—No, algo mucho mejor. — se quita el vestido hasta quedarse completamente desnuda y entra conmigo. La sostengo para que no se resbale. Recuesta la cabeza al otro lado de la tina y juego con los dedos de sus pies bajo el agua.
Es relajante.
—¿Cómo se sienten los 30? — rompe el silencio.
—Sinceramente, lo mismo que tener, 25, 26 y 27 pero con la diferencia de saber que estás envejeciendo.
—¿Cómo crees que serías de anciano?
—Muy guapo y perverso, seguramente. — esbozo una media sonrisa.
—¿Perverso? Después de esa edad ningún músculo vuelve a ser igual. Tu piel se arrugará y no tendrás fuerzas para nada. Ni siquiera para tener sexo.
—¿Eso crees?
—Eso lo sé.
—Entonces tenemos que aprovechar cada hora de nuestros años de buena vida. — me acerco, la sujeto de las caderas y la apego a mi cuerpo.
—Tengo muchos regalos para ti pero creo que este te gustará más.
—¿Ah, sí? ¿Cuál?
—Seré tu sumisa por un día. Haré todo lo que me pidas sin cuestionar. — me sorprendo.
—¿Segura? — casi nunca me hace caso en nada.
—Muy segura.
—¿Harás todo lo que yo quiera... sin cuestionar?
—Exacto.
—¿Y desde cuándo ese regalo estará disponible?
—A partir de... justamente ahora. — me susurra. — Dijiste que me calentarías sin siquiera quitarte la ropa y lo hiciste. Ahora quítamela de la manera que quieras. — acaricio su rostro con un nudillo y paso mi dedo pulgar por su labio inferior. Tomo la goma para el pelo que tiene en una de sus muñecas, con mis manos subo todo su cabello hasta hacerle un copete y amarrarlos.
La beso lentamente hasta que la llama va ascendiendo entre nosotros y nos adherimos cada vez más. Puedo sentir lo excitada que está, lo mucho que me desea. Me aprovecho de eso para masajear su clítoris hasta que la tengo gimiendo mi nombre una y otra vez. Mi pene se erecta y cuando lo nota, lo toma en sus manos y lo introduce en su vagina lentamente.
Y así nos consumimos de placer por largos minutos.
Sus movimientos, su suave piel, el agua salpicando a nuestro alrededor, el placer y el amor que nos tenemos hacen el momento mágico. No podría haber deseado un mejor cumpleaños. Solo necesito tenerla a mi lado para ser feliz.
Salimos de la bañera y vamos a la cama.
La recuesto suavemente mientras le doy otro intenso beso.
—Mastúrbate para mí. — le ordeno, abriendo sus piernas. — Es mi primera orden. Me aparto para darle espacio mientras lentamente desliza su mano hacia su entrepierna y lo hace. Verla retorcerse del placer en mi nombre es fascinante.
6am.
—Bien, solo tenemos que seguir el mapa. Si no nos perdemos llegaremos en menos de dos horas. — dice Jacob. Nos ha levantado muy temprano. Llevamos abrigos, jeans, jersey, tenis y una mochila de campamento con las cosas necesarias. Menos mal que se ha preparado bastante bien para esto.
Le ayudo a Melanie a colocarse bien la mochila mientras los demás revisan mejor la dirección del mapa.
—¿No es mejor usar el GPS y ya? — pregunta Eric.
—No, nada de tecnología. Matará la experiencia.
—Soy muy amiga de los bosques. Será fácil de atravesar. — Melodie comenta. Aún no me acostumbro a ver el físico exacto de la mujer que amo con un alma distinta.
—Si nos perdemos no pasa nada. Tenemos a tres hombres con alma de guerreros con nosotras. — Lisa bromea, refiriéndose a Eric, a Jacob y a mí.
—Muy bien, suficiente. Avancemos. Atravesar un bosque es más difícil de lo que parece. ¡Andando! — empezamos el camino.
En los primeros 30 minutos ya vamos por la mitad. Creo que hemos caminado más rápido de lo normal.
Observo a Melanie para asegurarme de que esté bien.
—¿Podemos parar al menos cinco minutos? Comenzaron a dolerme las piernas. — dice Lisa.
—Por supuesto. Ya me extrañaba que alguien no lo dijera. — responde Jacob y nos sentamos en enormes rocas que hay por aquí. Eric le da una botella de agua a Lisa y sube sus piernas en las suyas para calmarle la molestia.
—¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre?
—No, aun es muy temprano. Comeré cuando lleguemos. — Melanie me contesta.
—¿Y tú, Melodie? ¿Quieres comer algo? — le pregunta Jacob, pero esta solo pone los ojos en blanco, se aleja y no le responde.
—¿Te preocupas por mi hermana? — Melanie le pregunta con una leve sonrisa.
—No me estoy preocupando.
—¿Entonces por qué andas muy atento con ella? — se queda callado, está nervioso. Jamás lo había visto así.
—Solo estoy siendo...amable. ¿No es eso lo que todos esperan? — se pone de mal humor y se aleja un poco de nosotros también.
—¿Qué sucede con estos dos? — le pregunto a Melanie en voz baja.
—Creo que ya lo sabes, conoces a tu hermano.
—Y tú a la tuya.
—Pues por lo que veo, el que está mostrando más interés inusual es él, no ella.
—No subestimes a mi hermano. Hará que caiga rendida fácilmente si eso quiere.
—No me digas. ¿Por qué? ¿Por qué es guapo? — se burla.
—No, porque ese es el poder de los Connor. Obtenemos lo que queremos siempre. — la miro a los ojos.
—¿Es una indirecta?
—Las indirectas no son mi estilo. Soy un caballero. — uso mi sarcasmo.
—Mi hermana no se enamorará de tu hermano. No quiero que la desilusione al igual que a su propia hija. — mi humor desaparece. El tema de Lía siempre me pone de malas. — Lo siento no quise...tocar ese tema. No me malinterpretes. — se excusa en cuanto nota mi expresión.
—Tranquila, solo dices la verdad.
—Me siento mejor, continuemos. — Lisa se levanta.
El sonido de hojas secas romperse tras pisadas, llaman nuestra atención.
—Parece que alguien nos sigue. — señala Eric. Saco el arma de mi espalda para inspeccionar. Hace lo mismo y nos acercamos lentamente de donde vino el ruido. ¡Mierda! Es solo un maldito jabalí y casi le disparo.
Controlo mi adrenalina y respiro con profundidad.
—Es solo un jabalí, zona despejada. — informa Eric mientras regresamos. — Sigamos. Quiero salir de este bosque.
Una hora más y finalmente salimos.
El aire fresco de la playa golpea mi cara. Nos miramos con una sonrisa y seguimos caminando más hasta llegar al hotel donde nos quedaremos. Los trabajadores reconocen a Jacob instantáneamente, nos dan la bienvenida y nos llevan a nuestras habitaciones. Muy lujosas y espaciosas.
Ver parte de mi ropa y otras cosas personales instaladas me extraña un poco.
—Apartamos la habitación con anticipación y tu madre me ayudó un poco para sacar ropa de tu armario. — dice Melanie como si pudiera leer mi mente otra vez.
—Parece que podrían planear mi muerte y nunca me daría cuenta. — bromeo.
—Tus instintos de detective no funcionan con nosotras.
—¿Tu parte del regalo de anoche sigue vigente? — pongo mis brazos en su cintura.
—Sí, hasta las 12 de la medianoche cuando se acabe tu cumpleaños.
—Pues ve preparándote porque se me están ocurriendo muchas cosas.
—¿Cuáles cosas? — ignoro su pregunta con una sonrisa. Me quito toda la ropa y entro al baño para darme una ducha. El camino me ha hecho sudar demasiado.
Abro la regadera y dejo que el agua me enjuague.
Melanie Cross.
Estoy disfrutando mucho esto. No sé cómo no se me ocurrió antes. Es muy divertido.
Saco un vestido blanco, estilo playero, para ponérmelo después de ducharme. Pronto saldremos a desayunar. Me desnudo y cuando intento sujetarme el cabello, siento mis cicatrices. ¿Cómo pudo resistir mi cabeza tantos golpes? Debo estar más agradecida de estar viva que quejarme de todas las desgracias que he pasado. Apenas me está volviendo a crecer el cabello en dichas zonas por las suturas, pero por suerte, no son visibles a menos que alguien aparte mi cabello, que también, con mucha suerte, tengo bastante.
Me los sujeto con una goma en una coleta baja.
Hay algo extraño en mi mente después de ese incidente. Solo que con mucho esfuerzo, he tratado de encerrarlo en la oscuridad para tener algo de paz. Me la merezco. A pesar de que todo parece estar resuelto, respecto al caso, siento que sigo teniendo un problema dentro de mí que tarde o temprano espero esclarecer sin que me haga más daño.
2pm.
Me he quedado dormida en la tumbona frente al mar y los besos de Jack me despiertan. No hemos dormido nada. Entre la fiesta y el sexo, dormimos menos de dos horas para después levantarnos y llegar hasta aquí.
—Jacob dijo que tenemos que usar estos tickets. Ni siquiera sé para qué son. — bebo un poco de agua y me siento.
—¿Qué dicen?
—"Entrada para una meditación con la experta en relaciones amorosas más conocida de la ciudad". Tonterías, no iremos.
—¿Por qué no?
—Sigue durmiendo. Algo me dice que esta noche tampoco dormirás mucho. — esboza una media sonrisa.
—No quiero dormir. Si Jacob compró esos tickets no los vamos a desperdiciar. — me levanto y me pongo unas chanclas cómodas.
—Baby, no es necesario. Podemos hacer otras cosas.
—¿Tienes miedo?
—¿Miedo? ¿Por qué tendría miedo?
—No lo sé, pero algo me dice que el simple hecho de que sea algo "reflexivo" para parejas, te asusta. — se ríe.
—Está bien, está bien, iremos. Tranquila. — se da por vencido.
Eric y Lisa nos alcanzan (también vendrán).
—¿Y ustedes no vendrán? — Jack le pregunta a Jacob y Melodie.
—¿Es que no sabes leer? Dice que es para parejas. Hasta ahora soy un hombre soltero y Melodie también, ¿qué se supone que haremos ahí? — contesta.
—¿Y se quedarán aquí...solos? — les pregunto, sospechando.
—Bueno, solos, no tanto. Es una playa pública. Hay más personas por si no te das...cuenta.
Definitivamente este chico quiere algo con Melodie, estoy segura.
—Muy bien, vámonos. — dice Eric y así lo hacemos. Ya después le haré muchas preguntas a mi adorable gemela sobre esto.
Queda cerca, por lo que llegamos en pocos pasos.
Lo bonito del lugar es que todos estamos vestidos de blanco. Contemplar tanto orden y buen gusto, me fascina.
—¡Les doy la bienvenida a todos! Soy la doctora Elizabeth y soy terapéutica sexual. — me quedo congelada tras escuchar eso. ¿No que era algo de meditación en parejas? No decía en ninguna parte que tenía que ver con nuestra vida sexual.
—Aun tenemos tiempo de irnos. — me susurra Jack.
—No, nos quedamos. — solo quiero llevarle la contraria, porque incluso yo, quiero salir corriendo de aquí.
—Lo que haremos es darles una tarjeta con 5 preguntas completas para saber qué tan bien están a nivel sexual como pareja. — dos chicos reparten las tarjetas. — Se sentarán sobre las mantas, cada una están lo suficientemente alejadas de los demás para que no puedan escuchar sus respuestas. — nos sentamos. Que esta "terapia" sea al aire libre, en una especie de jardín espacioso, me hace sentir cómoda. — Tendrán 15 minutos para responder sus preguntas. Ahora, inhalen y exhalen. — lo hacemos. — Mírense a los ojos y recuerden eso que los enamoró. Eso que hizo que poco a poco la confianza entre ustedes creciera cada vez más y más. — lo hago.
Estoy enamorada de este hombre desde la primera vez que lo vi entrar a ese bar y cuando supe que podía confiar en él.
—Ahora respondan sus preguntas. Que comiencen las mujeres y luego los hombres. Vuelvo en 15 minutos. — dice la doctora y se aleja de nosotros, aunque sigue supervisándonos.
Abro la tarjeta.
—¿Listo para responder?
—Siempre lo estoy. — pero en cuanto leo la primera pregunta, me molesto.
—¿Cómo fue tu primera vez? — esbozo una falsa sonrisa.
—¿De verdad dice eso? — frunce el ceño.
—¿Tú crees que yo me inventaría una pregunta así? Solo responde y ya.
—Ok. — exhala. — Fue en un bar. Todavía era un niño. Era una mujer que podía ser mi abuela pero se dedicaba a la prostitución y simplemente pasó. Sí, fue horrible. ¿Quieres más detalles?
—¡No, gracias! Por favor no. — abro la tarjeta de nuevo. — ¿Alguna vez has querido experimentar un trío... conmigo? — sé que nota la molestia en mi rostro y lo disfruta.
—Sí. — ataco los ojos. — De hecho es una buena idea. No sé porqué no lo hemos hecho. — no puedo creer lo que estoy escuchando, pero algo me dice, por su excesiva tranquilidad al hablar, que solo lo está haciendo para provocarme.
No te preocupes amor mío, ya me las cobraré.
—Siguiente pregunta: ¿en cuáles lugares te gustaría tener sexo conmigo aunque sepas que nunca lo haría?
—En una iglesia. — lo miro con mucho horror. — O en algún lugar público donde nadie nos conozca y cuando nos descubran salir corriendo. — lo dice con tanta ilusión que esta vez creo que habla enserio.
—¿De verdad?
—Sí, pero como dice la pregunta: sé que jamás lo harías. Así que puedes estar tranquila.
Y así seguimos por los 15 minutos restantes. Sus respuestas son solo para fastidiarme, así que cuando es mi turno, hago exactamente lo mismo y casi hago que estalle de celos.
Venganza cumplida.
El resto del día ha sido una maravilla. Jugamos voleibol en la arena, comemos, bailamos y disfrutamos el loco cumpleaños que le hemos hecho a Jack. Al caer la tarde le damos otro pastel y le cantamos nuevamente delante de mucha gente solo para fastidiarlo un poquito hasta que cae la noche.
8pm.
—¿Listo para ir con tu hija? — le pregunto a Jacob al verlo con el traje de astronauta que le encargué. Pensé que no se lo pondría.
—Creo que sí. ¿Funcionará?
—Estoy segura que sí. Ten fe. — es lo último que le digo antes de que se vaya. Los demás también se irán, incluyendo a Melodie.
Solo nos quedaremos Jack y yo.
—Diles que volveré mañana. — le dice Jack y Jacob asiente. Ha sido un día muy agradable con ellos. Espero que muy pronto tengamos otra aventura más.
Después de que se van, volvemos a nuestra cena privada con vistas al mar.
—Nunca olvidaré este día. Sobre todo porque me ha demostrado que para ser feliz lo único que necesito es tenerlos a mi lado. — sonrío.
—También yo. — respondo.
—Entonces lo de mudarnos juntos sigue en pie, ¿cierto?
—Por supuesto que sí. Ahora lo deseo más que nunca. — su sonrisa me contagia.
—Ven, acompáñame. — se levanta y me extiende su mano.
—¿A dónde? ¿Estás cansado?
—No, nos queda una última cosa que hacer antes de irnos mañana. — frunzo el ceño pero como prometí, haré todo lo que me pida sin cuestionar.
Coloco mi mano sobre la suya y camino a su lado a donde sea que me esté llevando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro