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Capítulo 17.

La cena ha sido más agradable de lo que creí. Es extraño compartir con alguien que se ve físicamente igual a mí, pero me estoy acostumbrando. Por lo que veo, también los demás. Lisa y Eric se despiden de nosotros, al igual que Junior. Me alegra que estemos bien, o que al menos sobrellevemos la situación de la manera más madura posible.

— ¿Lista? Te llevaré a casa de la abuela. — dice Melodie mientras vamos caminando a la puerta.

Casi me olvidaba de ello.

—Claro, vamos.

—Ni crean que las dejaré ir solas. Es muy tarde, las acompañaré. Y todavía no te ganas mi confianza. — Jack coge las llaves del coche y camina hacia nosotras.

—He investigado sobre ti. Jack Connor, el agente federal más famoso de la ciudad. — Melodie se le acerca. — Sé que te cuesta confiar en "desconocidos" como yo y eso está muy bien. Tienes todo el derecho, pero ten por seguro que jamás le haría daño. — habla de mí.

—No. — intervengo. — Jamás me harás daño porque no te lo permitiré, no porque tú así lo quieras. No te confundas. — le aclaro y por su cara, sé que lo entiende.

—Iré con ustedes pero no porque no confíe en ti, que es un hecho, sino porque mi adorable hermanito también tiene que irse y tengo que asegurarme de que esté lejos de la presencia de Lía hasta que decida qué hacer. — mira a Jacob, quien viene detrás mientras se come las golosinas de los estantes.

—Tengo un auto, puedo irme solo, gracias. — responde sin ánimo alguno.

—Pueden venir con nosotras, no hay problema. Además es una zona que no conozco mucho. Si sé que están con nosotras me sentiré más tranquila. — intento tranquilizar la ambiente.

—Entonces no perdamos más tiempo. — Jacob sale primero.

—Ok, entonces vengan detrás de nosotras. — dice Melodie. — Y juguemos a quién llega primero. — me quita las llaves de mi coche y salgo detrás de ella.

¿Qué pretende hacer?

—Pues ya veremos. Me encantan los juegos. — ambos se suben en nuestros autos y Jack y yo solo nos miramos. Creo que no hemos tenido suerte con la clase de hermanitos que nos tocó tener.

Nos subimos y empiezan a conducir. Demasiado rápido para mi gusto pero nada de lo que le diga la hará cambiar de opinión y supongo que Jack estaría más o menos igual. Muchas calles recorridas después, creo que llegamos. Es un vecindario muy solitario y oscuro. Una zona rural. Melodie me lleva hasta el apartamento mientras Jack y Jacob nos esperan abajo.

Habla con el que parece ser amo de llaves del lugar y en cuanto le da las llaves, cruzamos la puerta. Es pequeño pero adecuado para alguien que ame la tranquilidad. No está tan feo como me lo imaginaba pero sí puedo sentir el ambiente tenso y frío que emana.

—Aquí es. Se nota que le han hecho muchos arreglos. Era un desastre. — se sienta sobre la cama mientras toca la tela de las sábanas. — Ahí estaba mi armario. — señala el espacio vacío de un rincón de la habitación.

— ¿Cómo era ella? — me refiero a la abuela.

—Un ángel. No tenía muchos recursos, apenas podía pagar este apartamento. A pesar de todo, esos primeros años con ella fueron los mejores. — saca un álbum del bolsillo de su abrigo y muestra una fotografía suya.

— ¿Entonces todo lo que Martha me contó de sus padres también fue mentira?

— ¿Qué te contó?

—Que tuvo un romance muy tóxico con su maestro, sus padres se avergonzaron de ella y la castigaron. En esa fase fue donde nacieron sus demás personalidades. — sigo observando el lugar.

—Pues en eso sí fue honesta. Todas esas malas experiencias le dieron muchos problemas mentales. El doctor Walter cometió el grave error de caer en sus mentiras y dejarse manipular por ella para salir.

— ¿Conoces a Walter?

—¿Bromeas? ¿Cómo no podría conocerlo si él es quien ha estado ayudándole a esconderme durante todo este tiempo en ese maldito lugar? Nunca ha dejado de ser su cómplice. Me sorprende que todavía no esté en prisión.

—Entonces las sospechas de Jack son ciertas. Él dijo que tenía la impresión de que la doctora Martín trabajaba para alguien más. Mientras estuviste allí, ¿la viste?

—¿La doctora Martín? Era su pasante, después trabajaban juntos pero no en el mismo lugar. Por eso se me hizo muy extraño que de repente fuera la encargada de todo el centro psiquiátrico y que también precisamente estuvieras bajo su cargo. — parece haber estado uniendo los hilos también.

—¿Qué era lo que querían lograr al encerrarme en ese lugar? ¿Qué querían hacer conmigo? — me confundo cada vez más.

—Yo lo sé pero me temo que no te va a gustar. — me deja en suspenso.

—Adelante, estoy lista. — realmente no sé si lo esté.

—Ella siempre me prometió darme la vida que merecía para ayudarle a vengarse de todos los que le habían hecho daño y yo estuve de acuerdo. Pasé 25 años creyendo esa mentira. — su vista está perdida en una esquina vacía de la habitación. — Hasta esa noche en nuestro cumpleaños. Fue donde descubrí que todo con ella estaba mal y no iba a ser parte de su...enfermizo juego.

—¿Y cuál es su enfermizo juego?

—Martha no quería reunirme contigo, quería que yo te reemplazara. Quería que me adueñara de tu vida sin que nadie sospechara mientras te encerraba en ese lugar por siempre. Y por supuesto que no sería parte de eso.

—Me temo que esa no era Martha, era Perséfone.

—No me importa quién de todas haya sido, sigue siendo Martha. Sigue siendo nuestra madre. La enfermedad está en su cabeza y no en el exterior y debes dejar de justificarla y darle más oportunidades por eso. Seguirá haciendo de las suyas cada que pueda.

—Lo sé. Por eso ahora está en prisión y esta vez no haré nada para sacarla.

—Tú no, pero yo sí. La prisión no es un final justo para ella.

—¿Y qué final sí lo es? — se queda en silencio. — Ya pudimos deshacernos de ella, ahora solo enfoquémonos en seguir adelante. Tienes una nueva oportunidad. Empieza de cero y recupera toda la vida que perdiste por su culpa. — se queda viendo la fotografía de la abuela. — Que mal que no la pude conocer.

—Al menos tú sí conociste a nuestro padre. Nunca el privilegio. Además, creo que nunca supo de mi existencia. — cada detalle que recuerdo sin que esté Melodie presente, me hace sentir fatal. — Era un... criminal, ¿cierto?

—Sí, uno de los más buscados.

— ¡Diablos! Nuestra vida parece una película de terror. — nos reímos.

—Eso es un hecho que nadie puede negar. — le devuelvo la foto. — Era malo pero en los últimos días cambió. Cambió de verdad. Y daría todo lo que tuviera para tener una figura paterna que vele por mí cuando ya... no pueda más.

—Sé cómo te sientes, pero no lo necesitamos. — toma mi mano.

—Sabes, soy alguien que a veces sigue más a su corazón que a su mente y eso me ha traído más desgracias de las que merezco. Pero contigo ambos me dicen que puedo confiar en ti. — soy sincera. — Y no entiendo cómo es que me estoy adaptando tan rápido a tenerte cerca de mí. No arruines eso, por favor.

—Yo sé el porqué: sabes que estoy exactamente igual de dañada que tú y por eso estás consciente de que nadie podrá entender tu dolor mejor que yo. — mantenemos contacto visual. — Porque solo las personas rotas pueden curar a otras personas rotas. Aunque siempre supe la clase de madre que era, confié en sus promesas hasta el final. — se ve tan cansada. — Jorge era el único que lo sabía. ¿Viste las fotos de su habitación?

—No quería pero supe que eras tú porque me lo dijo después del incidente.

— ¿Qué incidente? — frunce el ceño.

—Pues tus amigos locos excavaron un túnel en el jardín y armaron un plan de escape. Aunque se me hacía una locura, Jorge me animó a seguirlos y logramos llegar al puente de donde caímos. El fuerte impacto contra el agua me hizo recordar.

— ¿Caíste de un puente y sigues aquí? ¿Cuántas vidas tienes? — suelta una sonrisa.

—No era tan alto y el hombre que nos atacó, cayó debajo de mí, así que supongo que amortiguó el golpe. — observo que también tiene el mismo corte de cabello que yo. Quizás lo hizo para pasar más desapercibida.

—Y respecto a lo del túnel, cuando llegué ya estaba ahí, así que supongo que alguien simplemente lo encontró. — ahora entiendo muchas cosas. — Me iré de la ciudad o quizás del país. Siempre he querido ir a Francia. Con algo de ayuda podré conseguir el pasaporte. Así que no te preocupes, no quiero agobiar a nadie con la confusión de que nos veamos igual.

—No tienes que irte. Has pasado mucho para poder ser libre y salir de las garras de nuestra madre. Ahora que la tienes no hagas que todo haya sido en vano. Recupera todo el tiempo que has perdido, viviendo. Y si te vas, no lo hagas por mí.

—Eso haré, tenlo por seguro. Pero no quiero que te hagas responsable de mis acciones solo porque seamos gemelas. Quizás no hemos crecido juntas pero creo que ya nos conocemos. Nos podemos sentir. — toca su corazón. — Tenemos una conexión.

—No pretendía hacerlo. Mi único consejo es que no te juntes mucho con Jacob o las cosas terminarán muy mal. — le advierto, ya que tienen muchas en común.

—Es insoportable pero es guapo. Sigo teniendo deseos de pegarle en la cara otra vez. —lanza un puñetazo suave al aire que me causa gracia.

—Entonces pégale bien fuerte. Tienes mi apoyo. — volvemos a reírnos. — Pasaremos estas páginas tan oscuras de la mejor manera: mañana iremos a hacerle una pequeña visita a nuestra querida madre. Solo así, daremos el gran cierre. ¿Te parece bien?

—Estaré lista. Tú solo avísame.

—Muy bien. — miro el álbum que aun tiene en sus manos. — ¿Hay más fotos en ese álbum? — curioseo.

—Sí, muchas en realidad. Llévatelo si quieres. — era justo lo que quería.

—Ya vámonos o los chicos perderán la cabeza. — cambio de tema. Nos levantamos y salimos.

9 am del día siguiente.

Como lo acordado, ya estamos aquí, frente a nuestra querida y desquiciada madre. Por su cara, sé que le parece surrealista el escenario que está presenciando.

—Y la historia se repite, solo que con una persona más. — señala a Melodie.

—Cuando alguien no evoluciona tiende a vivir lo mismo una y otra vez hasta que finalmente aprenda.

—Me alegra que hayan decidido convivir como los hermanos que son. Pensé que las cosas serían más...trágicas. — habla como si ya se hubiera resignado a su destino. La cárcel.

—Al final siempre volvemos a cerrar el tema enfrentando nuestro único problema: tú. Te dimos muchas oportunidades para abrirte con nosotros y nunca lo hiciste. A cambio de eso, insististe en seguir mintiendo, manipulando todo a tu alrededor, dañando a tus propios hijos y convertirte en una asesina. — Junior se expresa.

—Bien, ¿alguien tiene algo más que decirme? — se toma las cosas muy a la ligera. Por lo que deduzco que se trata de Perséfone esta vez. Tal parece que es la que más lleva el control.

—Dejaste de ser mi madre en el momento que sacaste ese cuchillo del estómago de la abuela. — le dice Melodie con mucho resentimiento. — Y lo que le hiciste al amigo de Melanie, que también era tuyo, es mucho peor. Que hayas asumido la culpa de Miller era lo mínimo que podías hacer. — Martha solo asiente con la cabeza seguidamente sin decir una palabra.

Luego me mira, esperando que le diga algo también.

—No tengo nada que decirte. Solo que con todo lo que he hecho por ti sin que lo merecieras es suficiente. Nunca dejarás de ser mi madre pero mi respeto como tal, lo has perdido completamente. Estoy muy consciente de que seré mucho mejor de lo que tú nos has enseñado a ser. Tenlo presente siempre en todos los años que estarás en este lugar. — no quería decirle nada pero es inevitable. Es la última vez que pisaré este lugar.

—El tiempo se acabó. — nos avisa un guardia y salimos. Antes, le doy una breve mirada a través del cristal. Puedo ver cómo sus ojos se llenan de lágrimas y comienza a llorar mientras dos policías la llevan a su celda. Aunque sentirme mal ante tal situación es irrevocable, todo esto se lo ha buscado ella. Es su merecido por todo el daño que ha hecho.

—Ya que estamos aquí, me gustaría ver a alguien más. — propongo.

— ¿A quién? — Melodie frunce el ceño.

—A nuestra otra hermana: Valerie.

— ¡Ay no puede ser! No me digas, ¿hermana gemela de Junior también? — Junior pone una cara de horror.

—No, para nada. Es hija de Richard también, pero no de Martha.

— ¿Y por qué está aquí, exactamente?

—Intentó atropellarme. Así de simple.

—La verdad es que no tengo ganas de verla, así que mejor me voy a la empresa. — dice Junior.

— ¡No, espera! Es la última vez que vendremos aquí, por lo menos de mi parte. No quiero dejar nada inconcluso, será muy breve. — lo detengo.

— ¿Será breve? — asiento con la cabeza. — Muy bien, entonces vamos. — hablamos con la oficial a cargo y con mucha suerte, logramos verla. Es increíble que a pesar de no tener ni una gota de maquillaje, siga viéndose hermosa. Creo que es de familia.

—Ay no puedo creerlo. ¿Qué hacen ustedes aquí? — su acento francés sigue siendo muy bonito. Noto la confusión en su rostro al mirarnos.

—Vinimos a presentarte a tu otra media hermana, mi gemela: Melodie. — las presento.

Valerie se ríe a carcajadas.

—Ay por Dios. Una copia exacta de lo patética que eres. Cada vez me arrepiento menos de haberte atropellado.

— ¿Ah, sí? Te reto a intentarlo de nuevo. ¿Te falta mucho para salir? — Melodie saca su lado pernicioso.

—De hecho, me quedan solo algunos meses y me iré de este asqueroso país en cuanto lo haga. Prefiero volver a Francia que aceptar la horrorosa familia que me tocó tener. — acerca su cara al cristal. — Ustedes jamás lo serán.

— ¡Ay que linda! Que sepas que el sentimiento es mutuo, pelirroja. — le dice Junior de mala manera.

— ¿Dijiste Francia? — pregunta Melodie con tono curioso.

—Eso creo, ¿eres sorda? — Melodie sonríe y ya creo entender por dónde va la cosa.

¡Vaya hermanada tan rara me ha tocado tener!

—Bueno es que...tengo cierta admiración por ese país y siempre he querido visitarlo al menos. ¿Naciste allá o tienes alguna visa que todavía funcione? — justo lo que sospechaba.

—Estoy en este país, ilegalmente, gracias a la idiotez de Richard Johnson. En cuanto me dejen en libertad tendré que regresar por las buenas a petición de la ley.

—Entonces...como somos hermanas...

—Medias hermanas. — aclara Valerie.

—Medias hermanas, exacto. ¿Podría ser que me des una ayudita para ir hasta allá? — Valerie vuelve a reírse.

—Muelle femme pathétique.

— ¿Qué dijo? — me pregunta Junior en voz baja, acercándose a mi oído.

—No tengo idea. — contesto de la misma forma.

— ¿Están conscientes de que no los conozco? En serio. La única vez que los vi fue cuando intenté acabar contigo. — me señala. — No me relaciono con ustedes. Ni siquiera sé porqué están aquí.

—Me gustaría ir contigo.

— ¿Qué? Ay pero tú estás loca, ¿verdad?

—Un poco, sí.

—Mira, cada uno de nosotros ha cometido errores y hemos aprendido, con el tiempo, a dejar todo eso detrás. La idea de venir a verte fue de Melanie y creo que calmar las aguas es lo mejor para nuestra salud mental. — comenta Junior.

— ¡Ah, que bonito! El problema es que a mí no me gusta la paz mental. Soy más de sembrar el caos. Eso haré cuando regrese a mi país natal. — se echa para atrás y cruza los brazos.

— ¡Me encanta el caos! — Melodie truena los dedos. — Puedo ayudarte con eso si me llevas. Soy muy buena escondiéndome.

—Tan buena no eres si Jacob pudo encontrarte en menos de 5 horas. — Junior dice.

—Solo me encontró porque así lo quería. Ni siquiera lo intenté. Entonces... — gira la cabeza hacia Valerie nuevamente. — ¿Qué dices? Si quieres no me veas como tu media hermana, no me interesa. Podemos intercambiar favores como cómplices y ya está. Nada de qué preocuparse.

—Eso suena mejor, pero sabes que llevará tiempo, ¿verdad?

—Estoy dispuesta a esperar lo que sea.

—Muy bien, entonces, trato hecho. — se nota que parte de la misma sangre corre por sus venas. Solo pueden llevarse bien cuando se tratan de beneficios. — Mira qué cosas de la vida, ¿no? Te atropello y te multiplicas. — me dice. Aunque lo intente, no puedo evitar reírme y genuinamente todos lo hacemos.

Al menos esta parte, está cerrada y resultó mejor de lo que pensé.

6:30 pm.

—Aquí tienes tu pago. — le doy un sobre con el dinero acordado a Jacob. Estamos en mi oficina. — Muchas gracias, aunque creo que no tuviste que hacer mucho.

—Con su forma de ser es suficiente. Es insoportable. No se parece en nada a ti. Bueno, apartando lo físico. — sube una pierna encima de la otra. — Wow, es que es una locura. ¿En qué momento pasó todo esto?

—Entonces... ¿qué tienes en mente para el cumpleaños de Jack? — cambio de tema.

Me mira con sorpresa.

—Me pusiste una condición y la acepté. Además, tengo mucha intriga de saber qué tienes planeado.

—Ya tengo el lugar donde la organizaremos.

— ¿Y cuál será la temática? ¿O no hay una temática en concreto?

—Pues no, aunque, pensándolo bien, no estaría mal la idea. Pero ¿de qué podría ser?

—No sé, quizás solo algo sencillo.

—El plan es hacerlo enojar y para eso tenemos que hacer todo lo que no le guste. — se acomoda más en la silla. — Dime una. — saca una libreta pequeña de los bolsillos de su gabardina y una pluma.

—No le gustan los payasos, al contrario de ti. — lo anota. — No le gustan muchos las cosas muy coloridas ni el desorden, tampoco las personas muy llevadas y...no sé qué más podría decirte. — sonrío.

Esto es una tontería.

—Perfecto, entonces contrataré a muchos payasos de esos que tanto aborrece, las decoraciones serán de todos los colores, habrá mucho desorden y llevaré strippers. — cierra la libreta y la guardia en sus bolsillos otra vez aunque seguramente no anotó nada en realidad.

— ¿Strippers? Tienes ganas de morir, ¿verdad? — no puedo ni imaginarme la cara de Jack al verlos.

—No me matará delante de tantas personas, así que puedes estar tranquila. — bromea.

— ¿Por qué te gusta tanto molestar a tu hermano?

—Porque sí. Solo quiero divertirme un poco y de igual forma, para recompensarlo, les pagaré la cabaña por un día más para que disfruten de las vistas. — me guiña un ojo.

— ¿Cabaña? ¿La fiesta será en una cabaña?

—Sí, en la playa. Sé que tienes malas experiencias con fiestas en casas y cabañas alejadas, pero esta vez no pasará nada porque estarás con Jack. — eso me tranquiliza.

— ¿Y Lía irá? — husmeo.

—Quisiera que la llevaran solo las primeras horas para que disfrute también pero sé que Jack no me dejará verla.

—Jack no es quien te lo prohíbe, eres tú mismo. Él solo quiere que no la ilusiones más. Entiende que todavía es una niña pequeña que solo necesita felicidad. Hasta ahora Karol, Freddy y él, han hecho un gran trabajo.

—Lo sé y estoy más que agradecido pero...

— ¿Por qué te cuesta tanto acercarte a tu hija? Ella solo necesita tu amor y como sé que se lo tienes, puedes dárselo. No tengas miedo de mostrar tus sentimientos, mucho menos con tu propia hija. La vida será más sencilla pero sé que al final, solo harás lo que quieras hacer. Es tu decisión.

—Lo pensaré, lo pensaré. — se levanta. — Como solo nos queda un día, mañana comenzaremos con todo, ¿de acuerdo? Y sobre todo, no levantes sospechas. Invita a todos los que creas que no le dirán nada jamás. Te pasaré a buscar a las nueve de la mañana. — así de rápido evade el tema.

— ¿Por qué tan temprano? — le sigo el juego.

—Porque la fiesta comenzará desde las doce de la medianoche. — se acerca y con la punta de su dedo toca la puntilla de mi naríz.

— ¿Quieres decir que estaremos todos juntos desde las doce de la medianoche hasta el día siguiente?

—Hasta el día siguiente, no. La noche será solo de ustedes dos. — me da una pícara mirada. — Confía. — dice y sale de la oficina completamente.

Definitivamente mañana será un largo día.

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