Capítulo 15.
—¿Qué demonios haces estúpido? ¿Quieres matarme del susto? — lo golpeo levemente.
— ¿Ves ese hombre de allí? Es el último que queda de una banda terrorista y ¿sabes por qué se está escondiendo? Porque me tiene mucho miedo y sabe que me han pagado lo suficientemente bien para entregar su cabeza. — dice sin que le pregunte nada. — Ahora convence a Jack de alejarse de él si no quiere meterse en un tremendo problemón, y tú no quieres más problemas, ¿cierto?
—Ok, ok, lo haré. — accedo y vuelvo a acercarme. — ¡Jack! Mejor ya vámonos. Alguien más se encargará de esto. — en el momento que me mira, dicho sujeto intenta acuchillarlo pero Jacob le dispara. Haciendo nuevamente su entrada triunfal. Este chico y sus apariciones tan trágicas.
Corro hasta ellos.
—Entonces, ¿buenas noches? — en cuanto habla, Jack lo golpea fuertemente y lo sujeto del brazo para que no lo haga otra vez.
Jacob se levanta y limpia la sangre que le sale de la naríz.
— ¿Algún día dejarás de recibirme con... golpes? — se queja enojado, pero no deja de verse gracioso.
— ¡Eres un maldito cobarde! ¿Tienes idea de lo que haces? ¿De lo que le haces a tu hija?
—No la uses para cubrir tus sentimientos hermanito. — intenta golpearlo otra vez pero lo detengo.
— ¡Ya basta! No hagan esto aquí. Tenemos un cadáver frente a nosotros.
— ¡Oh, sí! Es cierto, pido una disculpa. — se aclara la garganta, junta sus manos y cierra los ojos. — Dale señor el descanso eterno y que brille para él la luz eterna. Amén. — no puede ser. Este hombre tiene el peor humor del mundo.
—No puedo creerlo. Mejor llamemos una ambulancia. — saco mi móvil.
—No. Mi unidad se encargará de eso. Ustedes váyanse. — nos dice como si nada.
— ¿Sabes qué? Me da igual, ya me rendí contigo. Sigue matando a todos los que quieras. No moveré un solo dedo por ti. — dice Jack.
Me toma de la mano y caminamos hasta el coche.
— ¡Esperen! — nos detenemos. — Pensándolo bien, creo que mi auto estalló en la otra esquina. Tuve una persecución interesante. — Jack lo mira mal pero acepta darle un aventón.
Conduce hasta dejarme en casa.
— ¿Qué le hiciste a tu cabello? Me gustaba más tu look anterior. — comenta Jacob.
—El cabello crece, no te preocupes. Digamos que solo tuve una... mala etapa.
—Eso suena muy melancólico.
—Si te la cuento ahora te dará mucha nostalgia y no puedo, tengo que descansar. Mañana hay mucho trabajo.
— ¿En qué restaurante trabajas ahora? — pobrecito, se ha perdido de tanto.
—Si sigues en la ciudad mañana te puedo invitar. — le sigo el juego. Cuando sepa que tengo mi propia empresa se morirá.
No evito reírme silenciosamente.
—Asegura bien las puertas y ventanas. No te confíes tanto todavía, ¿de acuerdo? — me dice Jack antes de que baje.
— ¿Por qué? ¿Qué sucede? — pregunta Jacob en tono más serio.
—Lo haré, amor. — le doy un tierno beso antes de salir del vehículo, ignorando a Jacob completamente.
Jack Connor.
— ¿A dónde quieres que te lleve? — le pregunto mientras conduzco sin rumbo alguno.
—A tu casa. — me detengo bruscamente. — ¡Ay! ¿Por qué? ¿Por qué siempre haces eso?
—No te llevaré a mi casa.
— ¿Ah, no? ¿Por qué razón?
—Porque no permitiré que mates las ilusiones de Lía otra vez. — el chiste parece desaparecer en su rostro. — Cree que la abandonaste. ¿Tienes idea de todas las estúpidas historias que tuve que inventarme para no romperle el corazón más de lo que lo has hecho tú?
—No me iré esta vez, lo prometo.
— ¿Tú, haciendo promesas? Mejor cierra la boca.
—De verdad. Ya resolví todos mis problemas en Filadelfia. No tengo porqué regresar.
—A menos que alguien poderoso te pague lo suficiente para cazar a alguien, ¿no es así? — su cara me lo confirma. — Tengo un lugar donde puedes quedarte, pero no dejaré que Lía te vea hasta que no pretendas quedarte a ser un padre para ella. — conduzco nuevamente y lo dejo en uno de mis departamentos. No entiendo lo que hace este chico, jamás lo hago y no me atormentaré tratando de averiguarlo.
Melanie Cross.
8am.
Estoy parada justo en frente de los enormes portones de cristal de mi empresa. Ver el apellido "Cross" en grande con esos tonos grisáceos sobre los pisos más altos, me enorgullece. ¿De verdad he conseguido todo esto? ¿La chica que no podía ir mucho a la universidad presencialmente por una mala costumbre de mi disfuncional familia? Es casi increíble.
Al entrar, todos el personal me aplaude. Me han estado esperando.
—Bienvenida señorita Cross. Nos da mucho gusto tenerla de regreso. — dice mi secretaria.
—Lamentamos mucho todo lo que le pasó. Sentimos no haber podido hacer más por usted. — dice la encargada de relaciones públicas.
— ¿Hacer más? Ya lo hicieron. Seguir trabajando y ser leal a esta empresa es muchísimo más. Que sigamos aquí es gracias a ustedes.
—Hemos perdido el 15% de nuestros clientes después de la polémica pero luego de eso, todo marcha con normalidad. La gente sigue comprando nuestros productos con frecuencia.
—Un 15% no es más que el 85% restante. Ahora que la verdad se difundirá podemos recuperar esas pérdidas y mucho más. Tengo fe en todos ustedes. — aplauden y volvemos a nuestro trabajo.
—Bienvenida. — dice Jasper.
No puedo hacer otra cosa más que abrazarlo.
—Lo siento mucho. Que te haya tratado como un extraño debe de haber sido algo duro para ti al igual que...lo de Javi. — recordarlo me sigue afectando.
—Tranquila, no tienes que disculparte. Lo que pasaste fue horrible.
—Así es. Pero poco a poco, como todo lo demás, lo dejaré atrás.
—Muy bien por ti. — sonreímos. — Bueno, cuando quieras y tengas tiempo, podemos comer juntos como en los viejos tiempos. Ahora tengo que ir limpiando el bar.
—Claro, adelante. Buen trabajo.
—Buen trabajo para ti también. — se marcha. Lo noto diferente y después de la muerte de Javi puedo entenderlo.
Voy a mi enorme y hermosa oficina.
Sentarme en mi escritorio nuevamente me da poder. Me hace sentir en casa. Me hace saber que finalmente todo está volviendo a su lugar.
— ¿Puedo pasar? — Junior se asoma.
—Adelante. — entra.
—Quería saber cómo estás y también...saber qué haremos con nuestra... hermana. Pero si aun no quieres hablar conmigo lo entenderé. No te molestaré.
—No, no. De hecho, sí tengo pensado algo. La encontraré y después de que hablemos bien los tres juntos, tomaré una decisión. Porque lastimosamente ni siquiera en mi propia familia puedo confiar y no volveré a cometer el mismo error. — agacha la cabeza.
— ¿Y cómo lo harás? Tampoco creo que esté muy lejos. Seguramente está en alguna parte de la ciudad y quizás decida volver por sí misma.
—Sigue teniendo miedo. Se va a esconder hasta de nosotros pero encontraré la forma de dar con ella.
—Pero no irás tu misma ¿o sí?
—No. De hecho no. No arriesgaré mi vida por nadie a partir de ahora. — estoy muy decidida.
— ¿Entonces...?
—Creo que deberías volver a tu trabajo. Sabré arreglármelas a mi manera, no te preocupes.
—Ok, muy bien. No me meto más en el asunto. Al menos, cuando la encuentres, házmelo saber.
—Tenlo por seguro. — respondo cortantemente y sale de mi oficina.
¿Quién podría encontrarla sea donde sea que esté? Mientras más lo pienso solo llega una persona a mi cabeza.
Jack Connor.
—Buenos días. — digo al llegar a la estación.
— ¡Buenos días, agente Connor! — responden todos.
— ¿Señor? — le presto atención. — Hoy llegarán nuevos principiantes que escogieron nuestra estación para hacer las prácticas. Quería saber qué instructor quiere que les ponga esta vez.
—Que orgullo me da saber eso. — que tantos estudiantes escojan este edificio para ejercer su carrera es un honor. Es lo que me demuestra que estamos haciendo un buen trabajo y eso los influye a escogernos. — Dile a Eric que se encargue. La pasarán mejor con él.
—Entendido señor. — se retira.
—Escuché mi nombre por aquí y quiero saber en qué tema. — Eric se acerca, jugando con la misma pelota verde lumínico de los viejos tiempos.
—Tienes un día más como profesor. — me sirvo un poco de café.
— ¡Maravilloso! Esta es mi parte favorita de todo lo que hago.
—Sí, ya lo sé. Por eso siempre te los asigno. — sonrío y bebo un poco de la taza.
— ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Es increíble ver cómo la corrupción es lo único que da frutos en este país! — escuchamos al oficial Cowen. — ¿Saben cómo su noviecita salió en libertad después de todas las pruebas en su contra? Gracias a él. ¿A cuántos compraste? Dime. ¿A cuántos persuadiste con tu cara bonita para que la dejaran en libertad? — me habla a mí así, delante de todos cuando me acerco.
—Oficial Cowen, le pedimos que arregle sus problemas fuera del edificio. Como puede observar, tenemos casos reales que atender. — le dice uno de mis nuevos agentes en el equipo.
— ¿Esto es lo que les enseñas a tus agentes? ¿Ser tan inútiles? Porque eso es lo que todos aquí son: ¡Inútiles! ¡Corruptos! No tienen ni la más mínima compasión de la gente que realmente necesita la justicia. ¿Eso es lo que les enseñan aquí?
—El agente Connor nos enseña muchas cosas, sobre todo a no gastar nuestro valioso tiempo respondiéndole a brabucones como usted. — responde mi agente con osadía y antes de que haga un movimiento en falso, todos los agentes presentes sacan sus armas y les apuntan.
Cowen no tiene de otra que levantar las manos.
— ¡Está bien! ¡Está bien! Estoy guardando mi arma, ¿ven? — al guardar el arma, los agentes bajan las suyas.
—Esto, es lo que les enseño, oficial. — me acerco. — ¿Por qué no eres sincero con nosotros? ¿Por qué no les dices a todos la verdadera razón por la que estás tan sentido con nosotros? Especialmente conmigo. — guarda silencio. — ¿No lo dirás? No te preocupes, lo haré yo. Lo que tanto te molesta es que me hayan ascendido por encima de ti. A pesar de que llevas tantos años en el servicio no has sabido ganarte el respeto de nadie. Ves que alguien tan ingenioso como yo te gana en menos tiempo, te sientes ofendido. La envidia suele ser algo muy desgarrador, ¿no es así? — intenta golpearme pero se detiene antes.
Sabe que no le conviene, y tengo muchas ganas de romperle la cara en este momento.
—Toda tu gente corrupta, tú y este edificio completo, van a caer, ¿sabes por qué? Porque solo sirven para resolver asuntos infantiles. — tiene las agallas de decirme a la cara. — Puedes tomártelo como una amenaza si quieres.
—Solo me amenaza quien puede. — oigo las risas escondidas de todos los presentes y no le queda de otra que agarrar su poca vergüenza y largarse de aquí.
—Bien hecho, chicos. Así se hace. — los alago y todos asienten orgullosamente.
— ¡Hola! — reconozco esa irritante voz.
¡No puede ser cierto! ¿Qué tiene este maldito edificio hoy?
— ¿Y ahora tú qué haces aquí, Jacob? — se me está agotando la paciencia.
—Tranquilo. — pongo los ojos en blanco. — ¿Es que nunca amanece de buen humor? — le susurra a una de las secretarias pero puedo escucharlo.
— ¡Jacob! ¡A mi oficina! ¡Ahora! — le indico y camina conmigo.
Entramos y cierro la puerta.
—Bien, ¿ahora qué quieres? — digo una vez sentados en mi oficina. Obviamente no puede estar dos segundos sin tocar ni husmear en algo.
—Es sencillo: quiero que me des trabajo. — una risa con ganas sale de mi cuerpo naturalmente. Y aunque no entiende, también se ríe con la misma intensidad.
—No. — la sonrisa se borra de mi rostro de inmediato.
— ¿Por qué no? Tengo experiencia con armas y en combate. Puedo hacer un buen trabajo. Al menos para capturar a los malos más grandes.
—No. No encajas en este lugar. Hay reglas que seguir.
—De verdad no te entiendo. Quieres que me quede pero no colaboras.
—Quiero que te quedes por Lía y porque así lo quieras tú. No por trabajo.
—Tienes razón. He sido un pésimo padre pero justo por eso es por lo que no puedo verla a la cara con las manos llenas de sangre. Siento que no está bien.
—Lía te amará siempre, seas lo que seas, ¿sabes por qué? Porque eres su padre. Porque es tu hija. Aun estás a tiempo de darle ese amor que tanto necesita de ti, pero si no quieres, no soy nadie para decirte qué hacer. Es algo que tiene que nacer de ti.
—Trataré. Pero es cierto que ni siquiera a mí mismo puedo prometerme nada. Entré en un mundo del que ya no puedo salir porque me siento bien en él pero, gracias por tus consejos. Has sido el padre que yo nunca pude ser para ella y siempre estaré en deuda contigo por eso. — me sorprende un poco que hable así, pero lo valoro.
— ¿Sabías que la abuela murió? — cambio de tema antes de que salga.
— ¿Qué?
—Así es. Aun tengo sus cenizas en la casa. — noto una pizca de tristeza en su cara. — Toda nuestra familia ha muerto. Los únicos que quedamos somos nosotros. No desperdicies tiempo que mañana desearás tener. — es lo último que le digo antes de seguir con mi trabajo.
Él sabrá qué hacer con su vida.
Melanie Cross.
No puedo creer que esté parada en las puertas de este lugar: el centro psiquiátrico del que acabo de liberarme pero necesitaba volver para cerrar ciclos.
— ¿Melanie? — pregunta Derek al verme.
— ¡Derek! ¿Cómo estás? — lo abrazo de inmediato. Estaba preocupada por él.
—Estoy muy bien. ¡Wow, te ves radiante!
—Gracias, tu también. — sonreímos.
— ¿Y qué haces aquí?
—Vine a visitar a Jorge. ¿Cómo sigue?
—Mucho mejor. Ha respondido muy bien a los medicamentos y ya regresó a su habitación.
— ¿Crees que pueda pasar a verlo?
—No está en las reglas, pero puedo hacer una excepción por ti. De todos modos, estaré cerca para supervisar.
—Perfecto. Será muy breve. Solo necesito hablar con él.
—Bien.
—¡Oye! — se detiene y regresa. — ¿Cómo estás tú? Me refiero... ¿qué pasó después de esa noche?
—Me llevé un golpe pero nada que me quite el sueño. La policía llegó muy rápido y se los llevaron casi a todos. Al parecer tú pudiste escapar. Estoy muy contento, de verdad.
—No lo habría logrado sin tu ayuda, así que gracias.
—No hay de qué. — sonreímos. — Ok, entonces espérame aquí y ya lo traigo. — me indica la sala de visitas y lo espero ansiosamente.
Casi me cuesta creer que iba a durar la mitad de mi vida en este lugar si no se demostraba mi inocencia. Definitivamente no lo iba a resistir, recalcando que jamás tuve problemas mentales más que lesiones físicas y algunos traumas debido a ellas. De igual manera las alucinaciones que tenía con Melodie fueron muy extrañas y anormales de explicar.
— ¡Melanie! — la voz de Jorge me saca de los pensamientos. — ¡Que gusto verte! ¿Viniste solo para verme? — se sienta en el sillón del frente.
— ¡Así es! Tenía ganas de saber cómo estabas.
—Pues ya ves. Mucho mejor, aunque la cabeza me duela horrible y tenga varias partes del cuerpo inflamadas todavía. Pero lo que más triste me tiene es que ya no tengo a nadie que robe chocolates por mí. — él y su obsesión por los chocolates.
—Entonces no esperes que alguien los robe por ti. Róbalos tú mismo. — le digo en voz baja.
— ¿Estás loca? No podría hacerlo ni de broma. Me da mucho miedo.
—Pues estás en tu día de suerte porque...te traje un caja completa de tus chocolates favoritos. — la saco de mi bolso, la toma y la esconde rápidamente debajo de su abrigo.
Está muy feliz.
—Definitivamente eres mi favorita. Incluso más que Melodie. — "Melodie", ese es el tema principal por el que vine.
— Hace cuatro días la conocí. Conocí a Melodie y pude entender porqué la quieres tanto.
— ¿De verdad? Es una chica muy ruda y agresiva. ¡Por eso me encanta!
—Sí, me quedó muy claro. ¿Alguna vez te llegó a contar de algunos lugares a los que le gusta ir? Ya sea alguno secreto donde pueda esconderse cuando sea necesario.
—No, no llegó a decirme nada sobre algún lugar así. Creo que porque nunca ha tenido alguno donde refugiarse. La pobre solo ha pasado su vida de un orfanato a este manicomio. — empieza a comerse los chocolates.
—Lo que pasa es que estoy buscándola, pero no tengo ni idea por dónde empezar.
—Quizás debas contratar a alguien para que lo haga. Alguien que sea tan salvaje como ella, porque te aseguro que por las buenas no regresará. Le gusta mucho jugar sucio. Es bien traviesa mi niña.
—De hecho, es una excelente idea porque ya tengo a alguien en mente.
—Pues espero que la encuentres y le des mucho amor. — casi me sorprende que lo diga.
—¿Amor? ¿Alguna vez te contó de sus planes?
—Lo mismo de siempre. Decía que moría por estar con sus hermanos y conocer el mundo junto a ustedes. Hablaba mucho de ti.
—¿Y qué decía sobre mí? — tengo curiosidad.
—Que te quería mucho, que quería recuperar el tiempo perdido pero eso después cambió.
—¿Por qué?
—No lo sé. Su alma se volvió oscura y solo quería venganza. — esto concuerda con las cosas que me dijo pero supongo que si quiere vengarse de Martha, no le servirá de nada mientras esté en la cárcel. — Gracias por los chocolates.
—De nada, disfrútalos. Ahora tengo que irme, pero prometo volver de vez en cuando para saber cómo estás. — me levanto, le doy un beso en la frente y regreso a la empresa para esperar a la única persona que podría ayudarme a encontrar a Melodie.
11am.
—Definitivamente no. — responde Jacob instantáneamente.
—Por favor, al menos considéralo. Solo tú puedes ayudarme a encontrarla. Eres el mejor cazarrecompensas que conozco. Te pagaré muy bien. — me ha costado mucho siquiera convencerlo de venir a mi empresa, en la cual, aun le cuesta creer.
—Escucha, todavía estoy procesando todo lo que me has contado. Me voy un año y ya tienes una empresa, perdiste la memoria, casi vas la cárcel, estuviste en el manicomio, terminaste y volviste con Jack y ¿también resulta que tienes una gemela? Esto es demasiado. — se levanta de la silla y da vueltas como loco.
—Pues ya ves todo lo que puede pasar en un año. Si no quieres perderte nada entonces no vuelvas a huir. Mira... — me acerco. — Si de algo estoy segura es que sigue en la ciudad, por lo que no tendrás que irte y sería una razón para poder quedarte y adaptarte. Te pagaré lo que quieras, en serio. — trato de convencerlo.
— ¿Jack sabe de esto?
—No. Y no quiero que lo sepa por el momento.
—Otra razón más para decirte: no.
—Sería algo entre tú y yo, como un secreto. Solo...una semana. Si no la encuentras en una semana entonces podemos olvidarnos de todo esto y nadie saldrá herido.
— ¿Y por qué necesitas encontrarla? ¿No es más fácil que la reportes a la policía y que ellos se encarguen de esto? ¿O simplemente llamarla como las personas normales?
— ¡Miren quién lo dice! ¿No será porque tiene un gran parecido a ti y a tu forma de jugar a "me escondo y me encuentran" con la familia? No son tan diferentes después de todo. — lo dejo en silencio. Miro a través de la ventana para poder pensar mejor. — ¿Sabes qué? Olvídalo. Es cierto lo que dicen de mí: jamás aprendo. Como acabo de comprender que nunca podré contar con nadie para nada.
— ¡Está bien! — hace que me detenga antes de salir. — Lo haré, pero con una condición. — estoy lista para saber de qué se trata.
—Que le celebremos el cumpleaños a Jack el domingo que viene. — me cuesta procesar lo que acabo de escuchar.
—¿Qué? Sabes que no le gustan estas cosas.
— ¡Exacto! No le gusta, se molestará y eso es precisamente lo que quiero. También porque será un buena oportunidad de ver a Lía sin que parezca tan extraño. — lo de Lía me convence más.
— ¿Esa es tu condición?
—Sí pero como veo que tienes dinero, acepto el pago también. Aunque no lo necesito. Soy un avaricioso.
—El dinero no será problema, pero ahora me preocupa más lo de la fiesta de cumpleaños de Jack. Nos odiará.
—Esa es la idea. Tú tranquila, yo me encargo del resto.
—Eso es justo lo que me tiene intranquila. ¿Qué tienes en mente?
—Una fiesta de cumpleaños. ¿Jamás has visto cómo se hacen? — pongo los ojos en blanco. Tiene un don para hacerme perder la paciencia.
—Obviamente, Jacob.
— ¿Entonces? — respira Melanie, respira.
—Ok, muy bien. Le haremos esa fiesta aunque nos mate a todos después pero está bien. Solo quiero que encuentres a Melodie Cross y que Jack no se entere de esto.
— ¿De qué no debo enterarme? — nos interrumpe Jack. ¡Demonios! No trae buena cara y eso ya me tiene muy nerviosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro