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XXXIV. NEFARIO

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO:

NEFARIO.


      Nova nunca se había desmayado antes. Lo que podría ser la razón por la que ella había permanecido inconsciente por quince segundos antes de volver, con su antiguo profesor mirándola preocupado —. Estoy bien—, balbuceó casi ininteligible, su voz sonaba vacía, como si alguien hubiera colocado algodón en sus mejillas. Ella intentó sentarse, pero Lupin fue rápido para poner su mano en su hombro y mantenerla acostada.

      —Quédate quieta. Acabas de ser golpeada por una maldición Cruciatus. Necesitas atención médica—, ordenó él. Ella podía escuchar la pelea que sucedía a su alrededor, habían personas gritando hechizos y maldiciones. Quería ayudar.

      —No necesito atención médica—, respondió, ignorando que él volviera a empujar su hombro. Se sentó, la sangre subiendo a su cabeza inmediatamente —. La he recibido antes.

      Los ojos de Lupin reflejaron sorpresa por solo un momento antes de que se oscurecieran considerablemente —. Eso no importa. Debemos llevarte a San Mungo.

      — ¿Estás bien?—, escuchó provenir de su derecha. Vio a Harry, gritando por sobre los sonidos de los hechizos siendo arrojados mientras intentaba acercarse. Ella asintió, tomando su varita de dónde había caído a un par de centímetros de ella. Volvió a asentir cuando aceptó la mano de Harry y se levantó del suelo. Lupin seguía mirándola de forma reprochante, pero ella reconoció que estaba impresionado. Era una mirada que ella nunca había recibido antes. La hacía querer sonreír, pero había una batalla sucediendo a su alrededor —. ¿Y Ron?—, preguntó Harry, nervioso.

      — ¿Crees que hubiera venido aquí si él no estuviera bien?

      Harry lo consideró por un momento antes que un Mortífago apareciera detrás de él, aplastando su garganta con su brazo. Nova, aún un poco atontada y desorientada, solo observó en sorpresa antes de sentir furia. Sabía que había una probabilidad de que, si intentaba paralizarlo, accidentalmente podría golpear a Harry. Los planes pasaban por su mente cuando, de repente, Neville apareció y metió la varita de Hermione en la máscara del Mortífago, justo en el agujero de su ojo. Al segundo que los brazos del hombre liberaron a Harry, Nova envió un paralizador y lo observó volar lejos con el peso del hechizo.

      — ¡Gracias!—, llamó Harry a sus dos amigos restantes. Nova inmediatamente vio a Bellatrix en duelo con el profesor Lupin. Corrió para ayudarlo, sabiendo que Harry podía arreglárselas por sí solo si era necesario.

      — ¡Protego!—, gritó Nova cuando vio a Bellatrix lanzar un maleficio desconocido. Bellatrix sonrió y rió como maniática.

      — ¡La pequeña Konstantinova sabe cómo pelear! La clase de defensa debe estar yendo bien, ¿no?—, Nova envió un hechizo de piernas de gelatina hacia su madrina y observó a Bellatrix caer al suelo cuando sus piernas colapsaron. Si había algo que Nova podía admirar de su madrina, era su resistencia. Ella ni siquiera lució molesta cuando sus pies se habían tropezado. Sino que, por el contrario, sonrió vilmente —. Me pregunto si esos trucos hubieran ayudado a tu madre.

      —Nada podría haber ayudado a mi mamá. No cuando se casó con un estúpido psicópata.

      Bellatrix rió, su carcajada tan alta que Nova la sintió reverberar contra las paredes —. Tu madre también lo llamaba así. Ustedes dos son tan parecidas. Lo veo más ahora que has crecido. Toda una niña buena, Elizabeth Nott—, la sonrisa de Bellatrix murió y su expresión se volvió tan oscura y fría que Nova tembló —. Morirás de la misma forma—, Bellatrix alzó su varita en una noción tan rápida como la luz, pero Nova ya estaba lista. Envió un hechizo noqueador a su madrina y observó su cuerpo volar al otro lado.

      — ¡Ve!—, gritó Lupin, apuntando con su cabeza a dónde Harry estaba ayudando a Neville a levantarse. El corazón de Nova se aceleró, esperando que Neville estuviera bien —. ¡Ve a ayudarlos, Nova!

      Nova llegó con ellos tan pronto como Neville colapsó al suelo, el peso de otro Mortífago golpeándolos siendo demasiado para soportar —. ¡Nova!—, gritó Harry —. ¡Atrapa la profecía!—, el orbe cruzó los aires y aterrizó en las manos expectantes de Nova. Se aseguró de mantenerla cerca de su cuerpo antes de observar su rededor. Lupin ahora estaba peleando contra Lucius Malfoy, quién Harry había enviado volando hasta donde el arco se encontraba. Sirius Black y la madrina de Nova estaban en duelo, primo contra primo. Ojo-Loco Moody descansaba en el suelo, su cabeza sangrando. Su pecho seguía subiendo y bajando. Dos personas que Nova no conocía estaban peleando contra otro Mortífago, y Nova observó que el cabello de la mujer se volvió de un rojo brillante con ira cuando alguien intentó dispararle una maldición a Lupin. La mujer rápidamente desvió el hechizo y se dirigió contra el Mortífago con un nuevo propósito.

      Rockwood, quién previamente había estado peleando contra Kingsley Shacklebolt, comenzó a marchar hacia Nova, sus ojos colocados sobre la profecía entre sus manos —. ¡Neville! ¡Atrápala!—, gritó ella, lanzándola en su dirección. Él la guardó en su bolsillo cuando la atrapó y Nova se giró hacia Rockwood —. ¡Colloshoo!—, gritó, viendo los pies de Rockwood pegarse al suelo. Él no se rindió, moviendo sus brazos. Su puño le dio a Nova en el labio, enviando su cabeza volando al otro lado. Ella probó su sangre, pero no sintió el dolor. Y entonces, justo cuando alzó su varita para enviarlo volando al otro lado de la habitación, vio a Albus Dumbledore corriendo. Rockwood maldijo bajo su respiración e intentó mover sus piernas, pero Nova estaba corriendo hacia Harry y Neville antes de poder registrar sus movimientos.

      Entonces, sus ojos se desviaron hacia su madrina, que seguía peleando contra Sirius Black y no era consciente de que Dumbledore estaba presente —. ¡Vamos! ¡Puedes hacerlo mejor que eso!—, animó Sirius, esquivando un hechizo que Bellatrix le envió. Nova vio el segundo encantamiento golpearlo en el pecho, al segundo su risa se congeló en su rostro, como si fuera a pasar el resto de su vida riendo.

      El parecido de su gesto al de Fred y George Weasley afectó a Nova hasta el fondo.

      No aclamaba conocer a Sirius Black, pero en ese momento, observándolo flotar hacia el velo con aquella última pizca de risa en su rostro, su corazón se rompió en dos. Y entonces, estaba corriendo, la única en el lugar que se atrevió a moverse, y envolvió sus brazos alrededor del pecho de Harry para evitar que fuera tras Sirius. Las lágrimas molestaban en sus ojos mientras lo agarraba con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar con llanto —. Harry—, susurró ella, incapaz de decir algo más.

      Lupin se unió a Nova en sostener a Harry. Y cuando Harry se desplomó contra el cuerpo de Lupin, Nova lo soltó, comprendiendo que éste momento debía ser entre ellos dos. Ella volvió con Neville, estiró su mano y tomó la suya. Él no se burló del gesto, no resopló diciendo que se suponía que era la Reina del Hielo de Slytherin. Neville solo giró su mano bajo la de ella para poder entrelazar sus dedos. Observaron a Lupin susurrando al oído de Harry, probablemente recordándole que Sirius no volvería. Él no podía volver.

      Nova podía recordar cuando ella realmente se había percatado de que su mamá se había ido. Pasó horas entre los brazos de Theo, llorando contra su hombro porque ¿qué clase de niño tenía un Padre que le quitaba la vida a su madre? Ella no lo había entendido hasta entonces, siendo demasiado joven para hacerlo. Pero todo lo que sabía era que su mamá no volvería, y la idea le proveía un corazón roto y un dolor lo suficientemente fuerte para durarle once años de su vida, y tal vez incluso más.

      Harry estaría herido. Pero a diferencia de su Padre, a diferencia de incluso Theo, Nova nunca dejaría que Harry se sintiera solo.

      — ¿Harry?—, el chico de anteojos lucía vacío mientras movía su cabeza hacia Neville. Lupin ya lo había liberado, pero mantenía una mano sobre su brazo por si acaso —. Harry... lo labento tanto...—, dijo Neville, dudando —. ¿Ebe hombe –? ¿Sirius Black era – un amigo tubo?—, Harry asintió, en blanco.

      —Permíteme—, mencionó Lupin, apuntando su varita a las piernas de Neville —. Finito—, sus piernas dejaron de bailar, y fue solo entonces que Nova notó que alguien había maldecido sus piernas para bailar sin parar. En un día ordinario, ella se hubiera reído por no notarlo, pero éste no era un día normal. Harry había perdido a Sirius, sea cual sea haya sido su relación con él. Nova había paralizado a su Padre y había oficialmente terminado su relación con él. Su madrina la quería muerta. Las piernas danzantes de Neville eran el menor de sus problemas —. Vamos a buscar a los demás. ¿Dónde están, Neville?

      —Ellos ebtan allá abás—, contestó Neville —. Un cerebo atacó a Ron, bero creo que ebtá bien – y Herbione ebtá inconsciente, pero sentimos un bulso--.

      Las palabras de Neville fueron interrumpidas cuando Bellatrix soltó un hechizo contra Kingsley Shacklebolt. Rió al desviar un hechizo que le envió Dumbledore. Ella estaba a mitad de las escaleras, antes de que Harry saliera corriendo.

      —Harry – ¡no!—, gritó Lupin.

      — ¡ELLA MATÓ A SIRIUS!—, gritó Harry, alejándose —. ¡LO MATÓ – LA MATARÉ!

      Nova comenzó a correr en su dirección, pero Lupin la agarró por el brazo antes de que ella pudiera siquiera pensar en salir corriendo —. Lupin, suéltame—, pidió, luchando contra su agarre —. Esto es mi culpa, todo esto es mi culpa—, él continuó agarrándola, manteniéndola en el suelo —. Esto es mi culpa—, susurró y, entonces, la barrera se rompió. Nova sintió derrumbarse entre los brazos de Lupin, y las lágrimas salieron a la superficie —. Ron está herido, Bellatrix es mi madrina... si solo hubiera sido una Slytherin normal y no me hubiera involucrado en esto...—, Nova vaciló, arrojando sus manos sobre su rostro, desesperanzada, para evitar que las lágrimas siguieran saliendo y esconderlas de Lupin.

      —Tenía un amigo que pensaba lo mismo. Murió apenas minutos atrás, salvando a su sobrino. Una muerte noble. Una muerte significativa.

      El llanto de Nova se ahogó, su cerebro estaba procesando sus palabras. Sirius Black. Ella había escuchado de Walburga Black, del dolor que le había infligido a sus dos hijos. Regulus había recibido el mal menor porque él era el perfecto Slytherin. Sin embargo, Sirius... de repente, Nova lo entendió —. ¿Profesor Lupin?—, mencionó suavemente.

      Él movió su mentón en su dirección, indicándole que la escuchaba.

      — ¿R.L.?—, adivinó. Él simplemente asintió —. ¿Sirius era el amigo sobre el que escribió?—, otro asentimiento. Ella cayó contra Lupin, sabiendo que él ya estaba listo para sostenerla —. Eso es diferente. No soy como Sirius. No soy buena—, susurró.

      —Arriesgaste tu vida para salvar a Harry Potter, el enemigo que las personas como tu padre y tu madrina buscan destruir. ¿Realmente crees que no eres buena?

      —Harry—, mencionó ella, otra onda de dolor recorrió su corazón —. Él estará destruido. Debo encontrarlo, Lupin. Debo ayudarlo.

      Lupin la observó por un momento antes de asentir una vez más en silencio. Él la soltó —. Estoy seguro que Dumbledore y los demás querrán ir. Vamos a encontrar a Harry.

      La corrida de vuelta al atrio se sintió como horas. Los pasos de Nova lucían tan lentos, sin importar lo rápido que ella intentara ir. Estaba corriendo tras Dumbledore y Lupin, quiénes habían insistido en que ella permaneciera detrás de ellos. No querían que más dolor llegara a un niño, especialmente uno que había pasado por la maldición Cruciatus hace un par de minutos. Neville estaba de vuelta en la habitación, Nymphadora Tonks se fue a arreglar el desastre que era su nariz rota y su boca sangrante.

      Lupin de repente dejó de correr, alzando su brazo para evitar que Nova siguiera. Ella escuchó a su madrina y Harry peleando, discutiendo sobre el destino de la profecía.

      — ¿Qué? ¿Qué quieres decir?—, lloró Bellatrix, su voz sonaba más asustada de lo que Nova nunca la había escuchado.

      — ¡La profecía se rompió cuando estaba intentando ayudar a Neville a subir! ¿Qué crees que Voldemort dirá sobre eso, entonces?

      Bellatrix explotó en ira —. ¡MENTIROSO! LA TIENES, POTTER, Y VAS A DÁRMELA – ¡Accio Profecía! ¡ACCIO PROFECÍA!—, pero no había nada que conjurar. La profecía se había ido. Los ojos de Nova siguieron a su madrina mientras Bellatrix comenzaba a sollozar, luciendo aterrada y derrotada. Harry se rió de ella, su mano apareciendo por detrás de una estatua. Bella disparó un hilo de luz verde en su dirección, y Nova observó cómo Harry rápidamente movió su mano.

      — ¡No hay nada! ¡Nada que conjurar! ¡Se rompió y nadie escuchó lo que dijo! ¡Dile a tu jefe que--!

      — ¡No! No es cierto, estás mintiendo – MAESTRO, LO INTENTÉ, LO INTENTÉ – NO ME CASTIGUE--.

      — ¡No desperdicies tu respiración! ¡No puede escucharte desde aquí!

      Hubo silencio por un momento. En ese mismo instante, Nova sintió su cuerpo volverse frío. El aire en el lugar pareció bajar veinte grados. Ella tembló. Entonces, una voz amable y fría que igualaba la temperatura del ambiente, el tipo de frío que te congelaba del miedo, fue escuchada. La voz suave y helada que no mencionó otra cosa que —. ¿No puedo, Potter?

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