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XXXII. ANATOMÍA DE UNA CAÍDA FAMILIAR

CAPÍTULO TREINTA Y DOS:

ANATOMÍA DE UNA CAÍDA FAMILIAR.


      Nova no pudo hacer otra cosa que observar en silencio a los Mortífagos que los rodeaban. Estaban cubiertos con su usual vestimenta, ropas negras y un aura de terror y destrucción. Nova nunca había visto a su Padre en su oscuro traje ceremonial que él y sus compañeros llevaban puesto, pero no lo hacía lucir menos terrorífico en lo absoluto. Sino, el negro contrastaba con su piel pálida y lo hacía lucir casi nefario.

      —A mí, Potter—, instruccionó Lucius Malfoy, alzando su mano con su palma hacia arriba. Los labios de Nova temblaron, por primera vez perdida y sin saber qué hacer. Si había algo de lo que estaba segura, era que no iba a salir con vida. Sabía qué tipo de magia podía hacer su Padre. ¿Un par de reuniones con la A.D. podrían posiblemente ser suficientes para salvar su vida si su Padre decidía que la quería muerta? Nova no estaba segura.

      Pero lo intentaría. Por Theo, haría cualquier cosa.

      —A mí—, repitió Malfoy, su voz sonando tan parecida a la de su hijo en ese momento que Nova tembló.

      — ¿Dónde está Sirius?—, preguntó Harry, repentinamente recuperando el poder del habla. Nova escuchó la carcajada burlona de su Padre provenir de algún lugar detrás de Lucius, la misma risa fría y cruel que había escuchado toda su vida. La misma risa que él había utilizado cuando ella finalmente aprendió Oclumancia y se encontraba adolorida sobre el suelo, gritándole y rogándole que parara. Él se había reído de ella entonces, con la misma risa que había usado ahora. Detestaba su sonido.

      — ¡El Señor Oscuro siempre sabe!—, escuchó la voz de su madrina anunciarse, triunfante.

      —Siempre—, asintió Malfoy, su voz suave como si Harry fuera un pequeño ciervo bebé al que no quería espantar —. Ahora, dame la profecía, Potter.

      — ¡Quiero saber dónde está Sirius!

      —Quiero saber dónde está Sirius—, se burló Bellatrix. Estaba lo suficientemente cerca de Nova para acercarse y tomar un mechón de su cabello, rodeándolo en su dedo —. Apuesto que no caíste por eso, ¿eh, Konstantinova? Apuesto que fuiste más inteligente que todos ellos—, Ron se removió a su lado, listo para defenderla si era necesario, pero Nova apretó su mano con más fuerza para intentar dejarle saber que molestar a Bellatrix no era la mejor opción en ese momento en particular —. Tenías tanto... potencial—, continuó —. Tanto potencial desperdiciado.

      — ¿Desperdiciado? ¿Me tendrías como a uno de ustedes? ¿Una Mortífaga?—, Bellatrix rió, dándole a Nova su respuesta —. Sé honesta, tía Bella. No me querías. Nunca confiaste en mí. Pero sabías que me necesitabas para conseguir a Theo. ¿Le prometiste mi protección?

      Bellatrix simplemente volvió a sisear, pero no respondió. Lo que le brindó veracidad a sus palabras. Nova sintió que un poco de peso se había levantado de sobre sus hombros. Theo se había unido a los Mortífagos bajo la promesa de que Nova se mantendría a salvo. No sabía si su promesa se mantendría cierta en caso de que una pelea sucediera en ese mismo momento, pero previamente, sus intenciones habían sido las mismas que las de la propia Nova. Mantener a su mellizo a salvo.

      —Lo tienen—, habló Harry, rompiendo la concentración de Nova y Bellatrix, y llevándolo al problema. Bellatrix se aferró a sus palabras, dándole una sonrisa burlona —. Él está aquí. Sé que lo está.

      —El pequeño bebé despertó, creyendo que lo que había soñado era cierto—, se burló Bellatrix con una voz chillona. Nova sintió sus dedos dirigirse a su varita, pero Harry la detuvo.

      —No hagas nada—, murmuró en voz baja —. No aún.

      Bellatrix soltó una carcajada tan alta que Nova vio a Hermione y Ginny saltando ante el sonido. Pero ella se mantuvo quieta como una estatua, sus ojos posados sobre su madrina —. ¿Lo escucharon? ¿Lo escucharon? ¡Dándole órdenes a los otros niños como si creyera que va a pelear con nosotros!

      —Oh, no conoces a Potter como yo, Bellatrix—, dijo Malfoy en esa voz aterradoramente calmada. Era el tipo de voz que te hacía saber que una tormenta se avecinaba —. Tiene una enorme debilidad por ser el héroe; el Señor Oscuro comprende eso sobre él. Ahora, entrégame la profecía, Potter.

      —Sé que Sirius está aquí—, Harry usó un tono de voz que sugería que su pecho se estaba contrayendo y no estaba respirando apropiadamente —. ¡Sé que lo tienen!

      Los Mortífagos a su alrededor rieron de la forma más burlona que podían conjurar. Nova vio a su Padre, observándola como si estuviera esperando que ella estallara en llamas de repente. Ella se enderezó. No te dejaré saber que tengo miedo, pensó, esperando que la escuchara. Ya no te tengo miedo. Si esto termina como creo que lo hará, entonces bien. Pero ya no te tengo miedo.

      —Es hora de que aprendas la diferencia entre la realidad y los sueños, Potter—, espetó Malfoy —. Ahora, dame la profecía, o comenzaremos a usar nuestras varitas.

      Nova ya estaba cerrando su mano alrededor de su varita, lista para proteger a sus amigos. Lista para proteger al chico que se aferraba a su mano como si ella fuera lo único que evitaba que perdiera la cabeza.

      —Adelante, entonces—, contestó Harry, apuntando su varita hacia su pecho. Nova tomó esto como la señal para tomar la varita de su bolsillo, alzándola frente a ella. Vio a sus amigos hacer lo mismo. Estaban dispuestos a morir peleando por las personas en esa habitación. Por las personas que amaban. El corazón de Nova se sentía como si se estuviera aplastando contra su pecho, pero incluso entonces, lo sabía. Ella moriría por Ron Weasley. De alguna manera, él había logrado ingresar a su corazón y le importaba tanto como le importaba Theo. Y si llegaba a eso, sufriría el mismo destino que el pelirrojo traidor a la sangre.

      Pero los Mortífagos no se movieron.

      —Entrega la profecía y nadie saldrá herido—, dijo Malfoy tranquila y fríamente. Nova no le creyó ni por un segundo. Cuando Harry rió, se percató que no era la única que lo pensaba.

      — ¡Sí, claro!—, gritó Harry, su voz manchada con el más ligero pánico —. Te doy esta – ¿profecía, dices? – y nos dejarán volver a casa, ¿no?

      Bellatrix siseó antes de comenzar a gritar —. Accio Profec--.

      — ¡Protego!—, se defendió Harry. Bellatrix pestañeó, sorprendida.

      —Oh, el pequeño bebé Potter sabe cómo jugar—, habló, siseando al grupo de estudiantes de Hogwarts a través de su capucha —. Muy bien, entonces--.

      — ¡TE LO DIJE! ¡NO!—, vociferó Lucius Malfoy con tanta convicción que hizo a Nova saltar. Sus ojos volvieron a posarse sobre su Padre, quien la estaba mirando completamente complacido. Si antes estaba asustada, ahora estaba absolutamente aterrada. Él era el único que parecía capaz de darle esa respuesta —. ¡Si la rompes–!

      — ¿Necesitas más persuasión?—, habló Bellatrix a Harry, mirándolo tan severamente que Nova estuvo sorprendida que él no tembló —. De acuerdo – toma a la más pequeña—, señaló con la cabeza a Ginny. Nova sintió su mano moverse, lista para pelear contra cualquier Mortífago que siquiera pensara en tocarla —. Déjenlo ver mientras la torturamos. Yo lo haré—, comenzaron a acercarse a Ginny, pero Bellatrix se detuvo de un momento al otro, sonriendo salvajemente —. O, ¿por qué no nuestra propia pequeña Konstantinova? Estoy segura que a Edgar no le importará. Probablemente estará feliz de librarse de la traidora a la sangre—, escupió a Nova en la cara, su saliva cayendo sobre su mejilla. Nova no sé atrevió a moverse. Solo continuó mirándola.

      —Tendrán que romper esto si quieren atacar a cualquiera de nosotros—, mencionó Harry, deslizándose frente a Nova para que pudiera estar entre ella y Bellatrix. Ron apretó la mano de Nova, pareciendo paralizado por el miedo que le causaba que fueran a dañarla. A Nova ya no le importaba —. No creo que su jefe vaya a estar muy complacido si vuelven sin nada, ¿no es así?—, Bellatrix no se movió. Harry continuó de pie entre sus amigos y la línea de fuego —. Así que, ¿de qué clase de profecía estamos hablando?

      — ¿Qué tipo de profecía?—, repitió Bellatrix, su sonrisa siniestra cayendo de su rostro —. Qué buen chiste, Harry Potter.

      —Nop, no estoy bromeando. ¿Por qué la quiere Voldemort?—, Nova sintió a Ron encogerse al escuchar el nombre. Él no fue el único. Los Mortífagos sisearon, como si escuchar a Harry Potter mencionar el nombre de su Señor Oscuro fuera un blasfemia.

      — ¡Te atreves a decir su nombre!—, susurró Bellatrix en una voz baja y letal. Era como el siseo de una serpiente antes de arrojarse sobre su presa.

      —Sí—, respondió Harry —. Sí, no tengo ningún problema con decir Vol--.

      — ¡Cierra la boca!—, vociferó Bellatrix —. ¡Te atreves a decir su nombre con tus labios indignos! ¡Te atreves a mancharlo con tu lengua de mestizo! ¡Te atreves a--!

      — ¿Sabías que él también es un mestizo?—, cuestionó Harry, sin importarle los riesgos. Nova escuchó a Hermione gemir —. ¿Voldemort? Sí, su madre era una bruja, pero su padre era un Muggle – ¿o les ha estado diciendo que su sangre es pura?

      —STUPEF--.

      — ¡NO!

      Todos los presentes lucían conmocionados. No sorprendidos porque Lucius Malfoy había desviado el hechizo de Bellatrix, pero porque tanto Lucius Malfoy como Nova Nott habían hablado al mismo tiempo. En el tiempo que tomó a Malfoy bloquear el hechizo de Bellatrix, Nova había empujado a Harry y se había colocado frente a él. Ron protestó débilmente, pero ella solo continuó mirando hacia delante, escuchando las esferas de cristal comenzando a romperse bajo el peso de la maldición paralizadora.

      Varias figuras blancas perladas escaparon de las esferas de cristal que se habían roto, pero los ojos de Nova estaban centrados en Lucius Malfoy. Escuchó a su Padre gritarle a Bellatrix que necesitaban mantener a Harry a salvo hasta que tuvieran la profecía, pero todo en lo que Nova podía concentrarse era en el padre de Draco Malfoy —. Konstantinova—, habló él suavemente, su tono dulce en contraste con el bajo susurro que había usado para intentar manipular a Harry —. Tú, que los proteges tan valientemente, deberías saber que éste es la mejor alternativa. Dile a Harry Potter que me entregue la profecía y los dejaremos ir. Finalmente serás libre de tu Padre. ¿Crees que no sé que es eso lo que quieres? Entrega la profecía y el Señor Oscuro te garantizará tu seguridad. La tuya y la de Theodore.

      Nova se estiró y apretó la mano de Harry, su forma de dejarle saber que, si pensaba escapar, necesitaba hacerlo mientras tenía hablando a Lucius Malfoy —. Theodore nunca estará a salvo. No mientras esté en esa casa.

      — ¿Crees que el Señor Oscuro no sabe lo que hace tu Padre? Si juras lealtad a él, te protegerá. Estarás a salvo. Tu sangre es completamente mágica. Él no quiere desperdiciar esa pureza.

      Los labios de Nova temblaron —. El Señor Oscuro no puede ofrecerme protección. Lo sabes, Lucius.

      — ¿Estás dispuesta a decírselo, entonces?—, retomó Malfoy —. ¿Estás dispuesta a decirle a Harry Potter qué dice la profecía?

      — ¿Qué?—, balbuceó Harry detrás de ella.

      —Harry, si quieres saber lo que dice, te lo diré—, respondió Nova, manteniendo sus ojos sobre Malfoy —. Pero no te atrevas a darle la profecía. No le importas. Después que consigan lo que quieren, estás muerto.

      — ¿Dumbledore nunca te dijo que la razón por la que llevas esa cicatriz estaba oculta en las entrañas del Departamento de Misterios? ¿Tu querida amiga Nova no te lo dijo? Ella fue criada con la historia de Harry Potter, el Niño que Vivió. Creció escuchando la historia de la noche en que el Señor Oscuro visitó Godric's Hollow.

      — ¿Qué sobre mi cicatriz?—, cuestionó Harry. Mientras los Mortífagos reían, ella escuchó a Harry susurrar a Hermione que derribara las repisas cuando lo dijera. Nova apretó su varita y miró a Harry, quien estaba asintiendo como si no estuviera creyendo ni una palabra que Lucius Malfoy mencionaba sobre ella. Ella apreció su lealtad —. Así que él quería que la venga a buscar, ¿no? ¿Por qué?

      — ¿Por qué?—, Malfoy sonaba encantado —. Porque los únicos que tienen permitido tomar las profecías del Departamento de Misterios, Potter, son aquellos de quienes hablan, como el Señor Oscuro lo descubrió cuando intentó usar a otros para que la robaran por él.

      — ¿Y por qué quería robar una profecía sobre mí?

      —Sobre ambos, Potter, sobre ambos... ¿nunca te preguntaste por qué el Señor Oscuro intentó matarte cuando eras un bebé?

      Nova sintió la mano de Hermione presionarse contra su espalda. Asumió que estaba intentando decirle el plan. Nova asintió en silencio, intentando demostrar que entendía. Entonces, cruzó su mirada con su Padre. Él la estaba mirando como si estuviera deseando que ella se volviera polvo. Esto es tu culpa, me has alejado toda mi vida. Me has dañado toda mi vida. Él se encogió, como si pudiera escuchar las palabras en su cabeza. Ella deseó que pudiera. La mataste. La mataste, y no te importa. Ni siquiera pestañeaste. Theodore va a morir por ti. Vas a dejar que todos los que te aman mueran porque eres un egoísta. Porque estás enfermo. Él va a odiarte. Él va a verte a través de mis ojos. Me rendí contigo hace mucho tiempo.

      — ¡AHORA!—, gritó Harry.

      Nova inmediatamente apuntó su varita al orbe más cercano y gritó "¡REDUCTO!" con tanta fuerza que toda la estructura de esferas de cristal se redujo a nada más que una pila de polvo. Nova sostuvo sus manos detrás de su cabeza mientras el vidrio y la madera caían sobre ella como si fuera lluvia, cortando e hiriendo su piel. Por primera vez, no podía sentir dolor. Todo lo que sentía era la necesidad de salvar a sus amigos. Pelear por ellos. Pelear por Theo.

      — ¡CORRAN!—, demandó Harry. Nova tomó la mano de Ron y comenzó a correr, manteniendo una mano sobre su cabeza para que los fragmentos de las predicciones no golpearan su rostro. Pudo sentir a su Padre antes de verlo, y rápidamente se agachó cuando intentó tomarla. Él se cayó, logrando tomar su tobillo en el proceso. Nova sintió su cuerpo caer y se escuchó a sí misma gritarle a Ron que siguiera. Cuando él no se movió, Ginny lo tomó por su hombro y lo empujó hacia la salida.

      Su Padre no pareció percatarse que podía utilizar magia para dañarla. Su puño se alzó y se conectó con su nariz. Ella sintió la sangre salir antes de que un dolor agudo le informara que probablemente estaba rota. Gritó y pateó hacia arriba para quitárselo de encima. Su cuerpo voló a la derecha y ella lo apuntó con su varita —. Esto es por Theo—, murmuró oscuramente, arrojando su pierna de vuelta para golpear su rostro —. ¡STUPEFY!—, vociferó, observando su cuerpo salir volando como si fuera una muñeca de trapo —. ¡STUPEFY!—, era como si estuviera en automático, como cuando había estado en la oficina de Umbridge. Solo que, a diferencia de con Warrington, a ella no le importaba cuántas veces golpeara a su Padre. Él se lo merecía —. ¡STUPEFY!

      Harry la tomó del brazo y la empujó, haciéndola avanzar por el pasillo de esferas de cristal rotas. No podía ver a Ron, ni a Ginny, ni a Luna en ningún lado y entró en pánico cuando todo lo que vio fue a Neville y Hermione. Hermione disparó un hechizo a la puerta para cerrarla detrás de ellos. Nova se estiró y sintió la sangre de su nariz, controlando el daño —. ¿Dónde están los demás?—, cuestionó, apenas conteniendo la ira en su voz.

      — ¡Debieron haber ido en la dirección equivocada!—, susurró Hermione.

      — ¡Escuchen!—, llamó Neville.

      Todos guardaron silencio, escuchando pasos —. Dejen a Nott. Déjenlo, dije. Al Señor Oscuro no le importará las heridas de Nott tanto como que perdamos la profecía – Jugson, ¡vuelve aquí, debemos organizarnos! Nos separaremos en pares y los buscaremos, no olviden ser gentiles con Potter hasta que nos dé la profecía. Bellatrix, Rodolphous, a la derecha; Crabbe y Rabastan, a la izquierda; Jugson, Dolohov, la puerta que está por delante; Macnair y Avery, por allí; ¡Mulciber, conmigo!

      Nova escuchó a Hermione y Harry susurrando un plan, pero sus ojos estaban centrados en la puerta. Pretendía seguirlos por un momento antes de alejarse, escondiéndose en las sombras de la sala. Sus oídos estaban concentrados en los Mortífagos, escuchando sus pasos. Y entonces, se dejó entrar a la mente de su Padre, la única vez que se encontraba agradecida por sus lecciones de Oclumancia.

      Lo vio, vio lo que él veía. Había sangre derramándose de sus ojos y de su boca. Veía el ángulo torcido que él miraba, y se percató que su cuerpo seguía en el suelo.

      Elizabeth Nott, pensó para él. Vio su cuerpo moverse, y supo que él podía escucharla dentro de su mente. Ella era tu esposa. Era la madre de tus hijos. Recibió un hechizo por parte de una de tus personas. Y no pudiste soportar la idea de que odiabas al Señor Oscuro, ni siquiera por un momento. No pudiste soportarlo, el segundo en que ella fue maldita, que querías que él muriera. Querías que Harry Potter tuviera éxito. Y la mataste para que no tuvieras que vivir con ese lamento. Recuerdos de su madre, de su sonrisa cálida, de sus viajes a la tienda de helados Florean's, de ella enseñándole a sus hijos a montar una escoba. Esa es la infancia que me quitaste. Evitaste que tuviera amor. Evitaste que Theo tuviera amor. Pasé toda mi vida intentando conseguir tu aceptación, pero ya no más. No significas nada para mí. Si eso me hace una traidora a la sangre, que así sea. Porque al menos, con estas personas, encontré lo que me quitaste. Encontré lo que nunca encontré en ti.

      Quiero venganza. Pagarás por lo que le hiciste a ella. Pagarás por lo que le hiciste a Theo. Pero principalmente, voy a hacerte pagar por lo que me hiciste. Porque si hay algo que ella odiaba más que a ti, era a quien que dañara a sus hijos. La tengo de mi lado. Y me aseguraré de que estés muerto.

      Hubo silencio por un par de momentos. Y entonces, lo escuchó. Konstantinova, la pequeña voz, débil, susurró en su mente. Estaba complacida de que sonara tan vulnerable. Disfrutaba el dolor que él sentía. Estás muerta para mí.

      No se molestó en responder. Por el contrario, se movió entre las sombras para intentar encontrar a sus amigos, mientras tanto, pensaba en la caída de su familia. Por primera vez, estaba feliz de ser la causa.

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