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XXIV. MIEDO AL AMOR

CAPÍTULO VEINTICUATRO:

MIEDO AL AMOR.


      Nova nunca había visto a tantas personas corriendo fuera de una misma puerta tan rápido como todos lo estaban haciendo. Se arrojaban sobre la puerta como una bandada de pájaros intentando salir, y sin importar cuánto desearan que fuera más grande, la puerta no crecía mágicamente. Casi inmediatamente, Nova sintió la mano de alguien entrelazarse con la suya y apretó desesperadamente la mano de Ron, su corazón latiendo salvajemente en su pecho.

      —Ron, si Umbridge nos descubre--.

      —Lo sé. Te castigará y le dirá a tu padre—, sus ojos se endurecieron —. Ella no lo descubrirá. No dejaré que pase. Sal de aquí, y no te atrevas a ir a las cocinas. No esta noche. Te veré mañana—, él presionó un beso rápido sobre sus labios.

      Ella le dio una sonrisa nerviosa, pero una sensación se hundió en su garganta, como si las palabras de Ron no importaran. Theo sería castigado por sus acciones. No le importaba mucho qué le sucedería a ella, pero Theo estaría en riesgo. Nova empujó entre las personas, sus manos soltándose de la de Ron mientras lograba abrirse paso hasta el pasillo. Correr hacia los dormitorios de Slytherin tomaría demasiado tiempo, así que corrió hacia la habitación de las lechuzas, rápidamente alzando su varita y usando Accio para traer una pluma y un pergamino a sus manos el segundo en que se encontró dentro para que luciera que tenía un propósito para estar allí.

      Mientras estaba allí, sintió el peso del mundo posarse sobre sus hombros en un instante. El sentimiento de que Ron era su único recuerdo lo suficientemente feliz como para conjurar un Patronus; saber que si la atrapaban esa noche, Theo estaría en una posición horrible. Theo. Merlín, lo extrañaba. Extrañaba hablar con él como solían hacerlo, antes que todo saliera mal.

      ¿Cómo iba a hacer esto? ¿Cómo iba a cargar con este peso sobre sus hombros y sobrevivir?

      Nova se arrojó a sí misma sobre una de las sillas de la habitación, posando su cabeza sobre sus manos y soltando una respiración temblorosa. Ella podía hacerlo. Había pasado meses intentando convencerse de que estaba haciendo lo correcto, y no dejaría que veinte segundos de miedo cambiaran su opinión. Estaba haciendo algo por Theo, ayudándolo de la única forma que sabía.

      Lo alejaría de la tóxica mansión, de la casa en la que siempre habían descansado. Nunca había sido su hogar. Nunca lo sería. Nova solía imaginar cómo luciría su hogar cuando fuera vieja y estuviera casada (cuando casarse seguía siendo una opción y la guerra estaba muy lejos de su mente). Quería que fuera grande, pero no tanto que se sintiera vacía, como la mansión en la que vivía ahora. Quería que estuviera decorada con sus posesiones, y no con decoraciones compradas a uno de los magos más ricos que existía. Nova quería que su hogar brindara confort cuando alguien entrara. Las paredes no serían pristinas y blancas, y habría manchas en el suelo que mostrarían señal de vida, humanidad y amor.

      Nova regresó a sus recuerdos con Ron que habían inundado su mente, y un dolor pesado se colocó sobre su corazón. Tal vez un hogar no era una pila de madera en la que vivías. Tal vez un hogar podía ser una persona. Tal vez un hogar era confiar en alguien y saber que tal vez te romperían, pero confiar en ellos de todas formas. Tal vez un hogar era dejar que alguien te diera palabras de afecto en las que no crees, pero ellos querían que lo hagas. Tal vez un hogar era creer que alguien te hacía mejor persona.

      Una carcajada sonora escapó de sus labios, sonando tan demente como se sentía. Las emociones que giraban alrededor de su corazón eran demasiado grandes para comrprender. Porque tal vez, tal vez, Nova había permitido que la idea de un hogar perfecto cambiara a Ron Weasley. En cuestión de meses, él había dado vuelta su mundo, pero ella había disfrutado cada segundo. Le agradaba la persona que era cuando estaba con él, y quería descubrir otras formas en que podía crecer.

      Nunca antes había sentido algo revolotear en su estómago. Su corazón nunca se había sentido tan ligero como cuando estaba con él. Y mientras aprendía a ser buena, aún aprendiendo a tomar las decisiones correctas... sabía que nada de eso sería posible sin la motivación y confianza.

      La palabra amor no era una de las que conocía su definición. Nunca había experimentado aquella sensación increíble descrita en las novelas de romance o incluso el amor familiar que las familias como los Weasley poseían. Su naturaleza desconocida la asustaba. No había nada que asustara más a Nova que la idea del amor. Había visto lo que el amor podía hacerle a las personas. Podía destrozarlos, hacerlos hacer cosas estúpidas, convertirlos en personas completamente diferentes. El tan aclamado "amor" de Theo por su Padre lo estaba convirtiendo en alguien malvado.

      Lo único que podía atemorizar más a Nova era reconocer que ella tal vez nunca lo sentiría. O, que cuando lo hiciera, la asustaría tanto que huiría, justo como toda su familia lo había hecho. Ante la visión de la emoción, cualquiera con el apellido Nott escapaba en un apuro. Ni siquiera estaba segura de que su madre realmente haya amado a su Padre.

      Theo era el único que ella había amado. Y ahora, él también se había ido. Extraño.

      —Oh. Supongo que volveré después—, dijo una voz aplastada desde el otro lado del lugar. Cuando Nova se giró, se encontró con la mirada de Pansy Parkinson, sosteniendo una pieza de pergamino entre sus manos. Ella llevaba aquella estúpida insignia del Equipo Inquisitorial que Malfoy había diseñado en su hombro derecho.

      —No soy la dueña del lugar, Parkinson—, señaló Nova con un tono aburrido, rápidamente ocultando la expresión que había estado mostrando en su rostro. Debía lucir fría, inafectada, como si no tuviera tiempo para lidiar con la tontería de la A.D. —. Sería ridículo que te vayas solo porque yo estoy aquí—, aunque Nova pensó que no lo era. Sabía que Parkinson era consciente de sus sentimientos hacia ella.

      —No me iría solo porque estás aquí. No todo es sobre ti, Nova—, replicó Parkinson, y Nova alzó una ceja ante su tono. Percatándose que estaba actuando extrañamente sarcástica, Parkinson enderezó su postura —. Pero enviaré mi carta—, Nova se encogió de hombros desinteresadamente cuando Parkinson caminó hasta una hermosa lechuza nevada y sostuvo la carta a su lado para que pudiera moderla con su pico. Las dos miraron a la lechuza volar por la ventana en silencio. Entonces, Parkinson suspiró —. Quiero odiarte—, dijo de repente, su voz apenas fue lo suficientemente alta para golpear los oídos de Nova.

      Nova se encogió de hombros —. La mayoría lo hace—, pero parecía como si Parkinson quisiera hablarle, Nova rodó los ojos —. ¿Por qué quieres odiarme?

      Cuando Parkinson alzó la cabeza, Nova estuvo sorprendida de ver lágrimas en sus ojos. No estaba segura de cómo lidiar con Pansy Parkinson si comenzaba a llorar. Podía lidiar con Pansy molesta, con Pansy risueña, e incluso cob Pansy humillada. No tenía ninguna experiencia con Pansy llorona —. Como si no supieras por qué, Nova, él sigue enamorado de ti. Lo escuché hablando con Blaise el otro día. Dijo que no cree que vaya a poder superarte nunca. Y creo que, en el fondo, lo sabía. Pero...—, vaciló, encogiéndose de hombros, desesperanzada —. Pero lo amo. Sé que te alejas de cualquier cosa que se parezca a los sentimientos, pero es cierto. Y a él no le importa en lo absoluto.

      Este era un ejemplo perfecto de por qué Nova no quería enamorarse. Por qué estaba aterrada de el. Estaba haciendo a Pansy Parkinson llorar. Nova no quería lidiar con todas esas emociones danzando en su cabeza a la vez.

      —Pero sé que no sientes lo mismo por él. Por eso no te odio. Quiero hacerlo, pero no puedo. No es tu culpa que Draco no pueda superarte—, Pankison echó sus hombros hacia atrás y se enderezó, pasando sus manos por debajo de sus ojos para asegurarse que no hubiera ningún resto de las lágrimas —. Bueno, supongo que eso es todo. Me iré.

      Ella llegó hasta la puerta antes que Nova la llamara —. ¿Sabes, Parkinson?—, habló tranquilamente —. Deberías estar con alguien que no juegue contigo. Porque tienes razón. No es ni mi culpa ni la tuya que Malfoy no te trate con el respeto que te mereces. Eso es su culpa. Recuérdalo—, Parkinson asintió, quieta en su lugar, antes de finalmente salir del lugar.

      Alguien que te trate con respeto, pensó para sí misma, asintiendo cansada. No pudo pensar en una mejor descripción de Ron Weasley. A veces era estúpido y amaba discutir, pero nunca sintió que le faltó el respeto.


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- POR ORDEN DEL -

MINISTERIO DE MAGIA

Dolores Jane Umbridge (Alta Inquisidora) ha reemplazado a Albus Dumbledore como Director de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.

Lo de arriba está de acuerdo con el Decreto Educacional Número Veintiocho.

      Estaban colgados por toda la escuela, junto con la historia. Aparentemente, Marietta Edgecomb había decidido revelar las reuniones de la A.D., y Harry había sido atrapado mientras volvía a su Sala Común. Habían algunos detalles borrosos que Nova no estaba segura de creer (como Fudge estando en San Mungo porque Dumbledore lo había transformado en un terrier), pero la historia era la misma en general. Dumbledore había escapado y, durante la noche, el Equipo Inquisitorial había ganado el poder para quitar puntos de las casas.

      Nova observó en silencio a Malfoy quitar puntos por cosas estúpidas. Si alguien de Gryffindor tenía los cordones mal atados, perdían cinco puntos. Observarlo era bastante ridículo. Ella y Blaise rodaban los ojos cada vez que Parkinson estaba feliz por quitarle puntos a Ravenclaw, debido a que ello involucraba a Marietta Edgecombe.

      Cuando llegó la hora del almuerzo, Blaise y Nova estaban sentados en la mesa de Slytherin cuando Nova lo sintió. Su asiento tembló debajo de ella, como si un terremoto estuviera a punto de suceder. Y entonces escuchó los fuegos artificiales silbar. Los ojos de Nova se expandieron en horror al girarse sobre su asiento, observando a Ron, quien solo le dio una sonrisa y asintió, murmurando algo para ella.

      —Fred y George—, él estaba diciendo, y una gran sonrisa que Nova no pudo detener curvó sus labios. Su asiento volvió a temblar, la taza que contenía jugo de calabaza tembló sobre la mesa.

      —Déjame adivinar—, mencionó Blaise con una pequeña sonrisa en su rostro —. Fred y George le informarán a Umbridge cómo se sienten con su nuevo estado como directora.

      Los dos se dirigieron a Transformación, solo para descubrir que un dragón rojo formado por fuegos artificiales había encontrado refugio en el salón de la profesora McGonagall. La profesora no lucía alarmada, o siquiera asustada. Ella parecía saber exactamente quién había causado la conmoción, y Nova hubiera jurado que vio una sonrisa minúscula sobre los labios de la profesora al comienzo de la clase.

      —Santos cielos—, dijo mientras todos en el salón observaban al dragón volar alrededor. Nova lo observaba con admiración. Fred y George realmente se habían superado a ellos mismos —. Señorita Brown, ¿le importaría ir con la directora e informarle que tenemos fuegos artificiales en nuestro salón?—, Lavender Brown, que amaba a la profesora Trelawney inmensamente si Nova lo recordaba correctamente, lució más que complacida de hacer a Umbridge lidiar con esto.

      De hecho, Nova descubrió que todos sus profesores estaban llamando a Umbridge para que solucionara el problema de los fuegos artificiales en sus salones. Blaise y Nova intercambiaron miradas, sabiendo perfectamente bien que sus profesores eran lo suficientemente buenos con la magia para deshacerse de los fuegos artificiales sin pestañear. Pero esto era lo que sucedía. Ésta era su rebelión silenciosa, y Nova se encontró sonriendo cuando incluso Snape llamó a Umbridge para que se deshiciera del cohete que albergaba su salón durante Pociones.

      Más tarde esa noche, cuando Nova estaba sentada en las cocinas, observando por la ventana cómo una rueda de Catherine formada por fuegos artificiales volaba alrededor del castillo, escuchó la puerta abrirse y sonrió brillantemente cuando Fred y George ingresaron con su hermano menor detrás. Nova rodó los ojos y comenzó a aplaudir, sabiendo que era exactamente lo que los gemelos querían. Ellos hicieron una reverencia con gracia, expresando gratitud.

      —Ya tenemos tu nombre en nuestra lista de espera—, explicó Fred, estirándose para despeinar el cabello de Nova —. Serán cinco galeones.

      —Suena a un plan—, respondió Nova, estirando su mano cuando Ron se acercó a ella. Él entrelazó sus dedos con los de ella, y Fred y George pretendieron no notarlo, incluso cuando ambos tenían enormes sonrisas plastificadas sobre sus rostros —. Los fuegos artificiales fueron brillantes. Reconozco que Umbridge va a estar hirviendo, lo que asumo era su intención.

      —Naturalmente—, replicó George, dándole una gran sonrisa —. Debemos disfrutarlo mientras dure, especialmente cuando un castigo está en camino.

      — ¿Castigo? No puede probar que fueron ustedes—, comentó Nova, dándole una mordida a su pudding de vainilla que se encontraba frente a ella. Ron se estiró para tomar una cucharada extra y se la llevó a la boca, por lo que Nova lo empujó ligeramente.

      —Estamos hablando del castigo que Umbridge nos dará por saber que éramos parte de la A.D.

      Nova le dio una sonrisa simpática —. ¿Los atrapó? Merlín, eso apesta. Aunque creí que ustedes dos se habían escapado. Escuché que solo Harry y Edgecombe fueron atrapados.

      Fred y George la miraron confundidos —. No, no nos atraparon. Nova...—, Fred vaciló, sus ojos posados sobre los de ella —. Hermione olvidó agarrar la lista con las personas que oficialmente eran parte de la A.D. Umbridge la tiene. Creemos que no tardará mucho en salir a buscar sangre en cualquier día de estos.

      La sangre de Nova dejó de cruzar sus venas. Su corazón paró de latir. Estaba bastante segura que estaba haciendo un sonido de ahogo. Pero nada de eso importaba. Nada importaba porque, si Umbridge lo sabía, entonces Malfoy lo sabría pronto. Theo lo sabría. Y de alguna manera, su Padre lo descubriría. Él estaría furioso. Se desquitaría con Theo, como siempre. Podía imaginarse el abuso físico, los gritos sobre cómo no había dado lo mejor de sí para controlar a "su horrible hija traidora a la sangre". Y peor, Theo podría creerle.

      —Nova—, mencionó Ron, acariciando su piel con su pulgar e intentando hacerle saber que seguía allí —. Nova, di algo.

      Fred y George parecieron sentir que ésta era una conversación que ellos necesitaban tener en privado, y rápidamente salieron de las cocinas. Nova sentía que no podía respirar, las lágrimas ya estaban inundando sus ojos —. Umbridge lo sabe—, mencionó, sin esperanzas, furiosamente pasando sus manos por debajo de sus ojos —. Lo sabe, y mi Padre lo descubrirá.

      —No lo dejaré--.

      — ¿No lo entiendes?—, gritó ella, levantándose de su asiento y girándose en su contra. Él nunca la había visto tan enojada y destrozada al mismo tiempo —. ¡No me importa qué me pase a mí, Ron! No me importa qué me haga. Pero va a lastimar a Theo. Va a lastimar a Theo, y será mi culpa.

      — ¿Qué quieres decir con que no te importa lo que te haga? Nova, él es peligroso. Te pegó. ¿Cómo te atreves a decir que no te importa que vuelva a hacerlo?—, ella rodó los ojos, furiosamente marchando para alejarse de él —. No, ¡vuelve aquí! Siempre haces esto cuando las cosas se ponen duras. Te alejas, como si fuera la solución para todo. Quiero hablar sobre esto.

      —Yo no—, respondió ella con un resoplido, continuando su camino hacia la puerta.

      —No me importa Theo, ¿de acuerdo?—, gritó él, tan alto que fue una sorpresa que nadie más lo escuchara. Sus palabras la detuvieron, evitando que abandonara las cocinas como lo había hecho tantas veces —. Bueno, lo siento. Pero no cambia nada. No me importa Theo. ¡Porque no estoy en una relación con Theo!—, los ojos de Nova se abrieron ligeramente, pero Ron no se detuvo —. ¿Sabes quién me importa? Tú, Nova. Merlín, me importas tanto. ¿Sabes lo que me duele escucharte decir que no te importa que tu padre vuelva a pegarte?

      — ¿Por qué?—, contestó Nova —. Lo que haga mi Padre no te afecta.

      — ¡Claro que me afecta porque está lastimando a mi novia! ¡Es mi novia con quien está molesto!

      Cualquier argumento que Nova tenía murió en sus labios cuando se percató de lo que Ron había dicho. Novia. Nova sintió las lágrimas de ira rodar por sus mejillas, pero ya no importaba porque él la estaba observando con una confianza recientemente descubierta, como si la retara a contradecirlo.

      —Y porque sé que las ruedas en tu cabeza se están volviendo locas, sí, te llamé mi novia. ¿Por qué? Porque me gustas, Nova. Me gustas tanto. Así que no digas que no me afecta, porque claro que lo hace. Si pudiera hacer algo para detenerlo, lo haría, pero sé que no puedo. Y lamento que no me importe Theo, pero no es en él en quien no puedo dejar de pensar y no es él a quien quiero a salvo, y tal vez es egoísta de mi parte pero ya no me importa. Quiero ser egoísta. Hermione una vez me dijo que tengo la capacidad emocional del tamaño de una cuchara de té, y tal vez sea cierto, pero tengo la suficiente capacidad para saber que me gustas y que no quiero que te pase nada.

      —Una cuchara de té no—, dijo Nova inmóvil, en un tono bajo. Ron la miró confundido —. Algo incluso más pequeño. El cuarto de una cuchara de té.

      Él pareció creer que la broma era una señal de que ella estaba mejor, por lo que cautelosamente se le acercó —. Seguro. El cuarto de una cuchara de té—, estuvo de acuerdo, una pequeña sonrisa en sus labios.

      —Theo es mi mejor amigo. No hemos hablado en tres semanas, pero él siempre está allí. Sé que lo está. Sé que es una mala persona, que lo que está haciendo está mal, pero aún lo amo. Dios, lo amo. Solía estar tan asustada de aquella palabra porque no sabía qué quería decir, pero ahora lo sé porque lo amo tanto que me aterra saber que obviamente el sentimiento no es mutuo. No se hubiera convertido en un Mortífago si me amara. Y lo sé, pero aún me importa. Quiero que esté a salvo, que sea feliz. Quiero que escape de nuestro Padre. E incluso si a ti no te importa, a mí sí. Theo va a sufrir por esto.

      —Theo ya está sufriendo—, respondió él, y el conocimiento de que las palabras de Ron eran ciertas la rompió —. Lo siento, Nova, pero es cierto. Esa pared ya se rompió.

      —Lo sé. Merlín, lo sé—, contestó ella, impotente, y de repente él estaba otra vez a su lado, tomando su mano mientras la acercaba a él. Sus brazos envolvieron su cuello y la abrazó, y ella cerró los ojos ante la calidez que él le ofrecía. Él era todo lo que ella no. La bondad, la luz, la felicidad. Debería repelerlo, pero de alguna forma funcionaban. Como dos magnetos —. Odio esto—, susurró contra su hombro, y sintió que él la llevó incluso más cerca de él.

      No supo cuánto tiempo permanecieron allí de pie, abrazados en el medio de las cocinas. Los elfos domésticos caminaban a su alrededor ahora, preocupados por decir algo que fuera a provocar que comenzaran a gritar otra vez, pero Nova no les prestó atención. Solo se aferró a Ron como si fuera su vida, lo único que la mantenía a flote —. Me llamaste tu novia.

      —Estaba esperando que dejaras pasar eso, pero no sé por qué creí que lo harías. Nunca lo haces—, mencionó él, separándose lo suficiente para verla sonreír, sacudiendo su cabeza.

      —Por supuesto que no—, entonces, sus manos viajaron a su rostro y lo tomó, como si ella temiera que él se alejara flotando si no se aferraba a él —. En serio, realmente no me gustan las etiquetas. Hace que todo suene tan infantil—, presionó un beso contra sus labios antes de que él pudiera responder —. Y porque las etiquetas nunca funcionan para mí. Mi Padre es un monstruo, mi hermano se está volviendo malvado. Esas son etiquetas. Se supone que son definitivas, pero ya no se siente así.

      —Nova, puedes admitir que tienes miedo.

      —Estoy malditamente aterrada—, contestó, dándole otra sonrisa. Aunque él podía ver el miedo en sus ojos —. Estoy absolutamente asustada. Pero quiero que sepas que estoy en esto. No voy a echarme atrás. Así que, si necesitamos etiquetarlo, lo haremos. Oye—, agregó cuando él comenzó a bajar la mirada, rápidamente volviendo a atraer su atención a su rostro —. También me gustas, ¿sí? No eres solo tú el que se siente así.

      Minutos después, Nova estaba volviendo a la Sala Común de Slytherin, ya notando a Blaise sentado en el lugar donde normalmente descansaba. Ella se desplomó a su lado y posó su cabeza sobre su hombro, mirando la pieza de pergamino que él estaba leyendo. Era una tarea de Pociones que necesitaba terminar, la tinta roja manchando cualquier lugar donde las correcciones eran necesarias. Ella señaló la poción de Amortencia —. Se supone que tiene que ser media cucharada, no una entera.

      —Gracias—, mencionó él, tomando la pluma y arreglando el error que Nova le había señalado —. Nova, necesito hablar contigo en realidad—, ella lo miró, dándole una mirada confundida —. Mira, Umbridge es la directora ahora y quiero que seas cuidadosa, ¿sí? No estoy intentando controlarte ni nada, pero no quiero que sufras más esos horribles castigos—, como para probar su punto, él tomó su mano y la alzó hasta su rostro. Las palabras eran casi invisibles, pero él corrió sus dedos sobre ella y las sintió —. Ella pagará por esto algún día. El karma la alcanzará.

      —Gracias por preocuparte, Blaise. Tendré cuidado, lo prometo—, fue entonces cuando notó sus nudillos, sangrientos y morados —. Blaise, ¿qué sucedió?—, ella inmediatamente se enderezó, tomando su otra mano y examinando su piel.

      Él lucía casi enfermo —. Yo... tuve una pelea. Con Theo.

      Nova alzó una ceja.

      —Él notó que estábamos hablando más últimamente. Se me acercó y me preguntó cómo estabas. Está preocupado por ti. Creo que sabe lo mucho que solías depender de él. Le dije que dejara de ser un idiota y que te pregunte él mismo, y no se lo tomó bien. Comenzó a gritar que yo no entendía nada, y que él no tenía otra opción. Le dije que estaba siendo un completo idiota, y que estaba actuando como su Padre. No le gustó eso. Intentó golpearme, pero lo esquivé. Le dije que no iba a pelear con él—, él giró su mano y tomó los dedos de Nova. Él lucía calmado, pero ella lo conocía lo suficientemente bien como para percatarse del miedo escondido en sus ojos —. Me preguntó por qué no y comenzó a llorar. Dijo que se lo merecía. Que quería que lo hiciera. Y le dije que no podía hacerlo porque he estado enamorado de él por cuatro años. Entonces, me fui y golpeé una pared. No fue la idea más inteligente.

      —Oh, Blaise—, murmuró ella, dejando caer sus manos y abrazándolo. Ver a Blaise así era diferente a ver a Pansy. Éste era el chico que había sido su amigo en las buenas y en las malas —. Lo solucionaremos. Te ayudaré a solucionarlo. Estoy contigo, ¿sabes eso, cierto? Estoy contigo.

      Él pareció encontrar confort en sus palabras, por lo que la sostuvo con más fuerza. No lloró como Parkinson. Solo se aferró a sus hombros como si ella fuera lo único que necesitaba. Pero ella sabía en el fondo que era la Nott equivocada. Era uno diferente al que él quería sostener. El que sabía que él probablemente nunca podría tocar.

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