XX. PUNTO DE SEPARACIÓN
CAPÍTULO VEINTE:
PUNTO DE SEPARACIÓN.
— ¿Qué puedo hacer hoy por usted, señorita Nott?
Ella estaba tan incómoda como nunca lo había estado antes. La silla era demasiado suave, ella estaba demasiado tensa y se sentía como si no perteneciera allí. Corrección. Ella sabía que no pertenecía allí, sentada en la suave silla de la oficina de alguien genuinamente bueno. Dumbledore la estaba observando, esperando una respuesta que ella no estaba segura de cómo dar. Todo lo que sabía era que su hermano estaba a punto de entrar a un mundo para el que no estaba preparado, y Nova no podía hacer nada al respecto.
Esa era la peor parte. Nova - no - podía - hacer - nada.
Ella nunca se había rendido a la idea de la Reina de Slytherin, la que hubiera liderado quinto año sin intentarlo. La que lideraba a la casa por completo, en realidad. Pero ella siempre había consciente que tenía poder y notoriedad en su casa. Las cosas siempre iban cómo ella quería, siempre había sido así. Tal vez eso la hacía una malcriada. Probablemente lo era. A pesar de todo, ella nunca se había sentido tan inútil como en ese momento. Ella estaba dispuesta a tragarse su orgullo y rogarle a Dumbledore para que arreglara lo que sea que estuviera roto, para deshacer lo que había sido hecho. Si significaba que Theo estaría bien, ella haría cualquier cosa.
Cuando ella no hizo señal de responder, él simplemente alzó una ceja —. Presumo que la razón por su visita inesperada está relacionada con su mellizo. Y asumo que has descubierto que pronto se unirá a su padre y, por lo tanto, al Señor Oscuro—, ella se percató que sus ojos mostraban saberlo todo. Él sabía que sus presuposiciones eran ciertas. Probablemente lo había sabido desde el segundo en que ella golpeó la puerta de su oficina.
—Sí, señor—, respondió ella, tirando de un hilo suelto de su falda —. Ha asumido correctamente.
Él empujó un bowl llenó de gotas de limón hacia ella y, a diferencia de la vez anterior, ella aceptó uno, agradecida de tener algo para hacer. Dumbledore la observó con ojos brillantes que Nova sabía ocultaban más secretos de los que ella podía soportar —. Estás preocupada por Theodore. Me gustaría aprovechar esta ocasión para pedirte que no lo estés.
Nova alzó una ceja —. ¿Quiere que no me preocupe por él?—, él estaba actuando como si preocuparse por su hermano fuera una decisión. Como si ella pudiera sencillamente apagarlo —. Señor, con todo respeto, se está uniendo a los seguidores más poderosos y fieles al Señor Oscuro. Sin mencionar que pueda involucrarse con el propio Señor Oscuro. No estoy segura que comprenda a qué se refiere al decirme que no me preocupe.
Dumbledore permaneció en silencio por un momento mientras comía una gota de limón —. Señorita Nott. He visto una basta cantidad de mellizos y gemelos en mi vida. De hecho, sé de la existencia de cinco pares de ellos atendiendo a la escuela en este mismo momento. De todos modos, puedo ver algo más entre usted y su hermano. Ustedes dependen mucho en el otro y pueden adivinar lo que el otro está pensando con solo una mirada. Mientras Fred y George Weasley o Padma y Parvati Patil pueden tal vez hacer estas cosas también, siempre he admirado su sentido de lealtad entre usted y Theodore—, Nova se preguntó a dónde se dirigía con todo esto —. Lo que es la razón por la que le pido que no se preocupe. Imagine si Theodore rechazara la petición de su padre. Imagine si fuera a defenderse. ¿Qué sucedería?
—Él estaría a salvo—, replicó Nova con un tono fiero, las palabras intangibles que ella quería creer más que nada —. Él no estaría en peligro.
—Eso es cierto—, asintió Dumbledore, tomando otro dulce y examinándolo. Cuando sus ojos se encontraron con los de ella por segunda vez, el brillo de sabiduría seguía presente —. Ahora, dime qué pasaría realmente.
—Padre estaría furioso—, susurró Nova —. Y lastimaría a Theo. Otros Mortífagos lo lastimarían. El Señor Oscuro probablemente lo mataría, si mi Padre no lo hace antes—, las lágrimas inundaban los ojos de Nova, pero ella se rehusó a dejarlas caer, especialmente frente a Dumbledore —. Sé cómo termina esto—, continuó —. Sé que él termina herido sin importar qué. Pero no puedo sentarme y no hacer nada al respecto.
—Temo que será exactamente eso lo que tendrá que hacer, señorita Nott.
Fueron esas últimas doce palabras que Nova continuó repitiéndose mientras se dirigía de vuelta a la Sala Común de Slytherin, las palabras paralizantes que quería desobedecer más que cualquier otra cosa en el mundo, pero sabía en el fondo que no podía. Se sentía como si se estuviera ahogando. Cuando levantó la cabeza, al único que vio fue a Theo, mirándola de vuelta como si pudiera ver su alma. Probablemente podía hacerlo.
Él simplemente giró su cabeza hacia la esquina de la Sala Común de Slytherin que permanecía vacía. La caminata hasta allí se sintió como millas y millas, pero solo era un mal necesario que debía ser tratado. Nova lo sabía. Los dos se pararon uno al lado del otro, pero era el tipo de distancia que era agridulce, ya que Nova nunca se había sentido más alejada. Era aquí donde comenzaría, la separación de lo que era de ellos hacia lo que era de Nova y lo que era de Theo. Éste era el comienzo de una vida estando en los lados opuestos de un espejo. Ella siempre podría ver y escuchar lo que él hacía, la vida que estaba destruyendo, pero ella nunca podría hacer algo al respecto.
—Bulstrode dijo que no te sentías bien ayer. ¿Cómo estás?
Nova le dio una mirada en blanco —. ¿Vas a preguntarme cómo me estoy sintiendo?
Theo le dio una sonrisa seca, el tipo de sonrisa que dabas cuando no encontrabas humor en una situación —. Sí, Nova. Te estoy preguntando cómo te sientes. Es lo que siempre hemos hecho.
Era lo más cierto que ella había escuchado. Ellos siempre se habían cuidado el uno al otro. Las palabras de Dumbledore volvieron a ella, recordándole que nunca había visto a un par de mellizos tan en sincronía con el otro. Era lo único que ella había comprendido de su discurso, porque era lo más cierto y lo más natural con lo que estaba de acuerdo. Nova no conocía mejor a nadie de lo que conocía a Theo, y Theo conocía perfectamente todo el trabajo interno de su mente, de su corazón.
—Pero las cosas van a cambiar ahora—, susurró ella —. Van a cambiar y tú no tendrás tiempo para preguntarme cómo estoy.
—Siempre tendré tiempo para preguntarte cómo estás—, respondió él, encogiéndose de hombros —. Nova, esto no cambia nada.
— ¿Estás hablando en serio? Theo, esto cambia todo. No es solo una posibilidad sobre la que tengo pesadillas. Es real. Es tangible. Sucederá pronto, y no puedo hacer nada sobre ello—, ella tomó su brazo —. Dime qué puedo hacer. Debe haber algo.
—No hay nada. Esto es lo que necesito hacer, Nova.
Siempre había habido una parte de Theo que no había querido otra cosa que la aprobación de su Padre. Ella supuso que era algo oculto en cada niño con un padre al que no le podía importar menos. Aún así, creyó que él era más fuerte que eso, que esa pequeña parte de él. Ya había olvidado hace mucho lo que se sentía aferrarse a ese pedazo de ella, y se había rendido tiempo atrás con ganar la aprobación de su Padre. Incluso si seguía su plan como si fuera sagrado, aún cometería un error en el camino y sería acusada de haber arruinado la fantasía que había tenido en su cabeza de la familia perfecta. No importaba si se casaba con Malfoy, no importaba si era la servidora esposa de un Mortífago. Siempre sería la pequeña Konstantinova que no hacía nada espectacular.
Theo quería ser espectacular. Y ésta era la única forma que sabía cómo alcanzarlo.
— ¿Pero esto es lo quieres hacer?—, susurró ella, su mano aún aferrada a su brazo. Como si quisiera enfatizar su punto, movió su mano para tomar la de él, apretándola con fuerza como si le estuviera prometiendo que no iba a soltarlo —. Lo que tú quieres también es importante.
—"Lo que quieres no es importante si no cumple con la necesidad de otros"—,respondió Theo, dándole una pequeña sonrisa mientras su mano se aferraba a la de ella —. ¿Recuerdas que Padre solía decir eso? Fue después que dije que no quería volver a Hogwarts en cuarto año. ¿Lo recuerdas? No quería volver porque lo odiaba.
—Lo recuerdo—, asintió ella —. Fue cuando habíamos vuelto a casa. Ocho de Octubre, nueve en punto.
—Ocho de Octubre, nueve en punto—, repitió, estando de acuerdo.
—Ella querría que dijeras no—, insistió Nova en voz baja. Era un golpe bajo, lo sabía. Pero sentía que era lo único que lo haría entrar en razón —. Ella hubiera querido que dijeras que no porque querría a su hijo sano y salvo, vivo y feliz. Merlín, Theo, ella querría que fueras tan, tan feliz.
—Podría ser feliz haciendo esto con Padre. Podría vivir una vida completa, haciendo algo que importa. Sé que no estás de acuerdo, pero tú y Padre son todo lo que necesito. Mientras los tenga a ustedes, haré lo sea. Podría ser feliz.
—Suena como si intentaras convencerte a ti mismo—, mencionó Nova —. Theo, no puedes poner tu felicidad en él. No puedes esperar que él tenga en cuenta tu felicidad. A él no le importa; nunca le importó, y nunca lo hará—, sus ojos estaban húmedos por las lágrimas, delatando que su corazón estaba roto en su pecho —. Puedes poner tu felicidad en mí. Siempre tengo tu felicidad dentro de la mía. Me importas, Theo. Me importas más que nadie, y no puedo dejar que te hagas esto. ¿No lo entiendes? Siempre estaré aquí, pero él no y lo estás poniendo sobre mí. Merezco ser egoísta con esto. Sabes mejor que nadie que merezco ser egoísta con esto.
—Nova, por favor, no. No hagas eso. Sabes que tengo que hacerlo.
— ¿No puedes ver que me estás matando? Me estás quitando el corazón y rompiéndolo en pedazos. ¿No es eso suficiente? ¿Para hacerte cambiar de opinión?
Era la primera vez que lo sentía. Aquel aplastante dolor que causaba un corazón roto. ¿Así se sentía? ¿Una quemazón en el pecho y una tirantez en su garganta, recordándole que no quería hacer otra cosa que explotar en llanto y la promesa de lloriqueos caer de sus labios? No sabía cómo la gente sobrevivía a este tipo de dolor. La estaba consumiendo por completo, haciéndola sentir como si nada fuera a volver a estar bien. Así era como se sentiría el beso de un Dementor, de eso estaba segura.
Y Theo era el causante.
—No—, susurró él —. No, no es suficiente.
Sus manos se deslizaron de debajo de las de ella, la último unión entre ellos rompiéndose de forma visible y audible. Esto era todo. Éste era él eligiendo a su Padre, eligiendo la vida de oscuridad y destrucción, y alejándose de la persona que se pararía a su lado hasta el final de la Tierra. La boca de ella cayó abierta en sorpresa. Porque honestamente lo había creído. Había sido lo suficientemente estúpida como para creer que ella sería suficiente para él. Que la aceptación de su Padre no significaba nada porque ella lo había aceptado desde el día en que nacieron —. Theo, estás yendo a un lugar al que no puedo ir—, era un sonido roto que cruzó la Sala Común, y le tomó unos segundos percatarse que había provenido de su interior. Había sido emanado por el dolor que sintió en su corazón cuando miró a su hermano, su mellizo, literalmente su otra mitad, y supo que amarlo no era suficiente —. Te seguiría a cualquier lugar, pero no a allí. Por favor, no lo hagas.
Hubo una serie de momentos. El momento de espacio de las siguientes palabras de Theo que recordarían a Nova la primera vez que se había caído de su escoba. No debería haberla usado con cuatro años, pero era una escoba falsa que no levantaba más de dos pies del suelo y su madre estaba detrás de ella, sosteniéndola para asegurarse que no se cayera. Theo estaba al lado de ellas, en su propia escoba pequeña, y estaba sin supervisión porque había aprendido mucho más rápido que ella. Él siempre aprendía más rápido, ya fuera cómo hablar (él había empezado a hablar completamente dos meses antes que ella pudiera balbucear su primera palabra) o caminar por sí solo. A pesar de todo eso, ellos permanecieron juntos. Nunca se habían separado, como ahora.
Había sido solo un segundo que Theo había perdido control de su escoba y se tropezó, cayendo demasiado rápido como para siquiera pensar en que recuperaría el equilibrio. Él aterrizó en el concreto, golpeando su cabeza contra el suelo con un sonido resonante. Elizabeth había jadeado y había arrancado a Nova de su escoba para dejarla en el suelo antes de inmediatamente envolver a Theo entre sus brazos. Nova recordaba el sentimiento de cosquillas en su cráneo, precisamente donde Theo había recibido el golpe, con Theo llorando de fondo. Descubrió que había sentido lo mismo que él. Llámalo telepatía de mellizos o instinto, pero sabía que su hermano se había lastimado.
¿Por qué él no podía sentir eso ahora? ¿Por qué no podía sentir lo mucho que la estaba lastimando?
—Debo hacerlo, Nova. Lo lamento.
Nova estaba demasiado atontada para percatarse que él se había dado la vuelta, que se había alejado de ella cuando estaba en su estado más vulnerable. Lo observó subir las escaleras hacia su dormitorio, un peso sobre sus hombros que no había estado allí antes. La única otra persona en el lugar era Zabini, y pareció notar lo aturdida que se encontraba, porque se le acercó y le ofreció su brazo.
—Vamos, Nott. Vamos a caminar.
──────────────
Estaban afuera. Nova temblaba bajo su chaqueta, pero en el fondo sabía que realmente no sentía el frío. El sol estaba hundiéndose lentamente detrás del Lago Negro, y no pudo evitar pensar que, la última vez que había estado en ese lugar exacto, ella había sido feliz. Zabini estaba a su lado, arrojando rocas al lago y observándolas hundirse bajo el agua. Él había permanecido en silencio durante los diez minutos que habían pasado allí, pero Nova podía sentir el peso de las palabras que quería decir flotar en el aire.
— ¿Por qué estamos aquí, Zabini?—, susurró Nova. Las lágrimas en sus mejillas se habían secado, pero el dolor en su corazón nunca desaparecería. Tan cliché como sonaba, sabía que siempre habría una parte de su corazón que permanecería roto debido a las acciones de Theo el día de hoy. Incluso si él se le acercaba la mañana siguiente y le rogara que lo ayudara, diciendo que se arrepentía de lo que había dicho, Nova nunca olvidaría el sentimiento de completa traición cuando él se alejó de ella en la Sala Común.
Era como el punto final de separación entre ellos.
—Escuché parte de la conversación entre ustedes dos. Quería asegurarme que estuvieras bien—, Nova le dio una mirada. Si había algo que hubiera esperado, era a Zabini haber ido tras de Theo en lugar de ella. Cuando vio la mirada en su rostro, él rodó los ojos —. Vamos, Nova, creo que ya superamos el momento de estar sorprendidos por nuestra amistad, ¿no?
—Sí, sí, ya lo hicimos. Gracias, Zabini—, los dos observaron el atardecer y Nova sintió el dolor de decirle. Solo una persona que supiera lo increíblemente feliz que era con Weasley. Así, alguien podría saberlo. Sin realmente prestarle atención, sintió una lágrima deslizarse por su mejilla.
—Cambiará de opinión, ya verás. Creo que cuando realmente entienda lo que ellos quieren que haga, cambiará de opinión. Él no te lastimaría así.
Acaba de hacerlo, quiso decir Nova, pero negó —. No es solo eso, Zabini. Las cosas... cambiaron para mí. No sé si creo en lo mismo que antes—, ella pateó la roca más cercana a su pie y Zabini la recogió, lanzándola al lago —. Todo es diferente ahora, y lo necesito más que nunca. Creo que lo que más me molesta de todo esto es que él sabía toda la esperanza que tenía depositada en él para que tomara la decisión correcta, y me decepcionó.
—Está bien dejar que tus creencias cambien—, respondió Zabini, asientiendo —. Lo entiendo. Pero él siempre te amará, Nova. Y debes tenerlo en mente. No sabes cuánto, en realidad. Olvidas que estoy con él casi cada hora de cada día, y él haría lo que sea para protegerte. Cree que está haciendo esto, aceptando los deseos de su padre, para protegerte del Señor Oscuro.
—No me importa el Señor Oscuro—, respondió Nova, amarga.
Zabini la observó como si pudiera ver su alma —. Sí—, mencionó suavemente, sus ojos tristes —. Sí, te importa.
Ella quiso decírselo. Nunca había querido confiar en alguien tanto como quería hacerlo con Zabini, quien era un amigo en cada sentido de la palabra. Los amigos animaban a sus amigos cuando estaban tristes, ofrecían consejo, y se preocupaban por ti incluso cuando estabas siendo irracional. Junto con su nuevo algo con Weasley, estaba sorprendida que el quinto año la había llevado a comprender a Zabini. Pero sabía que no podía hacerlo.
— ¿Me cuentas algo para animarme?—, preguntó Nova suavemente, alzando una roca y arrojándola hacia delante. Ni siquiera llegó al agua. Zabini rió —. ¿Quién te gusta? He intentado descubrirlo hace rato—, Zabini volvió a reír, y el sonido hizo que los labios de Nova se curvaran ligeramente hacia arriba —. He esperado bastante, ¿no crees?
—No. Eres impaciente—, él le envió una sonrisa rápida para asegurarle que no quería dañarla con el insulto —. Conoces los términos. Hablo si tú hablas. Así es como funciona la amistad, Nova Nott.
— ¿Y qué si me odias por ello?—, sugirió Nova.
—Entonces, será justo. Ya que sé que me odiarás también.
Su respuesta la sorprendió. Nunca podría odiarlo si realmente era feliz. La mirada que él le enviaba sugería lo mismo. Él le estaba diciendo, de la manera más sencilla, que no habría forma que pudiera odiarla si ella era feliz. Y tal vez fue porque ella estaba exhausta de sostener la idea de la hija perfecta de Slytherin, o tal vez porque estaba tan feliz por ambos, que dejó que las palabras salieran de su boca.
—Ron Weasley.
Para su crédito, él no se encogió en sorpresa. No le dio una mirada disgustada ni hizo un comentario sobre el siendo un mestizo. Él solo asintió y observó el lago —. ¿Cómo pasó eso?—, preguntó, sin ningún tono cruel. Solo simple curiosidad.
Nova soltó una carcajada seca, sin humor —. Mierda, si lo supiera. Solo explotó en mí un día. Estaba convencida que Malfoy había sido mi única oportunidad para ese tipo de cosas, ¿sabes? Que nunca sería capaz de amar a alguien si no podía amar a la persona con la que soy más compatible. Pero Weasley no es compatible conmigo en lo absoluto. Además de las obvias razones, él es uno de los buenos. Lucha contra las mismas cosas que mi familia defiende. Es molestamente amable, lo que es una sorpresa para mí porque, en mi mundo, nadie es amable sin un motivo detrás. Su familia... Zabini, su familia es todo lo que he querido. No cambiaría a Theo por nada en el mundo y lo sabes, pero el padre de Weasley lo ama. Su madre está viva y lo ama. Tiene hermanos que no tienen que lidiar con la presión de ser malvados porque sus padres nunca los forzarían.
—No tienes que explicarte conmigo, Nova—, comentó Zabini, sacudiendo su cabeza —. Mira, lo dije antes y lo diré otra vez. Somos amigos. Él te hace feliz, entonces estaré bien con eso. ¿Y sabes algo más?
— ¿Hm?
—Dejaste de llorar al segundo en que comenzaste a hablar sobre él.
Nova estiró su mano para sentir la humedad de su mejilla, pero no encontró nada. Él tenía razón, como normalmente pasaba. Hablar sobre Weasley la había distraído lo suficiente como para evitar que se enfocara en su hermano rompiendo su corazón en dos —. Eres un buen amigo, Zabini. No estoy acostumbrada a tener buenos amigos—, con eso dicho, ella cruzó sus brazos por sobre su pecho y lo miró —. Y los amigos aceptan todo lo que hace feliz a sus amigos. Yo ya lo dije, ahora dime. Dijiste antes que está bien cambiar tus creencias. ¿En qué aprendiste a creer?
—Solo que está bien que las personas sean diferentes—, Zabini se encogió —. No aclamo haber crecido con alguien como tu padre. Soy uno de los afortunados, y lo sé. Pero incluso con mis padres, algunas cosas son difíciles, ¿sabes? Como que, si hago un movimiento equivocado, este mundo perfecto que ellos crearon será destruido, pero aprendí que está bien ser egoísta a veces. Está bien querer ser feliz.
—Palabras por las que vivir—, comentó Nova tranquilamente.
—Y es por eso que quiero decirte que la decisión de Theo no te afecta solo a ti.
Le tomó un par de momentos entender lo que Zabini estaba diciendo. La confusión se transformó en comprensión cuando él observó el suelo, esperando su reacción. Y entonces, llegó el dolor. Porque él tenía razón. Parado delante de ella estaba el hombre que quería destrozar aquellas expectativas perfectas, solo para percatarse que no podía hacerlo porque Theo ya no era Theo. Él se transformó en algo que ninguno de ellos reconocía.
— ¿Es Theo?—, susurró ella. Zabini asintió —. ¿Desde cuándo?
Él se encogió de hombros —. Podría mentir y decirte que no lo sé. Pero supongo que desde siempre. Él tiene un hábito de hacer que las personas lo amen, y luego, las rompe. Tú sabes eso mejor que nadie—, ella lo sabía. Y si su última interacción era algo sobre lo que basarse, Zabini había experimentado el mismo dolor —. Fue al primero que le conté sobre los Mortífagos.
— ¿Ustedes dos están...?—, vaciló Nova.
— ¿Bromeas? Viste la manera en que mira a Greengrass, ¿cierto?—, Zabini negó —. No. Esto es algo con lo que debo lidiar a solas. Y no te atrevas a decirme que crees que debería decirle. No después de hoy. Porque por más que lo desee mucho, si él tiene la capacidad de lastimarte a ti así, la persona que siempre protege, entonces sé que me hará lo mismo. Y preferiría no sentir ese tipo de dolor. No lo merezco.
—No, no lo mereces. En lo absoluto—, murmuró Nova —. Quiero intentar algo. Sostenme.
Él la miró confundido antes que los brazos de ella lo rodearan. Ella lo conocía lo suficiente como para saber que a él tampoco le gustaban los abrazos, pero hoy era distinto. Hoy, la persona que ellos amaban los había traicionado de la peor manera posible. Así que él aceptó el agarre que ella le ofreció, y la sostuvo contra su pecho mientras las lágrimas volvían a correr. No podía estar segura, pero ella creyó sentir una de él caer sobre su cabeza, como la promesa que un día lluvioso se avecinaba.
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