XV. COMIENZO DE UNA TORMENTA
CAPÍTULO QUINCE:
COMIENZO DE UNA TORMENTA.
Nova no estaba intentando ser grosera en lo absoluto, pero el último lugar en el que esperaba encontrar a Ron Weasley era la biblioteca. Garantizado, Granger estaba a su lado y lo llevaba a la fuerza, pero él no parecía estar peleando mucho, por lo que ella supuso que era algo que hacía porque quería.
Se había atrapado a sí misma en la biblioteca los últimos dos días, sin siquiera salir por aire a sus visitas usuales a la cocina en la noche. Despertaba, estudiaba en su habitación, asistía a clases, y volvía aquí hasta que Madam Pomfrey insistía que tenía que irse. Durante esos días no había visto a Theo ni a ningún Slytherin, mucho menos a la banda de amigos de Potter. De todos modos, no cruzarlos en la biblioteca en ese momento no tenía sentido, ya que Nova era la única allí.
—Oh—, balbuceó Granger en sorpresa cuando finalmente notó a Nova sentada en la mesa, rodeada de libros —. Bueno. Hola, Nova.
—Hola, Granger—, respondió Nova sin levantar la vista de su libro sobre la Historia de la Amortencia. Sus ojos escanearon un par de oraciones más antes de finalmente levantar la mirada, solo para atrapar la sonrisa de Granger y el profundo rubor de Ron. Otra vez, intentó dejar para después el salto que dio su corazón. No tenía tiempo ahora —. Hola, Weasley.
— ¿Te molesta si estudiamos contigo?—, inquirió Granger. Nova alzó una ceja y señaló las manos vacías de Weasley (al contrario de los cinco libros que Granger se estaba arreglando para balancear entre sus brazos).
—Tienes mucho para estudiar, ¿no, Weasley?—, preguntó, una pequeña carcajada escapando de entre sus labios. El sonido y el sentimiento eran extranjeros para ella, pero necesitaba acostumbrarse a cosas como estas. Reír, sonreír —. Pero sí, está bien. Adelante, siéntense. En realidad debo tomar otro libro sobre la Amortencia, ya que este no me está siendo de mucha ayuda.
—Amortencia. Ni siquiera se me ocurrió estudiar eso—, exclamó Granger, sus ojos abriéndose —. ¿Crees que estará en el examen de Pociones?
Nova se encogió de hombros, dirigiéndose a los pasillos que tenían los estantes llenos de libros. No sintió a alguien seguirla, pero escuchó la respiración de Weasley al intentar mantener su paso. Se deslizó entre los pasillos, sus ojos observando los estantes. Cuando finalmente encontró el libro que estaba buscando, se paró en las puntas de sus pies y sus dedos se estiraron, pero resultó que aún así no llegaba. Intentó estirarse aún más, pero cayó sobre la planta de sus pies cuando vio un brazo cubierto por un sweater acercarse y tomarlo por ella, bajándolo del estante.
—Gracias—, dijo Nova. Eso era algo más a lo que tenía que acostumbrarse. Dejar que las personas supieran que estaba agradecida —. ¿Necesitas algo, Weasley?
—Uhm... ¿no?
—Entonces, ¿me estás siguiendo solo porque sí?—, cuestionó Nova, e intentó detener la pequeña sonrisa que quería expandirse sobre sus labios.
—Quería saber cómo estás—, admitió, su mano alcanzando su nuca y rascando su cuello avergonzado. Nova lo hubiera encontrado alentador si no fuera porque lo que decía no tenía sentido —. Durante las últimas dos noches, me refiero.
—Estoy bien, Weasley—, respondió, e incluso ella se sorprendió porque no había ningún dolor detrás de sus palabras, como lo hubiera habido meses atrás —. No necesitas preocuparte por mí—, agregó despreocupadamente mientras sus ojos volvían a escanear los estantes.
—Bueno, eso es lo que hacen los amigos—, insistió Weasley, siguiéndola cuando ella giró en la esquina —. Se preocupan el uno por el otro. Me preocupo por Harry, me preocupo por Hermione, me preocupo por--.
—Te preocupas demasiado, ¿lo sabías?
—Me preocupo por ti—, culminó, ignorando su interrupción. Las palabras salieron rápidas, como si temiera perder el coraje de decirlas si no lo hacía entonces —. He... he notado cosas.
— ¿Notado cosas?—, repitió ella, girándose para mirarlo. Desde su lugar, podía ver a Granger mirando de reojo el libro de Amortencia que Nova había dejado abierto sobre la mesa, escribiendo furiosamente sobre un pedazo de pergamino. La distracción fue bienvenida. El pasillo de repente se sentía muy pequeño, y Nova sintió como si su corazón estuviera latiendo doce veces más rápido de lo normal. Tal vez debería visitar el Hospital luego —. ¿Qué clase de cosas?
—Estabas triste en navidad—, habló, enlistando todo lo que había notado los últimos meses —. Theo y tú no estuvieron aquí un día de octubre. Tuviste ese corte en tu labio—, lo apuntó con su dedo antes de bajar la voz —. Y sé que Theo tiene uno en su mejilla, lo que me lleva a creer que no fue un accidente.
Ella entrecerró los ojos. No le gustaba esto. No le gustaba que él notara cosas. Todo era más sencillo cuando los demás no notaban nada. Eso, y su corazón seguía latiendo con fuerza contra sus costillas, y la velocidad aumentó cuando notó la cercanía que Weasley y ella habían adoptado —. ¿Qué estás sugiriendo, Weasley? Ya que parece que tienes todo resuelto sobre mí.
Los ojos de él se expandieron abiertos —. ¿Estás bromeando?—, preguntó, y Nova pestañeó —. No tengo nada resuelto sobre ti. Eso es lo que lo vuelve tan frustrante. Eres la persona más difícil de leer que conozco.
Ella se erizó —. Lamento el inconveniente, entonces—, espetó fríamente, dándole una mirada antes de caminar hacia el siguiente pasillo. Lo escuchó seguirla, pero no esperaba que él tomara su mano para evitar que se siguiera alejando.
—Nova, no quería decir eso—, respondió, su agarre aún sobre su mano. Cuando ella alzó una ceja y dirigió su mirada hacia sus manos, él inmediatamente la soltó, su rostro volviéndose rojo una vez más —. Sabes... sabes que no me refería a eso. Solo digo que es...—, dio una pausa y pareció reflexionar sobre sus palabras —, está bien dejar que las personas te conozcan, y contarles qué va mal.
La única persona en la que ella había confiado era Theo. Él era la única persona que necesitaba en su vida. Lo había aceptado hace mucho tiempo atrás. Pero ahora, ahí estaba Ron Weasley de todas las personas, ofreciéndole escucharla, y ninguna palabra pudo salir. Quería contarle todo; quería gritar que estaba aterrada por Theo, que odiaba a su Padre, que temía la llegada de las próximas vacaciones en las que tendría que permanecer alejada de Hogwarts.
Que habían emociones en su pecho que nunca antes habían estado allí y no sabía qué significaban.
Aún así, Nova le envío a Weasley una mirada en blanco antes de colocar el libro bajo su brazo y volver a la mesa, donde Granger había terminado de tomar notas y, en su lugar, estaba leyendo "Hogwarts: una historia". Cuando Weasley tomó su lugar entre ambas, Nova lo escuchó soltar un suspiro de decepción, desplomándose en la silla a pesar de las protestas de Granger sobre que no estaba estudiando nada.
Nova lo miró. Él también la estaba mirando, su rostro volviéndose rojo al ser atrapado, e inmediatamente tomó una pieza de pergamino. Él evitó mirarla por el resto de la sesión de estudio.
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—No entiendo por qué tuvieron la necesidad de traerme aquí, pero si alguno de ustedes intenta volver a darme uno de esos caramelos de vómito, a su madre le faltará dos hijos.
La caminata a la Sala Común de Slytherin había sido una que Nova había tomado incontables veces. Sin embargo, en esta ruta en particular, Nova fue tomada por su brazo y de repente fue arrojada a un pasadizo secreto, un lugar que no tenía idea que existía. Para defenderse, lanzó un hechizo que había estado practicando en la A.D. —. ¡Stupefy!—, después que recibió los sonidos de dolor, se percató que era alguien que conocía y vio a Fred Weasley en el suelo, tomando su cabeza.
— ¡Merlín, Nott!—, él había gritado mientras su gemelo rompía en carcajadas —. ¡Eso no era necesario!
— ¡Tú fuiste el que me tomó y me arrastró a un pasadizo que no se supone que existe! ¿Qué creíste que iba a hacer? En serio, Weasley—, había respondido ella, acomodando su falda.
Ahora, los gemelos le dieron una mirada que sugería que creían que ella era estúpida —. No vamos a darte más pastillas de vómito, cálmate. Solo necesitábamos chequear el plan.
Nova alzó una ceja —. ¿El plan?
—Sí, el plan—, asintió George después de un momento, mirando a Nova como si tuviera dos cabezas.
— ¿Y debería preguntar de qué se trata este misterioso plan?—, Nova no estaba segura de si quería saberlo, especialmente cuando los gemelos estaban involucrados. Probablemente consistía en arrojar una decena de bombas sobre estudiantes de Slytherins. En su segundo año, Nova casi fue víctima de uno de sus ataques, pero afortunadamente empujó a Pansy Parkinson en el camino antes de alejarse, pestañeando sin mostrar emociones cuando Parkinson gruñó —. Por favor, díganme que no van a hacer algo que pueda arruinar la vida de alguien.
— ¿Qué tendría de divertido sino?—, inquirió Fred, rodando los ojos —. Pero, no. Reconocemos que va a mejorar la vida de alguien. La vida romántica de alguien, si sabes a lo que me refiero.
Nova alzó una ceja, decidiendo que no estaba entretenida —. ¿Ustedes...? ¿Realmente están intentando juntarme con alguien?—, cuando los gemelos no hicieron otra cosa que alzar y bajar las cejas repetidamente como si fueran payasos, el rostro de Nova se transformó en uno frío, sin emociones —. Están enterados que intenté salir con Malfoy, ¿cierto? Y no sentí absolutamente nada. Simplemente no soy capaz de sentir amor... en ese sentido de la palabra. Así que, su plan es en vano.
—Sí, pero él era Malfoy. ¿Quién podría amarlo además de Parkinson? Y ella es igual de vil.
—No hables así de Malfoy—, advirtió Nova —. Es un idiota, pero es uno de los pocos que entienden lo que Theo y yo estamos pasando. La presión de ser un sangre pura—, cuando notó los ojos entrecerrados de Fred y George, se percató que los había ofendido —. No me refiero a eso. No voy por ahí llamándoles traidores a la sangre. Son mis amigos. Solo digo que tengo que cumplir con mi parte en casa. La Slytherin fría y purista de la sangre, ¿recuerdan? Y Malfoy entiende eso.
—Sí, sí, bueno. ¿Podemos dejar de defender a Malfoy y volver al tema de interés? Que es mucho más interesante, te lo aseguro—, Nova abrió la boca para señalar que había vuelto a insultar a Malfoy, pero él continuó antes que pudiera interrumpirlo —. De todas formas, el plan consiste en dos meses para juntarlos a Ron y a ti.
—Tienen en cuenta que no me gusta Weasley, ¿cierto?—, preguntó Nova, cruzando sus brazos sobre su pecho para evitar la calidez que se expandía en el —. Estamos... estamos trabajando en ser amigos.
—Lo sabemos. Ser amigos es genial, amigos es progreso. Pero eventualmente, tendrán que ser más que eso. Fred y yo insistimos—, replicó George. Fred asintió, estando de acuerdo —. Y ya cumplimos el primer paso del plan, con el muérdago.
—A pesar de lo mucho que me interesa esta conversación, tengo cosas más importantes que hacer. Así que, gracias, pero no gracias. No me gusta Weasley, y él no gusta de mí.
— ¿Estás bromeando? ¿Crees que no le gustas a Ron? Lamento decírtelo, Slytherin rebelde, pero debes ser absolutamente despistada si crees eso.
Nova, que se encontraba frente a la puerta y ya estaba tirando de ella, congeló sus movimientos al escuchar aquellas palabras. Ellos no podían hablar en serio, ¿no? Ella era lo contrario a lo que a las personas les gusta. Es fría, ruda, cruel, y cualquier otro adjetivo similar que se le pudiera ocurrir. Fred y George debían estar mintiendo. Solo la estaban molestando, jugando con su mente para que hiciera una estupidez. Ella fue a mover su cabeza, deseando que ellos no hayan notado la pausa, pero los gemelos Weasley notaban todo lo que ella no quería.
—Sí, Nova. Es posible que Ron guste de ti—, aclaró Fred, rodando los ojos —. Lo creas o no, no eres tan horrible como te gusta que todos piensen—, notando que él y su hermano podrían estar pareciendo un poco muy duros (aunque Nova no sabía por qué les importaba, ya que esa era su especialidad), Fred agregó —. Mira, solo piénsalo, ¿bien? Sé que crees que no puedes estar en una relación, pero eso es estúpido.
Ron Weasley. ¿Realmente gustaba de ella? Ron Weasley, el chico que juraba que todos los Slytherins son malvados. Ron Weasley, el chico que la había odiado al principio del año. Ron Weasley, la basura traidora a la sangre que su Padre siempre había creído que era, la que ella estaba condicionada a detestar.
Ron Weasley. ¿Realmente gustaba de ella? Ron Weasley, el chico que estaba decidido a hacerle saber que ella era capaz de tener amigos. Ron Weasley, el chico que la había abrazado cuando ella estaba triste. Ron Weasley, el estúpido chico que la había presentado con el té de calabaza.
Nova no supo qué hacer con la pequeña sonrisa que sobrevino a su rostro cuando cerró la puerta detrás de ella, finalmente dejando a los gemelos y parándose en el corredor, sola con sus pensamientos. Junto con su sonrisa, llegó el salto de sus latidos, el sudor en sus palmas, las mariposas en su estómago. No sabía qué era todo esto. Qué era este sentimiento ligero, como si tuviera aire en sus huesos, sus músculos y su tejido. Dando un cerrado giro a la derecha, en silencio se dirigió al Hospital en lugar de la Sala Común de Slytherin. Madam Pomfrey le dio una mirada extrañada cuando Nova se paró en la puerta, mirándola en blanco.
—Señorita Nott—, habló Pomfrey tranquilamente —. ¿Puedo ayudarla?
—Creo que algo va mal conmigo, Madam Pomfrey—, comenzó Nova, intentando sacudir el sentimiento fuera de su cuerpo —. No sé qué pasa. Siento náuseas, siento como si mi corazón fuera a explotar en cualquier momento, y no he estado durmiendo mucho últimamente.
Madam Pomfrey frunció el ceño —. Bueno, está bien, cariño. Ven aquí y déjame mirarte—, Nova asintió, obedeciéndola mientras se dirigía a la primera cama que vio. Lanzó su mochila al suelo antes de subirse al mueble. Pomfrey la siguió, sus ojos entrecerrados mientras se enfocaba en el rostro de Nova. Su mano descansó sobre su frente, sintiendo si tenía fiebre, antes de suspirar —. Sé exactamente cuál es el problema, señorita Nott.
— ¿Sí?—, preguntó Nova, acercándose. ¿Pomfrey realmente sabía qué le estaba pasando? Su corazón nunca había dado un salto antes. Nunca había tenido mariposas —. ¿Qué?—, presionó, sus ojos abiertos de par en par y expectantes por una respuesta.
Madam Pomfrey le dio una mirada marchita —. ¡Estás exigiéndote demasiado en tu estudio para los exámenes T.I.M.O.! Aprecio la dedicación que tienes para tus exámenes, pero necesita descansar, señorita Nott. Tiene unas ojeras horribles debajo de sus ojos, y luce como si no hubiera dormido en lo absoluto en días. ¿Ha estado comiendo regularmente?—, cuando Nova negó suavemente, informando con un simple gesto que se estaba salteando las comidas, Pomfrey la miró seriamente —. Señorita Nott, ¿debo recordarle lo importante que son las tres comidas al día?
—Lo lamento, Madam Pomfrey. Solo he estado estudiando mucho—, respondió Nova, su excusa siendo débil. Pomfrey entrecerró los ojos y le dio una sucia mirada antes de tomar una poción de la pequeña mesa al lado de la cama en la que Nova se encontraba.
—Le daré una poción para dormir, señorita Nott. Puede pasar la noche aquí y la despertaré mañana en la mañana para que coma su desayuno. Si escucho que volvió a saltearse una comida, la encontraré y la regañaré frente a sus compañeros, lo que se lo advierto, será vergonzoso—, vertió un poco de la poción en un vaso transparente y se lo pasó a Nova —. Bebe. Y luego quiero que duerma, señorita Nott. Sin peros.
Nova no creyó que pudiera discutir incluso si quisiera hacerlo. El segundo que Nova llevó el vaso a sus labios, sintió que la poción comenzó a hacer efecto inmediatamente. Sus ojos cayeron cerrados y sintió cómo se acostaba, apoyándose de un lado. A través de sus ojos entrecerrados, vio a Pomfrey soltar un sonido satisfactorio antes de alejarse, y minutos después sintió una sábana cubrir su cuerpo.
Con un último suspiro, Nova cayó dormida inmediatamente.
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— ¿Podrías dejar de moverte? ¿Por solo un segundo, por favor?
— ¿Por qué? ¿No puedes seguirme, Weasley?—, se burló ella.
—Creí que ya habías dejado de llamarme Weasley.
—Nunca dejaré de llamarte Weasley—, Nova tomó su mano, arrastrándolo hasta la cima de la colina sobre un desconocido pastizal con césped verde y un hermoso cielo azul —. Además, no mientas. Sé que en secreto te encanta.
—Lo que no me encanta es subir una colina. ¿Cuándo vamos a llegar?—, se quejó. Nova rodó los ojos y continuó empujándolo. Finalmente alcanzaron la cima, y Nova inmediatamente se lanzó sobre el césped, sentándose de la manera más relajada que alguna vez había estado. Weasley también se arrojó al césped a su lado, cayendo un poco torpe a la tierra, y Nova sintió una carcajada formarse en su garganta —. Eso fue tu culpa—, acusó.
—Solo eres torpe—, respondió Nova. Los dos se quedaron sentados por un momento, disfrutando la calidez que proveía el sol sobre ellos, y la luz hizo que la piel de Weasley luciera incluso más pálida —. ¿Vas a quemarte?—, preguntó con descaro, hundiendo su dedo en su mejilla.
—Estás actuando como mi madre—, señalo él con un bajo sonido de molestia. Nova rió, ésta ocasión dejando que la risa brotara. Aunque él intentó actuar molesto, el sonido de su risa le hizo sonreír, las esquinas de sus labios alcanzando la altura de su nariz. Entonces, de repente, se agregó un peso sobre su pecho. Él abrió los ojos, notando la cabeza de ella mucho más cercana de lo que había estado antes. Ella sintió su corazón acelerarse bajo su toque donde su brazo descansaba sobre su pecho —. Hola—, murmuró suavemente.
—Hola—, respondió ella. Se quedaron allí por un momento, los ojos de Nova atrapados sobre él. Se preguntó cómo habían llegado a esto, algo que acostumbraba hacer a menudo. Todo lo que sabía era que estaba agradecida por lo que sea que sucedió para culminar en esto, y una suave sonrisa levantó las esquinas de sus labios cuando él cerró sus ojos una vez más, relajándose —. Hablo en serio sobre quemarte. No quiero que tu piel se vuelva tan roja como tu cabello.
Sus mejillas enrojecieron, y Nova sonrió porque sabía que tenía la habilidad de provocar eso —. Deja de burlarte de mi pelo.
—No me estoy burlando—, discutió ella, estirando su brazo para tocar un par de mechones sobre su cabeza —. Lo juro.
El mundo estaba iluminado. El sol era casi tan amarillo como el amarillo que ella sentía en su alma. Durante años, creyó que el único color que sentiría sería aquel solitario y oscuro verde que la insolaba de sentir tantas otras cosas como esto. Al segundo que lo había dejado entrar, notó otros colores. Rojo cuando estaba furiosa con él, azul cuando él estaba enfadado con ella, un suave lila cuando él le dijo cómo se sentía por ella, y amarillo. Tanto amarillo. El amarillo era su color favorito cuando estaba con él; era el color de la felicidad, el color de cómo se sentía cada vez que él le sonreía, y el color de esa estúpida letra "N" en su sweater Weasley de navidad.
Ella se sentía ligera. Se sentía cálida. Ella sentía la felicidad.
Sintió el momento exacto en que su sueño cambió, manchando el amarillo de su alma con oscuridad al ver el atardecer. Cosas malas sucedían en la oscuridad —. ¿Qué está pasando?—, preguntó ella, levantándose de su posición cómoda. Lo sintió levantarse a su lado, su mano alcanzando la de ella para entrelazar sus dedos —. ¿Qué es eso?—, inquirió en un susurro horrorizado mientras la luz verde cruzaba el suelo, manchando el hermoso cielo con el color que significaba, para ella, el comienzo de una tormenta —. No—, susurró una vez más cuando vio la calavera comenzar a formarse —. No, no, ¡debemos irnos!
Pero era demasiado tarde. La luz verde que se disparó al cielo no estaba dirigida a unirse con la calavera en su ascenso a las estrellas. La combinación de palabras que congelaban la sangre de Nova fueron mencionadas. Ella lo sintió, sintió la mano de él perder su fuerza, escuchó sus rodillas golpear el suelo, entonces, su pecho, su cabeza, golpeando contra el suelo como si fuera una Quaffle.
—No, no, no—, lloró ella, cayendo sobre sus rodillas —. No, no. Por favor, no. No. No, por favor.
Solo tuvo segundos para escuchar las palabras. La frase susurrada que había escuchado demasiadas veces en su vida. La frase a la que no debería estar acostumbrada, pero desafortunadamente lo estaba.
—Avada Kedavra.
Cuando Nova abrió los ojos, no se debió a sus jadeos de incredulidad o encogimientos debido a las imágenes de infierno de su pesadilla. En un gesto que le dio un punzón de tristeza a su corazón, todo lo que hizo fue pestañear, tan acostumbrada a las pesadillas que ni siquiera la afectaban. Pero ésta vez fue diferente.
Había dejado que las palabras de Fred y George le afectaran. Ellos habían plantado la semilla, y Ron Weasley apareció en sus sueños. Ron Weasley había sido algo más allí, en el mundo amarillo antes que el cielo se volviera absoluta oscuridad.
Ron Weasley había muerto en su sueño.
No le gustó el dolor en su corazón, ni la tristeza que ésta idea llevó a su mente. Pero especialmente, no le gustaba el sentimiento de odio a sí misma que llegó con la pesadilla. Esto era lo que ella era. Sabía que era estúpido creer que todos los Slytherins eran malvados, pero la verdad era que su familia sí lo era. Había sido criada con maldiciones imperdonables, con la estúpida Marca Oscura, y con el legado del apellido Nott. Ella destruiría todo en su camino. Arruinaría todo lo que la hacía feliz.
Y aunque odiaba admitirlo, Ron Weasley la hacía feliz. Con su estúpido té, sus estúpidos abrazos y el estúpido rubor que aparecía en sus mejillas cada vez que tartamudeaba. Le gustaba tenerlo cerca, como si fuera un amigo.
Pero ella no podía ser lo mismo para él. Estaba integrado en sus huesos. Ella era la Reina del Hielo de Slytherin. La hija estereotipo de un Mortífago.
—Ah, ya estás despierta—, mencionó Pomfrey, apareciendo de la nada. Nova no saltó —. Bien. Es momento que vayas a desayunar, pero no sin una poción—, le pasó a Nova un vial lleno de poción, y la Slytherin lo tomó, sin realmente pensar en lo que estaba sucediendo —. Recuerde mis advertencias, señorita Nott. Será mejor que escuche que fue directo al Comedor.
—Sí, Madam Pomfrey—, asintió Nova, deslizando sus piernas para bajarse de la cama, tomando su mochila de donde la había arrojado la noche anterior. En silencio, salió del Hospital y se dirigió al Comedor, donde Theo la estaba esperando en la mesa de Slytherin. Él lució aliviado cuando ella se sentó a su lado.
— ¿Dónde estabas? Zabini dijo que nunca volviste anoche. ¿Estás bien?—, cuestionó él, inmediatamente tomando un plato para poder llenarlo con comida para ella.
—Fui al Hospital—, antes que Theo pudiera soltar cientos de preguntas distintas y se preocupara más de lo necesario, ella alzó su mano —. Solo no he estado durmiendo bien, y Pomfrey me dio una poción para eso. No es nada importante.
— ¿Nada importante? Nova, no puedes dormir.
—Theo—, soltó, apretando los dientes —. Estoy bien.
Él se quedó callado, y ella inmediatamente suspiró, estirando su mano para tomar la de él y asegurándole que no estaba enojada, solo frustrada. Cuando él le devolvió el apretón, ella supuso que fue disculpada.
Nova notó a Fred y George en la mesa de Gryffindor, riendo y bromeando con su hermano menor, quien lucía como si estuviera listo para asesinarlos. Inmediatamente, Nova volvió a su sueño, la mirada en su rostro mientras su vida se desvanecía. Cuando volvió a girarse a su mesa, decidió que Fred y George estaban equivocados.
Ron Weasley no gustaba de ella. Ella no iba a permitírselo. Él solo terminaría herido, como todos los que se ponían en contacto con ella.
No hubo un salto en sus latidos. No habían mariposas cálidas. En su lugar, había una sensación que la hundía, y una tristeza irracional que sabía que no desaparecía pronto.
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