XIII. UNA CARTA AMARILLA GIGANTE
CAPÍTULO TRECE:
UNA CARTA AMARILLA GIGANTE.
Cuando Nova despertó la mañana siguiente, cargaba con una ligereza que no podía explicar. Incluso Parkinson lo notó, aunque observó la pared enojada todo el día porque era el día que los estudiantes se iban de vacaciones y eso normalmente era acompañado por una incómoda cena Nott-Malfoy. Ella le preguntó la razón cuando Nova se dirigió a su baúl y se aseguró de tener todo lo que necesitaba.
—Luces feliz—, habló Parkinson, sus ojos entrecerrándose con sospecha —. ¿Pasó algo entre Draco y tú?
—Como dije antes, Parkinson, nada está pasando entre nosotros—, Nova intentó alentar sus movimientos para no parecer extremadamente emocionada y alzar más preguntas que no quería contestar —. Solo estoy feliz por volver a casa, ¿eso es un crimen?
—Sí—, comentó Millicent Bulstrode al salir del baño, su cabello peinado al contrario de Nova, quien se había limitado a lanzar su cabello en una coleta —. Especialmente porque te escucho quejarte sobre tu casa más que cualquier otra cosa en el mundo. ¿Qué te tiene tan feliz, Nott?
Nova las ignoró, doblando una remera y colocándola dentro de su baúl. Era la última prenda de ropa que tenía que empacar para regresar a casa, por lo que cerró el baúl y lo encantó antes de colocarse un top negro. Fue después que Nova se había apoyado contra su baúl para atar sus botas que escuchó a Bulstrode jadear, lo que provocó que saltara —. Merlín, Bulstrode—, se quejó Nova después que su corazón volviera a latir normalmente —. ¿Qué te pasa?
— ¿Qué me pasa a mí?—, replicó ella, su rostro arrugándose con felicidad y risa —. ¡Ya sé qué te pasa! Estás risueña por un chico—, Parkinson le dio una mirada rápida, la cual Bulstrode aminoró —. Déjalo, Pansy, no es Draco. Nova luce como si quisiera lanzarse un Avada a sí misma cuando está con Draco. Este es otro chico, ¡y le gusta!
—Bulstrode, no tengo idea de qué hablas—, contestó Nova, rodando los ojos. ¿A eso había llegado Bulstrode? ¿Que le gustaba alguien? A Nova no le gustaban las personas. Su experimento con Malfoy lo había comprobado. Simplemente no era capaz de sentirse así. Y además, estaba el hecho que el único chico que podría ser considerado un interés romántico en su vida últimamente era Weasley, quien no podría gustarle incluso si lo intentara. Él era demasiado bueno. Estaba del lado de sus mejores amigos. Ella caía automáticamente en la categoría de Mortífagos debido a su padre.
—Sí, claro—, mencionó Bulstrode con una sonrisa que sugería que no le creía ni una palabra, lo que molestaba a la chica Nott —. Lo que digas, Nova. Cuando notes que eres capaz de gustar de alguien, háblame.
Nova estaba segura que nunca le hablaría a Bulstrode e, incluso aunque gustara de alguien, la primera persona que buscaría por consejo no sería nadie de Slytherin. Tal vez Zabini, pero incluso Nova no creía que eran lo suficientemente cercanos para eso. Theo estaba fuera de la cuestión, considerando que él seguía teniendo la esperanza que ella y Malfoy terminarían juntos, aunque él le dijera que quería que ella siguiera su camino y sea feliz —. De acuerdo, me voy. Las veo después de las vacaciones.
Las dos le enviaron unos vagos saludos en su dirección mientras Nova se dirigió al Comedor, encontrándose con Theo. Él alzó una ceja mientras ella cargaba su plato con comida, mirando entre Greengrass y Zabini —. Nova—, la llamó, y ella lo miró —. Luces feliz hoy.
— ¿Es ilegal?
—Para ti, puede que lo sea—, bromeó Theo, chocando su hombro contra el de ella —. Es bueno. Me gusta verte feliz. Solo me pregunto por qué.
Nova se encogió de hombros. Si lo supiera, se lo diría. Sin embargo, estaba tan desinformada como él. Todo lo que sabía era que tenía una sensación ligera en su estómago, acompañada por un par de mariposas, y se sentía nerviosa, como si alguien hubiera inyectado electricidad a su cuerpo. Tal vez era el efecto de beber demasiado té de calabaza, que había tenido cada noche por las últimas dos semanas gracias a Weasley. Aunque nunca competiría con la cerveza de mantequilla, estaba dando una buena pelea para obtener el segundo puesto.
Cuando fue el momento de abordar el expreso de Hogwarts hacia casa, Nova se encontró a sí misma disculpándose con su usual grupo de Slytherins y avanzando por el tren, diciéndose que no estaba buscando a nadie ni nada en particular, pero sabiendo que era una mentira cuando encontró el cabello de Hermione sentada con Longbottom y Lovegood en un compartimiento donde faltaban Potter y Weasley. Granger la saludó y abrió la puerta del compartimiento, sus ojos rojos como si hubiera estado llorando.
— ¿Qué pasó?—, inquirió Nova, alzando una ceja. Longbottom y Lovegood estaban en silencio —. ¿Dónde está Potter? ¿Weasley?
—El señor Weasley fue atacado anoche—, contó Granger, triste, y una lágrima solitaria escapó de su ojo. Ella la limpió rápidamente —. El profesor Dumbledore los envió a casa inmediatamente. Harry fue con ellos.
— ¿Atacado?—, la palabra sonó en los oídos de Nova. ¿El padre de Weasley había sido atacado? No parecía posible. ¿No fue anoche que Fred y George los habían atrapado debajo del muérdago? El recuerdo corto parecía tan lejano con las noticias que Granger le había ofrecido —. ¿Qué quieres decir con atacado?
—El señor Weasley estaba en el Ministerio anoche y fue atacado. Un tipo de serpiente. Lo llevaron a San Mungo inmediatamente. Harry y Ron van a enviarme una lechuza cuando tengan más noticias, pero...— Granger vaciló mientras otra lágrima caía —. Oh, estoy siendo increíblemente tonta, llorando así. No es como si fuera mi padre. Pero el señor Weasley es tan amable, y no se lo merece. Solo espero que esté bien.
Las palabras recorrían la cabeza de Nova, pero no podía comprenderlas. El padre de Weasley. Atacado. El Ministerio. Una lechuza para Granger. La cabeza de Nova estaba girando con la información, y no podía ordenarla. Si había algo que sí tenía sentido, era que el buen humor había desaparecido oficialmente.
Longbottom se encogió de hombros cuando Granger continuó llorando, sus ojos demostrando que él tenía menos idea que Nova de cómo lidiar con el llanto de Granger. En silencio, Nova se sentó al lado de la chica y la escuchó —. Estará bien, Granger. Lo llevaron a San Mungo. Eso es bueno. No me preocuparía demasiado. No dejes que arruine tu esquí—, Nova seguía sin tener idea qué era esquiar, pero supuso que eso fue lo correcto para decir cuando Granger asintió.
—Tienes razón. Probablemente está bien. Solo estoy esperando una carta de alguien que me diga qué está pasando.
—Bien—, Nova se levantó, alcanzando la puerta del compartimiento para volver con su mellizo. Antes de irse, Granger la llamó y le envió una sonrisa cálida.
—Gracias, Nova. Espero que tengas una linda navidad.
Nova asintió en respuesta mientras abandonaba el compartimiento, dirigiéndose de vuelta hacia los rostros familiares que eran parte de su vida. Malfoy estaba intentando hablarle a Crabbe y Goyle, con Parkinson aferrada a su brazo, asintiendo entusiasmada ante todo lo que decía. Zabini charlaba con Greengrass y su hermana menor, quien miraba a Blaise como si fuera la razón por la que el sol brillaba. Nova sonrió un poco ante la obvia afección que bañaba el rostro de Astoria Greengrass. Y entonces, estaba Theo. Su mano entrelazada con la de su novia, y asintiendo ante algo que Zabini decía.
Nova odiaba admitirlo. No quería hacerlo. Pero todos ellos significaban algo para ella (excepto Parkinson, pero eso era porque Nova no había conocido a nadie más molesta que ella.) Mientras los observaba desde fuera del compartimiento, sintiéndose tan desconectada de ellos como nunca antes, sabía que ellos eran la razón por la que se había mantenido como una Slytherin cliché por tanto tiempo.
Y ellos eran el por qué ella lucharía, para que ellos no terminaran como sus padres.
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—Theodore, acabo de escuchar por parte de Polonius Greengrass que has comenzado a cortejar a su hija mayor.
No hubo un saludo. No hubo preguntas sobre cómo habían sido los últimos meses en Hogwarts, o si estaban felices porque era navidad. No había ni una expresión que implicara emoción por navidad. Tampoco una expresión placentera porque habían regresado a casa, ni un abrazo cuando bajaron del expreso y se pararon en la plataforma de King's Cross.
Éstas fueron las primeras palabras que los mellizos escucharon decir a su Padre, y solo cuando llegaron a la mansión Nott, lejos de cualquier nacido de muggles y traidores a la sangre. Nova se había mantenido en silencio durante la cena, llevando su tenedor a su boca. Había aprendido a lo largo de los años que era más fácil sentarse y ser ignorada mientras su Padre discutía cosas con Theo. De hecho, descubrió que lo prefería así.
—Sí, Padre—, respondió Theo con un asentimiento de su cabeza —. Daphne y yo hemos comenzado a salir. Ya llevamos juntos alrededor de dos meses.
— ¿Y todo va bien?—, cuestionó su Padre. Nova intentó morderse la lengua. Theo y Daphne no eran su asunto. Por supuesto, no podía decir eso.
—Las cosas están extremadamente bien. Daphne es una persona increíble—, contó Theo, y la sonrisa en su rostro fue suficiente para calmar a Nova —. ¿Cómo está Polonius, Padre? Él ha sido promovido hace poco, ¿cierto?
Nova notó el cambio de tema y el guiño que Theo le envió cuando su Padre no estaba mirando, pareciendo encantado con que Theo quisiera saber cómo le estaba yendo a la familia Greengrass. Nova continuó comiendo en silencio, aceptando la copa de vino rojo que Rinks le llevó a mitad de la cena. Fue cuando tuvo la copa contra sus labios que su Padre decidió notar su existencia, la sonrisa deslizándose de su rostro cuando la miró.
— ¿Y Konstantinova? ¿Cómo está Draco Malfoy?
—En realidad, Draco está saliendo con Pansy Parkinson—, informó Nova. Ante el gesto que adoptó el rostro de su Padre, rápidamente se corrigió —. Ya mencioné que esto se debe a que estoy esforzándome en estudiar para mis exámenes. No quiero ninguna distracción, así recibiré mejores notas.
—A Nova le está yendo de maravillas en la escuela, Padre—, agregó Theo para salvarla, y Nova le envió una mirada agradecida —. Todos los profesores están impresionados con ella este año. Reconozco que es la bruja más brillante que Hogwarts tiene para ofrecer—, Nova no se molestó en discutir que el título probablemente le pertenecía a Granger. En su lugar, optó por mirar el suspiro recio que soltó su Padre.
—Muy bien, entonces. Tal vez después de los exámenes—, su tono hacía obvio que tal vez no era la palabra correcta. Definitivamente hubiera sido más apropiado.
Después de la incómoda comida, los tres se separaron en sus respectivas habitaciones. Una vez que Nova se aseguró que estaba sola, se sentó en el escritorio de su habitación y tomó una pieza de pergamino junto con una pluma, su cerebro intentado descubrir qué escribiría.
Weasley, comenzó.
Granger mencionó lo que le pasó a tu padre. Siento que unas disculpas son necesarias. Así que, me disculpo porque tu padre está herido. Espero que se mejore pronto y esté bien para navidad, así tu familia puede celebrar junta.
También me gustaría tomar este momento para aclarar algo. El beso fue a causa de Fred y George. No podríamos haber escapado del muérdago encantado de otra forma. Espero que eso no afecte lo que ha estado pasando. Y por eso me refiero a... somos amigos, ¿cierto? Al menos, lo más cercano a lo que puedo llegar a tener amigos. Por alguna razón, tú, Granger y Potter tomaron un intento conmigo, que es algo por lo que siempre estaré agradecida. Así que, asumo que somos amigos.
Espero que tengas una linda navidad, y saluda a Fred, George y Ginny de mi parte. Y Potter. Él está allí contigo, ¿no?
- Nova Nott.
La lechuza que Theo y ella compartían estaba en una habitación al final del pasillo. Ella sacó su cabeza de su habitación y se aseguró que su Padre y Theo estuvieran ocupados antes de ir en puntas de pie hasta la habitación. Sonrió inmediatamente cuando la lechuza pululó.
—Buenas noches, Grey. ¿Te importaría entregar esto por mí?—, Grey pululó un saludó y Nova abrió la celda, recorriendo con sus dedos las plumas de su espalda —. Es una carta para Ronald Weasley, ¿sí?—, Grey la miró con disgusto, como si el nombre llevara un sabor amargo a su boca —. Lo sé, lo sé. Pero... los Weasleys son buenos, a pesar de lo que dice Padre. Solo necesito que la entregues, ¿sí?
Gray asintió de mala gana y Nova le dio un dulce antes de colocar la carta entre su pico. Cuando abrió la ventana, él voló a través de ésta y salió, desapareciendo después de cinco minutos. Nova lo observó alejarse con un sentido de melancolía. Deseó poder volar como Grey. No se giró cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse, sabiendo que su Padre nunca pisaría esta habitación.
—Lo superaremos—, mencionó Theo mientras se movía para pararse a su lado, dándole confort como siempre lo hacía —. Son solo dos semanas, y estaremos en Hogwarts otra vez.
Él no entendía. Dos semanas era tiempo suficiente para convencerlo de convertirse en Mortífago. Dos semanas era suficiente para envenenarlo en contra de Nova y las personas a las que ella ahora llamaba amigos. Dos semanas era tiempo suficiente —. Eso espero—, respondió y aceptó el agarre que él le ofreció, colocando su brazo sobre sus hombros y acercándola a él.
—Estabas feliz esta mañana. Desearía que permanecieras así para siempre. Odio que estar aquí te entristezca—, susurró Theo, temeroso que su Padre los escuchara. Nova apretó sus ojos cerrados, imaginando que los dos estaban lejos de allí, siendo criados por una familia que no creía en lo mismo que su Padre.
— ¿Nunca deseas que pudieramos alejarnos de aquí?—, preguntó Nova —. Subirnos a nuestras escobas, o irnos por la red Floo a cualquier otro lado. Un lugar donde esto no existe. Este odio, esta maldad.
—Siempre ha existido—, respondió Theo suavemente —. Y siempre lo hará. Solo es cuestión de qué tan bien lo manejemos, y qué tan acostumbrados nos volvamos. La maldad está siempre a nuestro alrededor, Nova.
Nova supuso que él tenía razón. Aún así, no podía evitar estar en desacuerdo con que el mal estaba en todos lados cuando Grey la despertó con un suave pululeo a las diez de la mañana, alertándola del hecho que tenía un sobre en su pico. Nova fue rápida para agarrarlo, ofreciéndole a Grey otro caramelo mientras abría el sobre, sus ojos leyendo con ansias las palabras en la hoja.
Nova,
Mi papá está bien. Lo visitamos hoy en San Mungo y parece mejorar cada vez más. Fue un ataque horrible, pero afortunadamente llegaron a tiempo y el Sanador dice que estará bien en una o dos semanas. Tendrá que pasar navidad allí, pero está bien.
Sobre el beso, no te preocupes. Fue culpa de Fred y George, tienes razón. No será incómodo. Hermione se nos unió, y dijo que esquiar no es lo suyo. ¿Te contó qué es esquiar realmente? Aparentemente, los muggles se paran en dos palos y se deslizan montaña abajo. Suena absolutamente ridículo para mí, pero Hermione dice que todos aman hacerlo. De todos modos, ella está aquí, y papá estará feliz porque hay más personas. Ella también dice que sí, somos amigos, si eso es algo que te preocupaba. Aunque nunca te vi preocuparte por nada, así que no creo que lo estés.
Habían varias manchas de tinta en el pergamino, como si alguien hubiera intentado robar la pluma de las manos de Weasley. Cuando la siguiente línea de palabras comenzó, era un letra completamente diferente.
¡Nuestra pequeña Slytherin rebelde! Por favor ignora cualquier error gramatical de nuestro Ronniekins, él no es el más brillante de la familia, ¡pero esperamos que tengas una asombrosa navidad! Las cosas por aquí han estado bastante tensas, por lo que escuchar sobre tu miseria y dolor ha levantado nuestros ánimos (decimos esto con cariño, naturalmente). ¡Esperamos que disfrutes las vacaciones!
- Los mejores Weasley.
Nova podía imaginarse la navidad que los gemelos Weasley estaban teniendo. Estarían rodeados por su familia, probablemente en San Mungo con su padre, y viviendo en la felicidad de que él estaba bien. Probablemente no recibirían muchos regalos, pero eso solo significaba que los que recibían significaban mucho más. Habrían "te amos" por todos lados y, al final de la noche, se irían a la cama contentos.
Nova nunca tendría eso.
Cuando Theo entró a su habitación una hora después, la carta fue escondida dentro de su baúl de Hogwarts, debajo de las pilas de ropa de color verde y plateado —. Feliz Navidad, Nova. Padre se fue a algún lado con el señor Malfoy, pero nos dio ropa nueva. Y hay algo más para ti.
Nova alzó una ceja y siguió a Theo hasta la cocina, donde Rinks les había preparado desayuno. Nova aceptó el plato con waffles gigantes y tomó la bolsa con su nombre más cercana. Era un sweater de terciopelo en un color verde Slytherin al que se había acostumbrado. Había otro par de prendas que probablemente habían costado demasiado, pero Nova asintió. Era lo esperado. Algo impersonal, algo que Nova podía devolver si así lo deseaba. Era lo mismo todas las navidades.
—Le pedí esto a papá hace meses—, dijo Theo, mirando a Nova emocionado mientras le mostraba la caja —. Él dudó al principio, pero lo convencí. No creo que sea justo que yo tenga el brazalete de mamá y tú nada.
Nova abrió la caja de terciopelo y se encontró con una hermosa diadema esmeralda. Era el mismo tono del sweater que su Padre le había dado, y Nova reconoció inmediatamente el collar que su madre solía usar. Cuando ella miró a Theo, sus ojos eran enormes —. No, Theo. Padre tiene razón. No quiero usarlo. Probablemente lo perderé, o lo romperé--.
—No vas a perderlo. No vas a romperlo. No vas a hacer que explote en llamas espontáneamente—, negó Theo, rodando los ojos.
— ¿Cómo estás tan seguro?—, cuestionó Nova —. ¿Cómo podrías saberlo?
La mirada que Theo la dio a Nova era una que ya había recibido antes, cuando eran más jóvenes. Fue la noche que su madre había muerto, y Theo había cruzado el pasillo y entrado a la habitación de Nova —. No quiero dormir solo—, había dicho él y Nova lo había ayudado a armar un pequeño escudo de sábanas y almohadas en el suelo. Cuando todo fue silencio, Nova había tomado una respiración temblorosa.
—No sé cómo ser sin ella—, Nova había susurrado a la oscuridad.
Cuando ella había bajado la mirada hacia él, él le estaba dando una mirada llena de amabilidad, compasión y orgullo —. Lo superarás—, Theo había respondido en voz baja —. Sé que lo harás. Lo creo. Lo superaremos—, y entonces, su mano había encontrado la de ella en la oscuridad, y se durmieron así. La mañana siguiente, Theo no se quejó por el dolor que sentía en su mano por haber permanecido toda la noche en la misma posición.
Él le estaba dando la misma mirada ahora. Amabilidad. Compasión. Orgullo. Amor. Estaba allí, tan claro en su rostro que Nova quiso llorar —. Porque te conozco—, respondió él, encogiéndose de hombros como si esa explicación fuera suficiente.
Edgar Nott no mencionó nada cuando fue el momento de ir a la mansión Malfoy y su hija llevaba puesto el colgante esmeralda, colgando entre los huesos de su cuello por sobre el elegante vestido negro que estaba usando.
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—Te ves bien—, dijo Malfoy mientras se sentaban incómodos en la mesa durante la cena. Lucius había comenzado una conversación con Theo sobre su relación con Daphne Greengrass y Edgar hablaba con Narcissa sobre algo más —. Noté el collar de Elizabeth. Te queda bien.
Nova apreció el cumplido, y el hecho que estaba actuando como si nada pasara entre ellos. Estaba actuando como era antes de su relación, antes de que Nova rompiera la pequeña pieza de amor que tenía en su corazón —. Gracias, Malfoy. ¿Qué hay sobre ti? ¿Qué te dieron para navidad?
Él se encogió —. Lo usual. Una nueva escoba, más ropa, todo lo que se te ocurra en un tono verde Slytherin.
Nova sonrió ante la broma —. ¿Sería una blasfemia si dijera que no me gusta el color verde?
Malfoy sonrió —. Una blasfemia absoluta. ¿Como si quiera te atreves a bromear sobre ello?
La cena transcurrió sin eventos. Narcissa sonreía feliz cuando Malfoy y Nova se dirigieron a su habitación, lo que usualmente sucedía cada cena de navidad. Aparentemente, ahora era importante porque Narcissa estaba convencida que los dos estaban enamorados e iba a comenzar a planear su boda desde entonces, pero ambos ingresaron a la habitación manteniendo sus distancias. Nova se sentó en la cama familiar y se sacó sus tacones, suspirando.
—Mi madre nos ha estado mirando toda la noche—, mencionó Malfoy, sentado a su lado —. ¿Lo notaste?
—Por supuesto, y solo porque mi Padre ha estado haciendo lo mismo—, Nova retorció las manos, incómoda —. ¿Cómo están las cosas con Parkinson? Ella lo menciona a veces. Parece feliz.
—Las cosas con Pansy están bien. Lo usual, naturalmente—, Malfoy lucía exasperado, como si Parkinson hubiera comenzado a succionar su vida lentamente. Nova sospechó que su predicción no estaba muy lejana de la realidad —. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
Nova se encogió. Habían tantas cosas que estaba ocultando de él, de todos, que sentía que no podía responder apropiadamente. Él suspiró —. Bueno—, murmuró después de unos momentos en silencio —. Espero que estés bien. Deseo que lo estés.
—Lo aprecio. Yo también deseo que tú lo estés—, contestó suavemente. Y era cierto. Esperaba que él fuera feliz, atrozmente feliz, como sabía que lo sería cuando dejara de esperarla.Cuando Nova escuchó la voz de su Padre llamarla, le envió a Malfoy una sonrisa minúscula —. Feliz Navidad, Malfoy.
—Feliz Navidad, Nova.
Una vez de regreso en la mansión Manor, los tres marcharon en direcciones separadas nuevamente. A diferencia de la noche anterior, Nova no tuvo que llevar una carta a Grey, por lo que simplemente se colocó su pijama y apagó la luz, acostándose en la cama y escuchando el viento soplar desde su ventana. Después de un par de momentos, escuchó algo que definitivamente no era viento, y abrió los ojos.
Una lechuza que no lucía familiar tenía algo atado a su pata. Nova rápidamente se movió y se acercó a la ventana, dejando que la lechuza entrara a su habitación y se posara sobre su cama. La lechuza pestañeó mientras ella desataba el paquete de su pata.
Dentro había un pedazo de pergamino con una letra prolija, cursiva, debajo había algún tipo de material que Nova no podía identificar.
Feliz Navidad, Nova. Mis hijos me contaron que podrías necesitar un poco de alegría navideña (y que hace mucho frío en tu casa), así que espero que te guste. Ojalá tus vacaciones sean lindas. Agradezco los deseos de recuperación para mi esposo.
-Molly Weasley.
Nova levantó la fábrica de la caja, revelando un sweater tejido a mano. En lugar del normal color Slytherin que siempre esperaba en su ropa, éste sweater era un azul Ravenclaw, con una enorme letra amarilla "N" en el frente. Un sweater Weasley. Había visto a los Weasley usarlos, por supuesto, pero verlo en sus manos, Nova no pudo sacarle los ojos de encima.
La lechuza pululó, recordándole que quería una recompensa. Fue rápida para darle un par antes de liberarlo de vuelta al mundo, mientras tanto se aferraba al sweater como si preservara su vida. En un sentido, lo hacía. Era el reconocimiento de que estaba cambiando, volviéndose merecedora de algo como un sweater Weasley. El reconocimiento de que otras personas en el mundo podían preocuparse por ella.
Entonces, al llevar el sweater a su nariz para ahogar los repentinos sollozos que soltó, se percató que por primera vez en mucho tiempo, sus lágrimas eran de felicidad. Felicidad porque le importaba a alguien. Felicidad porque había recibido un regalo tan personal, en lugar de las ropas impersonales que su Padre siempre le daba. Felicidad porque en algún lado del mundo había amor.
Nova uso el sweater de terciopelo verde la mañana siguiente para el desayuno en la mesa Nott, Rinks apurándose alrededor para entregar el jugo de naranja a los tres. Pero escaleras arriba, escondido en su baúl junto con las cartas que Weasley le había escrito, estaba el sweater azul con la "N" amarilla que la había mantenido cálida durante la noche entera.
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