III. NO DEBO DESOBEDECER
CAPÍTULO TRES:
NO DEBO DESOBEDECER.
— ¿Te has vuelto loca? ¿Es eso?
Malfoy la observaba expectante mientras se encontraban sentados en la Sala Común de Slytherin más tarde en la noche. Nova había acabado con su tarea de Pociones hace rato y ahora estaba comiendo una pluma de azúcar que le había robado a Bulstrode. Theo estaba en la biblioteca con Daphne Greengrass y Zanini, intentando terminar su trabajo. Era extraño estar lejos de él, como si estuvieran conectados por un elástico y éste estaba siendo estirado de más.
Nova ignoró a Malfoy en favor de darle otra mordida al dulce. Solo estaban ellos dos en la habitación, Crabbe y Goyle se marcharon al segundo que Malfoy se los demandó. Por una vez, Pansy no estaba alrededor. Ella estaba ocupada con sus rondas de prefecta.
—Nova—, regañó Malfoy cuando ella no contestó —. No puedes hablarle a un profesor de esa forma. Especialmente en defensa de Potter—, su labio superior se torció en asco cuando mencionó el nombre.
—No lo hice en defensa de Potter—, respondió Nova con un tono aburrido —. Lo hice porque Umbridge es una idiota si cree que Voldemort no ha vuelto.
Malfoy y Nova nunca habían hablado realmente sobre Voldemort. Cuando era mencionado, Malfoy normalmente daba lo mejor de sí para cambiar de tema. Ella sabía que Lucius era un Mortífago (sus múltiples reuniones con su Padre lo habían demostrado), pero no sabía dónde acabaría Malfoy si una guerra se desataba.
—Por supuesto que está de vuelta—, asintió Malfoy, su voz más suave ahora —. Pero debes tener cuidado, Nova. Ella está reportando todo de vuelta al Ministerio. Recuerda eso.
Nova odiaba cuando las personas llevaban la razón. Y Malfoy estaba tan correcto como nunca lo había estado antes.
—Nova...
Conocía ese tono. Sugería que iba a preguntar qué había ido mal. Para lo que ella no tenía una respuesta clara. Él le había preguntado varias veces desde que habían roto. Pero ella siempre se las arreglaba para escapar antes que responder fuera necesario.
—Por favor, no lo hagas—, pidió, y su tono era el más tranquilo y gentil que alguna vez lo había sido.
—Solo quiero saber qué hice mal—, respondió, bajando su pluma para poder mirarla a los ojos. Ella no quería otra cosa que evadir su mirada, pero no era una cobarde —. Porque sé por un hecho que sigo teniendo sentimientos por ti, pero algo cambió para ti.
—Nada cambió—, susurró. Pero eso era una mentira. Ella había cambiado. Se percató que no podría amarlo y no podía convencerse de que lo haría —. Fui yo, Malfoy. No tú. Solo soy incapaz de sentir eso.
Malfoy lució pensativo por un momento —. Creo que te equivocas. Y creo que hay algo más que no me estás diciendo.
Antes que Nova pudiera responder, la puerta del Salón Común se deslizó abierta. Greengrass se reía de algo que Zabini había dicho, y Theo los seguía por detrás con una sonrisa en su rostro. Parkinson giró la cabeza para mirar la habitación antes de encontrar a Malfoy.
—Draco—, mencionó ella, apresurándose para estar a su lado. Por un momento, él lució molesto.
Theo se sentó al lado de Nova, dándole una sonrisa agradecida cuando ella movió sus pies para que pudiera sentarse. Ella le ofreció el resto de la pluma de azúcar, que fue aceptada con una sonrisa —. Gracias.
—Antes que me regañes por hablarle así a Umbridge—, mencionó Nova —. Tienes que saber que Malfoy ya se encargó de eso.
Su hermano rodó los ojos —. Solo iba a decir que es irónico que tú me adviertas de tener cuidado con ella y tú vas y la acusas de mentirosa.
Cuando él sonrió para dejarle saber que no había ninguna intención mala en su comentario, ella no pudo evitar pensar: esto es. Así es como debería ser para siempre.
Theo tendría que poder sentarse en la Sala Común con sus amigos, riendo porque Nova era un poco hipócrita. Debería poder quejarse con Zabini sobre la tarea de Pociones y enviarle un guiño a Nova cuando Greengrass mencionaba lo genial que había sido su salida de la clase de Defensa.
Él seguramente notó la mirada presente en su rostro porque se acercó y susurró a su oído —. Solo disfruta el momento. Justo ahora, estamos bien.
Había un millón de cosas sobre las que preocuparse. Era el año de los exámenes T.I.M.O., ella tenía detención con Potter y Umbridge, y su hermano podría convertirse en un Mortífago. Pero él tenía razón. Justo ahora, estaba rodeada por personas que toleraba lo suficiente como para llamarlos amigos. Theo estiró su mano hacia ella, ofreciéndosela.
Cuando entrelazaron sus dedos y ella apretó su mano, decidió que tal vez las cosas podían esperar.
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Nova estaba menos que impresionada con su clase de Cuidados de Criaturas Mágicas.
Mientras que Hagrid no era el mejor profesor, al menos escucharlo era ligeramente entretenido. La profesora Grubbly-Plank era estricta y nunca tenía sentido. La lección había comenzado, por supuesto, con Malfoy burlándose de Potter, por lo que Pansy no pudo evitar reírse. Todos en el pequeño círculo de Slytherin se rieron, pero Nova solo miró hacia delante, desinteresada.
— ¿Todos están aquí?—, ladró la profesora Grubbly-Plank. Su voz era estridente y aguda, dos de las cosas menos favoritas de Nova —. Comencemos, entonces. ¿Quién puede decirme cómo se llaman estas cosas?
Granger alzó la mano, como era de esperarse. Malfoy alzó dos dedos frente a su rostro para burlarse, saltando emocionado. Nova lo miró, sin estar impresionada. Parkinson, por otro lado, estaba extasiada, su aguda risa sorprendiendo incluso a las criaturas aladas que la profesora habían señalado. Cuando Parkinson los notó moverse, chilló.
—Oooooh—, corearon Patil y Brown, sus ojos enormes mientras observaban las pequeñas criaturas. Malfoy rodó los ojos ante su entusiasmo.
—Por favor no hablen muy alto, chicas—, contestó Grubbly-Plank, arrojando comida a las criaturas —. Entonces, ¿alguien sabe el nombre de estas criaturas? ¿Señorita Granger?—, inquirió cuando se percató de su mano alzada.
—Bowtruckles. Son guardianes de los árboles, usualmente viven en árboles que son utilizados para fabricar varitas.
—Cinco puntos para Gryffindor. Sí, estos son Bowtruckles y, como la señorita Granger dijo correctamente, generalmente viven en árboles cuya madera es de suficiente calidad para fabricar varitas. ¿Alguien sabe qué comen?
—Piojos de madera—, Granger y Nova respondieron al mismo tiempo. Todos se giraron a mirar a la chica de Slytherin, quien tenía sus brazos cruzados sobre su pecho. Malfoy la miró —. Huevos de hadas, si pueden encontrarlos—, continuó Nova en un tono aburrido. Granger lucía sorprendida de que ella conociera la respuesta.
— ¡Correcto! Cinco puntos para Slytherin, y otros cinco para Gryffindor. Cuando necesiten hojas o madera de un árbol en el que vive un Bowtruckle, es inteligente tener piojos de madera listos para distraerlos o aplacarlos. Puede que no parezcan peligrosos, pero si se enojan son capaces de quitar ojos humanos con sus dedos lo que, como pueden ver, son muy afilados y para nada deseables en sus ojos.
Nova siguió a Theo cuando él comenzó a hacer lo que había dicho Grubbly-Plank. Trató con los Bowtruckles con cuidado, gentilmente levantándolos y dejándolos frente a ella para poder realizar la tarea. Mientras dibujaba la cabeza de la criatura símil a una rama, la mano de Malfoy se posó sobre su hombro.
—Merlín, Malfoy, ten cuidado—, regañó Nova, mirando al rubio. Discretamente levantó la mano para acariciar su hombro, notando la mirada de Weasley mientras tanto. Él lucía ligeramente compungido, pero entonces pareció percatarse que ella no se lo merecía y su rostro volvió a endurecerse —. ¿Qué quieres?—, volvió a dirigirse a Malfoy.
—Solo preguntándome cuál es tu opinión sobre el zoquete gigante—, replicó Malfoy con una sonrisa presumida. Nova rodó los ojos. No le importaba Hagrid, pero tampoco le interesaba nadie —. Ojalá lo despidan así no tendremos que preocuparnos por él.
—Lo que digas, Malfoy—, comentó Nova desinteresadamente. Parkinson se burló ante la melliza Nott, mientras Theo lucía decepcionado. Nova asumió que era porque él seguía especulando que Nova gustaba de Malfoy.
Cuando la lección de Cuidado de las Criaturas Mágicas terminó, Nova espantó al grupo de Slytherin para poder preguntarle a Grubbly-Plank sobre las criaturas que aparentemente pocos podían ver. Guardó sus cosas lentamente y se movió para levantarse cuando de repente Harry Potter bloqueó su camino, luciendo incómodo. Nova alzó una ceja.
— ¿Qué necesitas, Potter?
—Nada de ti, Nott. De hecho--.
—Harry—, interrumpió Granger con un siseo. Ella estaba parada detrás de Potter con Weasley siguiéndola, quien miraba enojado al suelo —. Lo prometiste.
Potter suspiró —. Hermione cree que debería darte las gracias por defenderme de Umbridge en nuestra clase de Defensa. Aunque le dije que lo estabas haciendo por razones puramente egoístas, aún fue apreciado. Así que, gracias.
Para la sorpresa del trío, Nova Nott dejó que una sonrisa se deslizara a su rostro. No era una sonrisa dulce y podría ser considerada una sonrisa satisfecha más que otra cosa, pero ellos estaban tan acostumbrados a su rostro estoico que otra expresión fue una sorpresa. La castaña simplemente deslizó su mochila por su hombro —. Bueno, no estás equivocado. No te defendí. Pero es bueno escuchar las gracias.
— ¿Por qué no usaste la poción?—, inquirió de repente Weasley, justo cuando Nova estaba a punto de alejarse de ellos. Granger y Potter se giraron hacia su acompañante pelirrojo confundidos, mientras Nova lo miraba —. Hermione fue lo suficientemente amable de conseguirla para ti, ¿y tú crees que eres demasiado buena para ella?
Nova sintió la sonrisa caer en menos de un segundo. ¿Cómo se atrevía? Él no la conocía. No tenía derecho a decir algo como eso. Y tampoco tenía el derecho de darle en el clavo, las palabras golpeándola como una Bludger.
—Los Slytherin aprendemos desde pequeños a aceptar que el dolor es inevitable y que lidiar con el es necesario. Lamento que los Gryffindors no recibieron el recordatorio, Weasley—, replicó enfadada y arrojó su cabello por sobre su hombro al dedicarle una mirada que podría acabar con la vida en todo Hogwarts —. Ahora, si me disculpan, tengo que estar en cualquier otro lado menos aquí. Te veo en detención, Potter.
Decidiendo que la conversación con Grubbly-Plank podía esperar, Nova se alejó del grupo de amigos. Hermione se giró a Ron y lo golpeó en el brazo —. Buena idea, Ron. Realmente brillante.
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Nova llegó a la oficina de Umbridge cinco minutos después que el reloj marcó las cinco en punto. Gentilmente golpeó la puerta y escuchó la voz de Umbridge dulce como la azúcar pidiéndole que entrara.
Entrar a la oficina de Umbridge era como ingresar a un mundo donde no existía otro color que el rosa. Nova estaba segura que nunca había visto tantas cosas en aquel tono en sus quince años de vida. Sus padres probablemente tampoco habían visto tanto rosado. La Slytherin tomó asiento en una de las dos sillas que ella había colocado frente a la mesa.
—Buenas noches, señorita Nott. Esperaremos la llegada del señor Potter antes de comenzar.
Nova no estaba segura de qué comenzarían, pero esperaba que Potter se apurara para que pudieran terminar con ello.
Cuando Potter finalmente apareció, él tropezó dentro de la habitación con una mirada menos que complacida en su rostro —. ¿Profesora Umbridge? Er– antes que comencemos, que-quería pedirle un favor.
—Oh, ¿sí?—, respondió Umbridge con sus ojos entrecerrados. Nova deseó que Potter mantuviera su boca cerrada. La detención hubiera sido mejor si él solo siguiera las instrucciones y cerrara el agujero en su rostro que no podía evitar no abrir.
—Bueno, estoy en el equipo de Quidditch de Gryffindor. Y se suponía que tenía que estar en las pruebas para el nuevo Guardián a las cinco en punto el viernes y, me p-preguntaba si podía saltearme el castigo esa noche y... hacerlo en otra noche en su lugar.
Nova se preguntó quién lo había encantado con un Confundus antes de entrar a la oficina. Porque esa obviamente era la única razón por la que él creía que estaba bien pedir eso.
—Oh, no—, dijo Umbridge con una enorme sonrisa —. Oh no, no, no. Este es tu castigo por repartir las historias malvadas, sucias, buscando atención, señor Potter; y los castigos no pueden ser ajustados para la conveniencia del culpable. No, tú estarás aquí a las cinco en punto mañana, y el día siguiente, y el viernes también, y cumplirás con tu detención como se planeó. Creo que es algo bueno que te pierdas de algo que realmente quieres hacer. Le da fuerza a la lección que intento darte.
Aunque Nova no estaba apoyando el caso de Potter, observó a Umbridge sorprendida. ¿La mujer podía simplemente ignorar las advertencias de Voldemort?
Cuando Harry no dijo nada, Umbridge volvió a sonreír —. Bien. Ya estamos mejorando en controlar nuestro temperamento, ¿no? Ahora, van a escribir algunas líneas para mí. No, no con sus plumas—, la mano que Nova estaba utilizando para estirarse hacia su mochila cayó —. Usarán una pluma mía especial. Aquí tienen.
Umbridge les dio dos plumas largas y finas. Mientras Nova la inspeccionaba, encontró que la punta de la pluma era puntiaguda y filosa, más que la pluma usual —. Quiero que escribas "no debo decir mentiras"—, le dijo a Harry con otra dulce sonrisa —. Y usted, señorita Nott, por favor escriba "no debo desobedecer".
Nova tomó un pedazo de pergamino y lo posó sobre la mesa —. ¿Cuántas veces, profesora?—, inquirió.
—Oh, cuánto tiempo tome para que se hunda el mensaje.
—No nos dio tinta—, observó Potter, mirando entre él y Nova.
—No necesitarán tinta—, respondió Umbridge con una pequeña carcajada. Nova se preguntó si se reía seguido.
Potter miró a Nova, quien se encogió de hombros e inmediatamente comenzó a escribir. El segundo que la pluma golpeó el papel y escribió la primera letra, su mano explotó en dolor. Mordió sus labios para evitar soltar un jadeo, pero Potter estaba teniendo más problemas que ella. Él soltó un sonido que demostró que estaba sufriendo. Mirando su pergamino, Nova se percató con un horrible pensamiento que la "tinta" que las plumas proveían era su propia sangre. Las palabras se estaban hundiendo en su mano, curándose cada vez que comenzaba una nueva línea pero dejaba su piel roja e hinchada.
Los dos estudiantes se miraban el uno al otro mientras escribían, Harry porque quería ver si Nova estaba bien y Nova porque quería asegurarse que lo que estaba pasando era real y no solo parte de su imaginación.
Umbridge continuó mirándolos, esperando una señal que le dijera que estaban a punto de rendirse. Potter parecía haberla notado y no quería rendirse para darle la satisfacción, mientras que prevenía que cualquier sonido de dolor escapara de su boca.
Después de lo que se sintió como horas, Umbridge murmuró un pequeño "vengan aquí", y ambos se levantaron en silencio y se acercaron a su escritorio —. Manos—, ordenó y sus manos se levantaron frente a su rostro. Nova fue la primera que fue tomada por sus dedos, el frío de sus anillos calmando un poco el dolor. Entonces, Umbridge soltó la mano de la Slytherin e inspeccionó la de Potter.
—Tut, tut, no parece que haya causado una buena impresión aún. Bueno, deberemos volver a intentar mañana en la noche, ¿no? Pueden irse.
Nova estaba estoica mientras tomaba su mochila con la otra mano, asegurándose de no golpear la mano herida con nada. Los dos estudiantes abandonaron la oficina, la boca de Nova estaba cerrada por completo mientras caminaban por el corredor.
— ¿Estás bien?—, inquirió Potter unos momentos en silencio después. Él creía que la expresión estoica de su rostro demostraba que estaba a punto de ponerse a llorar, pero Nova solo estaba enojada.
—Solo me pregunto quién diablos dejaría que ella sea profesora—, respondió Nova, y su voz no reflejaba dolor. Sin preguntarle a Harry cómo estaba, dobló en el corredor que la llevaría a la Sala Común de Slytherin.
Tan pronto como se había ido y Harry estaba seguro que Umbridge no podía verlo o escucharlo, él comenzó a correr. Su destino era la Sala de Gryffindor, donde tal vez podría dormir y olvidarse de la detención.
Theo era el único aún despierto cuando Nova regresó. Estaba sentado frente a la fogata, sus manos sobre su cabeza. Parecía que estaba a punto de caer dormido, y ella lo regañaría luego por haberla esperado. Cuando se sentó a su lado, el cambio de peso lo despertó.
— ¿Nova?—, preguntó entredormido, sentándose —. ¿Cómo estuvo detención?
—Bien—, replicó, deslizando su mano para que Theo no pudiera ver el castigo —. Solo escribimos líneas.
—Eso no es malo—, dijo Theo, dándole una sonrisa reconfortante —. Creí que les haría hacer algo como obligarlos a praticar Cruciatus el uno con el otro—, se levantó del sofá, estirando sus costillas y bostezando mientras comenzaba a caminar hacia las habitaciones —. ¿Vienes?
—En un minuto. Adelántate, Theo.
Theo presionó un beso en su frente y se dirigió hacia las habitaciones de los chicos, sus pasos sonando en el silencio de la habitación. Cuando Nova estaba segura que se había ido, inspeccionó su mano de cerca, sus ojos escaneando cada palabra que veía debajo de una capa de piel curada.
No debo desobedecer.
Eran solo tres palabras pero, de alguna forma, tenían el peso del mundo. Si Nova fuera más ignorante e inocente, hubiera estallado en lágrimas ante la mera visión de su mano. Este era un mal pequeño con el que tenía que lidiar.
Aún, esa pequeña parte inocente de ella le permitió que sus ojos se cristalizaran por un segundo antes de pestañear y volver a mirar al fuego. En este mundo, no había espacio para lágrimas ni niñas asustadizas.
No. Solo las mujeres frías y calculadoras lo lograban en este mundo. Por lo que eso es lo que seguiría siendo.
No debo desobedecer.
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Las detenciones con Umbridge avanzaron normalmente. Normal ahora para Nova era escribir líneas en un pergamino y sentir el dolor de las palabras hundirse en su piel. Cada vez que escribía una letra, se sentía como si la puntiaguda punta de la pluma estuviera clavándose directamente sobre su mano.
La detención del jueves transcurrió igual que las del miércoles y martes, solo que esta vez la piel de la mano de Nova no sanó. Mordió su labio e intentó no gritar a Umbridge mientras las palabras no debo desobedecer provocaban que su sangre cayera sobre el escritorio. Podía ver que la mano de Potter tampoco se estaba curando, y su sangre hirvió cuando pensó en pasar otra noche con Umbridge.
—Ah—, suspiró Umbridge cuando pidió ver sus manos horas después —. Bien. Eso deberá servir como un recordatorio para ustedes dos, ¿no? Pueden irse.
— ¿Debemos volver mañana?—, inquirió Potter mientras ambos tomaban sus mochilas.
—Oh, sí. Sí, creo que podemos hundir el mensaje un poco más profundo con el trabajo de otra noche.
Cuando se fueron el miércoles, Potter había guardado silencio. Nova se había escapado hacia la Sala Común de Slytherin, donde Theo estaba esperándola otra vez, y eso había sido todo. Esta noche, de todos modos, las cosas eran distintas.
— ¿Le dijiste a alguien?—, inquirió Potter, señalando su mano. Seguía sangrando, y ocasionalmente una gota caía al suelo. Nova volvería en la mañana y usaría un hechizo de limpieza, pero esa noche estaba demasiado exhausta.
—No—, negó Nova con la cabeza y mirando a su frente —. ¿Tú? Imagino que Granger y Weasley saben todo.
—No saben nada, en realidad—, respondió Potter. Nova no mostró su sorpresa —. No quería preocuparlos.
Nova odiaba admitirlo, pero lo entendía. Ella no le había contado a Theo por la misma razón.
Sin ninguna otra palabra hacia Harry, volvió a girar hacia la izquierda en el mismo pasillo en el que había doblado las dos noches anteriores. Harry ya se había acostumbrado a su acto de desaparición. Había aprendido mucho sobre Nova Nott durante sus tres noches con Umbridge.
Era increíblemente buena para esconder su dolor. Mientras Harry había asumido que el accidente en Cuidado de las Criaturas Mágicas había sido ella intentando lucirse, descubrió que ella tenía razón cuando dijo que lidiaba con el dolor como si no le afectara. No hablaba mucho, lo que él ya sabía, pero la idea había sido confirmada durante sus caminatas hacia sus respectivas Salas Comunes.
Y últimamente, ella no era tan invencible como ella quería que las personas creyeran.
Solo había sido un segundo cuando le preguntó si le había dicho a alguien. Notó su labio inferior temblar, notó el arrepentimiento y la tristeza cruzar su rostro. Le recordaba que, Slytherin o no, Konstantinova Nott era humana.
— ¿Ron?—, inquirió cuando notó a su mejor amigo detrás de la estatua de Lachlan. Él sostenía una escoba entre sus dedos —. ¿Qué estás haciendo?
—Er--, nada. ¿Qué haces tú?
Harry frunció el ceño —. Vamos, puedes decirme. ¿Por qué estás escondido aquí?
Ron soltó un gemido —. Me estoy escondiendo de Fred y George, si debes saberlo. Pasaron recién con un montón de alumnos de primer año. Apuesto que están probando cosas en ellos otra vez. Quiero decir, no pueden hacerlo ahora en la Sala Común, ¿no? No con Hermione allí—, las palabras escaparon de su boca en un apuro, como si, si no las soltaba lo demasiado rápido, las palabras desaparecerían.
— ¿Pero por qué tienes tu escoba? No has estado volando, ¿no?
—Yo... bue... bueno, está bien, te diré. Pero no te rías, ¿sí? Yo-yo creí que podría hacer las pruebas para el Guardián de Gryffindor ahora que tengo una escoba decente. Ya. Adelante. Ríete.
Harry le dio una mirada extraña —. No voy a reírme. ¡Es una idea brillante! ¡Será genial si entras al equipo! Nunca te vi jugar como Guardián, ¿eres bueno?
—No soy malo. Charlie, Fred y George siempre me hacían jugar como Guardián para ellos cuando entrenaban en las vacaciones.
—Entonces, ¿estuviste practicando esta noche?
—Todas las noches desde el martes. Aunque solo. He intentado encantar algunas Quaffles para que vuelen contra mí, pero no ha sido sencillo y no sé qué tan bueno sea. Fred y George van a reírse cuando aparezca en las pruebas. No han parado de burlarse desde que me nombraron Prefecto.
—Ojalá pudiera estar allí—, replicó Harry amargamente. Los dos comenzaron a caminar de vuelta hacia la Sala Común.
—Sí, ojalá – Harry, ¿qué le pasó a tu mano?
Harry se percató de su error el segundo en que bajó su mano por rascar su nariz —. Es solo una cortada. No es nada. Es--.
Ron tomó el brazo de Harry y observó las palabras en el revés de su mano. Cuando soltó su brazo, Ron lucía como si estuviera a punto de vomitar.
— ¿Creí que dijiste que te hacía escribir líneas?
Harry dudó. Acababa de decirle a Nova que no quería contarle a sus amigos porque no quería que se preocuparan. Pero éste era Ron, el mismo que lo había aceptado cuando no tenía a nadie. El chico que había compartido su familia y hogar con él en más de una ocasión.
Entonces, le contó todo.
— ¡La vieja bruja! ¡Está enferma! Ve con McGonagall, ¡dí algo!
—No—, respondió Harry inmediatamente —. No le daré la satisfacción de hacerle saber que me afectó.
— ¿Te afectó?—, repitió Ron sin creerle —. ¡No puedes dejar que se salga con esto!
—No sé cuánto poder tiene McGonagall sobre ella.
—Dumbledore entonces, ¡dile a Dumbledore!
—No—, negó Harry, pensando no solo en él sino también en Nova. Ella no querría que Dumbledore lo supiera. Ella no le diría a Dumbledore.
— ¿Por qué no?
—Él tiene suficiente en su mente—, respondió Harry —. Mira, está bien, Ron. Nova y yo podemos manejarlo.
Una expresión amarga cruzó el rostro de Ron. Al principio, Harry creyó que era debido a su determinación de no decirle a Dumbledore, pero su idea rápidamente cambió cuando Ron habló —. ¿Nott también tiene esto en su mano?
Sin palabras, Harry asintió. Entonces hizo una pausa —. Bueno, tiene algo distinto. No debo desobeceder, creo.
Ron no dijo nada mientras caminaban hacia la Sala Común. Ron murmuró la contraseña al cuadro antes de caminar hacia la habitación de los chicos sin mencionar otra palabra sobre el tema.
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