Capítulo Veintisiete
“Decepción”
—¡Por fin! ¡hogar dulce hogar! —exclamó con alegría Mike tirándose al suelo del aeropuerto de Nueva Zelanda dandole besos.
—¡Asqueroso! —lo pateó Emily por aquella tan desagradable acción.
—Emily, no es por nada pero ¿en serio volverás a besar esos labios? —preguntó con una ceja alzada Blake un tanto chistoso pero confundido.
—¿Qué? ¿qué? ¿tienen problema de que ame tanto mi tierra? ¡Já!, celosos... —inquirió molesto el moreno levantándose del suelo abrazando a Emily. Luego de sorpresa trato de besarla pero ella se negó y se empezó a alejar.
—¡Mike, no! ¡que asco, sueltáme! ¡no, no! ¡lavate los dientes primero! —se quejaba ella queriendo zafarse de aquel agarre pero este, lograba dejarle varios besos fugaces por todo el rostro y cabello con el único propósito de llegar a sus labios.
—¡Antonio al rescate! —exclamó el dorado llegando cual súper héroe separando así a Mike de Emily.
—¿Qué? ¿quieres qué te bese a ti? —preguntó con risa el verde.
—Solo intentalo para que veas como te dejare sin descendientes —amenazó el pelinegro.
—Ay, no llevamos ni cinco minutos de haber salido de avión y ya empezaron con sus estupideces —rió Mia negando la cabeza.
—Nunca cambiarán —aseguró Jayden junto a la rosada enviándole pequeñas miraditas y sonrisitas, algo que ella correspondía con cierto rubor. Desde lo sucedido en las amazonas estos dos llevaban todo el día para mirarse y sonreír por nada, algo muy tierno y que todos notaban. El ambiente y el aire romántico era inevitable.
—¡Rangers! —a sus espaldas escucharon la querida voz de su mentor, quien corrió hacia ellos abrazando principalmente a Jayden. Todos los demás después se unieron al abrazo con emoción —¡Me alegra tanto volver a verlos, los extrañe tanto!
—¡Sí y por fin logramos obtener nuestros nuevos Zords! ¡ahora soy súper poderoso! —exclamó Mike haciendo una pose exagerada mirando hacia el cielo.
—No alardees tanto que aquí estoy yo —le dio un zape en la cabeza Blake al moreno con risa.
—¿Desde cuándo eres más poderoso que yo, ah? —le miró con una ceja alzada.
—No sé... Desde que llegue soy más poderoso que tú, ¿no crees? —se rascó la nuca fingiendo confusión aunque todo esto era puro sarcasmo y risas.
—Wow, veo que se llevan muy bien, mejor de lo que esperaba. Creo que el viaje los sentó bien —asintió Ji con emoción dándose cuenta de que el ambiente entre sus chicos venía muy lijero. El viaje había logrado unirlos más, ayudándolos a convertirse en un verdadero equipo. Sí, tal vez hubieron muchos percances, problemas y peleas pero al final esos incidentes solo lograron volverlos más cercanos, como decía aquel dicho «Después de una tormenta, siempre logrará salir el sol» y esta vez el sol resplandecía brillantemente.
—La verdad, sí —asintió Lauren ladeando la cabeza.
—Ahora, ¡vamos a casa! —gritó eufórico Mike apuntando hacia la puerta de salida y emprender una caminata como si fuera un comandante.
(...)
—¡Chicos, no encuentro el talismán que compre en China! —exclamó Antonio buscando en su maleta como loco.
—Busca bien y no hagas tanto alboroto —se quejo Kevin cruzando por la puerta de la habitación del plateado con rapidez para luego marcharse.
—Ash... —susurró con exasperó tirando todas sus prendas.
En eso llega Lauren con una sonrisa obvia cargando en su mano aquel talismán.
—Mira lo que tengo —llamo la atención.
—¿Qué? Oh, gracias —quiso ir a tomar el objeto pero ella lo alejo de él con rapidez. —¿Por qué no me lo das?
—¿Sabes que en realidad lo olvidaste en China y todo el transcurso de Grecia, España y Líbano yo te lo estuve cuidando? —preguntó esta alzando las dos cejas.
—Oh... Muchas gracias, Lauren —le sonrió brillantemente como mejor sabia hacer y tomó el talismán.
Lauren rió. —¿Sabes qué eres un tonto?
—No tanto como Mike —contestó soltando una sonrisa de la victoria.
Ellos dos, tan sumergidos en las miradas y sonrisitas que se daban ocasionando una burbuja personal que nadie de afuera podría romper. Tan linda era la pareja que se estaba formando por aquí pero esas sonrisas ni durarían mucho, Antonio tenía que hablar con Jayden y explicarle.
.......
Mientras tanto en el castillo del otro mundo...
—¿Qué deberíamos de hacer? —preguntó Goldinius junto a los demás subordinados en la sala de operaciones sin el Maestro.
—Debemos de enviar a alguien para espantar, aunque sigo sin entender qué es lo que específicamente quiere y esta buscando el Maestro —asumió Comendius confundido.
—Esta teniendo muchas jaquecas, estrés y esta varado en el mismo lugar sin saber que hacer. Él no era así, todo desde que empezó a recibir esos extraños regalos a media noche —argumento Lorclus pensativo, queriendo allarle el último rompecabezas que faltaba para encontrar así la razón de todo aquello.
—¿Y si vemos quien le ha estado enviado regalos? Debe de aparecer escrito ahí —propuo Forcla obvia.
—Él nos prohibió la salida de nuestras habitaciones a esa hora, no podemos ver quién es —cortó las ilusiones el azul con obviedad.
—A menos que salgamos en secreto de nuestras habitaciones y antes de que el maestro se de cuenta vamos a la entrada vemos el regalo, leemos el nombre de quien lo entrego y nos largamos. Puede ser rápido y el Maestro Xendral no se dará cuenta, hagamoslo entre estas semanas —explicó Goldinius.
—Entonces ve tu solo y arriesga ese maldito trasero, yo no haré nada de eso —se quejó Lorclus para luego salir de la sala con enojo pero justo algo lo detuvo.
—Tranquilo, yo voy por ti —escuchó como hablo Forcla.
«Estúpida eres si vas» Pensó y sin querer entrometerse mas se va de ahí pensativo.
—¡Goldinius, ven para acá! —se escuchó el grito voraz del Maestro Xendral sonar por todo el castillo como si se tratase de un rugido.
—Creo que escucho por fin mis súplica de ir a romper el planeta —asumió el llamado saliendo con rapidez con dirección a la sala real.
.........
—Que rico es esto —sabroseo Mike mientras comía carne de parrilla afuera de la casa Shiba con todos los demás sentados a sus costados.
—Prefiero el de pollo —se encogió de hombros Blake.
—Nada, nunca va a superar el pescado —intervino Antonio mientras comía lo anterior mencionado, un pescado.
—Solo coman y disfruten —dijo el Mentor Ji.
—Por cierto, ¿qué estuvo haciendo todo este tiempo que no estuvimos aquí? —preguntó Emily con curiosidad.
—Si, siendo honesta creo que hay demasiado polvo —asumió Mia confundida.
—Uhh... Entonces estuvo fuera de casa, ¿no? —preguntó con picardía Mike.
—Visite a mi familia —contesto obvio.
—¿¡Familia!? —exclamaron todos con sorpresa menos Jayden.
—¿Desde cuando? ¿Por qué no nos lo dijo? —preguntó Kevin intrigado.
—Yo me casé con mi esposa unos meses antes de que nos conociéramos hace tres o cuatro años pero supe ocultarlo bien, no quería que los Nighlock se enterarán pero actualmente tengo dos hijos, el mayor tiene tres años y la pequeña un añito —fue explicando con normalidad dejando a todos estupefactos por la gran noticia. —Digo esto porque a partir de ahora pediré unos cuantos permisos, no seguiré yendo en secreto.
—¿Ustedes lo sabían? —preguntó Antonio señalando a los dos rojos.
—Yo en serio no sabia —contestó Lauren al instante mirándose sorprendida.
—Yo si —sonrió Jayden con pena.
—Bueno debería de presentarnos a sus hijos —dijo Mike.
—Para que los maleduques, no gracias. Eres una mala influencia, Mike —se interpuso Emily.
Pero Mike no se dio cuenta de que su novia le había hablado y siguió una conversacion con normalidad con los demás chicos totalmente distraído. Ella solo fruncido un poco el ceño y luego le restó importancia, más distraído que Mike no existía en el mundo.
—Pareciera que te gusto el collar de Michael —asumió Blake mirando el cuello de Jayden.
El rojo tomó el objeto entre sus manos un poco pensativo. —Se podría decir que si....
—¡Ya es hora de limpiar, así que los animales para fuera y que las personas ayuden! —ahuyentó Mia específicamente al verde y el negro, quienes la miraron con una indignación exagerada pero aún así no le hicieron caso y ayudaron a ordenar toda la mesa junto a los demás.
Todos juntos como un equipo terminaron limpiando todo y cada uno luego por su lado fue haciendo lo suyo como normalmente acostumbraban.
Emily corrió con emoción hacia su habitación tomando un dvd entre sus manos de una película, en su instancia en Inglaterra la compró ya que le interesó mucho verla y el día de hoy Mike había prometido verla junto a ella.
La amarilla fue a la cocina revisando que todo estuviera perfecto para su tarde romántica, refresco, palomitas, snaks y chocolates, nada parecía faltar. Esta fue directo a la sala y se encontró a su enamorado junto a Blake y Antonio.
—Mike, lo tengo todo listo —sonrió satisfecha balanceando el dvd entre sus manos.
—¿El qué? —dijo este confundido entrecerrando los ojos con confusión hasta que por fin logró recordar —¡Ah, si es cierto! Lo siento mucho, Emily. Lo olvidé.
—Bueno no importa, vamos a verla —no le puso importancia conociendo ya la mente por las nubes que cargaba su novio.
—Mm... Es que... —balbuceo el verde indeciso —Se supone que saldría con los chicos —señaló a sus costados.
—Bueno pero si planeaste algo con tu novia no importa, podemos posponer la salida —se encogió de hombros Blake con relajo.
—No, no importa. Yo en serio quiero salir —asumió Mike para luego mirar a Emily como cachorrito abandonado. —Solo por esta vez, dejame ir con los chicos y cuando vuelva vemos la película, ¿si?
—Esta bien —accedió con fastidio. —Vete antes de que me arrepienta.
El moreno sonrió feliz, le dio un sonoro beso en la mejilla de su enamorada para luego salir con sus amigos de la casa.
Emily suspiró con desgano para luego girar hacia sus amigas que se encontraban sentadas en el sala.
—¿Qué van a hacer? ¿Puedo unirme? —preguntó la rubia.
—Mia nos esta enseñando a pintarnos las uñas —dijo Lucy.
—Puedes unirte a nuestro club de manicura —esta vez habló Lauren pareciendo fascinada por las pinceladas que le daba la asiática a sus uñas. —En serio, eres demasiado buena en esto.
Emily dejo a un lado su dvd y se sentó junto a sus amigas para arreglarse sus ya desgastadas uñas y mientras que lo hacían cada una se iba quejando de sus inquietudes con desdén.
—Entonces le dije que no pero al final terminó en calzoncillos bailando la macarena por toda la casa —termino de contar aquella anécdota Mia hablando de uno de los tantos recuerdos que compartía con su hermano menor.
Todas estallaron a carcajadas por aquel cuento.
—Ahora te toca, Emily —señalo la misma rosada.
—Ay, no lo sé... —asumio pensativa. —No tengo muchas cosas que contar, mi vida es aburrida.
—¿Y con Mike? —preguntó la roja obvia.
—Con él no se pueden pasar muchos momentos románticos, siendo honesta no estoy entendiendo lo que esta sucediendo con nuestra relación y no se si debería de preocuparme —suspiró con desilusión.
—¿Por qué? Pienso que son una linda pareja —se encogió de hombros Lucy con honestidad. —A mi me gustaría ser así de honesta como tu con mi futura pareja...
—No se trata de la honestidad sino, siento que estamos discutiendo mucho y ya no nos estamos esforzando tanto en las pequeñas cosas sencillas de parejas. Solo parecemos perros y gatos, más amigos que pareja —decía con temor sintiéndose preocupada. —Se que él es distraído pero antes de volver a batallar me daba pequeños detallitos del día que nos hacia felices y lo seguía haciendo pero poco a poco fue desapareciendo.
—No te peocupes, tal vez no es la mejor situación y él esta preocupado en salvar el mundo, creo que eso es suficiente como para aturdirlo y comer toda su mente —opinó Mia sobando el brazo de Emily queriendo mostrarse su total apoyo y sinceridad.
—Mas bien, Mike a estado demasiado ocupado queriendo ser mejor que Blake que se le olvida que tiene una novia —soltó Lauren logrando una mirada de desaprobación de la asiática —¿Qué? Sólo dije la verdad.
—Creo que tienes razón —dijo Emily un poco decepcionada y molesta a la vez. —Pero ¿debería de preocuparme sabiendo que nuestro último beso paso hace uno o dos meses?
—¿Qué? ¿En serio? ¿Por qué tanto? —la reacción de Mia fue notoria sabiendo que eso no era una buena señal.
—Emily, creo que deberías de prepararte para lo peor —asumió Lauren soltando la boca otra vez logrando que Mia le golpeara el hombro. —¡Auch! Solo dije la verdad.
—Tu verdad apesta —la regaño la pelinegra con molestia. —Hay que aceptar que Mike no es nada romántico, su boca solo sirve para decir puras estupideces y en lo único que es bueno es en los vídeo juegos pero él es honesto, si hay algo que no le gusta significa que no le gusta y punto. Tal vez esta muy distraído y no se ha dado cuenta que sientes que te hace falta, pero yo digo que le sigues gustando, conociendolo él nunca mentiría con algo como esto porque se le nota.
—Bueno, creo que es cierto —asintió la roja rascándose la nuca —se nota con Blake, no le agrada ni le gusta su presencia y siempre lo recuerda a cada hora aunque últimamente se andan llevando bien. Creo que le sigues gustando, Emily.
—¿Cuándo es su aniversario? —preguntó Lucy.
—En una semana. —Contestó.
—¿Y le tienes el regalo listo?
—Lo tengo todo listo, llevo tres meses haciendolo —al decir aquello dejó desconcertadas a las demás, quienes con curiosidad trataron de preguntar de qué se trataba pero la boca de Emily estaba cellada, por nada del mundo contaria lo que le estaba preparando a Mike. Era una sorpresa.
Las horas pasaron y el sensor de fisuras se hizo presente alertando a todos los presentes de aquel hogar.
—¿Qué sucede? —preguntó Jayden con rapidez apareciendo en la sala junto a Kevin, quienes fueron los únicos chicos que se quedaron entranando afuera. Las chicas se levantaron interrumpiendo su charla de chicas acercandose al mentor Ji a montón.
—Hay unos Yurkes ahuyentando por el parque central, ustedes vayan. Ya llamaré a los demás —dijo el mayor de todos alentándolos a irse con rapidez.
Los seis rangers asintieron y sin espera partieron hacia el lugar asignado.
Cuando llegaron se encontraron con los tres faltantes, se transformaron como equipo y siguieron su carrera hasta toparse con una multitud de monstruosidades siendo gobernados por un Nixortom principal, Goldinius.
—¡Oh, Hola queridos rangers! ¡Hoy vine a destruir un poco! —exclamó animadamente como si lo que estuviera haciendo no fuese nada malo, aunque en realidad era lo contrario.
—Siento que te estemos arruinando la diversión, pero lo creo inevitable —contestó con su típico sarcasmo Mike y así todo el equipo corrió empezando a luchar.
Jayden y Blake se estaban encargando del Nixorrom amarillo mientras los demás fueron por los Yurkes. Algo que en parte enojo un poco a Mike.
—¡Esperenme! ¡Tambien quiero diversión! —exclamó este moreno con queja tumbando a unos cuantos monstruos para luego dirigirse hacia su líder pero en ello no se da cuenta y termina empujando a Emily sin querer.
—¡Mike, ten más cuidado! —se quejo este cruzándose de brazos.
—Bueno ¿pero no ves que estoy pasando? —soltó sin pensarlo dos veces lo que acababa de decir y sin escuchar lo que Emily le estaba diciendo la deja hablando sola.
—¡Mike! ¡Mike! —pero al final no la termino escuchando y tuvo que seguir luchando sola con un mal sabor en la boca.
—¡Llegue yo! —exclamó el verde interponiéndose empezando a luchar contra Goldinius.
—¡Tres contra uno es injusto! —se quejo mientras empujaba a Blake.
—Bueno dicelo a tus cien de esos bichos raros —contesto el mismo pelinegro devolviéndole el golpe.
Goldinius sin espera con su gran martillo en mano golpea el suelo ocasionando un fuerte terremoto haciendo que los rangers perdieran el equilibrio cayendo al suelo. Las casas, edificios, árboles, personas y demás, todo tembló haciéndolos temer por un momento hasta que desapareció.
Cuando ya los rangers creían que no pasaría nada más una gran grieta apareció debajo del martillo y siguió un gran camino destruyendo las calles de la ciudad separandolo en dos dividiendo así a los rangers.
—¡Oye! —exclamó Kevin con enojo desde lejos. —¿¡Qué se supone que hiciste!?
—Que emoción, hace tiempo no abría grietas —chillo el amarillento emocionado por su cometido. —Esto lo tiene que ver Forcla.
—No puedo creer que hayas hecho esto... —susurró Blake con rabia.
—Ya verás, te acabaremos —aseguro Jayden corriendo nuevamente hacia el monstruo empezando una nueva lucha.
Los demás terminaron con los Yurkes en cuestión de minutos y fueron con los tres, quienes peleaban con un solitario.
—Bueno, creo que mi trabajo esta hecho. Me iré antes de que se ponga feo —se despidió dando una elegante reverencia desapareciendo al instante.
—¡Rayos! —pateo el rojo.
—Se nos escapó —asumio Blake.
—Llegamos tarde —suspiró Lauren con decepción.
—Ni lo digas —contestó Antonio.
Todos se des-transformaron y antes de irse, Mia saco de su bolsillo una de esas piedras curativas tirándola al borde de las grietas y en cuestión de segundos todo volvió a la normalidad.
—Listo, podemos marcharnos —sonrió satisfecha.
—¿Cuánto nos queda de esas cosas? —pregunto el líder acercandose a la azabache con desdén, posicionándose a su lado en la caminata que empezaron a emprender hacia su hogar.
—No mucho, se están empezando a gastar. Debemos de hacer algo antes de que se nos acabe —el que respondió fue el azul con su típica preocupación.
—Algo lograremos hacer —le dijo Lucy tomándolo del hombro logrando así, relajar al afroamericano.
—Tengo que admitir que peleaste bien. Haz mejorado, Mike —sonrió de lado Blake hacia el verde dándole una palmada en la espalda.
—Desde siempre soy bueno en esto, pero que te hayas dado cuenta ahora es otra cosa —sonrió orgulloso de si mismo sin darse cuenta que detrás de el venía una rubia cascarrabias.
Emily estaba molesta, muy molesta con su irrespetuoso novio. La empujó, le contestó mal y de paso la dejo hablando sola. Sin contar el hecho de que la había dejado plantada ese día por ir con sus "amigos". Ahora todo parecía ir de nuevo en torno a sus amigos y videojuegos, Mike estaba volviendo al viejo de antes. Despistado e ignorante y eso no le estaba gustando nada.
—¿Estas bien? —preguntó Lauren en voz baja temiendo ser escuchada por los demás, acompañando a la solitaria amarilla.
—Solo estoy un poco molesta, no es nada —le resto importancia y solo se atino a sonreír. Esta bien, Mike de por si era muy despistado, ya para la próxima todo debería de salir bien, además pronto se acercaría su aniversario y se emocionaba a la idea de lo que el podría regalarle ¿Qué le dará? Si, solo eso pensaba para recompensar ese animo.
Él no debía de olvidar su aniversario de tres años, ¿o sí?
(...)
Los días fueron pasando, algo tranquilos a decir verdad. Las cosas parecían ir bien, aunque no del todo pues, se veían un incómodos Jayden y Blake al estar junto a la confundida Mia; y de paso la relación de Mike y Emily se volvió un poco más lejana preocupando a la rubia. Su novio estaba siendo raro, llevaba días raro y no solo ella lo notaba sino todo su equipo. El moreno se la pasaba fuera de casa, todos los días salía y llegaba a tardes horas de la noche.
Aunque Emily lo veía raro, sus amigas se empeñaban en decirle que era porque estaba preparando su regalo de aniversario. Tal vez eso podría ser cierto. Pero aún así, que la ignorase, que le tratase secamente en esos últimos siete días era totalmente extraño.
Algo no iba bien, eso pensaba sin duda alguna la hermosa chica de cabellos de oro.
—Mia me enseño a cocinar estos ponques, ¿les gusta como quedo? Los hice yo misma —dijo con emoción la yellow ranger viendo como todos, menos Mike, tomaban un ponque gustosos.
—Esta muy rico —asumió Lauren.
—Ay, si. Mia, dame la receta también —dijo esta ves el dorado tomando más de cinco de esos dulces de la mesa queriendo tragárselo todo.
—Por lo menos sabemos que Mike tendrá una rica cocinera en casa cuando se case —sonrió Blake mirando al moreno, pero este no parecía prestarle atención, solo estaba pegado a su celular escribiendo algo y sintiéndole a la pantalla. Extraño.
Emily miró a su novio con el ceño fruncido mostrándose decepcionada, algo que Blake notó al instante y sin espera le dio codazos al verde.
—Oye —lo llamó.
—¿Ah? ¿Qué sucede? —preguntó el castaño confundido sin percatarse de la situación.
—Tu novia hizo unos ponques pero no has probado ni uno —soltó el mismo pelinegro sonando un poco a una queja. —Deberías de prestar más atención.
—Disculpa, Emily. Estaba distraído —le dice a su novia sin parecer realmente apenado y luego tomó un ponque de la mesa, al probarlo carraspera un poco. —Si, si. Están bien ¿eso es todo?
—¿Cómo que es todo? —pregunto incrédula la chica.
—Hablaba si era lo único que querías mostrarme, solo no me interrumpas por algo así, estoy ocupado —dicho esto deja el dulce en la mesa sin comerlo y se levantó para marcharse de la sala dejando boquiabiertos al equipo completo.
—¿Qué fue eso? —preguntó Jayden sorprendido.
—¿Estas teniendo problemas con Mike? —esta vez hablo Kevin con incógnita.
—No lo sé...
—Iré a hablar con el —apresuró a decir el negro saliendo de la sala siguiendo al moreno.
Nadie más supo que decir y dejaron aquel tema ahí. Emily se mostró un poco apagada y más por el hecho de que mañana era Sábado, su gran y esperado aniversario, del que tanto se había esforzado pero que al final todo parecía irse a la basura, aunque esperaba que no.
La noche cayó y Blake al final no pudo sacarle información al moreno, algo que intentó Jayden y volvió a intentar Kevin. Pero todo eso se quedó en inútiles intentos de los cuales no salía nada.
Al día siguiente aún así aunque Emily no haya visto a Mike se arregló y maquilló. Vistió un hermoso vestido amarillo lleno de pedrerías con un lazo en la cintura, se maquilló ligeramente resaltando sus labios claros y brillantes, tomó unos tacones altos del mismo color de su vestido y con el cabello suelto ligeramente ondulado.
—Estas hermosa —levantó el dedo meñique en señal de aprobación Lucy.
—Ya verás que esto es solo una etapa y en realidad Mike si te traerá un gran regalo esta noche —animó Mia con mucha emoción, diría que, más que la propia Emily. Estaba muy emocionada por su amiga y deseaba desde el fondo de su corazón de obtener la misma suerte de una relación tan larga, tan duradera con su persona especial...
—Ya llego el taxi para la novia —entró Lauren a la habitación junto al pegoste de Antonio, quien por alguna razón llevaba días siguiéndole el paso.
—Wow, Emily. Estas muy hermosa, si Mike no te valora así pues esta bien ciego y tonto —asumió el único chico de aquella habitación repleta de mujeres. —Igual si él te lastima dímelo y yo mismo le parto la cara, hablando en serio porque la verdad esta raro pero sigo diciendo que te ama.
—Gracias, en serio chicos. Se los agradezco —dijo sinceramente la rubia tomando una bolsa de regalo mediana entre sus manos y saliendo así de la habitación. Al llegar a la sala se encuentra con los demás, quienes se despedían con una sonrisa. —Adiós, volveré después.
—Ah —trató de hablar Blake queriendo decir algo dejando a los demás intrigados pero al final se calló.
—¿Qué sucede? —preguntó la amarilla mirándolo espectante.
Él solo se negó rendido. —Suerte —no pudo evitar mirar con pena como se iba la ilusionada rubia, algo en sus ojos demostraba que no estaba bien, que sabía lo que estaba sucediendo con Mike pero al final no tuvo la fuerza de hablar temiendo separar a tan hermosa pareja.
«Mike, no lo arruines» Pensó apretando sus labios con un poco de impotencia.
(...)
Después de un viaje de unos quince minutos en taxi Emily había llegado al lugar, un hermoso parque con una gran fuente en el centro. Ahí, ella y su pareja habían pasado todos sus aniversarios prometiendo así también, pasarlo en los próximos años.
Ella se sentó en una banca enfrente de la fuente, la cual poseía una gran estatua que caía un castada de agua.
Se quedo unos minutos esperando, esos minutos se volvieron grandes convirtiéndose en horas. Había llegado a las cinco, pero las seis se hicieron presente en el reloj y así sucesivamente, las siete, las ocho y las nueve...
La oscuridad y soledad se hizo presente en el parque dejando a una solitaria venteañera cabizbaja con increíbles ganas de llorar pero que aún así lo aguantaba con una mínima ilusión, una mínima esperanza de que su amor llegase.
Entre su angustiada espera de pronto su teléfono empieza a sonar indicando una llamada. Ella lo tomó con emoción esperando que fuese Mike pero al ver de quien era se decepcionó.
Y contestó confundida de que aquel ser le llamara.
—Hola, ¿qué sucede? —preguntó ella tratando lo mejor posible de ocultar su rota voz, algo que no pudo lograr.
—Mike no ha llegado, ¿cierto? —más que una pregunta sonaba a una afirmación.
—¿Para qué me llamas, Blake? —dijo un poco fastiada. Estaba cansada de esperar, cansada de entender, cansada de quedarse sentada de brazos cruzados cuando su novio le sonreía a la pantalla del teléfono, cuando las salidas de él se volvieron constantes, cuando ya no parecía sonreirle como antes lo hacía.
Algo pasaba con Mike y ya no podía evitarlo. Tenía que aclararlo todo.
—Mike no va a ir —soltó dejando aún más dolida a la chica. —Es mejor que vengas y duermas. Ya envíe un taxi, debe de estar llegando, tomalo por favor y vuelve.
Dicho esto el pelinegro colgó la llamada dejando a la chica más destrozada, quien no pudo evitar soltar ligeros sollozos acumulados en su garganta en forma de nudo.
Le dolía, le quemaba, le lastimaba y todo por culpa de Mike. El tonto no se digno en aparecer delante de ella en todo el día, dejando en burla sus sinceros sentimientos, los cuales fueron pisoteados. Ella se sentía humillada, mal y totalmente avergonzada de si misma por haber esperado a alguien que no merecía eso.
Sin piedad el cielo se lleno de grandes y oscuras nubes las cuales empezaron a caer grandes cantidades de agua, mojando a la pobre chica rubia. Sus lágrimas se perdieron entre su mojado rostro, no sabrías decir cuales eran de ella y cuales de la lluvia.
Ella se levantó y se encamino hacia la acera, a penas llega se encuentra con un taxi. Sin evitar mirar atrás se montó no dejando de ver el parque, el que tantos recuerdos guardaba de ellos dos. Lleno de sus risas, sus sonrisas, sus nervios...
Simplemente de sus momentos con él.
En un abrir y cerrar de ojos ella ya se encontraba enfrente de la mansión Shiba. Tanto pensar la hizo perderse en la realidad sin darse cuenta del tiempo. Suspiró con desgano saliendo del auto y luego entró al oscuro hogar con el regalo en manos.
La casa estaba oscura con una sola luz encendida, la cual pertenecía a Blake. Él la estuvo esperando.
—¿Por qué haces esto? —preguntó la chica con confusión queriendo evitar llorar.
—Solo... quise ayudarte —se encogió de hombros mirando hacia otro lado de la habitación.
—¿Mike ha llegado a casa?
De pronto el silencio se volvio abrumador dando a entender la nefasta respuesta, algo que sin duda la catira tenía miedo, no queriendo creerselo.
—Es mejor que vayas a dormir y mañana hablas con él —dijo Blake evitando la anterior pregunta. —Él en cualquier momento va a llegar pero es mejor que descanses.
—No importa, me quedare aquí esperando —dicho esto Emily se sentó en el sofá de la sala mirando en dirección del pasillo que daba a la puerta.
Él solo la miró sabiendo que ya no podría hacerla cambiar de opinión así que solo se quitó la chaqueta poniéndoselo en los hombros de la chica.
—Hace frío, cubrete. Te traeré algo caliente para que lo tomes —dijo con una extraña mueca para luego salir de la sala y dirigirse hacia la cocina.
En esos segundos en donde el pelinegro se perdió la puerta de entrada es abierta dando indicio que alguien estaba introduciéndose a la casa y no era difícil adivinar quien era, los delicados pasos que daba y lo callado que se encontraba, eso era suficiente para saber que aquel chico no quería ser descubierto.
Emily se levantó con mucha rabia y enojo acumulado, se cruzó de brazos esperando ver al moreno, el cual apareció entrando a la sala sigilosamente. Mal para el, que había sido cachado.
—¿Dónde estuviste? —preguntó la chica de pronto con una voz totalmente seca.
—¡Emily! —exclamó en susurro sorprendido —Lo siento estaba con unos amigos.
—¿Con unos amigos? —preguntó con ironía.
—Pero ¿qué te paso? ¿Por qué estas vestida así y mojada?
—Te estaba esperando, Mike.
—¿Esperandome para qué? Creo que te confundiste, estoy 100% seguro de que no había ninguna cita hoy —El relajo con el que respondió logró hacer añicos el corazón de la chica, quien se sintió impotente ante tal declaración.
Emily demostró un sin fin de sentimientos con una sola mirada, tristeza, agobio, rabia, enojo, odio pero por sobre todo ello: Decepción.
Sin querer discutir algo más con él decide marcharse, prendió las luces. —Se que vuelves tarde todos los días, no tengas miedo de encender las luces. —Al decir aquello se giro a verlo pero se encontró con una no muy agradable sorpresa.
No sabía que encontraría eso de Mike, en serio no podía creerlo. Pensaba en todo menos eso, en que debía de estar muy metido en sus salidas con sus amigos, que tal vez necesitaba más libertar en aquel tiempo que se estaba prolongando su matrimonio, o cualquier otra cosa pero eso ¡Eso no era lo que Emily esperaba en absoluto!
Ese no es él Mike que conozco...
Fue lo primero que pensó, abordando su mente y decepcionandola por completo.
Las cosas habían cambiado.
••••••
¿Qué es lo que tendrá Mike?
¿Su relación podrá mejorar o empeorar?
¿Goldinius y Forcla serán cachados en su tarea?
No se ustedes pero por alguna razón después de escribir este episodio y los siguientes empecé a shippear el Blamily (Blake y Emily)
Lo siento, no me maten. Es que no puedo evitarlo, lo que escribo sale de la nada.
Espero que les haya gustado este capítulo súper dramático. Volví para quedarme (creo) y mi propósito de este año es terminar esta historia antes de que acabe el 2020.
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