Capitulo Treinta y Uno [4/4]
“La elección de Mia: Parte 4”
—Hola —saludó Blake.
Mía sonrió un poco tímida —hola.
—¿Vamos? —el muchacho extendió su mano al aire esperando ser correspondido mientras le regalaba una sincera sonrisa a la chica, quién sin pensarlo entrelazó ambas manos.
—Vamos —asiente ella.
Ambos inician una tranquila caminata balanceando sus manos unidas. Parecían una pareja perfecta.
«Sí, él es el correcto»
—¿A dónde quieres ir? —de pronto preguntó el pelinegro interrumpiendo los pensamientos de la asiática.
—Bueno no estoy segura, ¿Tú no tienes planes? —arrugó sus labios.
—Sí pero si quieres hacer algo adicional podemos hacerlo, después de todo la cita es de los dos.
Cita.
Es una cita con Blake.
—No tendo nada, hagamos lo que planteaste. Debe de ser divertido si viene de ti —le regalo una sonrisa cuando esté se la quedó mirando.
—Para que negarme si es cierto —se encogió de hombros un tanto orgulloso. —Nos divertiremos mucho hoy.
Ambos jóvenes caminaron durante unos minutos hasta que llegaron al lugar. Un parque de diversiones.
—¿Creiste que sería una típica cita romántica a la luz de las velas? —le preguntó con cierto toque humorístico en su voz alzando una ceja.
—No lo sé, ¿Tal vez? —dudó adornándolo con una pequeña risa. —Pero así está bien, me gusta.
—Bueno, vamos.
Ambos jóvenes entraron a aquel divertido lugar. Se montaron en diversos juegos tanto grandes y pequeños logrando que Mia gritará de vez en cuando montada en la montaña rusa o el barco pirata.
A penas bajaban de un juego y se montaban a otro llenándose de risas, tal vez unas cuantas burlas inofensivas de parte del pelinegro ya que la muchacha era muy gritona e indecisa.
Después de montarse en algunos juegos bajaron algo mareados, se sentaron en el primer banco que se encontraron tratando de relajarse.
—Los juegos están muy buenos —asume Blake dando un leve asentimiento.
—Si, son muy divertidos pero escalofriantes a la vez —sonríe ella.
—Ahora vamos a comprar algo para comer —soltó el chico y de un rapido movimiento arregla un cabello desordenado de la muchacha. Sus miradas se encontraron por varios segundos hasta que el mismo chico rompió el contacto visual. —Vamos —se levantó extendiéndole la mano.
Mia nunca había visto a Blake tan sonriente, feliz y súper amable como lo estaba siendo ahora. Era una faceta completamente nueva, incluso era muy atento y caballeroso con ella.
Discutieron un poco a la hora de comprar los refrescos, palomitas, algodón de azúcar y demás dulces para ver quién pagaba. Él quería pagarlo todo pero Mia como respetada mujer independizada no se dejaría llevar por aquellos estereotipos. Mitad y mitad, eso pedía ella.
Al final el chico tuvo que aceptar, a regadientes pero lo hizo. Ambos pagaron lo suyo y se sentaron en una mesa empezando a pellizcar los dulces.
Pasarla con Blake era de lo mejor. Super divertido. Mia se sentía muy cómoda y alegre con él, más que con Jayden, ya que con aquel rubio había más nerviosismo y sus pensamientos se nublaban con solo verlo mientras que con el pelinegro sus pensamientos no se sentía tan atacados. ¿Eso era amor? Por un segundo Mia dudó.
Estar con Blake es divertido pero es una diversión del momento mientras que con Jayden es algo más como felicidad duradera. ¿Algo estaba yendo mal? ¿Por que seguía pensando en Jayden?
Sin darse cuenta de quedó pensando mientras miraba las palomitas en frente de sus ojos frunciendo levemente el ceño. No fue hasta que Blake pasó su mano en su frente intentando quitar esa expresión para que se diera cuenta de la realidad.
—¿Qué pasó? —preguntó con cierta risa para luego meter un gran pedazo de algodón de azúcar en su boca, el cual se deshace rápido.
—No es nada —negó con rapidez y siguió comiendo las palomitas.
—¿Te estás divirtiendo? —preguntó el chico el cual se inclinó en la silla y estira su brazo para agarrar las delgadas manos del la contraria dándole un pequeño apretón.
—Sí, es muy divertido —asiente. Pero algo no se siente bien. Pensó.
Después de comer se levantaron y se dispusieron a dar una vuelta por la ciudad, compraron unos hot dogs y helados en el camino. Todo con las manos entrelazadas pareciendo un linda pareja ante todos.
Mia en varios momentos golpeo al pelinegro cuando esté le manchó la nariz de helado o como cuando le tomó una foto vergonzosa. Después de todo Blake siempre va a ser Blake.
La noche se hizo presente y cansados se sentaron en un banco de la acera. Mira curiosa ve la hora en su celular: 7:40 pm. Pensó por un momento si Jayden todavía estaría esperándola.
«No, es imposible. Ya van a ser tres horas»
Intentó sacarlo de su mente.
—¿Quieres cenar conmigo? —preguntó de pronto Blake. Mia lo miro indecisa, de tanto comer dulce en la tarde se había llenado.
—Me estás engordando, me duele el estómago de tanto comer. No creo que pueda —mostró un tierno puchero mientras soba su estómago.
—Esta bien mi pequeña cerdita —le revolvió el cabello y ella un poco molesta lo aleja.
—No me llames cerdita, no me gusta.
—Eres rosada y gracias a mi subirás unos cuantos kilos, ¿Qué mejor que cerdita? ¿O prefieres Barnie? Ah, no Barnie es amarillo.
—No, Barnie es morado —corrigio la asiática.
—¿Segura? Qué yo recuerde él es... —por un momento dejó de hablar y se dió cuenta de un dato importante asintiendo a su ves —Barnie en mi mundo es amarillo.
—Oh, ¿En serio? Bueno aquí es morado —confirmó la chica con algo de asombro. Sus mundos eran tan parecidos pero tan diferentes a la vez. —Si existe una copia de todo ¿eso significa que debe de haber un Blake en este mundo?
A Blake le tomó por sorpresa aquella pregunta, dudó un poco en hablar y su mirada pareció perderse por unos segundos mostrando una expresión algo sombría. Mia frunció el ceño.
El chico rápidamente cambia la expresión soltando una risa nerviosa mientras se rasca la nuca. Algo un poco extraño a decir verdad.
—Sí, tal vez haya un yo en este mundo —afirmó.
—¿No te da curiosidad encontrarlo? ¿Te imaginas que tú andas caminando por la calle y te lo encuentres de repente? Sería ver como tú propip reflejo, raro pero asombroso, ¿No crees?
—Puede ser, ¿Quién sabe?
Siguieron hablando de temas al azar por un buen rato hasta que no quedaron palabras. Mia recargó su cabeza en el hombro contrario y ambos así, miraban el estrellado cielo de Nueva Zelanda.
Blake fue acariciando el lacio cabello negro de la asiática.
—¿Te dije que te vez muy linda hoy?
—Si, ya van como cinco vez.
—Es que es cierto —rió y se removió haciendo que Mia sacará su cabeza de su hombro. —Eres muy linda.
Sus rostros estaban muy cerca, tanto que sus respiraciones empezaron a chocar con el otro. Sus miradas crearon una conexión especial.
Blake tomó con su mano la mejilla de ella acariciándola con suavidad sintiendo la suave piel de la chica, estando cerca de ella se daba cuenta que olía a cereza, un dulce aroma inundó sus fosas nasales. Mientras, Mia sentía cierto nerviosismo pero justo en aquel momento estando tan cerca del chico no sentía lo que debería de sentir, ¿Qué estaba sucediendo con ella? ¿Así es como debería de sentirse una chica que va a besar el chico que le gusta? Pensar en otro chico en estos momentos, ¿Estaba bien?
Blake empezó a acortar la distancia que ambos tienen. Mia no sabía que hacer y solo cerró los ojos con fuerza queriendo que todo acabase.
Confundida quedó cuándo el beso en sus labios nunca llegó, en cambio sintió un dulce beso en su frente y después de eso la lejanía del chico.
Confundida abre los ojos viendo a Blake sentado con normalidad viendo la oscura calle aunque en sus ojos había un extraño sentimiento que no podía decifrar.
—Aspire a mucho hoy, se suponía que solo sería una hora pero ya han pasado tres —sentencio confundiendo un poco a la chica. —¿En serio vas a cerrar los ojos como un gato asustadizo con el chico que te gusta?
—¿Q-Qué? Lo siento —apretó la tela de su vestido cabizbaja un poco avergonzada.
—No, yo lo siento. Fui el que se metió en una relación que ya estaba hecha desde hace años —su voz tembló por un momento pero aún así no se atrevía a mirar a la rosada a su costado, solo perdía su vista en el frente.
—No es tu culpa —intentó tocarle el hombro pero este rechazó el contacto.
—Vas tres horas tarde para tu cita con Jayden. Es mejor que vayas a ver si es que sigue esperándote, si no está me aseguraré de partirle la cara en la casa. ¿Espero cuatro años y ahora no puede esperar unas simples tres horas? —soltó una extraña risa a lo último, era un cierto humor combinado con tristeza y pena de si mismo.
—Blake...
—¿Qué esperas? —la mira confundido. —Se que desde el comienzo lo amas, la verdad nunca espere llegar a nada más en esta cita. Quería pasar un rato contigo y despedir estos sentimientos que tengo hacia ti. Es momento de que seas feliz con alguien que ames y ese alguien no soy yo, es un tonto rubio que empezó a actuar gracias a un pelinegro metido que apareció cuatro años después, algo tarde la verdad.
—¿Jayden me quiere de verdad? Pienso que solo está confundido —jugueteo con sus dedos.
—Tal vez te ama el doble de lo que yo lo hago, quién sabe. Yo llevo siete meses conociéndote mientras él cuatro años —se encogió de hombros al final. —Cree en su amor, el único problema de él es que tiene miedo de exteriorizarlo pero te ama desde la primera vez que te vio. Ser un Shiba no es fácil, es olvidar lo que significa ser "social" y solamente enfocarse en aprender a luchar y defender. Tú has sido su primer amor y hasta ahora el último que tiene así que mejor vete ya.
—Lo lamento mucho —se disculpó nuevamente con pena. El chico rodó los ojos fastidiado.
—Si no te vas por tu propia cuenta tendré que arrastrarte —amenazó enviándole una mirada asesina.
Ella asintió apresuradamente y se levantó tomando su cartera.
—Gracias por todo —soltó aquellas palabras llenas de sinceridad y le da un pequeño beso a la mejilla del pelinegro. —Espero que podamos seguir siendo amigos.
—Quiera o no, tendrá que seguir siendo así. Vivimos en la misma casa —bromeo.
Ahora ella es la que rodó los ojos y se despide para luego salir corriendo de ahí dejando a un Blake sonriente atrás, quién al ver la espalda de la chica su expresión decayó al instante mostrando sus verdaderos sentimientos.
Una mirada triste y vacía cargaba.
«Si realmente fuéramos predestinados te habrías encontrado con mi otro yo» Pensó con cierta melancolía.
(...)
Mia no sabía cómo sentirse en aquel momento. Se encontraba desesperada, angustiada, avergonzada y realmente decepcionada de sí misma. A último momento cuando teme haber perdido a Jayden es que se da cuenta de que realmente quiere estar con él.
Salir con Blake fue realmente genial pero hizo darse cuenta de que él realmente no es lo que quiere para su vida. Es una muy buena persona, atractiva y con su singular carácter que le llamó la atención al principio y tarde se dio cuenta de que, en realidad no lo amaba. Fue una atracción que fue creciendo pero al final de cuentas Jayden es el que ganó más espacio en su corazón.
«Él sí es el correcto»
¿Por qué ahora es que se da cuenta de eso? Pensó que era mejor Blake ya que le daría un aire diferente a su vida pero ¿Y qué si ya le gustaba la suya?
Para sumar su vil desgracia gotas de lluvia empiezan a caer mojando las calles de Nueva Zelanda y con ello a la hermosa asiática que corría sin descanso. Pronto aquella pequeña llovizna se vuelve una gran tormenta inundando todo el suelo, Mia tuvo que tener mucho cuidado con resbalarse.
—Genial, estoy empapada —murmuro entre dientes algo estresada. Se sentía una tonta.
«Jayden por favor, espera por mi»
A pesar de sentir que lo había perdido todo tenía una mínima esperanza de encontrarlo ahí.
•••••••
Lorclus esperaba impaciente en la sala real de su Maestro dando vuelvas en círculo con los brazos cruzados, junto a él se hayaba un Goldinius cabizbajo. Algo a destacar es que desde que Forcla se fue el Nixortom Amarillo ya no era el mismo, entró en una especie de depresión que nadie entendía por qué e inclusive el color amarillo de su piel se opaco. Tal vez se encariño mucho con la pequeña revoltosa rosada, eso pensaba pero muy en el fondo de él sabía que había algo más ahí, algo ahí que no recordaba.
De pronto la puerta es abierta bruscamente dando paso al Maestro Xendral y detrás de él venía Forcla.
—Aquí está —señaló con una mano el líder a la chica con una media sonrisa orgullosa mientras la otra estaba detrás de su espalda de forma elegante.
—¡Chicos! ¡Amigos! —exclamó la rosada con emoción y dando saltitos corre hacia Goldinius abrazandolo con fuerza, quién correspondió con la misma intensidad.
—¡Pequeña, yo te extrañe mucho! —arrojó muy feliz el contrario glotón. De pronto su color amarillo opaco volvió a brillar demostrando otra vez al Goldinius feliz.
—Aww, yo también —restregó su cabeza en el pecho contrario para luego separarse y darle un abrazo a Lorclus, quién no correspondió y solo se quedó quieto. Él solo se aclaró la garganta al ver que ella tardaba en separarse.
El Maestro Xendral no sabía porqué pero al ver a sus discípulos tan felices hizo que soltará una pequeña sonrisa sincera y que su corazón oscuro y ciniestro se adornará de algo extraño llamado "Cálido". Tal vez encariñarse un poco con su gente no era malo, ¿Verdad? ¿Nadie puede ser completamente oscuro, no?
—Gracias, Maestro. Estamos muy agradecidos por esta segunda oportunidad que nos está dando —Lorclus se arrodilló ante su superior, Goldinius y Forcla se apresuraron en seguirlo.
—Oh... Me halagan, lacayos —finge estar sonrojado y alagado. Rió un poco y se dirige a su asiento Real.
El Maestro Xendral sin duda estaba de humor, puesto a qué los siguientes días siguió igual. Sonriendo y riendo solo un poco más. ¿Así de buena es la vida de mi castillo? ¿Cómo no lo noté antes?
A pesar de su gran apariencia ocultaba algo más específicamente detrás de su espalda. Su mano izquierda o estaba en un bolsillo de alguna prenda o detrás de su espalda siendo ocultada sin dejar que nadie lo vuelva a ver. ¿Por qué?
••••••••
Después de tanto esmero Mia llegó al parque en donde se encontraría con Jayden. Lo único que iluminaba el camino eran los faroles en aquella noche tormentosa. Nuestra Ranger rosa se hallaba empapada de pies a cabeza, su peinado y maquillaje se arruinaron.
Todo su interior se sentía como aquella lluvia, destruida y con lágrimas preocupada de que Jayden ya se haya ido. Fue trotando por los alrededores del parque buscándolo y tarde se había dado cuenta de que él ya no estaba.
Con desilusión se sienta en una banca viendo su cuerpo mojado con angustia. Se había esforzado tanto, había esperado tanto ¿Y esto pasó? Sabía que no debía de confiar en Emily, era mejor no haber aceptado ninguna de las dos citas.
—Debería irme a casa —murmuró con pesar.
—Deberías, estás muy mojada —una sombrilla la cubrió evitando que se siguiera empapando con la lluvia junto a la voz de Jayden hablando.
Mia con sorpresa levantó la vista encontrándose con el rubio, el chico de sus sueños, el que se encargaba de robarle suspiros y por el que había esperado cuatro años.
—¿Q-Qué? —se levantó de la banca por la sorpresa al verlo —¿Qué haces por aquí? ¿No deberías de estar en casa?
—¿Y tú qué haces aquí? ¿No deberías de estar con Blake? —cuestionó Jayden para luego darle un mordisco a la barra de chocolate en su mano.
—¡Te estás mojando! —exclamó ella tomando la sombrilla y compartirlo con él.
—¿Quieres chocolate? —agitó la bolsa en su mano demostrando el contenido, unas cuantas golosinas, chocolates y papas.
—Deberías de estar en casa, no comiendo chocolate en medio de la noche y de la tormenta.
—Y tú deberías de haberme elegido desde el principio. Eres la sabia Mia, ¿Cómo te puedes confundir? —se encogió de hombros con simpleza. Al ver que ella frunció el ceño él siguió hablando. —Había ido a comprar dulces, dicen que es mejor comer estas cosas dañinas cuando estamos tristes, según sube el ánimo pero entonces recibo una llamada de Blake, me dijo "Felicidades por tu relación".
—Lo siento... —fue lo único que pudo decir Mia bajando la vista hacia sus zapatos avergonzada.
—No, yo lo siento. Tú esperaste por mi durante cuatro años, yo solo esperé cuatro horas —al decir esto extiende su mano tomando la barbilla de la chica levantando su mirada para que ambos pudieran mirarse y así regalarle una dulce sonrisa. —Creeme que ahora soy muy feliz.
—Yo también —Mia largo junto al rubio una sonrisa.
Ambos rostros se iluminaron y sus ojos soltaron un brillo especial. Sus miradas decían mas de mil palabras.
—Segun las novelas que ve Antonio tengo que besarte ahora —recordó Jayden frunciendo el ceño.
—¿Y quieres hacerlo? —Mia se sonrojó.
El rubio no respondió, solo se atino a soltar la bolsa y tirar el paraguas a un lado para así estampar sus labios con la contraria, fundiéndose en un hermoso beso con sabor a un amor dulce y sincero, un amor que había sido silenciado por tantos años y por fin se revelaba. Era un beso con sabor a cereza —de parte de Mia— y chocolate —de parte de Jayden—.
Sus labios a pesar de nunca haberse encontrado se movían al compás sincronizadamente como si llevarán toda una vida y como si el estar juntos es lo más normal del mundo.
Ese beso era sabor al comienzo de aquel dulce amor que florecerá, se formará y crecerá.
Después de unos minutos se separaron por la falta de aire. Sus respiraciones se mezclaron mientras sus rostros estaban empapados de agua. Jayden abrazo con fuerza a la chica acariciándole sus cabellos dándole un pequeño beso en la frente.
Ambos sin evitarlo esbozaron una gran sonrisa risueña. Por fin sus deseos se hacían realidad, pareciera que estuviesen soñando un muy lindo sueño.
—Mia.
—¿Si?
—Te amo.
—Yo también.
(...)
Poco a poco la noche se desvanecía y la mañana se hacía presente. Las calles estaban desoladas casi como si fuese una ciudad fantasma. El único que caminaba entre la penumbra de la soledad era Blake. Desde que Mia se fue con Jayden no quiso volver a la casa y encontrarse con la mirada de pena de los demás chicos, de verdad no lo deseaba así que solo se quedó vagando en las afueras sin olvidar escribirle a Mike que llegaría tarde esa noche y que es mejor que no lo esperarán.
A las dos de la mañana por el cansancio se durmió en un banco importándole poco que la lluvia lo empapará, un resfriado era lo peor que le podría pasar.
Se despertó a la cinco de la mañana por un estúpido gato que se lanzó sobre él y desde ahí se levantó para seguir caminando, esta vez hacia un lugar fijo.
Sacó un papelito de su bolsillo, el cual le daba una dirección que seguir. Tenía miedo y cierto pique de curiosidad. Era muy extraño lo que vería pero quería hacerlo, tal vez lo volvería una persona más fuerte o más débil. Nunca sabrás nada si no lo intentas.
Después de unos minutos por fin llegó, su cuerpo entero le dolía y especialmente las piernas. Era la primera vez en toda su vida que caminaba tantas horas y sin hidratación alguna.
Enfrente de sí ve la gran reja siendo abierta por un anciano, quién lo miró confundido.
—Buenos días —lo saludo.
—Buenos días —contestó con el ceño levemente fruncido. —Es la primera vez que alguien viene tan temprano al cementerio.
—Lo sé —asiente limpiándose el rostro mojado. No sabía si era por la lluvia que paró hace unos minutos o eran sus lágrimas.
—Pasa muchacho —el anciano abrió la reja en su totalidad dejando pasar al pelinegro, quién no paso desapercibido la mirada de empatía del extraño hacia el.
«Doy pena»
Empezó a caminar entre las lápidas buscando donde estará aquella tumba. Camino y camino. El cementerio era muy grande la verdad, enorme.
Después de una media hora buscando por fin pudo encontrar su nombre escrito en una de las lápidas.
"Blake Castillo".
«Ese soy yo»
Un nudo se formó en su garganta, un mareo involuntario y las náuseas surparon su cuerpo. Se sentó de piernas cruzadas mirando la tierra que tenía debajo ¿Su cuerpo? Fue acariciando el pasto con sus manos temblorosas.
«Entonces es cierto, en este mundo estoy muerto»
Sacó su celular buscando el Chat que tuvo hace unos días con un hombre a quién le tuvo que pagar por información.
En el chat había una foto, era la de él pero cuando tenía cumplido sus apenas dieciséis años en ese mundo, la edad cuando su madre tuvo el accidente automovilístico y enfermó.
La única diferencia es que en este mundo, él pudo salvarla, le regaló su corazón.
—P-Por lo menos a-aquí descanso en paz —sin evitarlo su voz se rompió soltando un sollozo involuntario, te tapó la boca con sus manos queriendo controlarse pero al final no lo logró.
El destino a veces era muy cruel o tal vez solo lo era con él. En un mundo viviendo una vida muerta y en el otro viviendo después de la muerte. ¿Cuál era
peor?
Pasó un buen rato llorando por la pena que se tenía hacia si mismo hasta que logró calmarse, tenía ciertos espasmos y arrugaba su nariz. Se pasó el brazo sobre su rostro queriendo secarselo.
De pronto para interrumpir su sublime sufrimiento escucha un sollozo femenino detrás de sí, muy exagerado y ruidoso para su gusto. Se gira confundido encontrándose con una hermosa chica pelirroja llorando de forma dramática debajo de un árbol. Vestía un vestido elegante hasta las rodillas y unos tacones puntiagudos que lo hacía preguntarse cómo es que ella pudo haber caminado en el pasto hasta acá.
Suelta un suspiro cansador un poco irritado. Busca en su bolsillo y encuentra un pañuelo que extrañamente no se había mojado por la lluvia. Se levantó palmeando sus pantalones y se dirige hacia la muchacha extendiéndole el pañuelo.
Ella lo miró y toma el paño para colocarlo en su nariz sacando todo el moco de forma ruidosa, y luego siguió llorando. Las personas que iban llegando al Cementerio se los quedaban mirando.
—O-Oye, ¿Estás bien? —le preguntó confundido no sabiendo que hacer con la escandalosa chica.
—E-Es que te vi desde hace rato y-y e-estabas l-llorando, y-yo soy muy sentimental, ¿sabes? —contestó con hipo mientras trataba de relajarse de apoco.
—¿Te pusiste a llorar por mi? —la miró perplejo.
—Lo siento... —asintió con las cejas bajas y haciendo un tierno puchero en sus labios.
—Eres estúpida, ¿Sabes?
—Lo sé.
—¡No, ya va! ¿Qué? El punto es que digas que no lo eres, niña.
—¿Entonces tengo que mentir? Yo la verdad soy muy estúpida pero bonita. Dicen que eso solo le gustan a los chicos —de pronto la chica había dejado de llorar para esbozar una gran y brillante sonrisa.
—Ay no, me tocó ayudar a una cabeza hueca —se pegó la frente y cuando intento irse la chica lo halo del brazo.
—¡Dame tu número!
—¿Estás loca? Claro que no —se negó tratando de zafarse de aquel agarre pero la muchacha era muy insistente.
—¡Nadie me dice que no!
—¡Pues mira con atención mis labios! ¡N-O! ¡NO! —le grito en la cara para luego dejarla ahí e irse caminando.
Al dar unos cuantos pasos se siente culpable. Tal vez tenga un carácter de mierda pero tampoco es tan malo para gritarle a alguien de la nada. Suelta un suspiro cansador y se gira hacia la muchacha. Ella lo miró con carita de cachorro y el difícilmente se volvió a acercar.
—Eres muy bonita y hay muchos chicos allá afuera, mientras yo soy un desconocido —se excuso.
—Bueno prepárate, pronto nos conoceremos. Hasta pronto —dijo ella despidiéndose de él.
Blake con el ceño fruncido se despide agitando su mano a los lados y sigue su camino saliendo del cementerio.
«Está loca»
Pensó con cierto escalofrío pidiendo a los cielos no volversela a encontrar nunca más.
«Es la primera vez que alguien llora por mi»
Su corazón se ablando recordando aquella tierna carita con lágrimas cayendo de sus ojos mirándolo.
«Es un poco bonita, solo un poco»
••••••
¿Por fin el Jia tendrá su final feliz o más cosas ocurrirán en su relación?
¿Les gustó este capítulo?
A mí como que sí pero como que no, ay no sé :/
Aunque me encantó la parte Jia ❤️
Pero me da cosita Blake, es que así lo cree, quise que fuera un personaje sufrible😢
En realidad iba a actualizar este capítulo ayer pero no pude ya que estoy haciendo un reunión (estuve haciendo las decoraciones) y además estoy en un curso de inglés virtual y bueno, tengo la presentación este viernes. Estaré muy ocupada esta semana. Mañana tengo que grabar y hacer unas cosas, el jueves hacer los dulces y cocinar algo. Re sad😢
La semana que viene espero poder escribir algo y no olvidar está historia, es que tengo tantos libros y ninguno lo he terminado. Soy re irresponsable.
¿Quién más me quiero contar su día?
Acostumbro a hacerlo yo pero nadie lo hace. Tengan confianza conmigo quiero leer sus anécdotas 🥺
Pregunta:
¿A quién le encanta la pareja Lantonio?
🌟Dedicaciones y agradecimiento 🌟
Gracias por sus votos, comentarios y demás. Se los agradezco muchísimo y les dedico esta parte de todo corazón ❣️😘
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