Capítulo Treinta y Uno [2/4]
“La elección de Mía: Parte 2”
Mia se encontraba cocinando un delicioso pastel cuando llego Antonio diciéndole que Jayden la esperaba en el pateo trasero de la mansión. Confundida deja la torta en el mesón, se quita el delantal, trata de limpiar lo que puede su ropa y sale así mismo para ver qué quería su líder.
—Jayden, ¿qué sucede? —preguntó aun absorta e ingenua ante la situación.
El líder solo sonríe un tanto nervioso con una mano detrás de su espalda queriendo ocultar algo.
—Toma —saca lo que tiene escondido, resultando ser una hermosa rosa de color rosado. —Es para ti.
—Ay, que lindo, gracias —espeta con emoción al ver el pequeño regalo, lo toma entre sus manos y lo mira con ilusión.
—Y-Yo... En realidad —balbucea con timidez —M-Me gustaría salir contigo el sábado, ¿e-estás libre?
—¿Salir?
—S-Sí.
—¿Los dos solos o con el equipo?
—L-Los dos solos —tardó en responder y cuando lo hace, lo dice con inseguridad temiendo ser rechazado.
Mia lo quedó mirando por varios segundos aún procesando la situación. ¿Jayden le estaba pidiendo una cita? ¿Una cita? ¿Él a ella? ¿En serio?
—Y-Yo, sí, ¡claro que sí! —pega un salto con emoción. Al instante se avergüenza y tapa su cara intentando relajarse y verse normal. —Y-Yo, eh, sí, claro, no estoy ocupada. Vayamos.
—S-Si, ¿a las cuatro te parece?
—Bien.
—Bien.
—Muy bien.
—Excelente.
—Emm... Creo que debería irme ya —Jayden se rasca la nuca no hayando que hacer.
—Si, creo que yo también.
Ambos se miraron por un buen rato y fueron retrocediendo con torpeza.
—Emm... Adiós.
—Si, adiós.
Mia se giro para marcharse y choca con una planta. Ríe nerviosa y se va corriendo, entró a la casa y lo primero que hace es recostarse sobre la pared. Pone una mano en su pecho y cierra los ojos tratando de calmarse.
«Jayden me pidió una cita»
Chilló con emoción y al darse cuenta que podía ser vista por cualquiera de la casa aclara su garganta y se dirige a la cocina como si nada hubiese pasado.
Al ponerse el delantal su mente de pronto viajo en una persona específica: Blake.
Sin evitarlo su ánimo decayó un poco.
Una parte de su corazón se haya muy emocionado, feliz e ilusionado. Por fin Jayden le pedía una cita, por fin parecía interesarse en ella, después de ya cuatro años de haberse conocido. Pero el otro lado parecía ser de Blake, aquel chico que desde llegó ha logrado entrar sin dificultad y a pesar de solo de haber convivido solo unos cuantos meses aun así su relación avanzó y floreció muy rápido, tal vez hasta mas rápido que con Jayden.
No pudo seguir pensando ya que es interrumpida por Kevin, quien le dijo que alguien la estaba llamando en la entrada de la casa. Nuevamente ella se quito el delantal y se lavó las manos para salir esta vez, por la puerta de enfrente.
—¿Quién será? —murmuró acercándose casa vez más a la entrada. Abre la puerta y se asoma en la calle encontrándose con Blake en frente de ella y con una mano detrás de su espalda.
Ella cierra la puerta detrás de si y miró confundida al chico delante de sus ojos.
—Blake, dime, ¿qué sucede?
—En realidad —se mordió el labio inferior y por un momento su vista bajo para luego volver a subirla decidido mirando directamente los ojos asiáticos de la contraria. —Quiero salir contigo, este sábado a las cuatro, no faltes.
Soltó tan rápido que no le dio tiempo de asimilar a la muchacha. Alejó su mano detrás de su espalda mostrando una hermosa flor rosada, se la extiende y Mia con inseguridad la toma.
—Gracias... —agradece mientras mira la flor entre sus manos.
¿Una cita con Blake el sábado a las cuatro?
¿Una cita con Jayden el sábado a las cuatro?
—¿Quieres? —preguntó con ilusión esperando su respuesta.
—Si quiero... —asiente no muy segura pero cuando decide explicarle que ya estaba ocupada y que era mejor cambiar la fecha no puede ya que el pelinegro la interrumpe.
—Gracias, gracias, gracias. —le dio un rápido abrazo. —Nos vemos después —con rapidez desaparece entrando a la casa dejando a una Mia llena de preguntas y preocupaciones.
«Oh no, ¿qué hice?»
(...)
—¿Entonces me estas diciendo que la razón por la que no has salido del cuarto en todo el día según porque te duele el estómago es porque no quieres ver a Jayden y Blake? ¿Ellos te pidieron una cita el mismo día y no sabes a quién aceptar y a quién no?
Emily se encontraba procesando la reciente información que su mejor amiga —Mia— le acaba de transmitir. Ambas sentadas como indio en la cama junto a unas almohadas. Por suerte eran las únicas chicas de la habitación.
—Si —asintió y con frustración se golpea con una almohada. —¿Qué voy a hacer? ¿Qué debo hacer, Emily? Dime, por favor.
Mia se recuesta en la cama y empieza a rodar de un lado a otro ansiosa.
—Sal con el que te guste y ya —contestó con simpleza.
Cuando Mia le iba a responder es interrumpida porque alguien toca la puerta.
—¿Quién es? —preguntó la amarilla curiosa, ambas mirando con los ojos bien abiertos a la puerta.
—Soy Blake, ¿Mia esta ahí? ¿Sigue sintiéndose muy mal? —habló desde el otro lado de la puerta.
Las dos chicas se miran alertadas.
Mia inmediatamente tira a Emily de la cama y ella se recuesta tapándose con las sabanas.
—¡Auch! —se quejó la amarilla después de que su trasero se estrellará directamente contra el suelo.
—Lo siento, te quiero —le mando besitos al aire.
—¿Puedo pasar? —volvió a hablar Blake.
—Si, si, pasa —afirmo la rubia levantándose del suelo y sobándose el trasero.
Blake abrió la puerta y entró. Una mano tiene un vaso de agua y la otra una bolsa con cajas de pastillas. Se acercó y se sentó en la hilera de la cama viendo con preocupación a la rosada.
—¿Estás bien? ¿Te duele mucho la barriga? —preguntó con una voz sorpresivamente dulce. Mia asintió usando todo de si para la actuación.
Blake le toca la frente y el cuello. —Por lo menos no tienes fiebre.
—Solo es dolor de barriga —interviene Emily.
—Bueno, entonces... —abrió la bolsa y empezó a rebuscar entre las pastillas hasta sacar una. —Esta es perfecta para el dolor de barriga.
Abrió la caja y sacó una pastilla.
—N-No es necesario, creo que hasta estoy bien —apresuró a decir Mia sentándose en la cama.
—Tienes que tomarlo por si acaso —agarró al mano de la chica y le pusó la pastilla, y con la otra le dio el vaso de agua.
—Bueno, gracias... —asiente ella nerviosa al darse cuenta de que Blake no la dejaría de mirar ni por un segundo hasta que viera con sus propios ojos que se tomará la pastilla. Con lentitud la coloca en su boca pidiendo a Emily a gritos con los ojos que la ayudara.
De pronto Emily captando el mensaje se tropieza mágicamente cayendo de forma dramática al suelo.
—¡Ahh! —gritó intentando llamar la atención del chico, lo cual logró rápido.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —se arrodilló ante ella inspeccionándola.
—Si, solo me golpee el tobillo —dijo muy "dolida" tocando su tobillo derecho.
Mientras el pelinegro revisaba a la rubia Mia aprovecho y escupe detrás de su cama la pastilla.
—A ver, intenta levantarte —el negro ayudó a la amarilla tomándola de los hombros.
—Oh, ya no me duele, gracias —sonríe y Blake parece confundido por el cambio drástico de expresión.
—¿Segura?
—Si, segura.
Él no parecía muy confiado.
—Blake ya tome la pastilla, gracias ahora puedes irte —habló Mia extiendole la bolsa de pastillas y el vaso de agua ya vacío.
Él lo toma y cuando trata de decir algo no puede ya que es arrastrado por la rubia hasta la puerta.
—Ya va, quería decir algo más.
—No. Ahora, adiós —dicho esto Emily le cierra la puerta en la cara.
Ambas suspiran mas tranquilas.
—Eso estuvo cerca.
—Ni que lo digas.
—Creo que de verdad me lastimé el tobillo ayudándote.
—Gracias.
No pudieron seguir hablando porque nuevamente el toque de la puerta las interrumpió.
—¿Quién es? —volvió a preguntar Emily.
—Soy Jayden, le hice una sopa casera a Mia que la ayudará con el malestar —senteció el rubio desde el otro lado de la puerta.
Emily suspira abarrotada y se acerca para abrir la puerta dejando pasar al rubio, quien venía todo preocupado comiéndose la actuación de la pelinegra.
Jayden venía con una bandeja en sus manos, la cual tenia una taza de sopa bien cliente recién hecha, verde, malolienta y para nada apetecible. Él se sentó en la hilera de la cama, justo en el mismo lugar que Blake y pone la bandeja en la mesita de noche de al lado.
—Gracias pero no tenías que —sonríe tímida Mia sintiéndose morir al ver la sopa, no quería tomarlo, de solo mirarlo le provocó náuseas. Se sienta en la cama con ayuda del rubio.
—Estaba preocupado por ti y con ayuda del mentor hicimos esta sopa, es usada desde mis ancestros, es muy buena y curativa. Te quitará todos tus malestares —explicó tomando la cuchara y un poco del líquido para soplarlo.
—Ah... ¿Pero también se puede comer por si se nos antoja, no?
—No, claro que no, imposible. Solo es para cuando te sientes mal —negó con rapidez alarmando a la pelinegra. —No puedes tomar está sopa así como así.
Ambas chicas se enviaron miradas preocupadas
Emily nuevamente tuvo que caer al suelo y suelta quejidos alarmantes que llamaron la atención del rubio. Jayden se levantó de la cama y fue a auxiliar la.
Mia con nervios empieza a mirar todos los lados y encuentra un cesto de basura del otro lado de la cama. Toma la taza y tira la mitad al cesto cerrándolo para que no se viera.
Emily se levantó con ayuda de su líder quien inspeccionaba su tobillo izquierdo.
Mia hace que esta comiendo cuando Jayden se gira hacia ella. El rubio ayuda a la amarilla a sentarse en la otra cama de enfrente y hecha un rápido vistazo en la taza de sopa.
—Wow, estas comiendo muy rápido.
—S-Si jeje —ríe forzosamente la rosada.
—A-Ah, A-Ah, me duele. Mira ahí, ahí —Emily nuevamente llamó la atención del líder haciendo que ese se agachara y empezará a hacerle estiramientos en el tobillo de la chica.
—Debes de tener mas cuidado —recalcó Jayden distraído.
Mia rápidamente vuelve a abrir el cesto de basura a su lado y bota todo lo que queda de la extraña sopa.
Jayden termina su tarea y cuando voltea a ver a Mia justo ella había "terminado" de comer.
—Yo tardo media hora en comerme todo eso, es asqueroso —asume con sorpresa el chico acercándose y mirando con el ceño fruncido la taza.
—No esta tan maaal —alarga la última palabra.
El joven toma la taza y lo deja en la bandeja.
—Bueno, ya puedes irte —avisa Mia sorprendiendo al contrario.
—¿Qué? ¿Ahora? ¿No podemos que...
—¡No, no, no! —Emily agarra la bandeja y la pone en manos de Jayden, y lo empieza a arrastrar hasta la puerta.
—Oye pero...
—¡Adiós! —y nuevamente la amarilla volvió a cerrarle la puerta en las narices de alguien sin dejarlo hablar.
Emily suspira cansada y se recargó en la puerta. —Dime, ¿quién es el que te gusta para acabar con todo esto?
—No lo sé... —se desordenó el cabello de la frustración.
—Mia, estas en graves problemas.
—Lo sé —puchereteo con rostro sufrible y se tira a la cama ocultándose con las sábanas.
«Ni siquiera se si de verdad me gustan o si son un mero capricho.
Estoy mal, muy mal»
(...)
A la mañana siguiente Mia tuvo que dejar la cobardía y salió de la habitación sigilosamente escondiéndose pared por pared hasta llegar a la sala viendo que todo estaba vacío.
Suspiro y más tranquila se dirige a la cocina viendo a Antonio junto a Lauren empezando el desayuno.
—Buenos días, chicos —saludo la asiática.
—Oh, Buenos días, Mia —le regala una rápida sonrisa el dorado para luego seguir haciendo lo suyo. Mezclando una masa.
—Buenos días, ¿te sientes mejor? Dijeron que ayer te dolía mucho el estómago —se acercó la rubia, le toca la frente y el cuello buscando algún rastro de fiebre, algo que no encontró. —Te ves bien.
—Si, solo fue ayer. Me dieron sopa y medicinas, ahora estoy como nueva —contestó con una risa un poco nerviosa. Se amarró el cabello y se puso un delantal. —Dejen que los ayude.
Después de una media hora los chicos fueron saliendo de sus habitaciones, algunos más enérgicos y otros más somnolientos.
—El desayuno esta listo, chicos —aviso Antonio asomándose por la puerta del comedor viendo a su equipo entrar por la sala.
Todos fueron al comedor y se sentaron en una silla, no olvidando decir los buenos días.
—Mia, ¿te sientes mejor? —preguntó Jayden mirando directamente a la rosada quien le regalo una sonrisa, tal vez, un poco nerviosa.
—Emm... ¿Si? Estoy mejor.
—Me alegro —soltaron al unísono Jayden y Blake, quienes se miraron con el ceño fruncido a la vez.
Mike suspira con diversión. —Hay cosas que nunca van a cambiar.
Después de una amena conversación a primera hora de la mañana en donde no faltaron comentarios ingeniosos de parte de Antonio, sarcásticos de Blake y Mike, regaños de Lauren y la diversión de parte de todos los demás. Pero había una persona que no estaba disfrutando tanto ese momento y esa era Mia, se sentía super ansiosa y culpable. Ver a los dos atractivos chicos en la misma mesa riendo ingenuos ante la verdadera situación.
Por más que le doliera ya había escogido una decisión. Los rechazaría a ambos, no saldría con el rubio que le causa ataques al corazón ni con el pelinegro que le robaba suspiros. Los dos le parecían lindos, amables y especiales por su tipo de comportamiento diferentes. Desde un principio pensó creer que nunca volvería a enamorarse de nadie mas. Lleva 4 años esperando este momento, 4 años enamorada del rubio, 4 años soñando y ahora que llegaba el día lamentablemente le tendría que negarse.
No podía salir con Jayden y tampoco con Blake por temor a que el otro se decepcionará o logrará convocar una pelea que, tal vez, en sus peores sueños, pueda generar un gran problema en el grupo. No, no y no, Mia es alguien inteligente, audaz e intuitiva, los quería a ambos pero también quería a su grupo, se quería a ella y quería seguir en aquella felicidad con todos sin problemas. Ahora que todo iba bien, ahora que ya no peleaban mas no tendría el corazón para generar otro inconveniente.
—Mia, ¿estás bien? —sintió como alguien le sacudió el hombro logrando interrumpir sus pensamientos volviendo a la normalidad.
—¿Qué? Si, si —asintio no muy segura y se levantó enseguida cuando se da cuenta que todos están empezando a recoger la mesa. Los ayudó también.
Entre todos fueron limpiando, cuando justo terminaron algunos se fueron a sentar en la sala.
—Emily —llamó el líder acercándose a la nombrada junto a una crema. —Te traje esto, ayudará a tu tobillo.
—Ah... Bueno —asiente nerviosa no pudiendo negarse y se sentó en el sofá quitándose la sandalia.
—Oh, veo que tu también lo sabías —se acercó Blake sorprendido y causando la misma impresión de aquellos dos. Este pelinegro también carga una crema entre sus manos. —Había traído esto pero no importa, se puede usar el tuyo.
El pelinegro se sentó al lado de la chica mientras el rubio se arrodilló en el piso abriendo el envase. Este vierte un poco de crema en sus dedos y cuando lo va a aplicar en el tobillo izquierdo la mano de Blake lo toma inmediatamente interrumpiéndolo.
—No es ahí, es en el tobillo del pie derecho.
—No, es el izquierdo.
—Yo estuve con ella cuando se cayó ayer, incluso le di unos masajes para aliviar el dolor.
—No, que yo sepa yo estuve con ella ayer y le di masajes y fue en el pie izquierdo.
Blake y Jayden empiezan a forcejear el envase de crema creyendo que tenían la razón.
—Derecho.
—Izquierdo.
—Te estoy diciendo que es el derecho.
—No, es el izquierdo.
De pronto llega para interrumpir Mike, quien ya llevaba rato viendo todo lo que estaba sucediendo con el ceño fruncido. Este le pone la sandalia a su novia y la levantó de un tirón.
—Chicos, Emily no tiene nada. Dejen de alusinar que parecen unos niños discutiendo —hablo y sin mas se lleva a Emily a rastras con el dejando a dos chicos malparados.
—Estoy seguro de que se cayó y se lastimó el tobillo izquierdo —se rascó la nuca el red ranger confundido.
—No, fue en el derecho.
(...)
El sensor de fisuras también sonó en aquel día alertando a los Rangers. Nuevamente era Lorclus junto a sus Yurkes un poco lejos de la ciudad, lo cual esta vez si logró confundir un poco a los chicos. Siempre cuando pelean con el es lejos de las personas o de la ciudad, es un dato un poco interesante que resaltar.
Al llegar se lo encontraron quieto como si los estuviera esperando a todos.
—¿A qué vienes otra vez? —demandó Mike señalándolo con su espada bufando.
—Es que no tiene nada que hacer en su castillo —rió sarcástico Blake.
—En vez de charlar tanto deberíamos luchar, ¿no creen? —escupió con seriedad Lorclus y en su mano aparece su gran e inigualable catana azul.
Los Yurkes corren hacia los Rangers y así es como empezó la pelea.
Jayden, Kevin y Lauren fueron los que terminaron luchando contra aquel Nixortom azul ya que los demás estaban ocupados con aquella gran cantidad de Yurkes, esta vez eran mucho mas de los que habían traído antes.
Lorclus a pesar de verse tan tranquilo y audaz luchando su mente volvió a recaer en la duda. Esta vez no podía irse con las manos vacías. Debía elegir una vida a la que sacrificar.
No pensándolo mucho se centro en la ranger roja que tenía enfrente. No era de mucho pensar en realidad, solo tenía que tomar una y ya, no más drama.
Logró mandar a volar las espadas de todos, tumbo a Jayden y Kevin, y toma a Lauren de la muñeca acercándolo a el. Ella intento patearlo pero este le agarró del pie levantándolo y haciendo que quedara de cabeza.
—¡No, deja la! —exclamó Jayden levantándose con rapidez junto a Kevin pero una docena de Yurkes se interpusieron, no les dejaban el paso libre.
—Tengo muchas cosas que hacer allá como para quedarme mas tiempo aquí —suspiró desinteresado. Dejó caer a Lauren y cuando esta cree que por fin esta libre sus manos se encuentran de repente esposadas con una cadena siendo tomada por Lorclus. —Vámonos.
—¿Qué? ¡No! —exclamó tratando de reusarse pero de alguna forma estaba siendo arrastrada.
Los demás Rangers un poco lejos se dieron cuenta de la situación pero por mas que querían acercarse los Yurkes no los dejaban, en ese día parecían muy fastidiosos de repente.
—Wow, felicidades, Lorclus—una tercera voz macabra y extraña de alguna forma resonó entre toda la extensión como si fuese un eco seguido de lentos aplausos que adornaban aquel sarcasmo e ironía reflejada en el tono de voz.
Lorclus reconoció al instante de quien se trataba. Se quedó estático no pudiendo creerlo, se giró por inercia hacia todos los lados con desesperación buscando al dueño de aquella voz.
—¿¡Dónde estás!? ¡Cobarde, sal de ahí! ¿¡Te estas escondiendo!? ¿¡Tan cobarde eres, ah!? ¡Sal de ahí maldito, te estoy diciendo que salgas! —todos hasta los Yurkes se detuvieron y miraron con sorpresa al Nixortom azul, se veía tan enojado, rabioso como si estuviese teniendo un ataque de ira. El odio se notaba a leguas, él sabía quien era aquel ser mas los Rangers no.
Desesperación, tristeza, odio, agonía pero sobre todo rencor era lo que sentía Lorclus. Con ganas de llorar, romper, destruir y de... Matar.
—Hace milenios que no nos vemos ¿y así es como me tratas en la bienvenida?
Todos miraron a un costado ya que de ahí empezó a aparecer una figura, un cuerpo. Era un ser extraño, monstruo, Nixortom, como le quieran decir.
Era Relme, el gran brujo desterrado por los Nixortom's. Antonio y Lauren lo reconocieron al instante, él fue el que los salvó la otra vez.
Lorclus al ver a aquel ser era como si hubieran tocado un botón en su ser. Un aura azul y poderosa emano todo su cuerpo, el color azul de su cuerpo oscureció junto a su mirada viéndose negra, tal cual como un abismo sin final. Todo en él se vio mas macabro, miserable y malo.
Una nueva faceta se reveló, no era la seria, odiosa o antipática, era una especie de malicia gobernada por la ira y el deseo de conocer el sabor de la dulce venganza.
Soltó la cadena de Lauren y en ambas manos aparecieron dos grandes catanas.
Corrió hacia el brujo y de un momento a otro llego al otro lado tratando de lastimarlo con sus catanas, algo que no pudo porque el brujo fue mas rápido y lo esquivó con tanta tranquilidad.
Lorclus siguió y siguió atacando a aquel ser malévolo. No atinándole a ningún golpe. Relme solo reía como el bastardo que era.
—¿Qué esta pasando aquí? —se preguntó Lucy con temor y confusión viendo como los Yurkes uno a uno desaparecían de la nada.
Los Rangers se fueron acercando entre todos y Antonio junto a Jayden le quitaron las cadenas a Lauren dejándola libre por fin.
Relme soltó un aburrido y gran bostezo después de haber tocado con su dedo la espada del azul haciendo que esta desaparezca y haciendo que este cayera al piso rodando.
—Pensé que siendo el exclavo del Maestro Xendral por tantos milenios hizo que aprendieras a pelear pero veo que me equivoqué —habló con ironía. Su voz era algo extraña, muy neutral sin género específico podría hasta pasar desapercibido como la voz de una mujer.
Lorclus no respondió, solo se levantó y con la catana restante intentó atacar, algo que no logró con éxito. Relme tomó la espada con su mano tirándola a un lado, agarró la muñeca del azul aplicando una técnica típica de karateca doblando su brazo dejando al Nixortom de espaldas soltando quejidos por la posición.
Relme pateo sus pantorrillas haciendo que cayera arrodillado y con su mano faltante la coloca encima de la cabeza del azul con un simple moviento logrando casi romperla.
—¿El guerrero más poderoso? ¡Push! Veo que decayeron tanto después de la partida de Xandred —sonrió con sorna para luego mirar a los Rangers de arriba a abajo analizándolos. —¿Quieren que lo mate ahora? Así les ahorraré el trabajo.
—¿Qué? —todos quedaron perplejos.
—Ah, veo que no —negó con un puchero sarcástico y palmea la cabeza del azul. —Hasta simples humanos te tienen pena, eso es lo que das, pura lástima.
—¡Sueltame, maldito! —trató de zafarse de aquel agarre.
—¿Y qué si digo que no?
—Cuando te tenga en frente te mataré, juro que lo haré...
—Ya me tuviste en frente y mira como acabaste —se burló logrando hervir más la sangre del azul.
«Matalo, tengo que matarlo.
Ahora, debe de ser ahora.
Esperé y entrené por milenios solo para esto. Para hacerlo pagar por todo lo que me hizo pasar.
Él me hizo esto, él lo hizo.
Él los mató, la mató a ella»
—"Matar, la mató, la maté", ¿eso es lo único que tiene tu mente?
—Me siento confundido, ¿debemos de pelear o dejar que ellos dos se maten? —murmuró Mike a su equipo confundido.
—Ni yo lo sé —asume Jayden aun sin entender qué deberían de hacer. Se sentía como si ellos fueran un estorbo en aquella discusión ajena.
Lorclus de alguna forma, tal vez por la adrenalina o el odio que cargaba en si, que logró zafarse del agarre del brujo empujándolo hacia atrás logrando sorprenderlo. Hace aparecer en su mano derecha una espada y en la otra una extraña pistola exótica.
Se acercó al otro ser apretando el gatillo un montón de veces mientras trata de lastimarlo con su espada. Al principio el Brujo solo sonría relajado esquivando pero al recibir unos cuantos tiros y además de que su ropa se rasgo un poco se dio cuenta de que era hora de comportarse serio.
Hizo aparecer en su mano un abanico y en la otra una cuchilla, y así es como estos dos empezaron a luchar, con un nivel de fuerza casi a la par, algo que sorprendió a Relme, quién frunció el ceño.
—Eso tu hiciste, eres un maldito enfermo que disfruta del dolor de las personas, un ser que solo sabe mandar maldiciones, hacer sufrir a cualquier ser para luego matarlo, mandándoles un trágico final. —Fue hablando Lorclus atacando sin ningún respiro.
—¿Y tu Maestro no es así? Todos somos así, el que yo los haya matado y él los haya revivido es otra cosa. Yo no los necesito pero el sí —contestó a la ligera. —Si te distraes mucho conmigo no lograrás recuperarla, ¿prefieres matarme o salvarla a ella? Solo tienes una elección.
—¡Siempre es una maldita elección! —exclamó con angustia logrando hacer que su espada cortara el brazo del brujo haciendo que este sangrará un líquido negro.
Relme toca su herida y ve en sus manos la sangre negra boquiabierto. No podía ser. Nunca, nadie, jamás le habían lastimado así. Esa era su sangre.
—Me cortaste... —murmuró.
—Lo hice.
—Entonces matame de una vez —lo miro con un extraño brillo en sus ojos. —Hazlo, por favor. Necesito ver que termines retorciéndose del dolor, agonizando hasta el último suspiro, quiero ver como tus entrañas salen y tus tripas explotan, necesitó ver que...
—No gracias. Te mataré pero después de que la salvé, ella no puede morir —sentenció seguro mas tranquilo después de haber logrado sacar toda su ira.
«Lastimé a ese maldito» Eso era por lo momentos, un gran logró para él. Lorclus, el primer Nixortom en haber lastimado al brujo. Ahora por fin no lo verían con lástima sino con temor porque sí, él era un monstruo, se volvió uno hacía milenios atrás prometiéndose que solo mataría a un ser en su vida, a Relme y así podría morir en paz.
Lorclus miró a su costado a los Rangers y los señaló con su espada.
—No crean que me olvide de ustedes —dicho esto se acercó corriendo a nuestros héroes disparándoles.
Los Rangers se echaron a un lado tratando de evitar las balas, algo que unos pudieron y otros no. Lorclus llegó a ellos luchando más decidido que antes.
Su mente solo deseaba a sacar ya a la Nixortom de una vez para poder volver y luchar contra Relme. Ya no estaba indeciso ni sentía aquella pena. Lo haría y ya.
—No puedo creerlo, que indiganante —susurro Relme saboreando la agria sangre de sus dedos con su lengua. Se levantó y caminó hacia aquella batalla también uniéndose.
Eran como tres bandos luchando, el primero los Rangers, el segundo Relme y el tercero Lorclus. Todos por separado tratando se lastimarse entre si.
—¿Qué clase de batalla es esta? —se preguntó Lauren después de haber caído al suelo por la patada de Lorclus. Se levantó y siguió luchando.
Relme hace aparecer en su mano un magistral abanico moviéndose con tanta delicadeza, fuerza y agilidad. Distraído por un momento con Lorclus no se da cuenta del ataque de Lucy detrás suyo, esta logró abrir mas la herida de su brazo sangrando mas.
—¡Argh! —exclamó con furia y dolor. Se giró con una mirada realmente perturbadora a la chica y cuando da un paso, Kevin aparece al aire metiéndose entre ellos dos. —¡Quitate, pescado!
—No quiero —negó.
Ambos empezaron a luchar, una batalla en donde Antonio, Mike, Emily y hasta la propia Lucy se metieron.
—Ya estoy... —Relme se detuvo sintiéndose totalmente indignado de todo. —Harto.
Varias sombras negras salieron de sus pies arrastrándose por aquel piso de tierra llegando cada uno para cada miembro agarrándolos de los pies no dejándolos moverse, incluso a Lorclus.
—¿Qué... Qué esta pasando? —se preguntó Mia desesperada.
—¿Qué es esto? —Emily trató de saltar pero no pudo.
—Nos atraparon —asumio Kevin y por inercia tomó de la muñeca a Lucy no queriendo soltarla.
—Ustedes, todos son unos infames malditos. Podría matarlos ahora pero hay un ciclo que seguir —fue caminando rodeando a cada ser. —Me voy pero preparense que para la próxima, una futura batalla en donde uno se irá pero nunca volverá.
Da una reverencia respetuosa y desaparece abanicándo ligeramente el abanico en su rostro, el cual mostraba una irónica sonrisa.
Una vez él desaparecido los espíritus se fueron con el.
—Que bueno que se fue, no necesito interrupciones —Lorclus ya libre estira su cuerpo y envía una mirada nada agradable a los chicos.
Volvieron a Luchar y unos cuantos Yurkes aparecieron a la escena.
El Nixortom azul no queriendo perder mas el tiempo tira sus armas al suelo —las cuales se volvieron neblina despareciendo— y en sus manos vuelven a rehacerse sus catanas. Ladeando una sonrisa realiza su gran ataque.
Dos grandes esferas de poder salieron de sus armas filosas uniéndose en el camino creciendo y formándose mas poderoso. Llegaron a los Rangers causando una enorme explosión mandándolos a volar.
Nuestros héroes cayeron despavoridos contra el suelo, sin el traje samurái protegiéndolos. Lastimados, con raspones y sucios.
Intentaron levantarse pero no podían. Estaban mal.
—Agarrenlos —mandó Lorclus y los Yurkes hicieron caso, cada dos o tres tomaron un ranger no dejándolos escapar, aunque no podían, de suerte y se podían levantar con la ayuda de aquellos seres iguales.
—¿Qué... es lo que quieres...? —preguntó débil casi en susurro Jayden mirando al enemigo, quien se fue acercando a ellos.
—Solo quiero una de tus chicas —contestó y dirigió su mirada en una de las Rangers. —Traiganla.
Los Yurkes asintieron y fueron arrastrando el cuerpo de Mia.
—¿Qué?
Los Rangers se exaltaron e intentaron lo más que pudieron zafarse de aquel agarre.
—¡No, Mia no!
—¡No te la lleves, no lo hagas!
—¡Mia!
Lorclus hizo caso omiso antes aquellas peticiones y abre un portal hacia el otro mundo.
—¿En serio creen que les haré caso? Soy un Nixortom, un monstruo. Busco que me supliquen piedad para no dárselas —habló seguro de sus palabras con aquel toque maligno, se giró hacia los rangers enviándoles una mirada desinteresada. —Nosostros nos vamos ya, despidanse.
—¡No!
—¡Mia!
—¡Chicos!
—¡Llevame a mi pero a ella dejala en paz! ¡Estoy yo! ¡Puedo ser yo! —gritó Jayden desgarrando su garganta. No podía ver como se llevaban a la chica, a la única mujer que ha amado en toda su miserable y solitaria vida. Por fin cuando se atrevió a pedirle una cita, cuando por fin pareció dar un paso todo se fue por la borda. Era muy tarde y se estaba arrepintiendo profundamente de haber sido tan lento.
Sus palabras, algo en ellas detuvo la caminata de Lorclus.
“¡Llevame a mi! ¡Hazlo, maldito cobarde! ¡Estoy yo, puedo ser yo!”
Su corazón empezó a dolerle y la cabeza a darle vueltas. Tocó su pecho haciendo puño sus manos. Los recuerdos, si aquellos que le atormentaban todo el tiempo, aquellos que nunca lo dejan en paz lo están atacando como si estuviese recibiendo disparos.
Un castillo hermoso lleno de todo tipo de hermosas flores, una chica sin rostro con un gran vestido color pastel parada en el balcón mirando el hermoso cielo, sus cabellos rubios largos brillando con el sol. Palabras, habladurías, risas, susurros, gritos desgarradores junto a una herida en el pecho sangrando. Todo volvía a él mas fuerte que nunca recayendo a lo mismo.
“—Llevame a mi, hazlo.
—Es mas divertido deshacerte de algo que no te hayan pedido.
Ese era Relme, quien desapareció junto a una gran sonrisa macabra mostrando sus dientes lleno de sangre ajena combinando con la habitación adornada con aquel líquido rojo en cada espacio”
“—La venganza es un plato que se sirve frío —fue lo que le dijo el Maestro Xendral después mientras acariciaba su rostro con delicadeza curando todas sus heridas.”
••••••
¿Lorclus se llevará a Mia? ¿Y si lo hace que harán nuestros Rangers? ¿Qué hará Jayden?
¿Qué pasará con la cita?
Proxims actualización: 05/08/20
(Osea mañana😉)
¿Alguien ya escuchó sobre las explosiones que sucedió en el Líbano el día de hoy?
Es mi país natal y me dejó loca lo grande que fue😢
Por suerte mi familia de allá no vive en el área en donde sucedió todo. No he visto todavía cuántos heridos o muertos han sido pero solo espero que no sean muchos 🙏
🌟Dedicaciones y agradecimientos🌟
Gracias por aquel voto, comentario y vista que le han dado a mi historia. Se los agradezco de todo corazón ❤️
¡Hasta mañana!
Otra vez 😅💜
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