O7
Jungkook tomó su mochila, la colgó en su espalda y salió de su salón con pasos rápidos. Su mirada se movía nerviosa por todos lados y suspiró de alivio cuando estaba casi fuera de la escuela, justo en el pasillo donde habían jardineras con altos arbustos.
Su alivio se evaporó cuando tres niños bien conocidos se pararon frente a él, los tres bravucones que llevaban molestando en todo el mes. Sus rodillas comenzaron a temblar y su labio inferior salió para formar un puchero, mirándolos entre sus pestañas, siendo él más bajo que los tres mayores.
─¿Y nuestro dinero, marica?
Jungkook comenzó a mirar a todos lados, sin saber que responder, bajó la mirada al no ver a nadie, se resignó a pedir ayuda. Era su fin.
No había podido juntar el dinero en esa semana. Se supone debía pagarle a Eduardo y sus amigos cada tanto tiempo, todo comenzó cuando torpemente se tropezó y tiró leche de chocolate sobre el líder, lo que lo condenó fue recordarle al profesor sobre una tarea que él si había hecho; Eduardo no y estuvo castigado toda una semana sin dinero, ni salidas, ni videojuegos.
Había trabajado tan duro, ayudando a sus vecinos con los mandados y podando sus jardines -aunque casi no lo hacia porque el cuerpo le vibraba todo con la podadora y resistía muy poco llevándola-, pero no había podido juntar todo el dinero. Estaba en serios problemas.
─Te hablé, marica. ¿Donde está mi dinero?
─No lo conseguí todo, tengo una parte en mi mochila.
Uno de los bravucones le sacó la mochila de sus hombros, abriéndola y comenzando a revisarla, botando cosas fuera y encontrando una bolsa de plástico con monedas y billetes.
Eduardo tomó la bolsa con fastidio, miró a Jungkook y puso mala cara, sacó su dedo índice y comenzó a picar la frente del castaño.
─¿Me crees estúpido? ─dijo el mayor, continuando con su objetivo de picarle la frente ─. No es ni la mitad de lo que nos deben. ¿Estás imbécil?
─No, so-solo... Es que no-no pu-pude...
─Eish, tan marica. Deja de tartamudear.
La mano de Eduardo se levantó en el aire, Jungkook cerró los ojos esperando el golpe, un golpe que ya había sentido antes y no deseaba tenerlo ardiendo en su piel otra vez. Pero el golpe nunca llegó y sus ojos se abrieron.
─¡Eh! ─espetó Eduardo ─. ¿Quién demonios eres tú?
Jungkook observó una espalda frente a él, se asomó por el hombro del más alto frente a él y notó el perfil, el bello rostro y cabellos negros de su mejor amigo. ¡Había regresado!, y sostenía la mano de Eduardo con tanta determinación. Se veía tan grande a pesar de tener doce años.
Jimin movió su mirada a los bravucones, uno tenía la mochila de Jungkook, Eduardo aún tenía dinero, todos los miraban retadores. Luego movió su rostro levemente hacía a Jungkook, sin apartar la mirada de los niños menores que él.
─¿Están molestando a Jungkook?
─Metete en tus asuntos ─se soltó de su agarre e intentó empujarlo para atacar a Jungkook, pero fue agarrado de su camiseta y empujado contra los hombros de sus amigos ─. ¿Eres amigo del marica? ─retó Eduardo ─. ¿Quieres tener problema con nosotros?
Jimin les dio una sonrisa ladina.
─Ustedes dos, van a levantar las cosas de Jungkookie, me darán la mochila y el dinero, todo el dinero y luego saldrán corriendo antes de que estén llorando con sus mamís.
Los niños se miraron entre sí incrédulos, los tres sonriendo ladinamente y con expresiones molestas por la actitud del niño desconocido. En vez de cumplir las ordenes de Jimin, Eduardo tomó la mochila de Jungkook, tomándola de abajo para voltearla y que todo cayera al suelo, ladeando su cabeza para mirar a Jimin retadoramente y burlarse de su acción.
─Recogelo tú.
Jungkook observó como su mochila caía y los bravucones se acercaban para golpear a Jimin, sabía que estaban jodidos pero tenía una gran esperanza en el de cabellos carbón. Miro como las manos de Jimin se posaban en los hombros del niño y luego era fuertemente empujado contra los otros dos, cayendo al piso de trasero.
─Debieron haberlo recogido cuando les dije ─soltó JImin en una respiración cansada ─. ¿Por qué los bravucones nunca me hacen caso?, creyendo que por ser muchos iban a ganarme, ja.
Jimin esquivo las piernas de los niños, con dos dedos jaló la oreja de Eduardo moviendolo lejos del resto y pego en la frente de uno con sus dedos para evitar que se levantara. Jungkook estaba divertido con su forma infantil de golpear a los tipos que le habían estado molestando, sólo se mantenía ahí, observando.
─Algo me dice que tú eres el jefe. Digo, estabas en medio y eres el que dice las estupideces que estos soretes toman como orden. Ahora, haz lo que dije a un principio, recógelo.
Eduardo cayó de rodillas frente a Jungkook y su mochila, los otros niños estaban golpeándose entre sí como marionetas de Jimin, mientras el repetía "¿Por que lo golpeas?, es tu amigo, hermano. Eso está mal, hermano". Eduardo se apresuró a juntar todas las cosas sin poner resistencia, pues cuando quiso correr Jimin había pisado su caqueta y había caído de nariz al piso, ganandose varios sapes de Jimin también.
Cuando todo estuvo en la mochila, Jimin le dio su proporción de calzón chino a cada uno y los tiro de rodillas frente a Jungkook, todos temblaban y miraban hacia abajo mientras lloraban, todos hipaban.
─Pídanle perdón.
Los niños comenzaron a pedirle perdón, repitiéndolo rápido y en varios murmullos, Jungkook estaba completamente sorprendido de como estaban actuando aquellos tres y perdió totalmente el miedo que les tenía, incluso sintiendo pena por ellos.
─Besen sus zapatos─ordenó el pelinegro.
Jungkook maniobró con sus pies, haciendoos hacia atrás cuando los niños se acercaron para besarlos, hablando al mismo tiempo;─Ew, no. Eso es asqueroso.
Las manos de Jimin cubiertas por largas mangas de rayas estaban dentro de sus bolsillos, se encogió de hombros y soltó un "pueden irse" logrando que los tres niños se levantaran y salieran corriendo mientras lloraban y gritaban constantemente "mamá". Jimin continuó viéndolos al punto en el que doblaron la esquina de la escuela y luego el castaño se había aventado sobre él rodeándolo del cuello y riendo a carcajadas.
─Te extrañé muchísisisisisimo, Jiminnie.
Jimin cedió, sonrió y sus brazos viajaron a rodear al menor, cargándolo y dándole la vuelta, haciéndolo reír con más fuerza y él riendo también.
─Yo también, Jungkookie. Este mes ha sido tan largo.
Jungkook le soltó para mirarlo con una sonrisa, su mayor se veía más grande y maduro, más alto, más listo. Más frío y calculador, pero eso no era algo que pudiera descifrar con facilidad en su inocencia, solo sabia que había algo diferente a su hyung.
─Sigo, Jungkookie. ¿Desde cuando te molestan esos tipos?
Jimin le sacó la mochila a Jungkook y comenzaron a caminar para salir a la escuela, Jungkook yendo junto de él.
─La semana en que me avisaron que te irías le tiré la chocolatada encima a Eduardo y luego le recordé al profesor revisarme una tarea, Eduardo no la había hecho y lo castigaron. En total, todo el mes que te fuiste.
Jimin maldijo en voz baja, ganándose unos ojos grandes por parte de Jungkook, el cual recibió una sonrisa de disculpa y siguió caminando aceptándola.
─¿No sabes pelear? ─fue Jimin el primero en hablar después del silencio ─. Que seas pequeño no quiere decir que no puedes contra esos babosos.
─¿Sí podría? ─preguntó rápido Jungkook acercándose más a Jimin, quien se detuvo para mirarlo incrédulo.
─Claro que si, ¿sabes por qué?
Jungkook negó adorablemente.
─Porque eres lindo y pequeño, más rápido que los tipos grandes ─eso ayudó a que la sonrisa de conejo saliera a la luz, totalmente complacido ─. Además, tu cerebro es tres veces más listo que el de ellos. Puedes con ellos sin utilizar la agresión como yo hice ─Jimin señaló su cabeza ─. Sólo con ésto les ganaras a todos esos estúpidos. ¿Quiered que te enseñe?
─¡Eso seria genial, Jiminnie!
Jungkook comenzó a saltar de un lado a otro con una sonrisa, repitiendo rápidos "sí, quiero" hasta que Jimin lo detuvo, tomando sus hombros y mirándole seriamente.
─Pero bebes hacer todo lo que yo te diga.
─Sí, haré todo lo que digas.
Jimin ladeó la cabeza y subió sus labios hacia arriba.
─Deja vú.
─¿Qué es un dellabu, Jiminnie?
Jimin sonrió ─. Cuando sientes que ya habías vivido algo, Jungkookie. Anda, vamos, tenemos que llegar a casa. Mi abuela se quedará en el turno de la noche y podremos hacer una pijamada.
Jungkook estuvo emocionado rápidamente, tomando la mano de su mayor y comenzando a halarlo a la vez que gritaba "apurate, apurate" haciendo reír al pelinegro.
[...]
La familia Jeon junto con su invitado -que era también ya parte de la familia- miraban la televisión y hablaban de cosas triviales mientras cenaban, todos muy atentos a lo que decía el otro y riendo de vez en cuando.
Jungkook había recibido una reprimenda por los tres cuando Jimin les reveló a los señores Jeon sobre los bravucones que habían estado molestándolo el último mes. Acordaron que Jimin le daría clases de defensa personal -ya que donde aprendió ya no daban clases- para cuando él tuviera que irse.
Todos callaron cuando la película a la que no le ponían atención era interrumpida por las noticias, el señor Jeon subió el volumen dando a entender que debían poner atención.
─el insisdente ocurrió hace unas pocas horas en el centro. Un mutante se acercó vestido absolutamente de negro, se descubrió y mostró unas enormes tenazas, gritándoles a todos que era un asalto y que se tiraran al suelo. Los amenazó y volvió a convertir sus tenazas en manos humanas para robar todo el dinero. Se robo diez millones de won, Homin.
─¿Y que tenemos contra él, Luan?
─
Los policías aseguran que lo siguieron, pero lo perdieron en algún punto de la playa.
─Entiendo, muchas gracias por el informe Luan.
─Gracias a ti, Homin. Buena noche.
─Por lo tanto, los investigadores de MLS nos informan la creación de cárceles especiales para los mutantes. El presidente Shin Choi Ju reveló ante la prensa que el planeamiento de la cárcel a largo plazo será de dos años más para su inauguración. Son especiales para los mutantes ya que tienen todo lo necesario para mantener e investigar a cualquier tipo de mutante habido y por haber. Una buena noticia, así es.
El señor Jeon apagó la televisión y todos giraron sus miradas a él, quien dejó el control remoto sobre la mesa y soltó un "patrañas", nadie entendía si estaba de acuerdo y se quejaba por que tardaban o por lo contrario, odiaba la idea.
─Cierto, ¿y como te fue este mes, bebé? ─habló la señora Jeon recordando el tema, no dándole importancia y a la vez sí mientras se servía más papás rellenas y cocinadas por ella ─. ¿Todo bien en las revisiones médicas?
Jimin picó su comida no mirando a la señora, ella tampoco a él, pero Jungkook y el señor Jeon sí, sobre todo el menor en la casa.
─Sí, ya sabe. Es molesto estar con una intravenosa y caminar con una bata que muestra tu trasero, pero los jardines son bonitos y pase mucho tiempo ahí, mirando a los peces del estanque y entrenando cuando podía.
El pelinegro sonreía, de una forma nostálgica mientras picaba su comida, como si recordar el último mes fuera difícil, como si hubiera vivido muy duro, mucho estrés, dolor, cansancio. Los señores Jeon no lo sabían, pero Jungkook sí. Jimin no estaba diciéndolo todo.
Cuando todos terminaron de comer y los menores ayudaron a recoger la mesa mientras el señor Jeon guardaba la comida y la señora Jeon lavaba los platos sucios, los menores subieron uno detrás de otro rumbo a su habitación, sin decir entraron a la habitación del castaño, ambos yendo al baño y lavándose los dientes, saliendo y poniéndose las pijamas -habían varias de Jimin en el armario de Jungkook, junto con ropa de él, nada raro - listos para irse a dormir. Subieron juntos a la cama y se abrazaron para dormir.
Cuando Jimin dormía ahí tenía que abrazarlo o no podía dormir, sí Jimin no estaba, entonces era remplazado por el pollito que Jimin le había regalado.
─Minnie.
─¿Sí, kookie?
─¿Por qué mentiste sobre tu ida al médico?
─No mentí.
─Entonces no lo dijiste todo, Minnie.
─Te dije que eres muy listo, no hables de ello ¿sí?, duerme que mañana tenemos escuela. Buenas noches, galletita.
─¡No me digas galletita!
Jimin se separó para mirarle levantando una ceja, el niño tenía una mueca de desagrado muy adorable.
─¿Por qué no?
─Ya soy muy grande.
El pelinegro lo pensó detenidamente, sin decir nada, hasta que se le ocurrió algo y sonrió.
─¿Galletota?
─¡No!
Y Jimin rompió en risas, seguido de Jungkook hasta que sus barrigas dolieron y el sueño les hizo ceder.
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