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Los rayos tornaban en el cielo después de haber alumbrado las nubes con detalle, Royer se quejaba junto a él, siendo que tenía miedo y detestaba las tormentas, lo que claramente estaba apunto de suceder. El pájaro entre sus piernas, seguía sin moverse, pero constantemente producía pequeños sonidos que llamaban la atención del canino.
─Tranquilos, chicos. Estamos por llegar.
Jungkook iba a una velocidad demasiado rápida, conociendo el camino sin problema, alumbrando lo suficiente la carretera con los faros de la camioneta, dejando atrás la serie de árboles que estaba en sus laterales. Doblado a la esquina, entro al área del pueblo, notando la decena de locales y casas con las luces apagadas.
El acelerar producia que el escape soltará distintos sonidos por lo vieja que era, forzando la misma hasta detenerse justo en la casa de la mujer que le había ayudado en demasia. Tomó su mochila, corrió a la puerta del copiloto y sacó a Royer mientras botaba las llaves dentro del auto.
Sus pasos se movieron torpes al correr para subir las escaleras de dos en dos, llegando a la puerta y comenzando a golpear esta con insistencia.
Pronto, la puerta de abrió con quejidos roncos de una voz anciana, apareciendo ante el joven la imagen de la mujer con trenzas despeinadas, una manta sobre los hombros y un camisón a cuadros azules que combinaban con las pantuflas amarillas.
─¿Kookie? ─dijo ella rápidamente, tomando el rostro pálido del chico que seguía sosteniendo al pájaro en sus manos, la mochila calgaba de sus hombros, el canino detrás de el, escondiendo la cola entre sus patas ─. Por Dios, niño. Estás temblando, pasa te haré chocolate.
─¡No! ─dijo él, asustando un poco a la señora ─, no tengo tiempo. Lo siento, solo venía a despedirme y a pedirle dos grandes favores.
─¿Despedirte?, ¿de qué estás hablando?
El maratón que corrió con el auto, causó el ruido suficiente para que algunas luces en distintas casas fueran encendidas, llamando la atención de lo que ocurría afuera en conjunto con los truenos del cielo que avisaban de una tragedia.
La anciana, más preocupada de la situación por el temblar de los labios del menor y las lágrimas en sus claros ojos, intentó volver a adentrar al chico, quien continuó negando y permaneciendo en su lugar.
─Quiero pedirle que se quede con Royer, no creo que pueda soportar todo lo que yo voy a pasar. Además de que ─abrió sus manos, lentamente, mostrando al ave que cargaba con total cuidado, derramando unas cuantas lágrimas al acercarlo a su rostro para disculparse otra vez ─, lastime a este pajarito del ala con fuego que no sabía controlar y... no quiero que muera, pero tampoco puedo curarlo. De verdad quiero que se cure.
─¿Qué está pasando, Jeon?
El muchacho no pudo más, sintiendo sus piernas flaquear, mirando hacia atrás justo en el momento en el que más autos parecían causar alboroto en la entrada del pueblo, las personas saliendo de su casa ante lo que ocurría.
─Yo sé que usted lo sabe, abuela. Se lo dije desde la boda, usted sabe que yo soy un mutante ─expresó el chico ─. Y lo aceptó, no me trató diferente, no me dijo que me odiaba, no llamo a Siren para que me llevara. Usted me dejó seguir junto a usted y vivir buenos momentos. Estoy eternamente agradecido, pero me han descubierto ─confesó, demasiado rápido y entrecortado con varias lágrimas y jadeos para el entendimiento de la mujer que sentía el frio congelando su nariz ─. El señor Hyuk estaba cazando en el bosque, cerca de mi zona, me vio entrenando, en medio de una crisis con mis poderes. El me disparó y yo traté de evitar la bala, lanzando ácido de mi mano, ¡quemé su cara sin querer pero yo no quería hacerlo!
─Chico, tranquilo. No puedo entenderte del todo.
─El señor Hyuk sabe que soy mutante, lo he lastimado sin querer por defenderme. Han llamado a Siren y ahora tengo que escapar o me van a encerrar.
Las llantas derrapando sobre la acera llamaron la atención de ambos discutiendo entre lágrimas y dudas, la expresión de la anciana cambió en el momento en el que observó al señor Hyuk sacando su arma para apuntar al chico, el joven de veintidós años que sostenía un ave mal herida.
Royer se posó justo enfrente de Jungkook, gruñendo ante el hombre que tenía su cañón en dirección al rubio. La mujer también se movió de prisa, poniendo su brazo sobre el pecho de Jungkook, poniéndose frente a él.
─¡Hyuk, baja el arma! ─gritó la mujer.
Su voz, llamando la atención de las personas, aferrando más al chico que no podía dejar de observar a las personas que comenzaban a acercarse.
Uno de los hombres, el dueño de la pastelería, se acercó para intentar calmar a Hyuk. Puesto que nadie entendía y desde afuera parecía ser que el viejo loco estaba realmente loco.
─¡Es un mutante, apártate!
─¡Deja de decir tonterías y baja el arma, Hyuk!
─Hyuk, reacciona.
─Es la verdad, el menor de los Jeon están mutante. Lo vimos con nuestros propios ojos, ¡solo vean su rostro!, el mocoso lo atacó ─gritó uno de los cazadores.
La situación no debía salir así, solamente encargaría a los pequeños animales, que cuidara de su hermano y se elevaría en el aire para escapar de todos. Extendería sus alas para salir de cualquier ojo.
Mordió su labio nervioso, presionando su mano sobre el bolsillo de su pantalón, aunque estaba vacío, tenía la manía de presionarlo siempre que estaba nervioso, con la sensación de que su inhalador o llavero de pollito estaría ahí.
Las miradas de las personas en el pueblo con las que había compartido momentos inolvidables, sonrisas largas, palmadas de apoyo, favores, días de diversión, juegos, las celebraciones de fiestas, felicitaciones de logros. Distintos tiempos de momentos que los hacían tenerle afecto. Esas personas, le estaban mirando de distintas formas.
Había terror, desconfianza, incredulidad, había de todo.
─¡Llamamos a Siren y vienen en camino!
En algún momento, escuchó el grito de Palatto, llegando con Uka detrás, aún en pijama, estando del lado izquierdo de Hyuk.
El hombre apuntó en esa dirección también, asustando a todos, logrando que la esposa del mayor se aferrara a su brazo con pavor.
─Señor Hyuk, solo baje el arma.
─¡¿Eres igual uno de ellos?!, ¡te mataré!
─¡No, él no es un mutante! ─gritó Jungkook, tratando de moverse, fallando en el intento en el momento en que quedó expuesto, teniendo la arma de nuevo, sin que dudara el hombre de jalar el gatillo en su dirección.
Varias personas gritaron ante la sorpresa, siendo la anciana con su familia en la puerta de la casa, Royer corriendo rumbo a Hyuk, Palatto moviéndose para estirar su mano y poder alcanzar a Jungkook, el pastelero tratando de derribar a el anciano hombre.
Pero era demasiado tarde, la bala había salido del arma.
"¿Así va a terminar todo?"
"¿De verdad voy a morir?"
"¿De verdad debería morir?"
"¿Debo permitir que la bala cruce mi piel?"
"Ya hay sangre azul corriendo de mi brazo, aunque está muy oscura la noche para que las personas del pueblo puedan verlo."
"La cosa es que no quiero morir. De verdad no quiero morir."
Jungkook volvió a usar el mismo truco se antes, lleno de lágrimas, con el ácido saliendo del centro de su mano, evitando que la bala le llegara. Llenando de asombro y gritos a varias personas en el lugar.
─¡Les dije que lo era!, ¡les dije que- ─Royer había logrado tomar la pierna de Hyuk, haciendo gritar a la par en la que era sostenido por el pastelero. Sin embargo, esto no evito que el anciano patear al canino y lo apuntara con el arma para poder dispararle. Odiando al animal desde el primer momento porque siempre le ladraba o gruñia.
Jungkook no soportó aquello, lleno de ira, extendiendo sus alas tan pronto como pudo, volando en dirección al perro y al tener tan poca distancia para volar, terminó rodando, lastimando un poco sus alas, pero salvando a su mascota y a la pequeña ave.
─Abuela, ¿puede sostener al ave?, no puedo soportar que se dañé más.
Palatto solo pudo llegar a golpear a Hyuk, armando un alboroto entre las personas, que, con dificultad, tomaron entre dos al mayor de los Jeon, entre dos más con armas al menor, poniéndolos de rodillas.
─¡Hyuk para esto!, ¡deténgase! ─dijo la anciana, sosteniendo al ave entre sus manos.
Jackson llegó en su ayuda tratando de empujar a los que agredían a los hermanos, siendo empujado también al obtener apoyo de la muchedumbre para tener controlados a los chicos.
─¡Son los hermanos Jeon! ─gritó la mujer ─, ¡aunque Junhyunk es un mutante no significa que sea malo!, ¡fue un mutante mientras lo conocíamos y estaba entre nosotros y nunca pasó nada!
─¡¿Qué diferencia hay ahora?! ─gritó Jackson.
─¡Mi cara! ─sentenció el hombre mayor, empujando al dueño de la pastelería para tomar de los cabellos rubios y hacer que los ojos azules miraran a los oscuros suyos.
Las alarmas comenzaron a sonar, las luces de los autos y el helicóptero a marcar su llegada a la zona. Soldados en trajes blancos salieron de los autos, con armas especiales para rodear a la gente, apuntando a las personas, asustandolas en el proceso.
Trataron de inmovilizar a Hyuk, pero este se defendió, golpeando a quien marcó su autoridad, de un momento a otro eran cazadores contra soldados.
Jungkook cayó al suelo por el ajetreo, Palatto tratando de alcanzarlo pero siendo impedido por uno de los soldados.
─¡¿Donde está el mutante?! ─expresó un soldado.
─¡No hay ninguno!
─¡Claro que lo hay, es el chico rubio!
Jungkook se apoyó sobre sus rodillas, sobre las palmas de sus manos, su sudadera rota, los rayos timbrando en sus tímpanos, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, marcando un nudo en su garganta que no le dejaba respirar, inflanando su pecho con rapidez pero siendo un horror el poder adentrar ante a sus pulmones.
Su mirada corrió a las distintas escenas en esa oscura noche de nubes grises y relámpagos extendiéndose por el cielo, la abuela estando frente a él, tratando de protegerlo, Palatto peleando con uno de los soldados que al final logró inmovilizarlo, Uka jadeante intentando alcanzar a su marido, Hyuk en el suelo con un soldado arriba, cazadores golpeando a otros, hombres y mujeres asustados, niños llorando.
Por el amor de Dios, su gente estaba sufriendo.
Aunque estaban dándole la espalda por el miedo, miedo que entendía de alguna forma, ellos estaban sufriendo.
Dibujó en su memoria cada uno de los rostros de los pueblerinos, con las sonrisas o miradas serias que tenían ante el al ser tener sus comportamientos nobles o inmaduros, al pelar con su hermano o jugar con los pequeños, al tener en los hombros a alguno de los niños que le llamaban hyung, al sentirse incómodo con los coqueteos de las chicas mayores o menores que él.
Y tomó su decisión, aún con los pensamientos de sus seres queridos revueltos entre sí, implorandole que escapara, otros que se entregara, leyendo el miedo de ser atacados, la decisión de atrapar al mutante, el odio, el rencor.
Se levantó con dificultad, tomando la mochila que había cargado, al escuchar gritar a Hyuk "se escapa" aventó la mochila hacia su hermano mayor, diciéndole "deje una carta para ti en casa, lo sienfo" y caminando frente a la mujer.
─¡Basta! ─alzó la voz ─, ¡soy yo!, soy el mutante. Me entrego voluntariamente, sabiendo que soy el único mutante, con tal de que dejen de lastimar a mi gente. Me contagie en la última lluvia que sucedió, lo oculta tanto a mi hermano mayor como a todo el pueblo. Gracias a todos por permitirme vivir una vida feliz en libertad con ustedes después de todo el sufrimiento que pasé ─miró al hombre de treinta y un años, su hermano ─. Y por convertirse en mi familia.
El menor levantó las manos, mostrando la decisión en sus ojos, con la saliva pasando con dificultad por su garganta.
Los soldados se acercaron a Jungkook, llevando sus manos hacia atrás, poniendo algo en su cabeza que cubrió su vista al instante y sintió la fuerza bruta llevándolo ajetreadamente hasta estar dentro de una camioneta.
─¡No! ─escuchó a Palatto y no solo a él ─. ¡No se lo lleven!, ¡está mintiendo!, ¡está mintiendo!
Fue lo último que escuchó y lo último que pensó "gracias" al perder la conciencia por la aguja en su cuello.
Evan: No sé si quedó un asco o no.
Pero no dormi nada JAJAJAJA
Siganme en instagram, ayer hice una transmisión envivo hablando de cosas bien importantes, ahr.
Evan, fuera.
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