38
Palatto no era tan malo, era algo molesto, pero mal chico no era.
Hasta ahora, lo que sabía, por historias que Palatto contaba de repente -y él nunca pidió-, era que Palatto gustaba de cosas sencillas como chocolates, chetos con salsa, escuchaba música de banda (lo que sea que eso significara) y también gustaba de canciones lentas con letra romántica; era muy cuidadoso con su imagen, él mismo cortaba su cabello, le gustaba vestir bien, dormía en un sillón arrumbado que encontró por ahí, vivía en una cueva y cazaba su comida. Era un chico que vivía en una familia rica, tenía dos hermanos mayores y sus padres. Cuando se contagió, sus padres lo mandaron a un tipo de internado donde lo entrenarían y curarían, pero era un lugar oscuro del que debía escapar.
Según Palatto, por las cosas raras que había visto y sufrido, la sangre que le sacaban para estudiar era el doble, una era estudiada y la otra se utilizaba para experimentar y mandarla a algún lado, el chico pensaba al principio que había otro internado que investigaba más profundo o tenían bases científicas; claramente, comprobó que si había algo más grande. Sin embargo, eso ya no se lo contó el chico, odiandolo por dejarlo intrigado y sin querer dañar su reputación de "no me importa quien eres o que sea de ti", aunque cuando contaba sus historias ciertamente le ponía atención.
Y apesar de su mal recibimiento cada tarde, Palatto había sabido ganarse a Jungkook.
Precisamente, en ese momento, ambos compartían una botella de agua, donde Jungkook bebía y se la ofrecía sin mirarle, Palatto mirándole confundido y luego tomándola con precaución para tomar de ella.
Ambos estaban cansados después de la rutina de entrenamiento que Jungkook había creado, tomando el diario después de darle el agua a Palatto, comenzó a anotar lo que era necesario para él escribir.
Palatto tenía una resistencia sorprendente, sus alas eran demasiado grandes, le permitía mantenerse muy bien en grandes alturas y contra fuertes vientos, podía cortar las ráfagas de aire con facilidad y era excelente entre los árboles, su vista era asombrosa, sorprendentemente, podía cambiar sus piernas a garras, lo que le permitía cazar su propia comida.
Jungkook había usado la cruza de especias y la mutación genetica para crear la criatura que ahora era su nuevo amigo, se había convinado con su ave.
Palatto tenía rasgos de águila y al mismo tiempo poseía la particularidad de cambiar su ropa, pero lo que Palatto no sabía es que la tela que manejaba fácilmente eran plumas, su ropa no acababa alrededor de sus alas, sino que era parte de ellas. Podía transformar sus alas en ropa para su cuerpo y si podía manejar así de bien la transformación, era posible que también pudiera convertir sus alas totalmente en algo distinto o incluso adentrarlas a su cuerpo. El punto era desaparecerlas.
─¿Hace cuánto haces notas así? ─preguntó el hombre con aura de adolescente al espiar lo que Jungkook dibujaba.
─Desde que mi novio me dijo que era mutante.
Palatto sorprendido, tomó aquello como un dato importante, algo del chico que le estaba ayudando que no fuera un comentario agresivo y duro sobre no tener una amistad o algo por el estilo. Interesado y con confianza de poder preguntar, miró más de cerca.
─¿Hace cuanto fue eso?
─¿A los doce?, realmente no sé. Medir el tiempo ya no me es fácil ─su lápiz se movía sobre el papel, dibujando el ala con cuidado ─. Tengo más diarios así en casa.
─¿Tienes casa? ─soltó el chico sorprendido, Jungkook río ─, wow y te puedes reír. ¡Que día tan raro el de hoy!
─Iba a mostrarte mi casa, pero con eso haz ganado que te desprecie un poco más ─sentenció el menor, feliz de poder ser quien en verdad era.
─¡No, por favor!
Unas cuentas semanas y Jungkook podía sonreír genuinamente, mostrar su verdadera cara y escuchar su verdadero nombre de los labios de alguien más, sin preocupación, jugando como antes, sin crecer demasiado rápido como lo había hecho desde que se convirtió.
Jungkook señaló las alas del contrario, tocando la unión entre la base de sus alas y la tela de su ropa, entonces se aventuró a rasgar un poco y el otro se asustó.
─¿Sabías que tu ropa esta hecha de plumas?
─¿Ah? ─respondió Palatto, mostrando en su rostro la duda total.
─Tu ropa está hecha de plumas, viene de tus alas, es decir. Agh, mi novio transformaba la masa de su cuerpo para crear más, lograba adecuar su cuerpo a una nueva extremidad. Digamos que es lo mismo que tú haces, creas más plumas para obtener un conjunto, las transformas uniendolas y cambiando su color.
─¿Eso que significa?
Jungkook cerró su cuadernillo para darle una sonrisa.
─Si puedes cambiar el estado de tus plumas, creo que hay una posibilidad de que puedas guardar tus alas por completo. ¿Qué piensas sobre ello?
─¡Que es genial y eres un jodido genio! ─gritó el contrario, extendiendo sus alas y golpeando sin querer al menor ─. ¡No me pegues! ─se cubrió con sus brazos.
─Joder, pareces menor que yo.
Palatto, tomó su barbilla, pronunciando sus labios y guiñando un ojo, haciendo reír al instante al chico de cabellos rubios y ojos azules.
─Ese cumplido lo guardaré en lo más profundo de mi corazón.
─No era un cumplido.
─Lo tomaré como cumplido.
Jungkook negó con una sonrisa, levantándose del suelo y mirando el río, quería conseguirlo en ese preciso momento, quería lograr que Palatto guardara sus alas, habían entrenado demasiado, le había enseñado a canalizar su poder dentro de su cuerpo y con ello estaba seguro de que lo lograría.
─Levántate ─ordenó, el contrario lo hizo rápidamente ─. Entrenamos la fuerza de tus alas dentro de ti, aumentaste la velocidad y lograste reducir el tamaño del capullo que hacías contigo y las alas. Yo creo que es momento de que intentes desaparecerlas, ¿estás listo?
Palatto negó y al mismo tiempo recitó "sí", luego haciendo lo contrario, moviendo su cabeza de arriba abajo pero pronunciando "no".
─Cierra los ojos, extiende tus alas y dibuja tu silueta junto con ellas en tu mente.
Jungkook estaba recitando lo que su padre le había dicho al entrenar para poder controlar sus propias alas, para cambiar el color de algún objeto y para cambiar su forma. El poder mental era brutal, una vez sabias controlarlo ya era fácil hacer todo lo demás.
Palatto extendía sus alas por completo, a diferencia de cuando las tenía normalmente, eran más grandes de lo que hacía ver. También, cerró sus ojos delicadamente y relajó su cuerpo, su rostro de igual forma, viéndose más sereno.
Jungkook comenzó a moverse al rededor del chico, esquivando las alas y el río al crear un pequeño camino de raíz que liberó de la tierra, su voz siendo escuchada por el contrario, recitandole una serie de pasos que tenían que ver con imaginar su cuerpo detalladamente y comenzar a imaginar que sus alas se transformaban en algo distinto.
─Se disuelven poco a poco, desapareciendo de tu espalda para ser parte de ti profundamente. Piensa en lo que quieres que sean.
El menor comenzó a notar que las alas cambiaban de tamaño, estaba funcionando, hasta que la negatividad llegó a la mente del hombre, la imagen dibujada comenzó a perder fuerza y el miedo corrió por todo el cuerpo del mayor, obligándole a perder su avance y hacer que su respiración se desestabilizara. Terminó sosteniendo sus rodillas mientras sus alas extendidas ascendían como orejas de un cachorro demostrando su decepción y tristeza.
─No funcionó, no funcionará ─explicó Palatto.
Jungkook se acercó formando sus labios en una fina línea, su mano sobre su bolsillo para sentir el inhalador imaginario, para sentirse seguro de que lo traía y podía continuar su camino.
─Debes creer más en ti, Palatto. Si no crees en que eres capaz, no será así. No importa lo que yo te diga, importa lo que tú pienses y te estás rindiendo demasiado fácil. No seas mediocre, me cae mal la gente que se rinde tan pronto. ¡Inténtalo de nuevo!, con más ganas.
─Es que en serio, no puedo. Esto no sirve.
─¿Entonces cómo vas a ver a tu familia?, ibas demasiado bien y comenzaste a pensar todo lo que tu padre siempre te decía ─el chico le miró sorprendido ─. Sí, también leo mentes.
─¿Hay algo que no puedas hacer?, ¿quién eres tú?
El menor sacó sus alas impresionando una vez más a Palatto, leyendo en su mente "no importa cuantas veces lo haga, sigue siendo genial" y moviéndose sobre la orilla del río para después saltar, presumiendo al contrario que podía estar a escasos centímetros del agua, manteniendo la hermosura de sus alas blancas y la elegancia de su aleteo. Justo como un bello cisne.
─Sígueme. Yo creo que ya es hora de que conozcas más de mi.
Jungkook no esperó al otro, subiendo al cielo tan rápido como sus alas le permitieron, riendo cuando el contrario comenzó a quejarse y gritarle, persiguiendolo como cuando se conocieron.
─¡No vayas tan rápido! ─le gritó Palatto.
─¡Tienes más tiempo con alas de águila que yo!
─¡Pero tú eres una cosa más cabrona!
Jungkook niveló su velocidad, recibiendo el agradecimiento de Palatto al instante en que estuvo junto a él a una distancia prudente para el aleteo de ambos. Se escuchaban bien apesar del viento chocando en sus oídos.
─Por cierto, eso de leer las mentes me recuerda a un amigo que tenía yo en el internado ─comenzó Palatto ─. Al principio no quería ser mi amigo, como acá mis ojos entenderás. No quería hablar conmigo, siempre se la pasaba solo y aislado, siempre sentado debajo de un árbol.
─¿Cómo en la canción? ─preguntó el menor.
─¿Cual canción? ─cuestionó de vuelta el mayor.
─Nada, prosigue.
─Él gustaba de entrenar solo después de los entrenamientos que hacía con los científicos locos y feos. A mi me causó mucha curiosidad porque tenía un estilo tremendo y parecía alguien muy poderoso, con varias cualidades. ¡Casi como tú!
El menor instaló la idea de que su novio no era el único joven con varios poderes, no solo por él mismo, sino por el ejemplar del que Palatto hablaba, analizaba la información con la misma rapidez en la que bajó en picada entre los árboles para poder encontrar su cabaña.
Royer comenzó a ladrar justo en el momento en el que le vio llegar y aterrizando sobre la tierra, lo recibió con los brazos abiertos.
Al levantarse, extendió sus brazos dándole la bienvenida al hombre.
─Bienvenido a mi humilde hogar, querido Palatto hyung.
Los nueve árboles de naranjas seguían rebosantes de las mismas, nuevas plantaciones y territorios para próximas estaban cerca de aquellos, con pequeños carteles que decían su especie. La pequeña cabaña estaba en construcción, aún sin puerta, pero al menos habían lámparas de gas que el menor encendía cuando necesitaba de iluminación. Había ropa colgada en un lazo que iba de un árbol a otro, una fogata con leña quemada y cenizas de la mañana, además del curioso perro bien entrenado junto al chico de cabellos rubios.
─Este parece un buen lugar, ¿vives aquí con tu novio?
Jungkook comenzó a negar, no borrando su sonrisa apesar de los tristes recuerdos que abordaron su mente. Se movió atrayendo al otro en dirección a su cabaña, encendiendo las lámparas de gas sin necesidad de acercarse a ellas y prender un cerillo.
─Este es mi penthouse cinco estrellas, ahí está mi cama king size ─señaló su bolsa de dormir desgastada cerca de una de las paredes ─. Ese es mi súper armario con ropa de Gucci y Timberland porque me patrocinan ─movió su dedo a las prendas dobladas a una esquina de la casa ─. En ese lugar de ahí puedes ver mi equipo súper producido de mantenimiento para llevar mi negocio al triunfo ─enfocó su atención a la mochila donde cargaba las naranjas ─, y aquí, en este lado, mi tesoro más preciado, colección de fotografías con estrellas súper reconocidas que jamás en tu vida llegarás a observar.
Palatto miró las fotos, una a una, hasta que sus ojos se detuvieron en cierta foto que le obligó a abrirlos junto con su boca, tomándola y señalando al dueño y los retratados en la imagen.
─¿Eres tú, Jungkook?
Evan: no quiero estar solo, no quiero ser olvidado.
Evan, fuera.
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