34
(4/?)
Las mañanas y noches las pasaba cerca del río, al ser la mejor fuente de agua que tenía y para no volverse a limitar a sacar agua de pequeñas gotas o humedad entre las ramas. Además que el canto del agua le ayudaba a pensar de manera cuerda, era una música relajante para él que lo separaba del silencio, el mortal silencio que le hacía recordar a sus seres perdidos.
En algún momento de sus descansos, mientras Royer buscaba más comida, él se dispuso a liberar el peso de su mochila, no había revisado todo lo que tenía en ella por pavor a lo que pudiera haber adentro. No la había revisado ni siquiera cuando estaba con sus padres, todo había sido superficial.
Poco a poco sacó los objetos, acomodándolos sobre la tierra. Encontró varias prendas de ropa, calcetines limpios y un par de tenis resistentes pero no mejor que las botas que usaba, encontró varias bolsas de té, los diarios donde había escrito sobre sus poderes y entre ellos pétalos de flores que adentró entre las paginas por ocio. También, encontró entre las páginas llenas de letra manuscrita, varias fotos que hicieron su corazón se estrujara dentro de su pecho. Hizo flotar las cuatro fotos frente a él.
La primera, era una de toda la familia, recordaba ese día a la perfección, todos estaban en el jardín trasero, Jungkook jugaba con Jimin a la gallinita ciega mientras los adultos les miraban desde sus sillas y tomaban té helado, Royer corría tratando de perseguirlos pero sin poder lograr del todo el tomar de su atención. Ese día, Jimin ganó repetidas veces, Jungkook aludiendolo a que era mutante aunque nunca lo dijo en voz alta, pero en su mente lo llenó de insultos que solo hicieron reír al mayor.
La siguiente foto, se trataba de él con sus padres, justo había salido de secundaria, hacía un precioso sol anaranjado que perló sus pieles ante un cielo azul detrás de ellos, Jungkook sostenía su papel aunque no fuera más importante que el de preparatoria o universidad, todo por el orgullo que sus padres demostraban en sus rostros. Jimin había decidido tomar la foto de ellos tres por ser la familia Jeon, el menor sonreía achicando sus ojos y mostrando sus dientitos, mientras su padre tenía la misma sonrisa y su madre el mismo brillo de sus ojos.
La tercera foto eran Jimin junto con la abuela, los dos estaban abrazados con una sonrisa después de haber cantado a todo pulmón en la fogata improvisada del campamento improvisado en el jardín trasero, sostenían una taza de chocolate con malvaviscos y una cobija de varias telas de lugares por los que viajó la abuela les cubría a ambos las piernas. Jungkook amó el aura y no desaprovechó para obtener una foto.
Y la última, era de Jungkook y Jimin, ambos juntos, en su lugar favorito en la playa, con los rostros tan juntos, Jungkook tenía sus labios contra la mejilla de Jimin, haciendo morritos, mientras su chico sonreía ampliamente con los dientes separados y brillo en sus ojos. Ese día, como muchos otros, habían pasado largas horas frente al mar, con Royer corriendo por la arena y ellos entregándose amor sobre la manta que el mayor siempre traía en el auto. El menor tenía las caderas de Jimin sujetas entre sus brazos, su piernas arriba de las de él, casi completamente encima, Jungkook no quería dejarlo ir por más que el mayor expresara lo tarde que era. Cuando su novio sacó la foto para demostrarle que era un bebé berrinchudo, lo cargó por las piernas sin problema y lo llevo rumbo al auto mientras palmeaba su culo.
Las fotos se tambalearon hasta caer al suelo, sus ojos azules se movieron hasta el canino llegando donde estaba sentado, tomando la presa que había obtenido su amigo, sonrió metiendola en la bolsa que usaba para la comida. Guardó lo que había sacado con cuidado, tratando de que quedara lo mejor posible. Dejó la mochila detrás de unas rocas y la cubrió con arbustos, mientras se sacaba la camiseta y miraba a su mascota.
─Si traes más presas que yo, te dejo el conejo.
El canino en ese mismo instante salió corriendo y él extendió sus alas por primera vez desde la muerte de sus padres, se elevó subiendo por los árboles y uniéndose al cielo, llegando hasta donde su cuerpo le había permitido impulsarse y luego cayendo de cabeza en picada. Extendió sus alas antes de llegar al suelo y volvió a volar, buscando con sus ojos expertos algún conejo o ardilla, si encontraba el nido de un ave estaría feliz de obtener algunos huevos.
Su búsqueda se reflejó en dos conejos, algunos hongos buenos, frambuesas, moras y bendito Dios que le escuchó, encontró huevos. Con lo recolectado, volvió al punto en el que estaba su comida y encontrando a su mascota acostada cerca de lo que había traído se vio sorprendido, comenzó a reír.
─Venga, seis ardillas y tres conejos. Me siento abatido. Que te sepas que fue más fácil a ti por ser naturalmente depredador.
El canino pareció bufar, Jungkook sonrió.
─A comer entonces.
[...]
Jungkook corrió hasta encontrar refugio debajo de un par de árboles amontonados, aunque estos no lograban cubrirle del todo, la lluvia había arrasado con su tranquilidad al caer de manera intensa sin piedad contra su pequeño campamento que había instalado al pasar de los días. Confiaba en que no llovería por el buen clima que estaba teniendo, la esperanza de durar con ese buen clima corrió lejos de su mente nada más observar las nubes.
Cuando las gotas de lluvia se precipitaron densas y continuas, lo único en lo que pudo pensar fue tirar de todas sus cosas en una esfera, como si un imán hubiera tirado de cada una de ellas, luego las aplastó tratando de adentrarlas a su mochila y sin poder cerrar la misma por la pesima organización salió corriendo a buscar un refugio, Royer iba detrás de él, aprovechando su estatura para esconderse bajo de unos arbustos.
Pronto la lluvia se disipó, animándose a salir de su escondite volvió a su punto base del campamento que organizó para vivir, sencillamente porque estaba cansado de caminar y el río era el mejor lugar para permanecer. Era seguro, tenía agua, estaba rodeado de árboles y el lugar era espacioso y casi sin enormes rocas, además de que las trampas para conejos y ardillas que había creado con ramas y rocas estaban funcionando de maravilla.
─¡Estoy cansado! ─expresó enojado, sacando sus cosas de la mochila, gran parte se había mojado. Rápidamente, con un hueco en su estomago, buscó sus diarios. Las fotos estaban bien y aquellos igual. Sonrió ─. No podemos seguir así, Royer ─el canino ladeó la cabeza, sentado sobre sus patas sacó su lengua, mirando hacia otro lado ─. Debo construir una cabaña o algo, no me importa si es ilegal o algo, menos siendo que yo ya soy ilegal de cierta forma. No hay nada de malo en romper alguna que otra ley. ¿No? ─trató de justificarse.
Mirando los árboles, pensó detenidamente como realizaría aquello, no era especialmente bueno en idear construcciones, en los juegos de castillos de arena o barricadas para las épicas batallas que tenía con Jimin siempre perdía. El mayor siempre terminaba ayudandole. Enojado por ese recuerdo, palmeó su mejilla con fuerza, teniendo en su mente la frase "Jimin no está aquí", evitando decirla en voz alta por el dolor que eso causaría en su corazón.
Haciendo inventario de los poderes que tenía, pensó en alguno que tuviera que ver con cortar leños, ¿poseía alguno que le permitiera cortar cosas?, no era como si pudiera transformar sus manos en cuchillos y con la mente solo lograba explotar cosas en vez de cortarlas. No era lo más cercano, era más allá de lo que necesitaba.¿Podría tener rayos X o algo por el estilo?, que frustrante estaba siendo para él el vivir solo con sus poderes, apenas estaba aprendiendo a ser independiente con la situación y aunque practicaba todo el tiempo con la ayuda de sus padres, ellos eran los del ingenio.
Se dejó caer sobre la tierra, tomando sus cabellos y revolcándose sobre la misma, se sintió muy estúpido e inútil durante todo el tiempo en el que estuvo quejándose sobre la tierra mojada. Finalmente, se levantó lleno de lodo, gruñó con molestia y con los puños cerrados lanzó sus brazos hacia al frente, abriéndolo y estirando cada uno de sus dedos, los rayos salieron de aquellos, chocando con varias partes del bosque; ramas, rocas y uno que otro árbol que cayó al suelo asustandolo y haciendo que extendiera sus alas.
─Perfecto, ahora he jodido esta camiseta.
Miró los árboles sobre el suelo, su mente hizo flotar uno con dificultad, haciéndolo tambalear y luego dejándolo caer de nuevo. Levantó su mano, cerrando el puño para dejar su dedo indice arriba, mirando este, apuntó lentamente a la mitad del tronco y cerrando un ojo dejó salir un rayo, cortando el tronco a la mitad y dejando manchas oscuras en cada extremo del corte.
Con una sonrisa, comenzó a cortar los troncos y moverlos de forma ordenada, la base comenzó con un suelo de troncos a la mitad sobre el suelo, la parte redonda se enterraba en la tierra y los juntaba con la necesidad de no ver espacios.
─No servirá de nada así, necesito hacer que se peguen ─jadeó observando su suelo.
Su ingenio aumento a medida de que pasaban las horas y él acomodaba los troncos, logró crear un tipo de pasta con cosas que encontró en el bosque y uno que otro poder que tenía bajo la manga, su cabaña comenzaba a tomar forma y eso le mantuvo orgulloso y trabajando durante un largo tiempo, mientras su camiseta rota era mordida por Royer que ignoraba el trabajo duro de su amo.
Cuando construía el techo, se tomó la necesidad de extender sus alas y subir a una altura considerable para observar la forma perfecta en la que debían encajar los troncos, con certeza sabía que no caería por todas las bases que había logrado construir para sostener paredes y techo, un mástil en cada punto necesario, brindándole la seguridad que requería para continuar con lo que tenía planeado. El techo listo y su frente sudorosa, su nariz húmeda y el cansancio liberándose en lentos suspiros.
Sonrió al ver el rectángulo de tres dimensiones formado de troncos, tomó agua de la cantinflora que había traído consigo y rellenado en el río, observó detenidamente cada detalle, imaginando como haría la puerta si no tenía nada parecido a bisagras.
─¿Tal vez debería aventurarme al pueblo? ─murmuró.
Jungkook, uno de los tantos días en los que recorría el bosque en busca de comida, se encontró con un pueblo, lo suficientemente lejos para que no pudieran verlo o localizar el punto en el que había decidido residir. El lugar estaba llenó de negocios y personas, notaba que todos se conocían, así como en donde él había vivido antes.
No estaba seguro si aún corría peligro de ser descubierto, ya había pasado mucho tiempo desde que lo habían buscado en el bosque, su cabello también había crecido lo suficiente para darle un aspecto diferente, él suponía eso cada que miraba su reflejo en el agua. Necesitaba ir al pueblo y conseguir cosas, algo más que conejo y ardillas, algo más que una bolsa de dormir mal gastada y ropa rota.
Se levantó con lentitud, apuntando hacia la cabaña, cortó un rectángulo que sería la puerta, lo suficientemente grande para él, tomándolo con su mente, alejó los troncos y los acomodó en pirámide, después tomó sus cosas y se adentró con Royer siguiendole. Estaba oscuro por dentro, la poca luz de la puerta no era suficiente, contando que la noche llegó sin perder tiempo.
Acomodó la bolsa de dormir en un esquina, dejando la mochila en otra y se acostó con Royer cerca, ya pensaría que hacer al día siguiente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro