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El cabello rojizo de su madre fue sujetado por una liga estirada que había estado ocupando desde hace días, sus tenis deportivos negros hacían juego con la camiseta del mismo color y aquellos pantalones militar combinaban con la chaqueta del mismo estampado. Estaba machacando la imagen que había creado durante toda su infancia, donde ella usaba vestidos que llegaban hasta abajo de sus rodillas, siempre en colores claros o florales y con su cabello castaño hasta debajo de los hombros siempre moviéndose con ella. El cambió no había sacado de ella aquella sonrisa preciosa y rostro gentil que siempre tenía.
El cabello rubio cenizo de su padre estaba debajo de la gorra que había comprado por el diseño de las letras al frente aludiendo a su equipo de fútbol favorito, vestía una camiseta anaranjada de manga larga y un pantalón parecido al de su madre pero en color beige, él tenía unas botas timberland justo como las que el menor usaba en ese momento. Muy diferente a los trajes de vestir que usó desde que él era niño, con ello, su determinación y positivismo seguía reflejado en todo su rostro.
Él, vestía casi igual que sus padres, había abandonado los converse y pans aguados con una sudadera de capucha, para usar las botas con los pantalones de carga en azul marino y una camiseta gris de manga corta. Su cabello rubio se movía con el viento de la noche, el rojo no quiso permanecer en su cabello, porque al pintarlo y secarlo se desmoronó fuera de sus hebras rubias, como si su cabello se indignara de cambiar el color.
El cambio había sido necesario por los lugares en los que se adentraron durante tantas semanas, la experiencia se obtuvo con el pasar de las horas y las millas que lograban caminar, sus ojos conocieron tantos lugares y sus manos tocaron tantas cosas distintas. La libertad se sentía a pesar de que estaban en una situación completamente distinta.
Royer se tiró en la tierra, indicándoles que debían descansar, todos tomaron lugar en alguna parte, su madre sentada sobre el suelo, su padre revisando la zona y él se dejó caer cuando acomodó la mochila encima de una roca. Su madre rió.
─¿Qué caso tiene que pongas la mochila en un lugar que no se ensuciará si te tiraste en el sulo y la ensuciaras al ponertela?
Jungkook abrió la boca ofendido, su padre carcajeó con su madre, el mayor se movió hasta estar sentado y buscó la botella de agua para dejar un poco en su mano mientras Royer se movía a tomar de ahí. El menor sacó un paquete de papas enchiladas, comenzó a chupar el chile con determinación.
─La noche es espesa pero hace calor ─dijo Sunmi, Dehyun asintió ─. Pasando la carretera deberíamos buscar un lugar donde dormir.
─¿Y por qué no solo descansamos aquí? ─cuestionó el menor, su madre señaló los árboles.
─No nos protegen demasiado y quedamos en una meta recorrida. No seas flojo.
Jungkook llevó su mano a su frente, fingiendo sufrir en demasía, Dehyun palmeó su pierna, llamando su atención el menor sonrió con la idea que leía en su cabeza.
─¿Seguros que puedo? ─preguntó levantándose de manera rápida, sus padres asintieron.
Jungkook estuvo sobre sus pies y sacó la gorra junto con la camiseta, extendió sus alas en un abrir y cerrar de ojos, impulsándose para subir al cielo, pasó los árboles sin dificultad, llegando a la cima del árbol más alto y luego recorriendo el cielo mientras subía y bajaba, siendo observado por sus padres desde la penumbra entre los árboles.
─Él en serio disfruta volar.
─Sí, es una de sus cosas favoritas de todas las que puede hacer ─expresó su madre ─. Si yo pudiera hacer eso también lo disfrutaría mucho.
En ese momento, se escuchó un grito de euforia del menor y ambos padres sonrieron. Sunmi se levantó de donde estaba para ir hasta donde su marido, su espalda se recargó en el pecho de su esposo, sintiendo su calor con una sonrisa.
El menor bajó del cielo con una sonrisa dibujada en su rostro de forma deslumbrante, desapareció sus alas mientras tomaba su camiseta, la gorra la guardó en su mochila debido a la frescura que había en sus cabellos húmedos. Se sentó contra una de las rocas, Royer subió a sus piernas y comenzó a acariciarlo.
Después de varios minutos en los que conversaron sobre los suministros que aún tenían, los cuatro se prepararon para poder continuar con su camino. Una nueva conversación se había instalado entre ellos, que sin dificultad encontraron el lugar donde harían el campamento, lo suficientemente cerca de la carretera para ubicarse al despertar.
Jungkook preparó las bolsas de dormir, su madre encendió la fogata y su padre marcó el camino en el mapa, un trabajo en equipo al que se habían acostumbrado durante las ultimas semanas. El menor constantemente se fijaba en lo que sus padres pensaban, quería estar seguro de que ellos estuvieran cómodos con la nueva vida que estaban teniendo gracias a su culpa.
Por otro lado, descubrió lo que se trataba aquello en lo que su mente se perdía, como aquel día de clase en el que fue descubierto, no era su asombrosa imaginación, era un poder distinto en el que podía transportar su conciencia fuera de él para recorrer su alrededor sin limites al menos que se tratara de la distancia, si estaba muy lejos de su cuerpo comenzaba a sangrarle la nariz. Después de lo de las alas, ese era su poder favorito, el viajar sin moverse exactamente, conocer sin haber estado ahí. ¿Jimin lo habría tenido?, sabía que podía estar en su mente así como él estaba en la de sus padres a veces, pero también tenía muchos otros poderes que Jimin no tenía.
Lo extrañaba.
No había pensado tanto en el chico como antes, pues su mente estaba ocupada en sobrevivir con su familia, pero cada que su mente estaba vacía por la completa calama que le era brindada, su mente viajaba en sus recuerdos junto con el chico, donde entre risas y caricias disfrutaban de la arena en la playa, donde corrían por el agua, donde practicaban en su habitación y se llenaban de amor cada madrugada. Park Jimin ahora solo era un recuerdo en el cofre de sus momentos más preciados.
En el momento en el que su padre le llamó con la mente, Jungkook llevó su mirada hasta donde el hombre señalaba, con un asentimiento hizo flotar al conejo y llevarlo hasta sus manos, cerró los ojos pensando en otra cosa que no fuera su padre tronando el cuello del animal. Algo tenían que comer, pero no estaba del todo cómodo. No iba a ser hipócrita o llevarse por la moral, comía animales, comía carne desde tiempos inmemoriales, pero la idea de estar cerca del proceso en el que el animal se convertía en su comida no le hacía sentir del todo bien. Su madre notando la reacción de su hijo, le lanzó una bolsita de semillas.
─Aún tenemos naranjas, pero es mejor que guardes estas por si acaso. ¿Puedes darnos algo distinto?
─¡Claro, mamá!
La cena de conejo con algunas frutas de acompañamiento fue mejor de lo que esperaba, sus padres siempre sabían como hacer las conversaciones más divertidas, con chistes que se le ocurrían a su padre de pronto y comentarios sobre teorías extrañas que ponían a pensar en los tres. Al terminar la cena, se acomodaron para dormir y aunque sus padres lograron conciliar el sueño de manera rápido, él no pudo lograrlo.
Permaneció durante varios minutos con los brazos debajo de su cabeza, escuchando los llantos del bosque, tratando de contar las estrellas, sintiendo a Royer de forma pesada sobre él y pensando en como seria su vida si nunca hubiera ido detrás de Jimin. No lo culpaba, no se culpaba, lo había hecho por amor y eso era lo importante, pero tal vez sus padres no estarían sufriendo de aquella situación.
Por más que su madre dijera cada mañana al levantarse de la bolsa de dormir "que rejuvenecedor el cantar de los pájaros y despertar en medio de la naturaleza", pero sabía que extrañaba despertar cada mañana en su cómoda cama y hacer sus quehaceres diarios. Por más que su padre despertara cada mañana y expresara "es hora de seguir con la aventura", sabía que su padre extrañaba vestir de traje y hacer negocios. Eran una familia unida desde siempre y, aún así la culpa se instalaba dentro de él.
Esa noche, durmió tarde, pensando en que sus padres no merecían algo así.
Pero que los amaba profundamente.
[...]
El ruido le hizo removerse de donde estaba, no sentía el peso de Royer cerca y le pareció extraño, quiso acostumbrar su mirada a la luz pero esta no era del sol, era algo más cercano pero igual de caliente. Comenzó a toser al sentir el humo llegar a su nariz para luego subir, rápidamente buscó a sus padres, girando para observar que no había rastro de ellos, ni siquiera sus mochilas estaban, tampoco la suya propia. Una punzada en su pecho.
Los gritos aclamando su nombre se escucharon de alguna parte, su perro llegó hasta donde estaba él, mordiendo su manga para apurarle a levantarse. Obedeciendolo de manera rápida, se colocó las botas y comenzó a correr detrás del canino, estaba comenzando a alterarse, ¿dónde estaban sus padres y porque el fuego consumía el bosque?, de un momento a otro, ese fuego ceso, pues la lluvia cayó con fuerza sobre el bosque, mojandole y creando lodo bajo de sus pies, Jungkook llegó a la carretera.
Las tres mochilas estaban juntas recargadas entre sí, habían muchas personas y sus padres estaban de rodillas sobre el suelo, tenían los brazos detrás de su cabeza, su madre lloraba intentando no hacerlo mientras su padre miraba con furia a alguien que tenía en frente. Un chico de cabello azul bajó del cielo, los chorros de agua en sus brazos viajaron por todo su cuerpo hasta desaparecer.
Todos los que estaban ahí eran mutantes.
El hombre delante de su padre levantó su brazo, creando una esfera de fuego entre sus dedos, la luz brillante venía de él, seguramente el responsable de quemar el fuego. No podía concentrarse para descubrir que es lo que ellos buscaban, solo sentía el peligro, él no se sentía capaz de acabar con todo ellos. No era igual que Jimin, se sentía tan cobarde.
Pero la adrenalina que recorrió su cuerpo se encendió en un solo segundo al ver que sus padres corrían peligro, porque el pensamiento del ser frente a ellos era puro instinto asesino. Corrió hasta estar justo enfrente de sus padres, enfrentando al hombre que gozaba de sus poderes de la forma más grotesca posible. Lo único que percibió de él fue la satisfacción de quemar humanos cuando él alguna vez fue uno.
─Es mejor que se vayan ─dijo él, los hombres y mujeres comenzaron a reír ante su atrevimiento, el hombre había desaparecido la bola de fuego para examinar a Jungkook ─. Hablo en serio, es mejor que nos dejen en paz.
Había observado suficiente a sus padres para notar que los habían lastimado físicamente, había sangre y manchas coloradas en su rostro, además de que la ropa la tenían sucia. Su mente estaba trabajando muy lento pero sus instintos agresivos comenzaban a desbordarse, las piernas le temblaban, su corazón latía con fuerza.
─¿Y qué vas a hacer tú?, ¿cómo siquiera sigues vivo? ─soltó el hombre, miró al chico de agua ─, se supone que apagarías el fuego cuando él fuera carbón.
─Lo siento, jefe.
─Jefe, si quiere me encargo del muchacho ─habló una mujer de tez anaranjada, con protuberancias en su rostro haciéndole parecer un lagarto ─. No tengo problema con despedazarlo.
─Tranquila, Sasha, me ha faltado al respeto. He de regresarle aquello viendo morir a ¿sus padres?, supongo que lo son.
El hombre tiró de Jungkook, quemando su mano con su caliente mano, tirándolo al suelo a la espalda de él. Dehyun se levantó a enfrentar a quien hirió a su hijo, pero no sirvió de nada al ser golpeado en la espinilla, justamente rompiéndole la pierna. El grito desgarrador logró que Jungkook se levantara con rapidez para enfrentar al mismo hombre que le empujó, aunque no recibió nada más que brazos sosteniéndole.
Comenzó a gritar, justo con su madre que también fue sostenida, mientras el hombre no dejaba de patear a su padre, leyendo los pensamientos horribles que las personas tenían en ese lugar. Pensaban hacer cosas horribles con su madre mientras su padre moría lentamente con los huesos rotos.
Jungkook dejó de gritar, volviéndose pesado, bajando la mirada, teniendo impotencia, las rocas comenzaron a flotar.
Tanto Dehyun como Sunmi sabían lo que eso significaba.
─¡Jungkook, relajate!, ¡todo va a estar bien, bebé! ─gritó su padre.
Pero eso no logró calmar lo que ya había iniciado dentro de Jeon.
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