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2O


Había comenzado a llover, pero era una lluvia normal, no había sonado la alarma y tampoco había color violeta por ningún lado, mucho menos gente violenta queriendo poderes o cadáveres llenando las calles.

Estaban en un semáforo, esperando a que la luz roja cambiara a verde para poder continuar con su camino rumbo a la preparatoria. La lluvia caía sobre el parabrisas creando sus figuras amorfas en el vidrio, siendo borradas rápidamente y nuevas apareciendo otra vez. Apesar de que llovía, el cielo no estaba gris y el sol se notaba entre las nubes.

Cada que había una lluvia violeta, existían tres tipos de personas; aquellas que al sonar la alarma se resguardaba e incluso cerraban muchos negocios, otras eran las que salían para contagiarse con la lluvia, aunque muchos de ellos ya eran detenidos por los agentes de siren y los últimos eran los que morían debido al no ser compatibles ni muy fuertes para soportar la mutación. Era un caos cuando habían lluvias, él lo había observado varias veces viajando por ahí sin moverse.

Era sumamente horrible lo que las personas llegaban a hacer para poder tener un poco de poder y aunque a ciencia cierta no sabia porque la gente se exponía a las lluvias, podrían explicarle cualquier razón y él la seguiría viendo mal, inadecuada. Ser un mutante era algo asqueroso, estresante. Era nefasto.

Vio el terror muchas veces en los rostros de las personas, la mayoría de esas veces han sido en sus peleas con los villanos idiotas que iban a romper la tranquilidad de su ciudad. Su ojos saltones, las lágrimas en aquellos, su ansiedad, el querer protegerse de alguna manera, algunos corrían y otros no podían ni moverse.

Había odiado cada maldito segundo en donde peleaba con alguien, porque era partícipe del terror, era una causa de aquello, era parte de la agonía y trauma que las personas sufrían. Era consciente de su condición ante las demás personas.

No importaba que él fuera bueno, era un mutante, no era un policía, tampoco era del ejercito o cualquier otro con poder legal y entrenamiento especial. No era Siren. Era un mutante. Eso era lo único importaba.

M.U.T.A.N.T.E

Había tenido presión desde el primer momento en el que supo que su cuerpo no andaba bien por la lluvia y, con el tiempo fue empeorando. Porque su poder iba en mayoría, creciendo sin parar, limitando las cosas que podía hacer con normalidad y aumentando en peligro, el control le había costado tenerlo, el no herir a nadie en gravedad. Porque sí, había dañado a muchas personas sin quererlo y aunque estaban bien de alguna manera, igual tenía la culpa muy muy clavada en su ser.

En su memoria revivia una y otra vez los rostros llenos de dolor de todas aquellas personas expuestas ante él cuando sus poderes estaban siendo explotados. Esas personas estaban por su cuenta, siempre diciéndole que estaban ahí porque querían y que no era su culpa, dándole confort con sus poderes descontrolados. No importaba cuando le dijeran que estaba bien, que no sintiera culpa. Jimin siempre sentía culpa.

Sin embargo, el estrés que le generaba el ser mutante, se iba totalmente, cuando estaba con Jungkook, él era todo lo que necesitaba para estar bien y aunque sabia que era muy poderoso y peligroso a la vez, con Jungkook se sentía una persona normal. Se sentía alguien normal.

No estaba en sus planes el ser Ghoust, fue espontáneo, fue su instinto, fue su necesidad y el sentimiento de protección que tenía sobre su pequeño niño de ojos brilloso y sonrisa encantadora. Seguir con ello, el luchar contra otros mutantes, sabia de sobra que no corría tanto peligro mientras se mantuviera con la energía suficiente y no gastara más de la necesaria.

Por lo que, poco a poco, aprendió a tener estrategia con cada uno de sus poderes y derrotar a cada uno de los que buscaban apoderarse de su pequeña ciudad. Sin embargo, había tomado muy bien el consejo de Palatto, donde si tienes cinco debes mostrar dos.

Jimin tenía más de treinta, distintos tipos de poderes, cada día se daba cuenta de uno más y lejos de tenerlo preocupado lo mantenía ocupado, seguían poniéndose en el suelo frente a la cama de Jungkook con el cuaderno sustituido para administrar los datos de los avances en sus nuevas adquisiciones físicas. Además de que, al llegar a la clínica, presentaba los avances de los poderes que ya había mostrado y los que no los guardaba para si mismo poniéndose a investigar por su cuenta en la clínica.

Extrañaba a Palatto. El mes siguiente de cuando conoció a el chico y tuvo que ir a la clinica, él ya no estaba ahí, había pensado en que su familia había querido estar con él pero era totalmente lo contrario, su familia no estaba en lo más absoluto interesados en saber de la estabilidad de su amigo. Al hacer tantas preguntas en todos lados, hablar con personas que antes no tenía interés, supo que Palatto había escapado del lugar.

Y ni siquiera se despidió de él.

Su mirada estuvo unos segundos en el chico a su lado, miraba al frente pero no a eso en específico, era más como que estaba en shoock; tenía la uña de su dedo entre sus dientes, estaba nervioso porque no dejaba de morderla y al cortarla siguió con la otra, dejando la basura en un papel que había encontrado.

¿Por qué era que estaba así?

Jungkook suspiró, mirando a Jimin y dándose cuenta que esta ya le miraba, se sonrojo.

Ahí estaba, ese rostro adorable de ojos brillosos, sonrisa nerviosa y mejillas sonrojadas. Reflejando a su pequeño niño.

─¿Qué sucede, kookie? ─preguntó bajito, preparó el auto para acelerar y seguir con su camino. Sin embargo, a pesar de estar concentrado en el camino, no dejó de echar un vistazo a su chico.

Trató de leer sus pensamientos.

No entendía. Estaba lleno de recetas y canciones, de pensamientos irracionales y perdidos. Pensaba en naranjas, en pelotas rebotando y otras cosas. ¡Jungkook aprendió a bloquear su mente con más fuerza!, pero pescó algo, "primera vez"

¿Primera vez?

─Jungkookie, ¿vas a decirme?

─No sé cómo hacerlo, Jiminnie. Tengo mucha vergüenza ahora.

El de cabellos negros asintió, miró al menor después de estacionar el auto en un lugar libre para entrar a la preparatoria. Los estudiantes paseaban por ahí.

Jimin desabrocho su cinturón, atrayendo a Jungkook cerca de él y besando sus labios, besandolos de una forma lenta, teniendo grabados aquellos suaves belfos azucarados en lo más profundo de su corazón. Le acarició las mejillas y Jungkook lo abrazó por el cuello.

Se separaron lentamente.

─No debes tener vergüenza de decirme algo nunca. Tranquilo, puedes decirme todo lo que necesites decirme. ¿Vale?, vamos a clase, tienes tu examen de matemáticas.

Jungkook asintió, tomando su mochila de la parte trasera y saliendo del auto viejo.

Sus manos estaban entrelazadas y tenía nuevamente esa actitud que le destacaba en la preparatoria, eso es lo que pensaba Jimin en ese momento, fue culpa de la preparatoria el cambio de su Jungkook. No que fuera malo o estuviera fingiendo del todo, pero tenía mucho que ver con su llegada a la institución.

Había dejado de llover en el camino ahí, era un alivio y Jungkook disfrutaba el olor a tierra mojada y humedad en el ambiente, se sentía realmente bien, más relajado, disfrutando de la brisa fría en su rostro. Jimin se sacó la chaqueta para ponerla en los hombros del menor, después de todo él no se enfermaba.

Una pareja de chicas, que Jungkook conocía muy bien, los hizo detenerse para hablarles, de hecho, hablar específicamente solo con Jimin. Estaban coqueteando con él en su cara.

─Entonces, pensábamos que podrías ayudarnos a llevar las cajas, Jiminnie.

Jungkook sabía que Jimin había dejado de ser grosero con la gente que no quería que le hablaran, ahora era más comprensivo, más afable y eso le jodia. Jimin siempre había sido respetuoso, pero si alguien que no le interesaba coqueteaba con él, los mandaba bien lejos. Entonces, era su turno de salir a relucir su mal carácter.

─¿No se supone que hay chicos en su grupo que les ayudan a gente débil como ustedes? ─cuestionó Jungkook, pensadose más al brazo de su novio. Fingía una sonrisa y una dulce voz en su pregunta llena de veneno.

─Somos más chicas y ellos ya tienen deberes.

─¿Y por eso vienen a mi novio?, osea sí. Se que es súper fuerte y guapísimo, tiene un corazón totalmente generoso. Sin embargo, tiene cosas más importantes que hacer, como darme muchos besos, por ejemplo.

─Jungkook ─llamó la atención Jimin, pero no tan serio, de hecho aguantaba la risa.

La chic detrás de la que había hablado mordió su labio, la de enfrente se veía enojada, era la que más quería con su chico.

─Jiminnie, ¿trajiste la caja que te pidió el profesor de ciencias y las decoraciones? ─preguntó dejando de morder sus labios.

El mayor asintió, pidiéndole que le ayudara yendo al auto. Dejó de pie a Jungkook junto a ese fea chica de cabello negro como la noche y oscuro.

¿Por qué siempre tiene que haber gente abusiva?

Cruzó sus brazos antes de que ella lo hiciera, logrando que ella desistiera de curarlos y mejor tomar su cintura. Jungkook se río de lo ridícula que era.

─De verdad te compadezco Jungkook ─dijo, el menor levantó una ceja ─. O sea, sí, ya sabes. Lo de Jimin y tú no va a funcionar, se conocen desde pequeños, Jimin siempre ha estado contigo y como sabe que dependes de él no te deja. Pero se cansará de ti y buscara algo que de verdad le guste.

Jungkook sonrió incrédulo, sintiendo a Jimin cerca de él cargando una de las cajas y a la chica con bolsas. Jimin sostuvo la caja con una mano y entregó la bolsa a la chica, esta sonrió amable y gustosa con la atención que Jimin le brindó.

─Son pastelitos, mi abuela los hizo para los profesores y los de tu grupo.

─Dile a tu abuela que muchísimas gracias, Jiminnie.

"Pobre mierdita. Ella de verdad está enlelada. ¿Desde cuándo gustará
de mi bebé?"

"Desde primaria, Jungkookie. Es una
de las chicas a las que les dije
groserías. Pero en ese entonces
ella no estaba ese día y era más tímida."

La chica agradeció dejando un beso en la mejilla de Jimin y se dispuso a caminar, pero Jungkok había metido su pie, haciéndola tropezar y caer al suelo. La bolsa que cargaba rompió todo lo de adentro, ensuciando la por completo de tierra y el contenido de la bolsa.

Jimin miró a Jungkook, pero este no le miraba a él, sabiendo que posiblemente iba a regalarlo.

─Jungkook.

El menor suspiró y rodo los ojos, estiró la mano a la chica pero esta de levantó con la ayuda de su amiga. Sacudió sus ropas.

─Jungkook, pide una disculpa.

─Pero, Jimin...

─Ahora.

Volvió a rodar los ojos, pero puso los mejores de cachorrito que tenía y miró a la chica.

─Lo lamento. Lamento de verdad que seas tan estupida y ciega enamorada de un chico como para no ver por donde caminas. Y si, mi novio no es gay, porque gay es gustar de hombres y él solo gusta de mi. Chao, chao.

Tomó la caja que Jimin cargaba y se la dejó en las manos, ni siquiera es tan pesada. Enredó sus dedos con los de Jimin y tiró de él rumbo al colegio.

Jimin estaba riéndose.

─Me encanta que seas así, pero a la vez no. Joder, Jungkook. Te defiendes, lo entiendo, pero debes bajarle un poco.

─¡No puedo!

Jimin tiró de él, atrayendolo a sus brazos, besandole sin importar que esta an frente al salón de matemáticas y el profesor ya estaba ahí.

─Me encantas. Ve a hacer tu examen.

Jungkook asintió, dejando otro rápido beso y adentrándose al salón. Se despidió con sus ojos de cachorrito.

Era todo un caso.



Evan: ay, hola.

Que tierno se ve jk en el dibujo, ¿verdad?, me re imagino los sonidos que debe estar haciendo.

Debo lavar trates, odio lavar trastes, lo odio, lo odio, lo odio.

Alfa ya está un poco mejor, sus mensajes me alegraron el día.

Gracias por estar para mi.

Siganme en mis redes sociales.

Ay, adiós.

Evan, fuera.


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