29
Miraba a la ventana como si de pronto su novio fuera a pasar por la habitación, como si de pronto saliera de la ducha y cruzara por la zona de la ventana para poder vestirse, regresaría hasta la ventana mostrando su pecho desnudo y le gritaria "Jungkook, haz tu tarea y deja de ser un pervertido". Eso es lo que haría Jimin y después se reiría mientras el menor estaba avergonzado.
Apesar de pensar en eso no pudo despegar la mirada de la ventana de su chico, ¿su ex chico?, no acordaron en terminar, él tenía que regresar, ¿no?
Habían pasado semanas desde lo ocurrido, casi dos meses, Jimin no se había aparecido por ningún lugar conocido para ellos, lo había ido a buscar incontables veces en sus lugares favoritos; cada tarde después del colegio, subía al auto de la abuela de Jimin, viajaba de la escuela a la playa y permanecía ahí, sentado en el tronco sobre la arena, mirando el mar hasta que se comía al sol y tenían que regresar a casa.
Tenía que aceptar que su vida había cambiado, pero no dejaba de pensar que tal vez, si entrenaba bien sus poderes, podría buscar a Jimin, encontrarlo y estar juntos. Y probarle al mundo que él no era un asesino.
Ese día su chico había huido por el miedo y la ira, sus ojos lo habían reflejado tan mal.
Involuntariamente tocó la zona en donde el hielo de su chico había quemado, no había cicatriz ni nada parecido, pero podía sentir el hormigueo al pensar en ese día. Si no fuera mutante, seguro había una cicatriz ahí.
Bajó la mirada, observando su cuaderno, tratando de estudiar los temas que había dejado de lado al fingir que tenía amnesia temporal. Finalmente, eso había sido de ayuda, habían olvidado el tema y cualquiera que quisiera decir o hacer algo contra el menor la tenía sentenciada.
Aún así, Jungkook no es que les prestara atención, no quería hacerlo, quería defender a Jimin a toda costa pero eso solo atraería más la atención a ellos. Agentes de Siren ya habían ido a su casa para hablar tranquilamente -como excusa-, para ver si de casualidad Jimin no había estado en su casa -querian saber si lo ocultaban- y eso lo puso peor. No tenía tanta suerte al respecto.
Habían dejado el tema de Jimin en la preparatoria, como si hubiera muerto, ya no ponían nada en su casillero, el menor había sacado las cosas de su novio antes que las tiraran. Aún que desocupo el casillero, no habían dado aquel a nadie.
Lo que más le dolió, fue cuando sacaron a Jimin del primer lugar en el cuadro de honor, también en algunos premios escolares en los que estaba tanto en deportes como intelectual, no era como si estuviera muerto. Si Jimin hubiera fallecido lo relucirían, era más como si hubiera traicionado a la nación, cuando el ser mutante nunca fue algo que el mayor eligiera.
No había sido su culpa.
Tomó entre sus manos el collar que Jimin iba a darle, el mayor lo tenía en una caja dentro de su casillero, con sus iniciales grabadas en un corazón que parecía ser de enredaderas de metal. Era precioso. ¿Por qué no se lo dio?, le encantaba. Era un J y J enredado entre ramas de rosas entrelazadas entre sí.
También había encontrado una chaqueta del mayor, una que casi siempre usaba, era de mezclilla y a veces la cambiaba con una negra. Aún olía a él, estaba reposando en una silla, lejos de algún objeto que pudiera darle otro olor. No quería perder a Jimin.
Su olor era lo único que le quedaba de él en físico. Además de todos aquellos artículos curiosos de su habitación.
Escuchó a su madre acomodar los cubiertos en la mesa, ese click click que hacían los platos entre sí al chocar por llevar todos juntos, también el click que hacia cuando dejaba los cubiertos en la mesa. Su madre hablaba animadamente con su padre sobre algún programa de televisión.
Ellos intentaban estar bien, no estar tristes todo el tiempo, estaban siendo demasiado positivos y Jungkook lo valoraba, pues él no podía estar contento, la mayoría del tiempo estaba sombrío.
Sentía que le habían quitado una parte de si mismo. La mitad de él.
Se levantó de su silla antes de que su madre le llamara, eso de tener el oído agudo iba muy bien y sabía cuando su madre tenía que llamarlo. Salió de su habitación lentamente, miró las escaleras y bajó por ellas sin moverse demasiado, aburrido pareciera ser, pero estaba teniendo cuidado de no ser bruto.
Entró al comedor, observando a su madre con arrugas junto a sus ojos, mostrando sus dientes perfectos. Jungkook tuvo esas arrugas en los ojos al sonreír y los dientes de su padre, dos delanteros que le hacían parecer un conejo. Tomó lugar junto con su papá y agradeció por el vaso que este le entregaba con refresco.
─Tenemos una buena noticia, Jungkookie ─dijo su madre, él asintió, indicandole que le escuchaba ─. Tenemos los documentos de la casa de la abuela. Ella dejó en testamento a Jimin y tú, como aún son menores de edad, nosotros estamos legalmente asignados a ello.
Jungkook sonrió, agradecido con aquello, pues varias personas dentro de lo "legal" habían querido obtener la casa. Varios se habían metido para intentar robar y él junto con Royer los habían corrido, la policía y el banco también querían la casa por lo que había ocurrido. De ninguna manera, nadie la tendría.
─Sin embargo, pensamos en vender ambas casas e irnos a vivir al bosque o algo así.
Jungkook miró a su padre, con las cejas juntas y la comida a medio masticar en su boca.
─¿Qué? ─dijo él.
─Pasa lo que tienes en la boca y después hablas ─regañó su madre.
─No será ahora, bebé. Pensamos hacerlo cuando termines la preparatoria. Es muy arriesgado que sigamos viviendo aquí, en un lugar con tanta gente, donde todo se sabe. Tu condición, el que no puedes controlar aún tus poderes y el que cada vez tienes más, ¿entiendes? ─recitó el mayor, mirando a su hijo con súplica, sus ojos mostrando que le entendiera ─. En el tiempo en el que estudies haríamos por tener algún negocio y el trabajo que tengo ahora lo desarrollaría en casa como lo he estado haciendo estos años, a excepción de que este tendría viajes mensuales hacia la empresa.
─Incluso pensábamos en sacarte de la preparatoria y que estudiaras en casa, que hicieras el examen y ya.
─Pero yo quiero estudiar leyes. En serio, quiero ser abogado y tal vez fiscal. Los pro-mutantes están creciendo cada vez más y en algún momento habrá leyes para mutantes. Quiero defenderlos, quería antes de ser uno.
─Pero, no podrás ser uno si te encarcela Siren ─fue claro su padre ─. Debes entendernos, por favor.
─Terminando la preparatoria, ¿ok? ─dijo Jungkook ─, quiero al menos graduarme de preparatoria.
Sus padres asintieron, Jungkook dejó de mirarlos para enfocar su atención en su comida.
Sabia que aún quería estar en preparatoria, porque aún quería estar cerca de Jimin, Jimin tendría que regresar y si no lo hacia, esperaba al menos superarlo poco a poco con el pasar de los días. Deseaba que regresara.
[...]
La alarma sonó, haciendo que arrastrara su mano hasta poder desactivar su celular, tomó aquel entre sus manos mientra sus ojos se abrían con una dificultad perezosa. Al desbloquearlo encontró el chat que tenía con su novio, todos aquellos mensajes de texto con una palomita, la foto de su chico y él reluciendo en el perfil, un suspiró saliendo de sus labios.
Se sentó en la cama, moviendo su mano hacia la sudadera tirada en el suelo, esta se levantó de aquel para flotar hasta sus dedos, los cuales le tomaron firmemente y comenzó a ponérsela. Se levantó, cuidadosamente, se paró frente al espejo de perfil y observó los orificios en la sudadera.
Tenía que funcionar. Tenía que funcionar.
Cerró los ojos, concentrado en su respiración, imaginando las largas y enormes alas blancas que salían de su espalda cuando era absolutamente innecesario, pero debía domarlas, convertirlas en sus esclavas.
La última vez, tuvo que salir corriendo en dirección al baño de la escuela, porque podía sentir la deformidad creciendo en su espalda y al encerrarse dentro de un cubículo del baño se permitió liberarlas. Ocasionando graves daños, pues sus alas habían chocado con las paredes de los baños y con la taza en el lugar, el cubículo había quedado con paredes ladeadas y el agua saliendo a chorros. Pudo escapar antes de que lo vieran, nadie se explica como es que sucedió, aunque él y sus padres sabían toda la verdad.
No sentía que nada cambiara, comenzando a desesperarse, pensó en lo mucho que quería tener sus alas en la espalda y su cuerpo comenzó a tensarse por el estrés, negó, tratando de relajarse.
─¡¿Por qué es tan jodido difícil?
Las alas se desplomaron hacia afuera, extendiéndose sin aviso hacia atrás, arriba y los lados, rompiendo su sudadera. Eran enormes, ¿cómo si quiera cabían dentro de su cuerpo?
Jimin decía que era debido a la multiplicación de las células en el cuerpo, cuando él tenía cambios de ese tipo siendo que la composición y masa de su cuerpo era una, siempre preguntó ante aquello. ¿De dónde generaba más para hacer crecer partes de su cuerpo de esa manera?, la multiplicación formaba sus cadenas, ante la reacción del poder mutante y la reintegración del sistema, creando nuevas extremidades que se adecaban al cuerpo como si siempre hubieran estado ahí.
Jungkook ahora lo entendía, pues al intentar mover sus alas éstas le obedecían como si mandara la indicación a una mierda, un brazo o un dedo. Las movió hacia el frente, casi cubriendo su cuerpo, acarició las plumas entre sus dedos y presionó su dedo más al fondo, sintiendo tanto la textura en la yema de su dedo como la presión en el ala, claramente como si estuviera tocando su brazo. Era acojonante para él.
Movió sus alas hacia atrás, luego de arriba a abajo, de adelante hacia atrás, las estiró por completo caminando hacia atrás y tropezando por hacerlas chocar con su cama y su lámpara. Frustrado, trató de encogerlas pero no adentrarlas, formando un "pequeño" capullo en su espalda, las plumas más grandes llevando a sus talones y la curva superior llegando a la altura de su oreja.
Observó su torso desnudo en el espejo, chasquear la lengua y negó ante su reflejo, no iba a destrozar más ropa, se mantendría desnudo de ahora en adelante hasta que aprendiera a controlarlas.
Salió de su habitación, podría ir por la ventana y el tejado pero era muy bajo, por lo que subiría al techo del ático. Abrió la puerta, descargando las hasta que tocaron el suelo, subió por ellas cuidadosamente, chocando con el techo y al mismo tiempo suelo, era un espacio reducido para entrar al ático. Pegó su pecho a las escaleras para poder pasar sus alas y se adentró.
El polvo llenaba el lugar, tenía tiempo que no subía ahí, un sentimiento enorme de melancolía y soledad llenó su cuerpo cuando observó cajas con artículos de él cuand niño. Habían muchas cosas perteniencites a su niñez, muchas cosas que había compartido con Jimin.
Decidió ignorar aquello.
Caminó hasta la ventana que le permitiría salir a la zona donde la chimenea escupía su denso humo en las frías navidades, sus pies descalzos se posaron en las lozas del techo, la altura le dio un mareo que casi le hace perder el equilibrio. Estando de cuclillas, con sus garras enterradas en la piedra es que comenzó a reírse, ¿ahora tenia garras?, trató de levantarse.
Si tenía alas, estilo Ángel, estilo súper héroe de DC cómics, entonces era más que lógico que tendría que volar. Por lo tanto, no tenía que tener miedo a las alturas, no lo había tenido antes, pero ahora estaba apunto de probar por primera vez su vuelo, iba a pobrar sus alas y estaba en lo más alto de su casa. Caminó unos cuantos pasos, dejando atrás la chimenea de su casa y teniendo ante sus ojos la imagen de la tierra dura en su jardín trasero.
Eran entre las tres de la madrugada y las cuatro, cuando todos dormían, más sabiendo que de mañana se levantaban. Era a la hora en la que Jimin solía entrenar con él algunas veces. Durante esos años nadie había despertado a interrumpir sus sesiones, cuando había alerta ellos se ocultaban y las personas culpaban a los gatos. Aunque, los gatos no podían hacer anillos de fuego y picos de hielo.
Teniendo únicamente su pantalón de pijama, siendo completamente extraño ya que solía usar nada más que una camiseta o permanecer en boxers, es que sintió la helada brisa de la madrugada en toda su piel. Sus oscuros pezones saltaron inminentemente, sus vellos se erizaronn y sus cabellos se despeinaron.
Movió sus alas en un aleteo simple, tomando conciencia de cómo funcionaban sus extremidades, lo siguiente que hizo fue tratar de cargar su propio peso con el impulso de sus alas. Lo intentó varias veces, tambaleándose y casi cayendo.
─Debo enfocarme, debo calmarme. No importa que caiga y me rompa las dos piernas porque tengo sanación rápida. Aunque puedo partirme el cuello y morir ahí mismo.
Caminó hacia atrás, unos cuantos pasos, para animarse, para ser valiente, para tomar espacio y salir corriendo o volando, mejor dicho.
Sentía las cosquillas revolviendo su estómago, las plantas de sus pies no solo sentían la textura de las plaquetas sobre su techo, sino esos pequeños piquetes que el nerviosismo en su cuerpo le producía. Las palmas de sus manos sudaban y sus alas se sacudieron como si quisiera sacar agua de ellas.
─Justo como un maldito pájaro. Okey, perfecto, muy bien. Puedes hacerlo, Jeon Jungkook.
Un pasó hacia atrás más, para impulsar la punta de su pie y poder correr con uno dejando atrás al otro, saltó, moviendo sus piernas e intentando no gritar. Movió sus alas, tratando de coordinarlas y escuchando el característico sonido de aquellas aleteando tal vez no justo a tiempo que cerró los ojos cuando sintió su inminente caída destroza huesos estaría a segundos de suceder.
Abrió sus ojos lentamente, presenciando la dura tierra a centímetros de su rostro, sus alas cortando el viento con sonidos de rayo, levantando el polvo, trató de elevarse poco a poco, haciendo que sus alas cargaran su peso y empujarán más aire hacia abajo para ir hacia arriba. Hasta que estuvo completamente recto, sus dedos casi tocando el suelo.
Probó un poco más, elevándose poco a poco hasta la altura del segundo piso, estaba celebrando internamente, dispuesto a darse un merecido premio de chocolate y galletas.
─¡Jeon Jungkook!, ¿qué demonios estás haciendo? ─gritó su madre.
Jungkook también gritó, perdiendo el control y cayendo de nuevo. Esta vez, sus alas no pudieron protegerlo, pues se adentraron a su cuerpo como si nunca hubieran existido, abandonandolo.
Su cuerpo adolorido había caído de lleno contra la tierra, brazos y piernas los sentía adormecidos, su rostro era otro caso, el ardor estaba esparcido por todo su cuerpo.
La puerta corrediza se abrió, mostrando un rectángulo de luz desproporcionado en el suelo, mientras Jungkook se sentaba y sus padres le miraban con reproche.
─No es la primera vez que hago esto ─dijo rápidamente, pasó su mano por su boca, el sabor metálico ya estaba ahí ─. Hablo de salir a entrenar, no es la primera vez que salgo a esta hora, la primera vez que vuelo, pero antes era quien observaba.
Los rostros de sus padres se bañaron en melancolía, el mayor extendió su mano a su hijo, haciendo que se levantara para ayudarle a entrar a la casa, su madre apoyó el brazo de su hijo sobre sus hombros y ambos padres mostraron una cara de confusión cuando su hijo comenzó a reír de forma extraña.
Lo sentaron en la mesa y cerraron las puertas, Jungkook llenó de tierra por todas partes, con el labio roto y los cabellos llenos de hierba, reía mostrando sus dientes delanteros y tallando sus ojos con sus manos. El chico estaba llorando.
─Kook...
─De verdad los extraño, de verdad, de verdad, de verdad. No sé que decir aunque tengo mucho que decir. Me siento tan frustrado. No sé cómo controlar mis poderes, Jimin ya lo habría entendido y a mi me cuesta.
Su padre, descendiendo hasta estar a su altura, apoyado en cuclillas mientras se recargaba en las rodillas de su hijo, le ánimo a mirarle tomando su barbilla.
─Tú no eres Jimin y él no debería ser indispensable en tu vida. Sé que es duro, mi amor, sé que es muy duro. Nosotros también los extrañamos, pero no podemos cambiar nada de lo que pasó. No puedes compararte con Jimin porque ambos son distintos y por eso es que se complementaban tanto.
Su madre acarició los cabellos del muchacho, sacando las hierbas y ramas que había entre sus rubios. Jungkook llevó sus ojos azules hasta los cafés de su madre.
─Tu padre tiene razón ─agregó con lágrimas en los ojos ─, nuestras vidas han cambiado rotundamente. No podemos quedarnos en ese dolor, debemos seguir adelante por el bien de la familia que nos queda ─pasó sus dedos pulgares sobre cada pequeña gota de su hijo saliendo de sus orbes ─. Tampoco te debes dejar todo solo, Jungkook. Estamos aquí y vamos a ayudarte a entender lo que pasa contigo, ¿de acuerdo?
Jungkook asintió, llevando sus brazos a rodear a sus padres cuando estos se apoyaron en él para darle cariño. La tierra ensuciando las pijamas, las ramas en el suelo junto a los pies descalzos y las pantuflas peludas, la respiración tranquila de los tres.
─También ─empezó Jungkook ─, he de decir que me estoy aguantando por no gritar ya que creo que me rompi unas costillas.
Y Jungkook comenzó a llorar de una forma más exagerada, intercalando entre sus mocos y gemidos las palabras "duele como los mil demonios", "me voy a morir", "estoy seguro de que hay un demonio dentro de mi separándolos más", "mamá, mis huesos me odian" y otras cosas más.
Evan: Este capítulo quedó más largo de lo que los hago usualmente, espero que no les sea aburrido.
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Tengo un grupo de wonders uwu, el link en la descripción.
Evan, fuera.
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