26
Los estudiantes iban de un lado a otro con bolsas de comida, charolas y productos en sus manos, él cargaba su comida en la mochila, Jimin le había pedido llevar los toper en dirección a la cafetería. No tenía ni idea de porqué, ellos siempre comían juntos en el auto cada receso, solos, alejados de todos, sin el bullicio. Sin embargo, antes de iniciar el receso, Jimin le había dado indicaciones claras y a pesar de sus quejas, estaba ahí buscando una mesa libre en lo que su novio llegaba.
Se sentó en una mesa vacía, aún no eran ocupadas todas, poniendo su mochila sobre la mesa, sacó los toper de aquella y abrió el suyo, bendita abuela de Jimin, ¡les había hecho sushi a ambos. Jodida suerte, sonrió gustoso.
Pronto el bullicio comenzó a hacerse presente, cada quien en su royo, él estando solo mientras esperaba a Jimin, su cuaderno estaba junto a su comida, estudiaba para el examen que tendría y en el que debía sacar diez. No importaba cuanto se esforzaba, aunque estaba en el cuadro de honor como su novio, no podía sentirse más fuera de lugar ahí, no era tan listo, no se consideraba de esa manera.
Sintió que era rodeado por el cuello, pero se quedó quieto porque no miraba los brazos en él, escucho un susurro en su oído.
─Voy a vengar tu honor, amado mío.
─¿Jimin, qué?
Los brazos dejaron de rodearle cuando sintió un suave beso en su mejilla, buscó con la mirada rastros de su chico que no se veía por ninguna parte.
"¿Es que estás siendo invisible?"
"Oh, si, bebé."
"¿Por qué?"
"Ya dije."
Sus cejas se juntaron, teniendo un intento fallido por encontrar a su chico cuando era invisible. Pero sus ojos se movieron velozmente hacia donde la chica que le sacaba de quicio estaba. Ella iba caminando con una charola en sus manos, con la comida revuelta en su plato y en el suelo, su licuado verde estaba sobre su ropa de marca. Ella comenzó a quejarse y todos le miraban como de costumbre, pero se burlaban de ella.
Comenzó a moverse como si tuviera ratas o gusanos dentro de la ropa, reía y se quejaba, nadie la estaba tocando pero ella se movía como si así fuera. De un momento a otro en el que intentó alejarse de quien le atormentaba, caminando sin control y resbalando en ello, cayendo al piso y tirándose encima una charola con comida al intentar agarrarse de alguien, toda la pasta estaba en su cabello, la salsa de tomate en su cara y la malteada en estos dos.
Joder.
Todo se quedó en silencio, Jimin apareció por la puerta con una sonrisa, caminó hasta donde estaba ella, con rostro prepcupado se inco un poco. Ella le miró esperanzada, con una sonrisa.
─¿Estás bien?
─Si, yo... ─respondió ella, pero fue interrumpida.
─No te preguntaba a ti ─habló él y miró a la chica de la malteada, la que se la había tirado cuando Jungkook estaba en el auto ─ ¿Estás bien? ─ella asintió y él miró a la chica en el suelo ─, se llama karma, Bitch.
Jimin movía sus labios pero ya nadie podía escucharle, estaba confundido, habían risas y Jimin se levantó caminando en su dirección, se sentó como si nada junto de él y lo atrajo a sus brazos mientras lo besaba. Jungkook quedó sin aire.
Las personas siguieron como si nada después de celebrar cuando la bruja pretenciosa salió corriendo con el corazón herido por el amor no correspondido de un chico gay.
[...]
Jungkook estaba sentado sobre el regazo de Jimin, se movía insistente haciendo arrugas en la manta sobre la arena, sus gemidos se escuchaban por arriba de las olas rompiendo contra la orilla, las manos de su chico sobre sus caderas se sentían de forma correcta.
Sus labios se movían sin ritmo, chocando sus dientes de repente por lo desesperados que estaban, teniendo más control Jimin del asunto que Jungkook. No iba a dejar que su bebé se desnudara en la playa, que por más sola que estuviera no iba a correr el riesgo.
Jimin empujó un poco a Jungkook, soteniendole de los hombros y sonriendole con ojos lujuriosos. Royer se estaba moviendo de un lado a otro, persiguiendo una gaviota
─Tenia más la idea de tener una cena romántica en la playa contigo. Y ahora tengo una erección.
─Yo tenía la idea de tener sexo en un motel y me trajiste a la playa.
Jimin se empezó a reír.
─Que poco romántico siendo que amas esas películas.
Jungkook rió también, bajó de su regazo para sentarse entre las piernas de su chico, siendo abrazado de las caderas con suavidad pero fuerza, sus brazos fuertes teniendolo protegido.
─Me encanta estar así ─dijo Jungkook, el mayor zumbo en duda ─, esto, abrazados sobre una manta, con erecciones, mirando el sol ser comido por el agua. Es asombroso tenerte para mi, cumpliendo un mes más estando juntos.
─Cada veinticuatro, estaremos juntos hasta el último. Siempre juntos.
─Siempre juntos.
─Pero hay que comer algo, tengo hambre.
─El sushi que no comimos en receso sigue bueno ─respondió Jungkook, haciendo ademán de levantarse para tomar su mochila del auto, Jimin lo abrazó para que no pudiera moverse. Abrió la cajuela desde su lugar, haciendo flotar una canasta hasta donde estaban, se colocó junto a ellos, abrió su puerta y comenzaron a salir distintos ingredientes acomodándose cuidadosamente frente a ellos ─. ¡Waaaa! ─chilló emocionado ─, ¡los controlas mejor!, me siento en Harry Potter. ¡Leviosa!
Jimin comenzó a reírse, ambos se sentaron juntos, muy juntos, mientras comían del arroz y la sopa que el mayor había preparado.
El sol se hundió en el mar, la comida se acabó, el frío comenzó a hacerse presente, Jimin posó su chaqueta en los hombros de Jungkook y caminaron al auto para dirigirse hacia casa. Estaban cansados, lleno de amor y comida, dispuestos a dormir juntos para el siguiente día.
─Podríamos dormir en mi casa ─dijo Jimin ─, mi abuela saldrá hoy y tus padres no se darán cuenta de que no estás ─Jungkook sonrió ─, podemos hacer ruido ─recibió un golpe del menor ─, Auch.
─Sí, deberíamos ir directo a tu casa, quiero de las galletas que la abuela tiene. Ayer no pude comer porque mamá me habló.
El mayor asintió, ambos adentrándose al auto con el canino en la parte trasera, sus manos estuvieron juntas en la palanca de velocidades, el volante se movía con la mano de Jimin en movimientos elegantes que hacían calentar a Jungkook.
Que hormonal era.
Demasiado hormal.
Jodida mierda.
Sintió su inhalador en el bolsillo, acariciandolo con su mano mientras miraba por la ventana, la última vez que tuvo un ataque había sido por culpa de la escuela, la ansiedad y el polvo eran cosas serias. No poder dormir, estar inquieto, pensar cosas que no debía pensar, odiaba toda esa mierda.
Odiaba tanto ser tan inseguro.
Porque creció con prejuicios que nadie le impartió, su familia siempre le había dejado ser, pero él comenzó a criticarse al pasar de los años, empezó a tener conocimiento de lo que la gente pensaba y que eso dolia, había perdido su inocencia y comenzado a odiar su cuerpo cuando antes nada que no fuera sonreír le importaba. De niño miraba mariposas sin remordimiento y ahora cada vez que veía una las envidiaba por ser hermosas y volar libres.
Él no era hermoso, siempre se preguntaba, ¿por qué Jimin estaba con él?
─Porque eres hermoso, lo eres de verdad, no físicamente, hablo de tu mentalidad, cada una de tus facetas me ha encantado y me encantará. Eres un ser precioso, físicamente esculpido por Dioses, cada día más encantador que el anterior, tu belleza florece con rapidez. Estoy enamorado de lo profundo de tu ser, más que un sentimiento carnal, aunque, debo admitir que tu cuerpo y rostro también me encantan demasiado. Todo tú es perfecto.
Sus mejillas estaban calientes ─. Te metes en mis pensamientos tan descaradamente.
─Gritas lo que piensas, lo siento. Pero de verdad te amo.
─Yo te amo, aunque la inseguridad me ataca a veces. Existe eso de, no puedes a amar a alguien cuando no te amas a ti mismo, pero te amo más a ti que a nada, entonces si se puede.
Jimin sonrió ─. Digo lo mismo, digo totalmente lo mismo. Eres mi ancla.
─Ancla.
[...]
El auto se estacionó en frente de la casa, Jimin bajó con una sonrisa, abriendo la puerta trasera para que Royer saliera corriendo rumbo al jardín trasero de la casa de Jungkook. El menor salía del otro lado del auto mirando a su mascota, para nada extrañado.
─Parece que nada más va con nosotros por obligación ─dijo él, Jimin asintió. Su camisa holgada a rayas y su cabello oscuro se movió con el viento. Jungkook estiró su mano en dirección a Jimin, que venía rodeando el auto ─. Vamos, vamos, quiero galletas.
─Empiezo a pensar que solo vienes a mi casa por las galletas y no por mi.
─Algo hay de eso.
Jimin negó haciendo un puchero, sus manos entrelazadas se mecian, sus tenis sucios pisaban el pasto mientras se acercaban a la casa, Jungkook tratando de observar en la suya si su madre estaba en alguna parte, aunque no logró verla. Su mirada se dirigió hacia la puerta cuando subieron al pórtico, Jimin estaba delante, ambos tenían una mirada extrañada.
La puerta de la casa estaba emparejada, lo cual era raro, la abuela siempre ponía llave a todo, cargaba con muchas llaves todo el tiempo y se la pasaba en casa de Jungkook.
─¿Alguien se habrá metido a robar? ─preguntó Jungkook.
─No sé, pero mantente atrás, no afuera, no enfrente, no a un lado. Cerca de mi ─dijo Jimin, Jungkook asintió, tomando su mano.
El mayor abrió la puerta, agradeciendo haberla aceitado porque si no hubiera reclinado y alertado a quien sea que hubiera en su casa, se encaminó adentro, viendo el pasillo hasta la cocina, la sala de estar a su derecha, las escaleras a su izquierda y más a la izquierda el estudio que había sido de su abuelo. La casa estaba oscura, silenciosa, pero no descartaba nada.
Comenzó a observar que no faltara nada, tomó la perilla del estudio de su abuelo, estaba cerrado. Se movió hacia la sala, atendiendo a revisar la primera planta antes que nada. Sus ojos se movían con precisión por todos lados, recordando exactamente como es su casa, en la sala pasó a la cocina por la puerta. No había nada raro.
Se deslizó por la cocina, teniendo sus manos heladas, su mano derecha con escarcha creándose alrededor de sus dedos, Jungkook sintiendo frío, salieron por la puerta que daba al cuarto de lavado y la puerta corrediza que daba al jardín, estaba cerrada. No había nada, no había nadie.
Escuchó pasos arriba y se movió rápidamente rumbo a las escaleras, Jungkook siguiéndole detrás con pasos silenciosos pero rápido.
El corazón de Jimin estaba latiendo de prisa, pero se sentía con seguridad, pues un ladrón no era rival para él cuando era Ghoust, no tenía un ego alto pero sabía lo que hacía y como vencer a alguien sin causarle tantos daños. Miró el corredor, encontrando la puerta de su habitación abierta, miró adentro y no había nadie, extrañado siguió a la habitacion de invitados y tampoco había nadie. Caminó con Jungkook detrás hasta la habitacion de su abuela, la puerta emparejada le dejó ver poco de la escena.
El aire le faltó, sintió su cuerpo arder, su mano se congeló quemando la piel de Jungkook quien se soltó inmediatamente, Jimin corrió hasta el cuerpo luchando por vivir, su abuela estaba llena de sangre por todo su estomago y manos, manchando el suelo, la alfombra cara que tanto le gustaba a ella estaba sucia del líquido espeso; moretones decoraban el rostro de la mujer, su cabello gris estaba despeinado en caereles desarreglados que caían descuidadamente sobre el suelo, habían perlas tiradas por todo el lugar y su vestido azul estaba roto.
─¿Quién te hizo esto?, abuela...
Evan: lo siento.
Evan, fuera.
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