18
Había demasiado ruido, todo iba lento y rápido a la vez, estaba asustado, porque su corazón lo escuchaba en sus oídos y todos los latidos del corazón de las personas alrededor de él hacían un bullicio que comenzaba a hacer doler su cabeza. Podía sentir su respiración irregular por más que tratara de permanecer tranquilo ante lo que ahora se había convertido el villano.
Su mente estaba ocupada por le necesidad de proteger, de que Jungkook estuviera bien, de recuperar el bolso de la madre de Jungkook. Pero era una situación ridícula, estaba ahí entre tanta gente, con un ridículo disfraz de nieve que había improvisado tratando con un mutante loco que podía partir cosas a la mitad con su brazo y volver el otro tan pesado que rompía el asfalto.
No era el bolso, era que estaba creando un caos cerca de él, de donde estaba su gente. Era que lo que tanto decían en las noticias, de lo que tanto se quejaba en exagerados noticieros, estaba ocurriendo de verdad y eso no estaba bien, no le gustaba el desorden en lo absoluto, tanto en su vida personal como en las que le rodeaban. Y este hombre era culpable del desorden.
Estaba desconcertado con lo que hacía, pero no se sentía mal por tomar aquellas decisiones.
El hombre estaba a unos pasos, mirándole con desprecio, se sacó la capucha y escupió en el suelo, era mayor que él por unos diez años por lo menos, tenía un aspecto deplorable, los huesos de su afilado rostro se notaban y su piel había cambiado de color solo en el rostro a un intenso plateado.
─¿Y tú quién eres para impedirmelo? ─pronunció el hombre.
─No soy nadie y tú tampoco, regresa lo que has tomado.
─¡¿Y para qué?!, ¿por qué proteges a esta gente que te tiene miedo y está dispuesta a tirarte al fuego?
Jimin miró alrededor, los ojos estaban puestos tanto en el hombre de capucha como en él y si, el horror bañaba los rostros de las personas, porque no era un chico contra un hombre por defender honor, eran dos mutantes, dos seres peligrosos en medio de muchas personas, siendo que muchas de ellas estaban heridas. Podía escuchar el sonido de números siendo marcados, voces llenas de angustia recitando al lo que estaba sucediendo.
Le tenían miedo.
La tenían maldito miedo.
Flaqueo uno segundos, retrocediendo unos pasos con su cabeza yendo a todas partes en fracciones borrosas donde concentraba su mirada en los rostros asustados.
El de cabellos blancos sintió un movimiento del hombre, su brazo afilado se había movido contra él para partirlo a la mitad, una sonrisa estuvo en sus labios del de brazo metálico cuando escuchó gritos, pero no había un rojo intenso cubriendo el suelo y la cuchilla, aunque si había un peso extra en aquella. Su mirada se deslizó por el filo hasta estar en unos pies descalzos, el chico estaba agachado cargando todo su peso sobre la punta de la cuchilla.
─¡¿Cómo carajos?!
Jimin movió su pierna, pateando la cara del hombre y logrando que este cayera al suelo al mismo tiempo que el de camellos blancos saltaba hacia atrás y caía de pie.
─¡Váyanse de aquí! ─gritó ─, ¡pónganse a salvo!
La gente estaba demasiado asustada para moverse, el menor se acercó para intentar ayudar pero las personas retrocedieron y él volvió a flaquear.
No quería que le tuvieran miedo, no quería que le miraran de esa manera.
Sus orejas comenzaron a retumbar, la cabeza le vibraba y sentía una necesidad extraña, de pronto sus pensamientos no eran solo suyos y rebusco entre la gente hasta encontrar el rostro de Jungkook, las mujeres adultas no estaban por ninguna parte.
"Tú puedes, Jiminnie."
Se repetía una y otra vez, la conexión se había establecido, se sintió tranquilo, se sintió en paz.
"¡Cuidado!"
Su cuerpo giró y el hombre movió su pesado brazo contra el cuerpo del chico, se había distraído demasiado y fue azotado contra el asfalto del puño que había dado contra su cuerpo. Dolor, ardor, sin aire.
"¡Ya voy!"
"Ni se te ocurra, Gukie. Estoy bien."
Se apoyó sobre su codo y el hombre levantó la cuchilla, Jimin rodó por el suelo y comenzó a escuchar las sirenas de patrullas y ambulancias a lo lejos.
No podía dejar escapar a ese hombre.
Se levantó, sintiendo la sangre escurrir por su nariz, sin poder ser visto por la multitud y el hombre se levantó frente a él, sus piernas temblaban y se sentía abatido, empujó sus manos en dirección a los pies del hombre, agua salió del centro de sus palmas convirtiéndose en hielo al rededor de los pies del hombre, pero este lo trozo fácilmente.
¡¿Por qué tardan tanto los malditos policías?!
Sintió que otro golpe venía a él y saltó, tenía que hacer algo más, el hombre era demasiado fuerte.
Respiró profundamente, cerró los ojos y el hielo rodeó sus manos en afiladas armas que estampó contra el suelo para hacer un agujero, sin importar que el hombre, cansado, se acercaba a él y en el momento más crucial a punto de ser partido a la mitad, hundió al tipo en el agujero, saltó al otro extremo y comenzó a llenar aquel espacio de nieve, enterrando al hombre hasta la cabeza.
─Lo siento, amigo. Van a sacarte en poco.
─¡Alto ahí, mutantes!
Jimin saltó lejos del alcance de las armas paralizantes, la red se enredó en su pie pero la quemó con fuego, sorprendiendo a la gente, hizo un camino de hielo que iba derritiéndose, subiendo a uno de los techos de locales y de ahí saltando a otros, cambió su aspecto varias veces mientras saltaba de casa en casa y se escondió en un callejón, pero su ropa estaba en aquel cerca del disturbio.
"Jungkook, mi ropa... dejé mi ropa en el callejón."
"¡Voy por ella!, ¿dónde estás?"
Jimin sintió sus ojos cerrarse cuando bajó por una enredadera, se tropezó, medio desnudo, sintiendo mucho frío porque su capacidad de aquel se había perdido, su vista se volvió borrosa.
"La calle... la calle Ahn Jae. Estoy a punto de desmayarme, Jungkookie no puedo."
"No, Jiminnie. Aguanta."
Se perdió en la nieve, seguía escuchando el disturbio a lo lejos, su respiración se volvía lenta y dejó de observar el cielo azul porque todo se volvió negro. Aunque, la suave voz abrumada de Jungkook fue un gran alivio para su mente cansada.
[...]
Comenzó a despertar poco a poco, se sentía mejor pero no sabía exactamente porque le dolía el pecho y sus músculos estaban tan cansados, miró alrededor, la habitación tenía luces navideñas brillando en distintos colores y recordó que las había puesto con Jungkook hace unos días. Se sentó en la cama que no era suya pero donde dormía más que en la suya propia, estaba desnudo a excepción de sus boxers y vendado del pecho, se levantó hacia el baño.
Su brazo tenía un feo moretón, bajó la venda y se observó un óvalo cubriendo de a 5 dedos de su pezon izquierdo a su costilla derecha, oscuro del centro siendo claro a los extremos en tonalidades de morado, azul y verde. Sin embargo, reconocía el olor de las cremas de su abuela, por lo que sabía que estaba bien.
Caminó de vuelta a fuera del baño, deslizándose por el pido de madera caliente con sus pies descalzos, observó el pantalón negro, las botas del mismo color y el suéter de lana roja con un pino lleno de esferas, muy navideño, escogido por su precioso niño de ojos grandes. Comenzó a vestirse con cuidado.
El bullicio de abajo llamó su atención mientras bajaba más escaleras, observó que las luces estaban encendidas y era de noche fuera de las ventanas, había dormido un par de horas. Pero sabía que seguía siendo el mismo día.
Se adentró a la sala y los tres pares de ojos se posaron en él, pero ninguno de ellos eran grandes y redondos desbordando inocencia. La música se escuchó lejana y su respiración agitada ocupó sus oídos. Caminó cerca, sintiendo el ambiente y tomó asiento en uno de los sillones, hundiendo su cuerpo en la comodidad de aquel.
─¿Cómo te sientes? ─preguntó su abuela.
─Mejor, no duele.
La anciana asintió y miró a los señores Jeon, ellos no dejaban de mirarle, no podía deducir del todo que es lo que estaban pensando, pero estaba nervioso. Sus cabeza se llenó de pensamientos desordenados, estaban sin expresión, diciendo nada y todo a la vez, pero no podía entenderle. Comenzó a sentirse sofocado. ¿Llamarian a Siren?, o peor aún, ¿ya habían llamado a Siren?, ¿le darían la mala noticia?, Jungkook y la abuela no permitirían eso, pero, ¿y si los señores Jeon sí?, estaba siendo ridículo, los señores Jeon eran personas cercanas y queridas para él, como sus segundos padres de alguna manera. En primer lugar, ¿la abuela les había contado?
La música volvió a escucharse normal cuando la mirada de todos cambió hasta el niño de cabellos castaños entrando en la sala con una bandeja llena de galletas y jugo caliente de frutas, ponche, era delicioso ponche llenando la sala de su apetitoso olor. Jungkook sonrió al ver a Jimin y dejó descuidadamente la charola en la mesa tirando algunas galletas y derramando gotas de ponche sobre ellas, abrazó con fuerza al mayor, haciendo que se quejara.
─¡Jiminnie!
─Auch, Jungkookie. Muy fuerte, estas siendo muy fuerte.
El menor se retiró agregando rápidamente repetidos "lo siento" en susurros arrepentidos, su rostro se llenó de alivio y a la vez de cariño, en ambos.
"Ayúdame a entender porque tus padres me miran de esa manera. ¿Ellos ya saben que soy uno de ellos?"
─¡Me alegra que estés mejor! ─agregó rápidamente el menor y volvió a abrazarlo, sus rodillas juntas colgaban sobre las piernas de Jimin sin problema. El mayor esperaba a que el chico se diera cuenta de lo que hacía ─. Estaba muy asustado, Jiminnie. No debiste correr detrás de ese mutante. ¿Sabes qué pasó? ─Jimin se encogió de hombros ─. Usó sus poderes en ti, te quitó todo y te golpeó. Cuando te encontramos estabas desnudo sobre el hielo con la conciencia perdida. Nos asustamos de que te hubiera hechado algo encima pues tenías el rostro lleno de plata.
Jungkook era el mejor actuando, pero no el mejor mintiendo cuando le observaban, ahora entendía porque estaba sentado de esa manera, así le daba la espalda a sus padres.
"Fue idea de la abuela el decir todo eso. Mis papás no saben que eres un mutante, pero si saben otra cosa."
"¿Y qué es lo que saben?"
El carraspeo de su padre interfirió su intensa conexión de miradas, las mejillas de Jungkook se volvieron rojas cuando giró a ver su progenitor y aquel señalaba la posición en la que estaban, bajó lentamente y se sentó a lado.
─¿No tienes nada que decirnos, Jimin? ─comenzó su padre.
El pelinegro llevo su mirada a Jungkook en busca de ayuda, pero este no le miraba, al contrario, evitaba verle y se cubrió el rostro apenado.
─¿Feliz noche buena?
Sunmi sonrió enternecida, moviendo su brazo para repartir un codazo a su esposo. El olor a frutas seguía en su nariz y sintió que su estómago rugía, pero los tres pares de ojos aún estaban en él, aunque el único que le importaba era el del papá de Jungkook.
─Igualmente, hijo. Pero yo me refiero más a otro tema, a alguien en específico ─movió la mirada a su propio hijo y las mejillas de Jimin ardieron también.
Ahora entendía todo.
"¿Qué es lo que saben?"
"Es que yo estaba llorando por la fea marca que tienes en el pecho y me puse a hablar muchas cosas, ya que no despertabas. Estaba asustado y dije muchas cosas. Como que nos besamos, que necesitaba de ti, de que fuéramos algo, todo eso."
Otro carraspeo.
Jimin asintió, tomando el valor, se llevaba bien con los padres de Jungkook, era por supuesto muy cercano, pero el señor Jeon siempre había puesto esa autoridad de "respeta a mi hijo"y sus ceveras miradas de "¿que crees que haces tomando la mano de mi pequeño?" además de que sabia que Jungkook siendo su único hijo y tan inocente, el señor Jeon era demasiado celoso. Jimin sabía de sobra que el señor Jeon tenía mucha autoridad y debía hablar las cosas claras, de hombre a hombre, bueno, casi hombre.
─Señor, estoy enamorado de su hijo desde hace años y quiero casarme con él.
Demasiado claro.
Su abuela escupió el ponche, la señora Jeon se atragantó con la galleta y Jungkook tenía los ojos grandes y saltones mirándole sorprendido, pero el señor Jeon ni se inmutó, continuaba con la mirada dura y Jimin decidió continuar.
─Obviamente es muy pronto para que Jungkoik y yo nos casemos, aún tengo que terminar de estudiar, tener un trabajo estable y un lugar donde vivir. Sin embargo, me gustaría dejar en claro que planeo hacerlo y no separarme de Jungkook. Con ello, quiero pedirles a ambos, el permiso de salir con Jungkook de una forma más formal ya que sería ha sido desde el principio.
─¿A que te refieres con eso, chico?
─Quiero ser el novio de Jungkook.
El señor Jeon levantó una ceja y se levantó de donde estaba sentado, Jimin también lo hizo, su mirada no era distinta.
─¿Lo has llevado a citas románticas?
─Sí, señor.
─¿Lo respetas?
─Si, señor. Es mi vida, no podría dañarlo.
El señor Jeon asintió y estiró la mano, Jimin también estiró la suya y la estrecharon, una sonrisa se deslizó en los labios del mayor y asintió con alegría.
─Entonces estoy totalmente dispuesto a que tengan una relación. Solo te falta a ti dar ese paso con mi pequeño conejo rojo.
El de cabellos negros llevó su mirada sobre el menor, que miraba todo con el rostro rojo, apenado cubrió su cara y todos comenzaron a reírse.
La noche procedió en olor a ponche, galletas de chocolate, villancicos, chistes malos y recuerdos de navidades pasadas, a abrazos a las doce de la noche, fuego ardiente en la chimenea, botas colgadas y la especialidad de la casa de la abuela Park. Hasta que en algún momento, Jimin y Jungkook se movieron cerca, hablando de nada en realidad, mirando a los adultos hablar y nerviosamente tratando de entablar una conversación.
Jimin subió la mirada.
─Mira nada más ─dijo él ─, estamos debajo del muérdago.
Jungkook miró hacia arriba y comenzó a reír.
─Que extraña coincidencia.
─Jungkook, ¿quieres ser mi novio?
Los ojos del menor brillaron y asintió, rodeando el cuello del mayor y acercando sus rostros, sus labios se unieron sin prisa, disfrutando del olor a ponche y sabor a frutas, del perfume del otro, de la suavidad.
─Ahora sí que es una feliz navidad.
Evan: Feliz navidad, gracias por estar conmigo.
Evan, fuera.
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