15
Su mirada estaba se movía todos los rostros que bajaban de las escaleras automáticas, Jimin bajaría por ahí, estaba esperando tanto el poder verlo que no sabía si podría aguantar más tiempo parado en ese lugar, lo necesitaba tan desesperadamente.
Royer estaba su lado, aburrido tirado en el suelo y sus padres hablaban abrazados detrás de él, sobre cosas que no escuchaba porque sus pensamientos eran demasiado ruidosos.
Quiero verlo, por favor. Jimin llega ya.
Cielos, ¿por qué estás tardando tanto?
Baja ya por esas escaleras, bebé.
Lo extraño, lo extraño, lo extraño.
Desde que Jimin y él habían confesado sus sentimientos en el cumpleaños del menor, había sido un martirio permanecer lejos de él, demasiado. Porque antes no pensaba en besar los labios hinchados del mayor, tampoco en abrazarlo mucho mientras le decía que lo amaba -antes lo hacía preocupado porque el mayor no sintiera el amor de la misma forma-, que antes no pensaba en él todo el tiempo de una forma más intensa porque sabía que estaba siendo correspondido.
Y ahora había otra cosa consumiendole.
¿Por qué que eran?, no eran novios, pero tampoco amigos. Eran amigos que se besaban pero no algo tan pasajero, era serio, ya que Jimin expresaba constantemente que se casaría y él si quería eso. Sus padres y abuela no sabían de su confesión y su acercamiento sentimental -según los menores-, entonces ¿qué eran?, ¿cuándo Jimin se lo pediría?, ¿y si Jungkook lo pedia?, no podría.
Royer se levantó, comenzando a moverse inquieto y Jungkook miró hacia abajo, expresando su duda en todo su rostro y soltando un "¿Qué pasa, chico?, ¿quieres ir al baño?, no parece que quieras ir al baño pero espera un poco por si quieres" y volver a levantar la mirada rumbo a las escaleras.
Entonces, todo pareció detenerse, las personas ya no existían, la música de Halloween ya no estaba sonando, ya no había nada más que un chico de cabellos pelinegros bajando por las escaleras con una preciosa sonrisa y su mochila colgando de sus hombros al igual que los aufinos del celular en su mano. Lucia tan hermoso.
Jungkook salió corriendo, esquivando a las personas y llegando a Jimin cuando él ya estaba en el suelo, se lanzó a él sin importar que la correa de Royer cayó al suelo -y se habría ido si la abuela de Jimin no lo hubiera atrapado-, Jimin sostuvo al pequeño Jungkook que abrazaba su cuerpo con brazos y piernas y gritaba rápidamente la frase "te extrañé".
─Yo también, kookie. Yo también te extrañé mucho.
Jungkook bajó de él y entrelazó sus manos sin importar nada, miró a la abuela de Jimin y le sonrió para comenzar a tirar del mayor rumbo con sus padres. Quería llegar pronto para poder llenar de besos a Jimin en secreto.
Todos llegaron a la casa del menor, ya que después de un par de ruegos del menor, Jimin podría quedarse a dormir y el señor Jeon había terminado regañado por las mujeres al oponerse.
Ellas decían "no puedes cambiar sus costumbres. Déjalos ser." y los menores reían mientras se daban caricias a escondidas desde la parte de atrás de la camioneta de seis asientos.
La abuela de Jimin, se despidió de todos, expresando su cansancio en sonoras quejas sobre su edad y juanetes.
─Tengo que desempacar ─dijo Jimin ─ y darme un baño. Me siento sucio.
─¡Yo desempaco mientras te bañas!, luego haré una cena nutritiva para ti y podremos dormir. ¿Ok?, ok, no necesito que respondas.
Los mayores empezaron a reírse, Jimin dejó que le sacaran la mochila y accedió a seguir de cerca al menor mientras se despedía de la pareja Jeon.
Entraron a la habitación, Jimin cerró la puerta y Jungkook dejó caer la mochila en la cama, pero no desempaco y Jimin no fue al baño. Ambos se acercaron al otro, el menor rodeando el cuello del mayor y este tomando su pequeña cintura, juntaron sus labios con un largo suspiro y se besaron castamente con los labios sellados.
Jungkook se separó, señaló el baño y Jimin asintió, caminando hasta el baño y encerrándose en él. Mientras que Jungkook caminaba a su armario y sacaba la ropa necesaria de Jimin, obviamente lo boxers se los dejaría al menor a buscarlos, él no tocaría su calzón. Sus mejillas se sonrojaron.
Caminó nuevamente cerca de la mochila, abriendola para sacar el ordenado sistema que tenía dentro, siempre siendo tan limpio y cuidadoso. Sacó la ropa sucia, la que parecía limpia, las frituras guardadas, las frituras que ya no tenían frituras, el ipod, los audífonos, la carta de amor, los calcetines de Jimin, un gorro, ¿carta de amor?, ¡carta de amor!
Había un sobre de color rojo que tenía escrito con una perfecta caligrafia;
"Para mi querido chico amargado. Espero sinceramente que puedas leerla cuanto antes, es mucho de lo que siento y así sabrás la verdad. Lamento no decírtelo antes de que te fueras, pero es necesario. Cambiara todo.
—Palatto"
La puerta del baño se abrió y todo lo que hizo el menor fue asustarse soltando la carta, el mayor descubrió su rostro de la toalla con la que secaba su cabello y caminó con una sonrisa cansada, mientras Jungkook pateaba el sobre debajo de la cama y escondía sus manos atrás de su cuerpo.
─Perdón, tuve que tomar tu bata ya que la mía no estaba.
Jungkook se encogió de hombros, moviéndose rumbo a la puerta recitando la excusa de preparar la merienda y dejar solo al mayor para que pudiera vestirse.
Tuve más miedo de perder a Jimin que culpa.
[...]
Jungkook tenía las palmas de sus manos contra las de Jimin, jugaban con ellas mientras hablaban. El mayor estaba contándole cada una de las cosas que había descubierto de sus nuevos poderes y de repente Jungkook las anotaba en el cuaderno donde había estado anotando en cada sesión. De un momento a otro había interrumpido a Jimin para correr por el cuaderno y regresar. Constantemente, dejaban de tocarse para tomar fruta de la merienda que Jungkook había preparado para él.
─Entonces eres el único con sangre plateada ─recalcó el menor, el pelinegro asintió ─. Y no podías cambiar, te cuesta ─un asentimiento más ─. Conmigo no tienes que hacerlo, Jiminnie. Sé que lo haces por ti pero también por la gente, deja de esforzarte, el pestillo está puesto.
─Eres un Ángel.
Jimin comenzó a cambiar, teniendo el cabello blanco y la piel más pálida cuando antes era leche con café, pero los ojos miel seguían ahí, el menor no lo sabía porque el pelinegro no se lo había dicho, no sabía si quería mantener en secreto su pérdida miel que incluso se mantuvo en su primera transformación. Jungkook muchas veces le halago sus ojos miel, amandolos y no seria diferente si le dijera que los había perdido, pero tenía miedo de asimilarlo, de decir en voz alta que una de las cosas que más amaba y le unían con sus difuntos padres había desaparecido.
─Listo, energía recuperada ─afirmó el menor con una sonrisa, entrelazando sus dedos con los del mayor y bajando las manos ─. Luces... amm, luces muy bonito como siempre.
─Tú siempre tan tierno y sincero. Tan tímido.
Las mejillas de Jungkook volvieron a llenarse de un carmesí intenso, su nariz haciéndose roja y poco a poco todo su rostro también lo era, no pudiendo cubrirlo con sus manos ya que el mayor lo impidió haciendo más fuerte el agarre, pero el giró el rostro.
─Solo tienes trece y eres taaaaaan lindo. ¿Te imaginas cuando tengas veinte y algo?, joder, más lindo.
─¡Jimin! ─regañó avergonzado.
─Lo siento, lo siento.
─Voy a cuidarte mucho ─agregó de repente el menor, Jimin subió sus cejas y ladeó un poco su cabeza ─. Si tú eres el único de sangre plateada, entonces siente sucede algo, necesitarás una transfusión y no se puede combinar sangres. Intentaron hacerlo de azul con plateada.
─Y también de humana con mutante, un loco con sed de poder se inyectó mi sangre y murió al instante por creerse compatible. Según él ya había descifrado el como combinarla, pero cuando volvieron sacarme había cambiado otra vez.
─¿Otra vez?
─Estoy en fases de transformación, dicen que es la última. Mi ADN cambia una y otra vez, por eso cada vez tengo más poderes, es lo que yo entendí.
Jungkook deslizó sus ojos por el rostro del mayor, adorando cada parte de él, tomando su imagen de cabellos blancos y ojos miel, sus labios hinchados, su piel más blanca, sus ojos ahí, mirándole, se sentía tan bien, ese momento era suyo.
Era un momento de la eternidad juntos que les esperaba, un momento en donde tenían mucho que decirse y sabían que no les alcanza el tiempo pero se necesitaban, necesitaban estar ahí.
Lo mejor era que Jimin no se sentía inseguro con la mirada cargada del menor, al contrario, estaba sintiéndose más amado, más cómodo con su parte fantasma.
El mayor movió la charola con comida hasta el mueble más cercano, arrastró al menor debajo de las cobijas y se hundió también mientras le abrazaba, acariciando sus cabellos, tomando sus manos, perteneciendo el uno al otro entre sus brazos llenos de caluroso afecto.
─Extrañaba ésto sin duda alguna ─murmuró Jimin. El menor asintió también ─. Todo es mejor cuando estás tú.
Las mejillas del chico estaban rojas de nuevo y subió la mirada para encontrarse con los miel que le observaban sin descaro, su mano se movió para acariciar el rostro infantil del chico de trece años. Subió los labios en una pequeña trompita para él, deseando un beso y recibiendolo rápidamente.
─La luz sigue prendida ─afirmó Jungkook, haciendo ademán de levantarse para apagarla, siendo apresado por los brazos de Jimin ─. Debo apagarla.
Jimin entre cerró los ojos, pareciendo concentrado cuando los cerró completamente, abriéndolos nuevamente y sonriendo cuando la luz se apagaba mientras sus miradas estaban conectadas. Jungkook emocionado chillón en susurros "¿Otro poder?, ¡¿cómo hiciste eso?!, que genial".
Cerraron los ojos, no sabiendo cuando se perdió el otro en sus sueños, tal vez durmiendo al mismo tiempo, pero no dejaron de abrazarse, incluso al despertar.
Evan: Vayan a mi ig @thegodevan subo muchas pendejadas en mis días y hago transmisiones. También vayan al grupo wonder de wsp, encontrarán el link en mi tablero.
Necesito comentarios negativos para ver que debo mejorar mis historias.
Evan, fuera.
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