9- Escape
A la mañana siguiente me encontraba desayunando con los Swan y con Luna, al parecer Charlie y ella había acordado hacer un desayuno familiar que serviría para que Bella y yo "conviviéramos" más tiempo, lo cual resultó una gran farsa, ya que solo nos usaron como excusa para pasar más tiempo juntos.
Y honestamente no me molestaba servirle de excusa a Luna y al parecer Bella tampoco se molestaba de ser la tapadera de Charlie, ya que ambas nos encontrábamos limpiando los platos mientras espiábamos disimuladamente a ese par, donde nos fue imposible esconder nuestras sonrisas al ver la evidente conexión que había entre ellos dos.
—Son muy lindos— murmuró Bella
—Demasiado— la apoye
Debía reconocer que el ambiente que había entre nosotras era bastante cómodo, no era un ambiente extraordinario pero al menos no era insoportable, ya que ambas habíamos respetado nuestra tregua y de cierta manera tampoco conversamos mucho ya que Bella parecía pensativa.
—Me alegra que el tratado siga en pie— dijo Bella saliendo de su burbuja
—Si, solo fue un susto— concorde
—Si, no necesitamos más dramas entre vampiros y hombres lobos— comentó divertida ella
Me fue imposible no liberar una pequeña risa al recordar cómo me estaba mentalizando para una guerra entre ambos bandos
—Ni lo digas
—Por cierto— agrego dubitante Bella— Tengo una pequeña duda, y esperaba que me pudieras ayudar, si no es mucha molestia
—Dime— acepte curiosa
—Puede que sea un poco entrometida pero, el lunes vi que estabas a punto de irte con Jacob pero en último momento te fuiste con Jasper y Emmett.
—Aja
—Mi duda es...
Bella parecía temerosa de preguntar, veía que temía que la juzgara o la atacara, así que toqué con suavidad su brazo y le regale una pequeña sonrisa para animarla a seguir.
—Jacob...
—¿Si?— la anime
—Él... ¿no te prohíbe hablar con los Cullen o con otro chico?
—No, ¿por qué él haría algo así?— pregunté confundida
—¿No es algo normal?
Me fue imposible no sentir un poco de tristeza al ver como Bella tenía normalizado una conducta tan posesiva de Edward, pero ¿cómo juzgarla?, para ella es algo normal porque nadie le ha dicho lo contrario.
—No, Bella, no es normal— respondí con calma pero segura— y tampoco es normal que permitas eso.
Mi comentario dejó congelada por unos segundos a Bella, parecía perdida y reflexiva, estuve a punto de hablar pero las risas de Charlie y Luna atrajeron nuestra atención.
—Fue un buen desayuno— reconoció Charlie— Gracias por venir
—A ustedes por recibirnos— agregó feliz Luna— Pero debemos irnos, quedamos en ir a la Reserva con los chicos
De cierta manera era cierto, veríamos a los chicos antes de comenzar en realidad nuestro objetivo del día, que sería leer los libros que Rosalie me regalo tratando de encontrar una poción o hechizo que hiciera más fuerte a los Cullen en caso de un enfrentamiento con los neófitos de Seattle.
—Si, no se preocupen— comentó Charlie— Tengo que ir a organizar unos papeles en la estación
—Y yo tengo que ir a mi cita— agrego Bella una vez que salió de su burbuja
—¿Con Edward?— preguntó con decepción Charlie
—Con mi psicóloga, papá
—Oh es cierto— comentó con una sonrisa él
Luna y yo reímos un poco ante el cambio tan abrupto de emociones que tuvo Charlie. Los cuatro nos despedimos, prometiendo por el camino repetir esta reunión, y una vez finalizado cada persona subió a su respectivo vehículo y condujo a su destino.
De camino a la Reserva me alegró ver como Luna sonreía y tarareaba una melodía mientras miraba al cielo.
—Te ves feliz— comente alegre
—Estoy feliz— me aseguro— Es un bonito día
—¿O será que tu digas es bonito porque desayunaste con Charlie?
Luna se sonrojo abismalmente mientras boqueaba avergonzada, provocando que sin querer liberara una pequeña carcajada.
—¡Alex!— me regaño apenada
—¿Qué? Solo preguntaba — fingía inocencia
Luna bufó mientras se abanicaba con sus manos tratando de disimular su sonrojo mientras yo retenía en mi garganta otra carcajada.
Tiempo después la emoción pasó y comenzamos a conversar sobre las trivialidades de la vida.
—Solecito ¿trajiste los libros?— preguntó Luna
Asentí con la cabeza mientras el nuevo apodo se repetía en bucle en mi cabeza
—¿Solecito?— pregunte divertida
—¿Te molesta?— pregunto preocupada
—No, solo es curiosidad
—Bueno— dijo apenada— Es un poco cursi el motivo
—Quiero oírlo— pedí
Luna parecía dudar pero esa misma duda desapareció cuando una enorme sonrisa adorno su rostro.
—El sol tiene diferentes representaciones o significados, para algunos es fuerza, otros plenitud, para mi representa calidez
—¿Calidez?— pregunte curiosa
—Si, con tu llegada me recordaste lo que es la calidez de la familia, la calidez de la amistad y la calidez del amor. Fuiste quien me animó a abrirme con el mundo y ahora tengo buenos amigos como los Cullen y los Quileute, además tuve mi reencuentro con mi destinado, y todo eso gracias a ti.
—Luna— balbuce conmovida
—Me gusta pensar que eres mi Solecito personal
Pestañé varias veces tratando de alejar las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos por las bonitas palabras de Luna y mi corazón gritaba que le respondiera igual.
—Entiendo, entonces para mi tu eres mi Lunita personal
—¿A si?— pregunto emotiva Luna
—Si, fuiste mi luz en la oscuridad Luna, tu estuviste en mis peores momentos y tu luz nunca me abandonó, y honestamente deseo que esa misma luz esté a mi lado toda mi vida.
Quité una mano del volante para sostener la mano de Luna y darle un apretón intentando transmitirle un poco de mi agradecimiento hacia ella, el cual me aceptó gustosa.
—Yo nunca te voy a abandonar, Alex. Eres mi familia, siempre voy a estar aquí.
Sonreí enternecida y suspire aliviada por esa promesa hasta que la risa de Luna atrajo mi atención
—Al parecer que neófitos amenacen tu seguridad pone sensible a la gente— comentó con gracia
—Ni lo menciones— bufe divertida
[...]
En cuestión de minutos la Reserva se hizo visible para ambas
—Uy espera— dijo repentinamente Luna— Olvide decirle algo a Emily ayer en la fiesta
—¿Culpa tuya o de Charlie?
—¡Alex!
—Ya, ya perdón
Reí un poco y me estacioné enfrente de la casa de Emily. Luna bajó y yo me quedé en el auto observando el bosque hasta que un grupo de chicos atrajo mi atención. No fue difícil distinguir a Jared, Paul, Quil, Embry y a Sam en las orillas de ese mismo bosque.
Mi cuerpo se movió solo y sin meditar demasiado baje del auto y camine en dirección a ellos. El llanto de Leah y la frustración que ella sintió bombardearon mi mente conforme más me acercaba al grupo.
Si Leah quería un nuevo comienzo, los chicos también tenían que poner de su parte, y personalmente me iba a encargar de eso.
—¡Hey Pulga!— saludo Paul
—Alex, no sabia que vendrías— agregó Sam
—Iremos a entrenar, estamos esperando a tu Romeo y a los Clearwater, ¿te unes?— preguntó Quil
—No, gracias. Vine a hablar rápidamente con ustedes
—¿Quieres esperar al resto?— preguntó Embry
—No, así está bien.
—¿Es sobre Victoria?— preguntó paniqueado Jared
—No, es sobre Leah.
Los chicos soltaron un bufido de cansancio y eso me molesto
—Exactamente sobre eso quería hablar
—Te escuchamos— dijo Sam lanzándole una mirada de reproche a su manada
—Muchas cosas sucedieron pero en resumen, Leah está dispuesta a un nuevo comienzo con la manada, y para eso también necesitara su ayuda
—¿Nosotros qué hacemos mal?— preguntó ofendido Paul
—No sé, tal vez que la traten como si fuera una persona que necesita protección cuando ella es tan fuerte como cualquiera de ustedes.
—Lo haremos— accedió rápidamente Sam
—Y lo más importante
—¿Qué?— preguntó Jared
—Traten a Leah como una integrante de la manada, no como la ex novia de Sam, no como la hermana de Seth, no como la hija de Harry. Traten a Leah como lo que es, una Quileute.
Que estuviera regañando a cinco hombres midieran casi el doble que yo, debía verse muy divertido, ya que los chicos —a excepción de Sam— comenzaron a reír, y eso aumentó más mi enojo.
Con mi magia hice más densas las nubes en el cielo y las concentré arriba de nosotros. Truenos y relámpagos comenzaron a aparecer, lo cual hizo callar a los Quileute.
—A partir de ahora, Leah se le considerara una Quileute más, ¿está claro?
Quil temeroso levantó la mano— ¿y si lo olvidamos?
Fije mi vista en un espacio amplio en el bosque, y los Quileute siguieron mi mirada, y una vez que tuve su atención hice que un rayo cayera en el claro haciendo un gran estruendo que hizo palidecer a los chicos.
—Me encargare de recordárselo— dije con una pequeña sonrisa— ¿Quedo claro?
Los chicos quedaron congelados y ninguno respondió nada. Fije mi mirada en Sam, provocando que el alfa diera un minúsculo saltó por la sorpresa, pero rápidamente se recompuso, adoptando nuevamente su postura de autoridad.
—¿Quedó claro?— preguntó ahora Sam despertando a sus betas.
—¡Si, Señora!—respondieron los Quileute como soldados.
—Bien— respondí haciendo que el cielo volviera a la normalidad— Disfruten de su entrenamiento— me despedí con una sonrisa de los chicos.
Caminé a paso firme hasta mi auto, y a pesar de la distancia oí claramente la voz de Embry.
—Te dije que me recordaras no hacer enojar a Alex— le reclamó a Quil
[...]
El día transcurrió en perfecta calma, Luna y yo pasamos las horas en el cuarto de pociones leyendo los libros que Rose me regaló investigando algo que pudiera ayudar a los Cullen en caso de ser necesario, y encontramos dos pociones.
Ambas servirán para aumentar la fuerza de los Cullen volviéndolos más fuerte que cualquier neófito que exista. Luna y yo analizamos más a detalle las pociones y vimos dos inconvenientes: una necesitaba sangre humana y tenía un efecto de 2 horas mientras que la otra necesitaba sangre de animal pero su duración era menor de 20 min.
Respetando el estilo de vida de los Cullen optamos por la de menor duración, luego Luna y yo nos encargaríamos de buscar la manera de alargar aún más su efecto. Ambas anotamos los ingredientes para preparar la poción otro día y así concluir nuestra investigación de hoy.
Luna y yo tomamos nuestras cosas y emprendimos camino al hogar de Emily para aceptar el almuerzo que ella nos había prometido.
Al llegar un exquisito aroma nos invadió, ambas entusiasmadas tocamos la puerta de la casa, donde una sonriente y atareada Emily nos abrió mientras ella sostenía a una niña pequeña.
—Bienvenidas, pasen— nos invitó a entrar— Lo siento, el almuerzo todavía no está listo, tuvo la inesperada pero muy bonita visita de mi hermana que me dejó a mi sobrina Claire. Claire ellas son Luna y Alex, saluda
—Hoda
Una pequeña niña, no mayor a unos 5 o 6 años, nos extendió la mano a Luna y a mi. La chiquilla era bastante perecía a Emily, tenia una piel rojiza, un pelo negro brillante y unos ojos marrones muy encantadores.
—Mucho gusto— aceptó el saludo Luna
—Que bonita eres— correspondí luego yo— ¿Necesitas ayuda?— pregunte a Emily
—¿Puedes cuidarla un rato?— preguntó apenada— Tengo que terminar la comida, los chicos no tardan en terminar su entrenamiento
—Si, no te preocupes.
Tomé a la niña entre mis brazos y me senté con ella al lado de sus juguetes mientras Luna y Emily conversaban juntas en la cocina.
Claire Young resultó ser un encanto de niña, el poco tiempo que estuve con ella me di cuenta que era muy juguetona y algo bromista. No fue muy difícil entretenerla y pasar tiempo a su lado, ya que de cierta manera conectamos muy bien.
El sonido de pasos acercándose a la casa de Emily me alertó, pero cuando un intenso y tranquilizador aroma a hierbabuena y a tierra mojada me invadió supe de quien se trataba.
Jacob entró a la casa y saludó rápidamente a Emily y a Luna para luego avanzar hacia mi y atraparme en un fuerte abrazo que me hizo sentir en casa.
—Te extrañe— susurro en mi oído
—Yo también— confesé sin pena alguna mientras lo estrechaba más en mi brazos— ¿Te fugaste?— pregunte divertida
—Algo así— se burló— Sam me dejo salir antes cuando termine mi parte del entrenamiento, quería verte
Enternecida deje un beso en su mejilla que pareció ser lo mejor del mundo antes los ojos de Jacob. Estaba a punto de besarlo en los labios cuando sentí como una pequeña mano tiraba suavemente de mi pantalón.
—Lindos— murmuró Claire
—¿Te parece?— pregunte emocionada mientras la cargaba en mis brazos— Claire, él es Jacob, saluda
E igual que con nosotras Claire dijo su "Hoda" y extendió su mano a Jake. Mi novio enternecido por la niña aceptó su saludo y comenzó a jugar con ella hasta que el sonido de un motor nos llamó la atención a los dos.
Con Claire aun en mi brazos, Jacob y yo salimos para ver el dueño de dicho auto, llevándonos la gran sorpresa de que se trataba de un PickUp anaranjada siendo manejada nada más y nada menos que por Bella.
—¿Bella?— preguntó anonadado Jacob
—¡Hola, Alex, Jake!— nos saludo eufórica
—¡Bella!— gritó en respuesta Jacob.
Jake parecía eufórico de tener otra vez a su mejor amiga en la reserva, posó su mirada en mí y luego en Bella, como si de un niño se tratara y estuviera pidiendo permiso para salir a jugar. Enternecida le sonreí e incline mi cabeza dándole a entender que fuera a reencontrarse con su amiga.
Jacob corrió hasta el auto y bajó casi volando a Bella de él, y ambos se pusieron a saltar como niños.
—¡No lo puedo creer!— expresó Jake— ¿Cómo llegaste hasta aquí?
—¡Me escapé!— comentó con alegría— ¿Puedes creerlo?
—¡Impresionante!
—Bienvenida otra vez, Bella— dije dándole una cálida sonrisa mientras Claire la saludaba.
—Gracias Al—
El agradecimiento de Bella se quedó a medias ya que Jacob la abrazó con tanta fuerza que le cortó la respiración.
—¡Es increíble tenerte aquí!— exclamó Jacob
—No puedo... respirar— advirtió Bella, a lo que Jake la soltó rápidamente
—Lo siento— se disculpó divertido— Hay muchas cosas que quiero contarte
—Y yo a ti
Dijeron ambos mientras retomaban sus saltos de alegría
—Claire, ¿quieres ver un truco?— le pregunté a la niña en mis brazos a lo que ella asintió con su cabeza.
Mire que Luna y Emily ya habían emplatado varios hotdog así que con mi magia tomé dos platos y los hice levitar hasta que se acercaran al par de amigos, donde Jacob tomó ambos platillos.
—Vayan a platicar a la playa— sugerí— Cuando los chicos llegue no los dejaran hablar
Bella y Jacob me mostraron una sonrisa de agradecimiento y sin perder su tiempo emprendieron camino hacia la playa.
Mire feliz a ese par hasta que se perdieron de mi vista, y antes de poder entrar nuevamente a la casa de Emily una enorme carcajada resonó en el bosque.
Mire sorprendida a la dueña de esa carcajada quien resultó ser Leah mientras miraba a los chicos de la manada.
—¿Leah?
La Quileute giro en mi dirección al escuchar su nombre y esta comenzó a aplaudir
—Excelente amenaza, Alex— comentó mientras se seguía riendo— No sé cómo los chicos no se orinaron ahí mismo.
—Tu también te hubieras asustado si un rayo cae cerca de ti— chilló Paul pero eso solo ocasionó que la risa de Leah se hiciera más fuerte y que Seth se uniera a ella.
—Vamos chicos, no se enoj—
Mi frase quedó a la mitad y las risas cesaron cuando Quil se arrodilló frente a mí y comenzó a temblar.
Todos quedaron en shock cuando vieron que a quien realmente Quil estaba viendo, y era a Claire.
—Mierda— balbuceo el Quileute
Y oficialmente Claire Young se volvió la cuarta impronta de la manada.
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