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8- Manada libre y confesiones

Preocupaciones, preocupaciones y más preocupaciones, eso es lo único que he sentido durante esta semana ahora que sé lo que realmente amenaza a Seattle, y pese a eso, los Cullen, Luna y yo seguimos sin poder predecir en qué terminará todo esto.

Afortunadamente he tenido mis momentos de distracción y he evitado abrumarme con todo lo que está pasando, y eso es gracias a la manada, los chicos estaban por terminar su semestre lo que significaba: exámenes finales. Durante toda la semana me pidieron ayuda para estudiar y con gusto le ayudé, y sin imaginarlo eso se volvió mi pequeña escapatoria de la realidad.

[...]

Hoy era viernes, o mejor dicho, hoy era la fiesta con la manada pero no tenía ni idea si podría ir, ya que desde la mañana he estado pensando en una manera de poder conocer la ubicación de los dichosos neófitos y así poder hablar con ellos, pero era difícil si no conocía nada sobre quienes son o quien los creó.

Frustrada me acaricie la cara, y una fría mano toco mi cabello

—Deberías descansar— hablo Rosalie

—Podré descansar cuando el tema de los neófitos se arregle— confesé

—Los neófitos seguirán ahí mañana, tómate unos días para ti, has estado muy estresada esta semana, ¿no tenías una fiesta hoy?— recordó

—Si, per—

—Nada de peros— me interrumpió—Ve y diviértete, disfruta tu juventud. Te lo mereces Alex.

Resignada cerré mi libro de magia y mire a mi rubia hermana

—No se que ponerme— dije apenada

—¡Yo tengo la solución para eso!

Alice, quien salió de la nada, tomó mi mano y la de Rose, y las tres subimos hasta su habitación donde me convertí en un auténtico maniquí, donde me probaban a su gusto diferentes prendas.

Mentiría si dijera que no me divertí, ya que estos momentos con ellas se volvieron aún más valiosos después de nuestra larga separación. Deje ser feliz a Alice y a Rose con sus preparativos y yo flui junto con ellas gozando el momento.

Después de unos cuantos minutos me encontraba lista, Alice se decidió por un sencillo pero bonito vestido amarillo acompañado de una chaqueta de mezclilla y unas botas cafés sin tacón.

Mientras que Rose se encargó de peinarme con una linda trenza y de hacerme un maquillaje sencillo que consiste solo en rímel y en un brillo de labios rosado.

Me sentía bonita y mis hermanas parecían fascinadas con su resultado.

—Te ves tan hermosa como cualquier otro día— me alago Rose mientras terminaba de arreglar los últimos detalles de mi cabello

—¡Qué linda!— chilló Alice— ¿Qué te cuesta dejarme vestirte todos los días?— me reprocho, a lo que yo solo me reí

—Lo pensaré— respondí encendiendo una chispa de esperanza en mi duendecillo favorito— Muchas gracias por todo esto— agradecí con honestidad— se que no lo digo muy a menudo pero las adoro chicas, y me siento muy afortunada de tenerlas a mi lado.

Alice dejó de saltar para verme con lágrimas en los ojos y Rose se lanzó hacia mí dándome un fuerte abrazo que me provocó un enorme nudo en la garganta.

—¡No llores!— advirtió Alice— ¡No arruinaras nuestra obra de arte!

Mis ganas de llorar se fueron con ese comentario, ya que la risa me invadió. Feliz y nostalgia atraje a mis dos hermanas a un abrazo grupal.

—Nosotras también te adoramos, Alex— agrego Alice

—Siempre serás nuestra dulce y pequeña hermanita que queremos con todo nuestro corazón— comentó con honestidad Rose

—Chicas...

—Basta de sentimientos— interrumpió Alice— Tienes una fiesta que te espera y es de mala educación hacer esperar a la gente.

—Si, basta— dijo Rose espantando las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos— Es hora de que te diviertas y seas una adolescente.

—¡Diviértete!— ánimo Alice

—Y dile a esos chuchos que se comporten— agregó con diversión Rose

—De acuerdo

Rodé mis ojos divertida y tome distancia de mis hermanas, visualice el bosque cerca de la casa de Emily para luego decir:

Teleportation

[...]

Solo fue cuestión de segundos para que el aroma a bosque me invadiera acompañada del sonido de risas y música.

Emocionada camine hasta el frente de la casa de Emily donde las risas y las voces cada vez se hacían más nítidas

—¡Increíble!— escuche la queja de Paul— Podemos transformarnos en gigantes lobos pero no podemos encender este maldito carbón

—¿Cuántos lobos se necesitan para hacer fuego?— bromeo Embry

Las carcajadas resonaron en el lugar justo cuando los chicos aparecieron en mi campo de visión, logré identificar a Embry, Paul, Quil y Jared alrededor de la parrilla mientras reían.

Divertida por la escena me acerque sigilosamente a ellos y al estar a una distancia prudente, extendí mi mano en dirección al carbón y murmuré:

Ignis

Los chicos saltaron cuando el fuego apareció y ahora fue mi turno de reír, haciendo notoria mi presencia

—¡Pulga!— dijeron a coro los chicos

—¡Hola cachorros!

Estuve a punto de dar un paso hacia los chicos pero ellos corrieron adentro de la casa de Emily dejándome confundida, pero segundos después volvieron conmigo mientras sostenían varias hojas en sus manos.

—¡Aprobamos!— festejaron

Los Quileute extendieron frente a mí diferentes exámenes donde todos tenían notas aprobatorias, donde podía observar que la calificación más baja fue un 85 y la más alta fueron dos 100.

Observé orgullosa cada examen y me alegré aún más cuando vi que los dos 100 le pertenecían a Embry. Esperaba honestamente que con esto su madre quede un poco más tranquila con respecto a su hijo.

—¡Esos son mis cachorros!

Los Quileute no me dejaron continuar mi monologo porque 4 pares de brazos me atraparon en un abrazo grupal mientras estos saltaban por el camino festejando.

—Ya chicos, suelte a Alex— intervino Emily

—Aléjense— agregó Jacob en un tono más demandante

—¿Por qué?— molesto Paul mientras todos me abrazaban aún más

—Cierto— lo apoyo Embry— La pulga es de la manada

—Yo no soy de nadie, idiotas— me defendí divertida

—¿Segura?— cuestionó Jared

—Piénsalo pulga, somos guapos e inteligentes— agregó Paul mientras sacudía en mi cara los exámenes.

Los chicos volvieron a retomar su celebración, y a mi unos grandes brazos me separaron del grupo permitiéndome respirar nuevamente.

Observé al responsable de mi salvación que fue Jacob mientras me miraba con una enorme sonrisa.

—Hola bonita— me saludó él con un beso en la mejilla— Lo siento por la conducta de esos idiotas

—No te preocupes— dije con honestidad— Me alegra mucho que hayan pasado. ¿Cómo te fue a ti?

—A nuestro querido Jacob fue a quien mejor le fue— comentó con diversión Quil

—Si, ahora Jacob se volvió el erudito del grupo— le siguió la corriente Embry

—Todo un nerd— molesto Paul

—Cállense— amenazó Jacob

—¡Vamos Jacob! dile a Alex que el próximo año fuiste aceptado en matemáticas avanzadas.

Mire sorprendida a Jacob y el agacho la cabeza mientras un intenso rubor cubría su rostro. Emocionada salte a su brazos y lo llene de felicitaciones.

—Veo que ya te dieron la noticia— dijo Billy una vez que llego— Sabía que esas tutorías iban a dar su resultado

Cuando mi celebración terminó mire a Billy que llegó acompañado de los Clearwater, de Luna y de Charlie, pero este último par parecía estar su propio mundo mientras hablaban y reían.

—No es para tanto— agrego a penado Jacob

—Claro que lo es hijo— contradijo Billy— No menosprecies tu esfuerzo. Lo has hecho muy bien. Estoy orgulloso de ti.

El pecho de Jacob se infló de orgullo y los chicos se lo llevaron para continuar ellos su celebración. Seth emocionado siguió a la manada mientras que Leah se quedó sentada apartada de ellos.

Con la llegada de Sam la fiesta dio inicio, los chicos se encargaron de preparar la comida, Emily y yo nos encargamos de servir las bebidas mientras Leah y Sue encendían una pequeña fogata.

Las pláticas, las risas, la música creaban un ambiente increíble y agradable. Observé a mi alrededor a las personas y eso aumentó más mi dicha. Los chicos comían a más no poder las hamburguesas y hotdog que Sam había preparado, Luna y Charlie comían en armonía mientras seguían conversando felices, Sam y Emily permanecían abrazados mientras observaban con amor a la manada, todo era armonioso hasta que la cara de dolor de Billy atrajo mi atención.

Deje mi plato de lado y me acerque al mayor de los Black, y pese a su malestar él me recibió con una sonrisa.

—Hola pequeña, ¿estás disfrutando la fiesta?— preguntó él

—Si, tengo que admitir que los Quileute saben cómo organizar una fiesta— reconocí

—Se lleva en la sangre— respondió con orgullo Billy

—Pero vi que algo pasaba contigo, Billy. ¿Todo bien?— pregunté con preocupación

—Si, pequeña, solo la edad— rió Billy— Las articulaciones a esta edad duelen, pero nada que no pueda soportar.

—No tienes porqué soportarlo— respondí con una sonrisa de ánimo

Mire a mi alrededor para asegurarme que Charlie no me estuviera prestando atención pero él parecía muy concentrado en observar el rostro de Luna, así que no había amenaza que él me descubriera.

—¿Puedo?— pregunté a Billy señalando sus manos

El mayor de los Black acepto a tomar mi manos, di un pequeño apretón para transmitir un poco de ánimos y luego susurre:

Ad sanandum vulnus

Sentí como mi magia recorrió todo el cuerpo de Billy y luego este soltó un suspiro de alivio al mismo tiempo que dejaba de tensar todo su cuerpo.

—Muchas gracias, Alex— dijo con honestidad Billy— Aprecio tu preocupación por este viejo

Reí por su comentario y estuve a punto de hablar pero una discusión atrajo la atención de todos.

—Cálmate, Leah— escuche a Paul

—No te metas conmigo— respondió molesta ella

—Lo siento, solo quería saber si tu cara de amargada era por hambre o simplemente por existir— comentó con sarcasmo Paul

—¡Paul!— regaño Sam intentando intervenir

—No te metas— bramo Leah— Puedo defenderme sola, sin tu ayuda

—Claro, Leah. Sigue así, aleja a todas las personas a tu alrededor, ese es tu pasatiempo favorito— atacó Paul

—¡Cállate de una vez!

El lugar quedó en un silencio abismal el cual no tardó en tornarse incómodo.

—Eres el alma de la fiesta— dijo Paul sarcásticamente

—Eres un idiota

Leah chocó su hombro con el de Paul y caminó en dirección al bosque mientras que Sam se acercó para regañar a Paul. Mire a la gente a mi alrededor pero note que nadie tenía la intención de ir tras de Leah.

—Billy yo...

—Ve, pequeña. No te preocupes por mí.

Agradecí con una sonrisa al mayor de los Black y me adentre al bosque a buscar a Leah.

[...]

Varios minutos pase deambulando por el bosque sin señal de la Quileute de mi interés. Resignada a que no la encontraría por los medios tradicionales decidí activar la radiolobo.

Esperaba encontrarme con maldiciones y rabietas pero no con los sollozos mentales de Leah. Observé sus alrededores dándome cuenta que no estaba muy lejos de mi. Emprendí camino hasta su ubicación, encontrándome en mi destino una loba gris que gimoteaba en la oscuridad de la noche.

Leah— dije por la radiolobo

Lárgate, Alex— respondió ella mostrando sus colmillos

¿Realmente quieres que me vaya?— pregunte, causando que su amenaza cesará

No sé qué es lo quiero— confesó abatida

Déjame quedarme— pedí

No quiero hablar— se quejó

No necesitamos hacerlo

Me senté al lado de la loba gris y ambas nos quedamos observando la hermosa luna llena. La paz del bosque no tardó en envolvernos y en tranquilizarnos.

Pero pese a eso la radiolobo seguía activada y podía ver los que Leah pensaba y era una combinación de recuerdos, unos eran sobre su antigua relación con Sam, como fue su ruptura, como ella vio a Sam con Emily, la muerte de Harry, las peleas con la manada y la reciente pelea con Paul.

El universo me odia— dijo Leah minutos después

¿Por qué lo dices?

Porque cada vez que pienso que las cosas van bien, algo viene y lo arruina todo.

¿Cuándo te has sentido así?

Toda mi vida— soltó una risa amarga— Pero ahora es con mayor frecuencia. Cuando terminé con Sam y pensé que lo estaba superando, hasta que vi que él y mi prima se volvieron pareja. Luego tomé mi distancia con ellos y comencé a sanar, pero luego mi padre muere, activando mi lado licántropo y atándome a una manada donde todos los días tengo que ver a Sam pensar en como ama a Emily y cómo siente lastima por mi por herirme de esa manera tan horrible.

La loba bufo y un pequeño gruñido salió de su garganta

Lo peor es que todos los de la manada saben sobre este trágico triángulo amoroso —comentó con amargura— hasta Seth lo sabe

¿Todos los chicos saben?

Es inevitable que Sam piense en Emily, y cada que piensa en ella se siente mal por mí, pero luego sus pensamientos nuevamente van hacia Emily y eso se vuelve un ciclo repetitivo donde todos escuchamos su debate mental.

La loba gruño pero luego comenzó a sollozar

Los odie, no tienes idea de cuanto los odie cuando pensé que me traicionaron, creí que Emily lo rechazaría y que Sam tendría un poco de decencia en no ponerse con mi prima... pero me equivoque.

Leah...

Ahora lo entiendo, se que fue por la imprimación y no por querer herirme pero es que...

Los sollozos de la enorme loba se hicieron más intensos, así que me acerqué a ella y acaricie con suavidad su lomo.

¿Duele?

Duele de una manera asquerosa— confesó— Yo no los odio pero tampoco puedo decir que todo está bien. Alex, yo pensé que me iba a casar con Sam, y ahora lo tendré que ver casado con Emily y yo me quedaré como la patética ex novia de la cual no se puede deshacer

Nadie ha dicho eso de ti, Leah

No lo dice, pero lo piensan— me corrigió— Eso es algo que también odio, la lastima. He visto cómo los chicos me tienen lástima y eso me enfurece y la ira me ciega, y hago cosas y digo cosas que realmente no quiero.

¿Cómo lo de hace rato?

Si, en la fiesta vi como Emily y Sam se dieron un beso, Paul se dio cuenta de eso y él se acercó a darme consuelo, dime ¿Quién se lo pidió?, yo no necesito consuelo, necesito que me dejen de tratar como un animal herido.

¿Y has intentado decirle eso a los chicos?

Las orejas de Leah se pegaron a su cráneo mientras liberaba un lamento

Es que soy una estúpida y una impulsiva

¿Por qué dices eso?

Lo he intentado, ¿tú crees que realmente yo disfruto esta situación?

Sé que no, Leah

Yo... simplemente quiero avanzar y llevarme bien con los chicos— confesó— Quiero que deje de doler pero es difícil si cada 5 segundos veo los pensamientos de Sam sobre Emily, y es imposible que me lleve bien con los chicos si ellos me tienen lastima y solo me ven como la patética ex novia de Sam y no como su compañera.

Los sollozos de Leah, que ya habían parado, regresaron con mayor intensidad que antes. Deje que la loba se desahogara y me quede a su lado abrazándola y dándole mi apoyo.

Mientras los minutos pasaban y Leah poco a poco se calmaba, el recuerdo de uno de los libros de magia invadió mi mente.

Antes a los betas nuevos de la manada, se le hechizaba para que no tuvieran acceso a ciertos recuerdos que la manada compartía, un ejemplo era la información y localización de la improntas, y hasta que esos betas fueran de total confianza se les retiraba el encantamiento.

Recordaba el hechizo y sabía que lo podía modificar para que Leah ya no tuviera que ver los recuerdos de Sam y de Emily, independientemente de cual integrante de la manada pensara en eso durante la telepatía colectiva.

Solo quiero que esto termine— gimoteo Leah

Leah, creo que tengo una manera de ayudarte— dije dudosa

¿Cuál?

¿Crees que si dejaras de ver los recuerdos de Sam y Emily tú podrías comenzar a sanar?

Los ojos de la loba brillaron con esperanza y su cola se meneo con entusiasmo

¿Puedes hacer eso?— preguntó esperanzada

Puedo intentarlo

—¡Hazlo, hazlo!

Leah se levantó con rapidez y con su hocico me empujo para que me levantara.

Es solo una teoría— advertí

No importa, tu inténtalo— me animo a seguir

De acuerdo, quédate quieta

La loba gris se sentó y permaneció inmóvil como si fuera una estatua. Me levanté y sacudí mis manos para luego colocarlas en el cráneo de la loba. Pensé en mi intención que era bloquear todo recuerdo sobre: Sam y Emily, y todo el drama pasado que hubo entre Leah y Sam, y cuando me intención estuvo clara, proclame:

"Que tu mente no mire lo que a tu corazón no quiere" Quod mens tua non spectat ad quod dixi

La cabeza de Leah brilló en un bonito color blanco, pero en segundos este volvió a la normalidad.

¿Funciono?— pregunto pasmada Leah

No sé, hay que probar.

Con temor pensé en la escena que vi de Sam y Emily abrazados mientras miraban a la manada, y espere pacientemente en la reacción de Leah.

¿Qué viste?— pregunté

La loba se levantó de golpe y esta comenzó a brincar de un lado a otro mientras una enorme sonrisa lobuna adornaba su rostro.

¡No vi nada!— celebró

Eufórica por el resultado también celebré junto a Leah, hasta que la loba se echó encima de mí y comenzó a lamer con entusiasmo mi cara.

¡Gracias, gracias!— repitió Leah aliviada

—Leah, pesas— dije con dificultad

Aguántate— reprocho divertida

Cuando el momento pasó, la loba y yo tomamos camino de regreso a la fiesta, listas para disfrutar la noche, aunque por el camino me fue imposible no reír antes los saltitos que daba la enorme loba gris.

Sonreí divertida y feliz por este nuevo capítulo que se abría en la vida de Leah, deseando internamente que la vida por fin le sonría, aunque sea un poco más.

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