Capitulo 6
-Hermosa, ¿te gusta a dónde te he traído? -Cuestionó mientras tomaba mi mano y me llevaba hacia una especie de picnic que había improvisado él, nos sentamos en el suelo.
-Claro que sí, todo es precioso, es como si este bosque estuviera encantado...-Mencioné emocionada.
-La verdad es que sí lo está, y ya que nuestra primera cita debía ser muy especial e inolvidable, sé cuánto te fascina la magia, decidí traerte aquí... -Admitió entonces.
- ¡Ben! Eso es muy dulce de tu parte, aprecio tanto que seas tan caballeroso... -Mordí mi labio inferior.
-Próximamente seré el rey, me han enseñado a ser así durante toda mi vida, me dieron clases particulares además de las que vemos en la preparatoria, así que sé hacer muchas cosas. -Comentó. -He recibido clases de equitación, baile, asuntos de Estado, modales, postura... -Prosiguió y bufé, me estaba aburriendo demasiado, no me interesaba su vida perfecta, debía encontrar una manera de callarlo sin ser demasiado grosera. Así que por impulso, lo besé y coloqué mis brazos alrededor de su cuello, él tardó unos minutos en apegarme más a su cuerpo -de seguro estaba bastante sorprendido por lo que estaba haciendo- aunque luego me correspondió el beso con más intensidad.
Cuando nos separamos, nos miramos a los ojos y él me sonrió.
-Eso fue inesperado pero especial... -Confesó mientras sacaba comida de una canasta. -Bueno, como te decía, una de mis especialidades es cocinar, aunque como soy de la realeza generalmente me preparan cada comida pero cuando tengo la oportunidad, lo hago yo mismo. De hecho, me arreglé rápido para tener el tiempo suficiente para prepararte todas estas delicias, espero que las disfrutes.
-Eso es lo más tierno que alguien ha hecho por mí, pensé que estarías muy ocupado siendo un príncipe, debes tener muchas responsabilidades y más sabiendo que se acerca la coronación... -Lo miré y empecé a comer lentamente.
-La verdad es que sí las tengo pero soy una persona muy responsable y sé manejar mis tiempos para poder hacer todo lo que quiera... -Admitió y no pudo evitar reírse al verme nuevamente, fruncí mi ceño. -Tienes algo en los labios, preciosa. A ver, déjame ayudarte. -Dicho esto acercó sus labios a los míos pero rápidamente tomé una servilleta y me limpié la boca.
De ninguna manera iba a besarlo.
Él solo era uno de mis juguetes, cuando ya no lo necesite, me olvidaré del heredero al trono de Auradon.
- ¿Ya no estoy sucia? -Cuestioné.
-No, Mal, te ves demasiado tierna... -Acarició mi mejilla y le sonreí.
-Gracias, casi nadie me lo dice. -Suspiré hondo.
-Prometo recordártelo a cada instante, prometo cuidarte y mimarte hasta el fin de mis días...-Murmuró.
Ben era un exagerado o el hechizo era demasiado potente. O tal vez las dos.
-Supongo que me acostumbraré a eso y a todo lo que nunca he tenido hasta que llegué aquí. -Me encogí de hombros y él tomó un pedazo de queso, acercándolo a mis labios, rápidamente lo comí. -No me llevarás a ningún lado, cariño. -Le guiñé el ojo, haciendo que el príncipe riera.
-De hecho, quiero llevarte allá, linda. -Dijo él, señalando la laguna que estaba frente a nosotros. -Y también quisiera esperarte en un altar algún día...
Cubrí mi boca con mis manos, sorprendida.
Definitivamente la galleta sí tenía mucha potencia.
- ¿Qué? Ni siquiera somos novios. -Empecé a jugar con mi cabello, algo nerviosa.
-Tienes razón, Mal. Pero eso va a cambiar... -Se acercó más a mí y tomó mis manos, suspiró hondo, en sus ojos se veía el nerviosismo que sentía. -Hermosa, desde que llegaste, sentí una conexión contigo, como si nos conociéramos desde antes, es algo inexplicable, y sé que sientes lo mismo que yo, sé que estas siendo completamente sincera conmigo, así que ¿quieres convertirte en mi novia para poder caminar por la escuela tomados de las manos, decirnos cosas tiernas, tener citas, dormir juntos, besarnos, acompañarme a mi coronación?
Bajé la mirada a nuestras manos y en las suyas pude notar algo que me pareció bastante familiar pero no podía recordar dónde había visto aquel accesorio.
Me quedé mirando su mano derecha durante un par de segundos, esforzándome por recordar, finalmente lo hice.
Era el anillo con rostro de bestia.
Él era el chico de mis sueños, el intruso que me lo había arrebatado absolutamente todo: mi magia, mi territorio, mi collar, mi trono, mis súbditos, mi legado, mi oportunidad de vengarme, la posibilidad de enorgullecer a mamá por una vez en mi vida, la chance de asesinar a aquel bastardo con el que la emperatriz del mal siempre me compara y de dominar el mundo con el mal de una maldita vez por todas.
El heredero al trono de Auradon era mi novio y si fue capaz de alterar mis sueños, eso significa que también puede alterar todos mis planes en la vida real.
Tenía que solucionar esto antes de que él me destruyera.
Solo aceptaré para conseguir esa varita y para terminar con el príncipe de una vez por todas.
-Sería una idiota si no lo hiciera, claro que quiero convertirme en tu novia, es lo que he deseado desde el momento en que soñé contigo por primera vez...-Mentí con naturalidad. Aunque la última parte sí era verdad.
- ¿Soñaste conmigo? -Dudó, alzando una ceja. -Yo también he soñado contigo.
-No te conocía personalmente, pero de alguna manera, sabía que harías algo por mí y lo hiciste, porque me sacaste de esa isla. -Proseguí entonces.
-Bueno, te estoy dando la oportunidad que te mereces, bonita. -Relamió sus labios lentamente, mirándome.
Si tan solo supiera que me acaba de dar la oportunidad de arruinar su final feliz.
-No sabes cuánto te lo agradezco, Ben, en serio... Pasé toda mi vida encerrada en esa prisión cuando ése jamás fue mi lugar, me estas dando la chance de encontrar a dónde pertenezco. -Mencioné entonces y él acarició mi mejilla, tomé su mano entrelazando nuestros dedos.
No podía dejar de ver el accesorio que llevaba siempre.
-Es un anillo hermoso, ¿de dónde lo sacaste? -Murmuré. - ¿Crees que algún día yo tenga uno así? -Dudé, me daban ganas de destruir aquel amuleto.
-Oh, es una herencia familiar, mi papá me lo dio hace unos meses como regalo de cumpleaños. Según él, me ayudará a tomar las decisiones correctas en todo momento así que por eso siempre lo uso. -Respondió antes de sonreírme, noté que miraba mi cuello, en donde tenía mi collar con el dije de dragón dorado. - Tal vez tengas uno cuando nos casemos...
Me quedé shockeada, en serio él creía que esta relación iba a durar, qué idiota era.
Inmediatamente empecé a jugar con mi dije, estaba algo nerviosa porque Ben estaba demasiado cerca, temía que me lo robara otra vez.
-Qué lindo, parece antiguo pero es precioso, te queda bien, linda. -Dijo rápidamente, le sonreí falsamente. -Tengo una idea, ¿qué te parece si nuestra primera actividad como novios es que te lleve allí? -Señaló la laguna que estaba frente a nosotros, se levantó para ahora quitarse la camisa.
- ¿Qué? ¿Al agua? -Lo miré extrañada y negué con la cabeza.
-Oh, vamos. ¡Vives en una isla! -Insistió.
-Sí, con un campo de fuerza invisible. -Repliqué.
-Mira, no voy a dejar que te ahogues, te salvaré, estas conmigo. -Me ofreció su mano para ayudarme a levantarme.
-Ben, si estamos juntos, debes saber algo de mí: yo no necesito ser salvada, ni ahora, ni mañana, ni nunca, ¿sí? -Aclaré.
Además, ¿por qué un príncipe salvaría a la persona que lo destruirá?
-Lo entiendo, preciosa, respeto tu decisión. -Accedió y me sonrió, mientras que seguía comiendo algunas delicias que no había en casa. -Esas son frutillas, amor.
-Son deliciosas, ¿cómo es que pude vivir durante dieciséis años sin haberlas probado? Son lo mejor del mundo. -Tomé algunas más y las metí en mi boca, Ben se rió al verme así.
-Tú eres lo mejor del mundo. -Dijo antes de marcharse hacia el interior del bosque para terminar de cambiarse la ropa.
Me levanté del suelo y acomodé mi cabello mientras miraba hacia el agua, entonces localicé a mi novio arriba de una piedra enorme, él gritó, lo que hizo que riera.
- ¿En serio tienes coronas en tu short? -Exclamé lo suficientemente alto como para que pudiera escucharme desde donde estaba.
- ¿¡Por qué no vienes a averiguarlo, hermosa!? -Me respondió y simplemente negué con la cabeza. - ¡Tú te lo pierdes! -Añadió antes de tirarse a la laguna.
Simplemente me alejé de ese lugar para ahora dirigirme hacia el muro de espinas, sentía demasiada curiosidad, lo único que sabía era lo que había visto en mis sueños y lo que mamá me había contado durante toda mi vida.
Toqué la pared mientras pensaba en que ése era mi lugar en el mundo, aquí era donde pertenecía. Sentí una energía algo extraña pero la reconocí fácilmente.
Magia negra.
El muro seguía encantado, tal y como hace años, cuando la emperatriz del mal lo había hecho surgir.
Recordé esa extraña profecía que había visto en mi sueño más reciente, probablemente seguía estando escrita en el interior del Páramo:
"Y cuando las cuatro almas perdidas completen su misión,El dragón, que se encuentra a disposición del ser más oscuro,Regresará de su destierro para reclamar lo que le pertenece,La corona caerá y ya no existirá poder en el mundo que se Atreva a volver a desafiar a las fuerzas de la oscuridad."
Aún no entendía qué significaba, pero no podía preocuparme por esas palabras talladas en los árboles cuando tenía muchas cosas mucho más importantes de las que preocuparme.
¿Ha sido casualidad que Ben me ha traído aquí para nuestra primera cita como novios? ¿Él me habrá reconocido? ¿Me sacó de esa isla para darme una oportunidad de tener una vida mejor o estará planeando algo más grande para arruinarme?
Tenía que proteger mi collar con magia en cuanto regresara a la residencia, solamente así me sentiría segura al estar tan cerca del príncipe, a pesar de que a él había logrado hechizarlo pero era mi deber encargarme de todos aquellos que pueden poner en peligro mi misión de robar esa varita.
Y entonces se me ocurrió la solución perfecta.
Traería aquí a todos los que no se dejaran engañar por mis mentiras y los destruiría, nadie jamás se enteraría, no podrán detenerme.
Cuando se enteren, será demasiado tarde.
-Hogar, dulce hogar, volveré a reclamar lo que es mío en cuanto sea el momento adecuado. -Susurré, sabiendo que podría entrar al Páramo ahora mismo, pero eso haría que el hijo de Bella y Bestia sospechara así que regresé al lugar en donde lo había dejado nadando.
Aunque si por alguna razón él se ahogaba, no lo salvaría. No soy ése tipo de persona, jamás lo seré.
Miré hacia el agua, buscándolo, pero no lo veía en ningún lado.
- ¿Ben? -Murmuré extrañada.
-Aquí estoy, linda. -Dijo, apareciendo de repente, ya vestido y con el cabello mojado. -Te daría mi reino por un solo beso...
Entonces acorté la distancia que nos separaba y uní mis labios con los suyos de manera apasionada, luego de unos minutos nos separamos.
-Mal, cuando te veo a los ojos, sé que no eres una villana, que puedes ser mucho más de lo que Maléfica fue, tú eliges quién quieres ser, eso es lo importante. Es tu vida, son tus decisiones. -Habló de repente.
Ay cariño, seré peor de lo que mamá fue. Soy una pesadilla vestida de sueño.
-Ya se está haciendo algo tarde, Bennyboo, deberíamos regresar...-Cambié de tema y él asintió, guardó los platos y la poca comida que quedaba en la canasta y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos para luego empezar a caminar junto a mí, lo seguí hasta la moto y volvimos a subir a aquel vehículo, él empezó a conducir mientras yo estaba perdida en mis pensamientos, no podía creer que el futuro rey me había mostrado cuál era mi verdadero lugar en el mundo.
Llegamos a la residencia luego de un rato y él me ayudó a bajarme de la moto, entramos al edificio y me siguió por el pasillo hasta mi habitación, ambos nos miramos confundidos cuando escuchamos unos gritos provenientes de la misma, vimos al hijo de Tontín salir rápidamente de ahí y nos miró.
- ¡Tu mejor amiga está mal por tu culpa, deberías sentirte avergonzada! -Me gritó antes de marcharse.
-Eso fue raro, él nunca hace esas acusaciones feas... -Ben hizo una mueca. -Será mejor que lo vaya a buscar.
-Espera, quería agradecerte por darme una primera cita fantástica. -Susurré cuando llegamos a la puerta de mi habitación y él me besó cortamente para luego irse a buscar a su mejor amigo, entré a mi cuarto sonriendo, sin poder creer lo que acababa de pasar.
Pero mi sonrisa se borró al voltearme y encontrar a la chica de cabello azul llorando en su cama.
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