Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16.

Maratón 2/3.


─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter sixteen. ❫ ▒▓



────── ๑ ໒৩ ๑ ──────


EL SIGLO XX LLEGÓ A LAS vidas de los Originales más rápido de lo que alguna vez pensaron. Llevaban novecientos años rondando por la Tierra, estableciéndose en distintos lugares, huyendo de Mikael. Su progenitor llevaba nueve siglos dándoles caza y, la verdad sea dicha, los hermanos no entendían cómo podía encontrarles si, por lo menos, intentaban no llamar demasiado la atención como para que les alcanzase.

Para ser más exactos, estaban en diciembre de 1910. Unas semanas atrás, Agnetha tuvo una discusión muy fuerte con Niklaus, lo que provocó que Elijah, quien había vuelto dos meses antes, se marchase de nuevo por el egoísmo del mismo Klaus. Y es que, esa discusión, hizo que la híbrida apagase sus emociones.

Ya nada le importaba. Excepto los recuerdos que la atormentaban cada día y cada noche. Los recuerdos de aquella tarde cuando vio a Elijah partir de nuevo, sintiéndose culpable por su marcha. No quiso sentir nada, no quería estar triste, tampoco llorar. Entonces, hizo lo que pensó que era mejor: darle al off del interruptor de las emociones.


Aquella mañana amaneció viendo el calendario. Era 24 de diciembre, la víspera a Navidad. Resopló altamente molesta, odiaba ese día. Y odiaba más a su familia, que se había empeñado a hacer una fiesta para celebrar la Navidad con la comunidad sobrenatural que albergaba en el Barrio Francés.

"Estúpida festividad" pensó, una vez salió de la ducha.

Se vistió con algo cómodo y se alejó del Complejo, dirigiéndose a las afueras a velocidad vampírica. Había un establo de caballos que pertenecía a la familia. Como de costumbre y como llevaba haciendo todos los días, montó a su yegua y salió a trotar campo a través. A pesar que ella no se consideraba una buena jinete, pues a quien realmente le encantaban los caballos era a Klaus, tampoco podía decirse que no se le daba del todo bien. Llegó al bosque pasados quince minutos, adentrándose en él hasta llegar al pantano. Era una zona deshabitada en su mayor parte, a excepción de algunas zonas donde algunas manadas de lobos cohabitaban en armonía entre ellas. O, por lo menos, era lo que había escuchado en el Barrio. Sin embargo, aquello no era lo que tenía en mente Agnetha; no entraba entre sus planes ponerse a socializar con los licántropos, ya había tenido suficiente con George Lockwood, su acompañante de hacía décadas en la Fiesta del Fundador, durante su estancia en Mystic Falls.

Llegó al lago pasados otros cinco minutos pero, en esta ocasión, caminando. Dejó a su yegua atada en una vieja y abandonada verja, sentándose ella en la orilla del lago, dejando que sus pies se mojasen tras quitarse las botas con esa agua helada. Lo normal estando a finales de diciembre.

Su mirada al frente, al horizonte, sin pensar en nada más que no fuese ella misma. O esa era su intención, pues siquiera ahí podía disfrutar de esa soledad que tanto anhelaba. Escuchó los pasos de alguien provenientes desde el oeste, al sentir el crujido de las pocas hojas secas que no se habían fundido junto a la nieve, quedando sepultadas por las gruesas capas de nieve blanca que caracterizaban el bosque y la zona del pantano en tales señaladas fechas. Un olor que parecía haber olvidado inundó sus fosas nasales, un olor que en el pasado le trajo muchas alegrías... un olor que pensó que no volvería a olfatear jamás.

―Así que lo que decían es cierto: una vampiresa sexy sin emociones arrasa con las aldeas cercanas a Nueva Orleans.

Esa voz varonil y tan sensual, ahora cambiada porque ya no era tan inocente ni joven, la hizo sonreír. Una sonrisa macabra que no significaba nada bueno.

―Si esto es un patético truco para devolverme la humanidad, no va a servir ―canturreó la Mikaelson, poniéndose de pie nuevamente, para después calzarse con sus inseparables botas―. ¿Cómo es que estás aquí, Salvatore? Te creí muerto hace tiempo ―añadió, sin emoción alguna.

De hecho, miraba sus uñas pintadas recientemente de negro, sin siquiera girar a mirar a su antiguo amor.

― ¿No quieres saber la historia, querida? ―preguntó, con cierto tono esperanzador, pensando que quizás, él, podría ser esa ancla a la humanidad de la híbrida original.

―Después de un buen trago, lo necesito ―contestó.


Y, con esa sonrisa macabra que no desapareció de su rostro en ningún momento, Agnetha Mikaelson y Stefan Salvatore desaparecieron del pantano, pasando por recoger a Moon, la yegua de pelaje blanco que pertenecía a la fémina.

Mas, lo que presenció Stefan haciendo parada en el mugroso local del Bayou, no era lo que esperaba. En el fondo, el joven de raíces italianas deseaba que no fuese ella la vampira de quienes hablaban las historias, que no fuese su Aggie aquella persona que acababa sin remordimientos con humanos inocentes. Pero estaba tan equivocado que, ni viéndolo en primera persona, fue capaz de asimilarlo.

"¿Qué habrá pasado para que Aggie apagase su humanidad?" se preguntó Salvatore a sí mismo, mentalmente, antes de que la chica de sus sueños se juntase con él nuevamente.

―Oh, no, no. No tolero la sangre humana, Aggie... ―susurró, en un tono casi inaudible, agachando la cabeza―. No puedo controlar mis impulsos, me convierto en un destripador sin remordimientos, sin la necesidad de apagar mi humanidad ―añadió.

No esperó que le comprendiera, teniendo en cuenta que sus emociones estaban apagadas, pero pensó que sincerarse con la persona que quería, podría ser un primer paso. Así como tampoco le apetecía recordar aquellos momentos de los cuales no se sentía para nada orgulloso, a pesar que parecía haber intrigado a la Original, que se le quedó mirando con una ceja alzada.

― ¿Qué? ―preguntó, al no recibir respuesta alguna.

―Te invito a una copa, Salvatore, y me cuentas todo ―dijo, finalmente, rodando los ojos. Tampoco es como si le hubiese dado otra opción que no fuera aceptar su invitación, razón por la que el vampiro la siguió hasta una mesa como si fuese el centro del mundo... que sí era, ahora que la había encontrado nuevamente.

Así como esas emociones que hacían cosquillas en su estómago habían vuelto... o no se habían marchado nunca pero, hasta ese momento, no las notó de nuevo. Y eso solo significaba una cosa: ese amor que se tuvieron cuando todavía era humano, se había intensificado al completar la transición el día siguiente que Agnetha dejó Mystic Falls.

Dos vasos de whisky acompañaron, en primer lugar, la charla que las almas gemelas iban a tener. Por supuesto que, por parte de la Híbrida Original, sin emoción alguna. Y sin expectativas. Pero aun así, hizo el esfuerzo de mantenerse concentrada, por no hacer sentir mal al chico que una vez amó.

―Sé que me dabas tu sangre todos los días, por eso el sabor del café era distinto desde que llegaste ―empezó con el relato el varón, jugueteando con el vaso de cristal en su mano; era un gesto que denotaba nerviosismo, Aggie ya conocía cómo era y cómo actuaba Stefan Salvatore, dudaba que eso hubiese cambiado tras haberse convertido en vampiro―. Te preocupabas por mí, me salvaste la vida en más de una ocasión... no lo he olvidado. El día que te fuiste.... Capturaron a Katherine y al resto de vampiros, los encerraron en la tumba de debajo de la iglesia de los Fell. Con Damon quisimos ayudarla, Aggie, pero... nos dispararon por estar del lado de los vampiros. Mi padre nos mató, fue él.

Algo en el interior de la Mikaelson se removió. No podían ser emociones, era imposible. ¿Serían recuerdos? ¿Cómo su padre los mató cruelmente tras tomar ese vino con sangre, completando así el hechizo de su madre que los convirtió en vampiros? Eso la llevó al amargo momento en el que recuperó el aliento después de haber sido atravesada por el pecho con la espada vikinga de Mikael.

Se sintió igual la traición.

―Fui a verle cuando desperté tras los disparos, ¿sabes? E intentó matarme pero yo... no controlaba mi fuerza, no entendía nada. Lo maté, me alimenté de él ―susurró, en un tono casi inaudible, pudiendo notarse la inconformidad y el dolor que aquello le causaba todavía a día de hoy.

―Lo siento, Stefan. Te quería, claro que sí, pero no quisiera un destino como este para ti ―aceptó, de una vez por todas, soltando un suspiro―. Y no creas que esto está funcionando para que vuelva a encender mi humanidad, no es que me importe en demasía tu transición.


Con una sonrisa irónica en su rostro y levantándose a velocidad vampírica, Agnetha colocó sus manos en el rostro de Stefan, girándolo con fuerza. Le había roto el cuello, dejándole fuera de juego, y se largó. 



* * 

n/a. sorpresa!!! por fin volví por aquí. Estuve pensando en hacer un calendario de adviento, pero diciembre ya está por terminar. ¿Qué tal si lo hago en enero? Un capítulo por día, cada día un fic distinto, hasta terminar el mes. Así me obligo a terminar algunas historias, o al menos de reescribirlas. ¿qué os parece? dejadme el feedback por los comentarios.

¡por cierto! volvemos al capítulo. ¿aggie sin humanidad? va a haber otro capítulo más antes de volver a los capítulos originales del primer acto, así que va a ser totalmente nuevo, al igual que este.

¡y stefan volvió! ¿qué os pareció su aparición? dadme vuestra opinión por aquí, me encanta leeros y contestar vuestros comentarios <3


VOTE | COMMENT | FOLLOW ME

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro