Maratón 1/3.

─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter fifteen. ❫ ▒▓

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LOS AÑOS HABÍAN PASADO PARA Agnetha Mikaelson. 

Tras su corta estancia en Mystic Falls, volvió a Nueva Orleans con su familia. Se encontró con un panorama muy distinto al que esperaba; pues Elijah había partido sin siquiera despedirse de nadie, dejando a Klaus y Rebekah solos. Eso le hizo pensar algo a Agnetha, pues la rubia, su hermana pequeña, era quien siempre había estado al lado de su mellizo, quien había luchado contra todos sus demonios y había aguantado todas sus facetas. . . incluso por encima de ella misma, quien era su hermana melliza.

Sin embargo, algo que la sorprendió más fue las miradas cómplices que compartían Marcellus y Rebekah, algo le decía que estaban enamorados. Y, como era de esperarse, por supuesto que a Niklaus no le gustaba para nada esa relación, no la aceptaría nunca. Eso fue lo que hizo quedarse a solas con el chico, una de esas noches de verano que tanto disfrutaba acompañada.

Aquella noche de finales de verano se quedó nublada, pese a ser calurosa. Lástima, porque podría haber sido un buen escenario ese firmamento estrellado que tanto amaba y que había aprendido a identificar con el paso de los años, convirtiéndose en una aficionada a la astronomía, de la cual cosa siempre presumía. Una copa de vino tinto acompañaba la velada, dejando otra encima de una pequeña mesa circular, en el balcón. Agnetha se sentó en aquel balancín que le había pertenecido desde que llegaron a la ciudad, como quien decía, esperando la llegada de su sobrino. Pese a su ausencia durante esos cuatro meses, como el varón había estado en el ejército tras haber pasado una buena transición a vampiro, suponía que las cosas no habían cambiado demasiado. No obstante, para Aggie seguía siendo aquel niño que adoptaron y que cuidó como a un hijo propio durante tantos años. El hijo bastardo del antiguo gobernador que era torturado durante horas por los jornaleros y por el dueño de la plantación de aquellos tiempos.

―Aggie ―susurró el vampiro, acercándose a la fémina, para después depositar un beso en la frente impropia―. Te eché de menos, ¿cómo ha ido todo?

―Marcellus, que alegría poder compartir una copa contigo. Siéntate aquí conmigo ―le pidió, dejándole espacio a su lado, mientras se balanceaba con delicadeza, ignorando por completo su pregunta, puesto que no tenía intención de hablar sobre ella esa noche―. ¿Cómo has estado? Espero que Nik te haya tratado bien. . . aunque sea a su manera.

―Siempre me vas a tratar como a un niño, ¿verdad? ―la mayor le miró fijamente, sin saber muy bien a lo que se refería, y esbozó una tímida sonrisa, acariciando la mejilla impropia con la mano que tenía libre, como un gesto de ternura y cariño hacia el menor―. Yo.... Y-Yo estoy enamorado de Rebekah.

Si no fuese por la piel oscura que tanto caracterizaba al joven Marcel Gérard, podría jurar que se había sonrojado al admitir sus sentimientos ante la hermana Mikaelson. Ella acarició su mejilla nuevamente, con ternura, y se levantó, para quedarse mirando al horizonte, tras apoyarse en la barandilla de mármol blanco del balcón.

―No soy como Niklaus, aunque sea su melliza ―empezó a hablar, en susurros, pues tampoco quería que el resto de los habitantes de El Complejo les escuchasen, a pesar que solo dos eran vampiros―. Solo quiero que seas feliz, Marcellus. Si tu felicidad depende de esos sentimientos hacia mi hermana pequeña, los aceptaré. Por ambos ―admitió la Original, notando como la sinceridad inundaba sus palabras―. Además, que ningún miembro de esta familia debería interponerse entre vosotros, porque eso es la relación, de ustedes dos.

―Ojalá Klaus fuese tan comprensivo, Aggie ―murmuró el chico, a lo que ella tragó saliva, puesto que sabía cómo era su hermano mellizo y no le sorprendía la negación ante la situación que la posible pareja estaba viviendo―. Estoy feliz de tenerte de vuelta.

―Intentaré hacerle entrar en razón, pero no puedo prometerte nada ―admitió, terminando el contenido que quedaba en la copa de cristal de un largo sorbo, sin saborear aquel delicioso vino tinto que tanto le gustaba―. Pero lo que sí puedo prometerte es que jamás haré algo para separarlos, te doy mi palabra.

Cuando Agnetha daba su palabra, era igual que Elijah. Ambos hermanos tenían un código de honor que muy pocas veces se habían saltado, por no mencionar que no lo habían hecho nunca. Siempre quedaban su palabra, ambos hermanos se caracterizaban por cumplirla. Por esa misma razón, nunca prometían nada si sabían que quizás no podrían cumplirlo.

Marcel Gérard sonrió ante las palabras de la Original, que la conocía bastante bien como para saber que dichas palabras y promesas eran verdaderas. Entonces, se lo agradeció depositando un beso en su mejilla, entrando segundos más tarde hacia el interior.

―Buenas noches, madrina ―murmuró, mencionando ese característico nombramiento por el que se refería siempre a Agnetha Mikaelson, desde que era un niño. Él también la había echado de menos durante los últimos meses.

―Buenas noches, cariño. Descansa.

Cuando escuchó cerrarse la puerta de su alcoba, miró hacia abajo, donde había escuchado un ruido. Negó con la cabeza, reconocería los ojos azules de Niklaus Mikaelson incluso con los ojos cerrados.

―Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, mi mitad ―canturreó, para después meterse en su habitación de nuevo y cerrar las ventanas del balcón, dejando a su mellizo con la palabra en la boca.

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n/a. capítulo corto pero el siguiente será un nuevo, aparecer stefan de nuevo !!!! más interacciones previas a tvd entre steggie (?) podéis dejar sugerencias sobre el nombre del ship por aquí, por favor <33 soy muy mala para estas cosas

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