Prólogo:
[MbóiPorã, 1981]
—¡Niño, salúdame a tu abuelo!
—¡Señor… lo haré!
Aquel joven de tez oscura caminaba con las manos en sus bolsillos por el Reino de MbóiPorã, camino hasta la Gran Habitación del lugar, tras llegar, el muchacho entró y se colocó al lado de su abuelo, el actual rey Jasy.
—¡Timothée! Te tardaste un poco. — dijo el anciano.
—Lo siento, abuelo, tuve un atraso con Ndaivi.
—¿Siguió con el duro entrenamiento? — preguntó Jasy.
—Hoy fue mi último día, Taita, completé el entrenamiento.
Jasy tomó un poco de ropa de su armario y comenzó a doblarla para meterla en su maleta.
—Tardaste una semana menos de lo que tardé yo cuando tenía tu edad.
Tim ayudaba a su abuelo a empacar mientras mantenían la conversación.
—Eso no significa que seré mejor que tú.
Ambos se miraron y sonrieron entre sí.
—Ya hay que descansar, saldremos mañana temprano.
Sin más, Tim se retiró a su habitación para descansar de su día.
[Londres, Inglaterra, un día después]
Timothée y su abuelo habían viajado desde el sur de América hasta Londres, pues el Rey Jasy tenía una importante conferencia que dar al mundo mágico.
Al llegar fueron recibidos por el personal de seguridad de la AEM, ambos fueron escoltados hasta la sala principal de conferencia donde Timothée se encontró con una vieja conocida.
—¡Hey! Es un gusto volver a verte, prima. — dijo el muchacho.
—El gusto es mío, Tim, ya estás enorme. — contestó la muchacha pelirroja.
—Me enteré de tu puesto en la AEM, te lo mereces.
—Gracias, siempre hay espacio para gente nueva, tú serías de ayuda también. — dijo Ruth Strigoi, proponiéndole un puesto al chico.
—Tal vez más adelante, por ahora estoy bien así.
—Deberías considerarlo muchacho. — dijo el rey Jasy uniéndose a la conversación. —Señorita Strigoi, es un placer.
—Señor Jasy, el placer es mío, es un honor tenerlo acá, aprovecho para decir que lamento lo sucedido en Nigeria, no era intención de nuestro equipo lo que sucedió.
—Gracias por presentarse y además brindarnos su protección. — contestó el hombre de más edad.
Ruth se retiró a su asiento despidiéndose de Tim y del Rey.
—Tienes una familia enorme por parte de tus dos padres, Timothée. — dijo el hombre con una sonrisa.
—Sí, Taita, algún día conoceré a todos de seguro. — contestó Tim.
—Prometí a tu madre vernos antes del almuerzo así que seré breve.
Jasy se acercó al escenario donde modificaron su voz con magia para que sonara más fuerte, de inmediato, comenzó a dar su discurso a las personas presentes.
Timothée se acercó a la ventana escuchando las palabras de su abuelo, el chico prestaba total atención a lo que pasaba a las afueras del nuevo Edificio de la Confederación Internacional de Magos pues la seguridad era bastante estricta. Sin embargo, tras unos segundos de observación, el chico comenzó a ver actividad sospechosa, varios hombres miraron hacia el cielo al mismo tiempo que escuchaban fuertes estruendos.
—… el reino de MbóiPorã se enorgullece…
—¡Todo el mundo al suelo, ahora! — exclamó Tim al ver cómo varios hombres en escoba lanzaban encantamientos contra el edificio.
Ruth se agachó rápidamente protegiendo a un par de personas mientras Timothée corría hacia su abuelo para protegerlo, sin embargo, fue demasiado tarde pues la explosión ya había sucedido. Una enorme bola de humo negra cubrió el lugar por fuera, mientras dentro, Tim se arrastraba para llegar al cuerpo de su abuelo, al hacerlo, tomó su brazo para medir su pulso.
—¡Abuelo, abuelo! — exclamaba el chico sin recibir respuesta.
Tim no encontraba rastros de vida en el cuerpo de Jasy, el joven tomó a su abuelo en brazos con un par de lágrimas en sus ojos, había ocurrido lo peor.
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