Capítulo 3: Un Pueblo sin Rey.
Timothée había regresado a MbóiPorã con el cuerpo de su abuelo fallecido además de llevar consigo a su hermana menor, Ayla Potter, pues la chica deseaba conocer la ciudad de sus antiguos familiares.
—Arréglate para esta tarde, Ayla, la despedida de Taita se llevará a cabo pronto.
—Claro, lo haré… pero no porque tu me lo estés pidiendo. — contestó la chica con una sonrisa.
—La guardia te llevará a tu habitación, luego debo mostrarte algo que te gustará, pero lo haré porque quiero y no porque me lo pediste en el camino. — dijo Timothée para después alejarse del lugar.
—Bien jugado… — susurró la chica.
—Sígame señorita Potter. — dijo la líder de la guardia de MbóiPorã guiando a la chica hasta su habitación.
Timothée se encargó de llevar el cuerpo de su abuelo hasta el lugar donde lo prepararían para su despedida.
[Riga, Letonia, Norte de Europa]
Aquel hombre que se había hecho pasar por Cayde Nott se encontraba en una pequeña cabaña sentado frente a una mesa, el hombre tocó un aparato en su cuello y se lo arrancó dejando ver su cara real, un hombre de cabello trenzado y tez oscura.
—¿Desea tomar algo, señor Ingstad? — preguntó una mesera que se acercó a él.
—Una cerveza me vendría bien, gracias. — contestó.
Sobre la mesa había un pergamino enrollado que el hombre tomó para leerlo.
“Plan de escape: Ewan Davis”
—Aquí tiene, señor, disfrutela. — interrumpió la mesera a la lectura del joven muchacho.
—Gracias, señorita. — contestó el hombre. — ya tendré tiempo para sacarte de ahí, Davis. — añadió para sí mismo.
Todo estaba preparado en MbóiPorã para despedir al rey Jasy, las tropas de guerra y la guardia real apuntaban con sus varitas y armas hacia el cielo.
—¡Atentos! — exclamó el líder de la tropa de guerra.
—¡Nos despedimos ahora de nuestro amado rey! — exclamó Timothée Potter. — Un hombre de esperanza, sabiduría, cariño por su pueblo, un líder y rey excelente. Para mí es una pena que no esté más con nosotros y me acuso a mi mismo como el responsable de no protegerlo como debía hacerlo… ¡Que descanse en paz, nuestro rey!
—¡Que descanse el rey Jasy! — exclamó el pueblo de MbóiPorã mientras abrían fuego al cielo.
El ataúd del rey comenzó a ser sepultado, sin embargo, antes de que comenzaran a lanzar la tierra sobre el mismo, Timothée se acercó y colocó aquella máscara del traje de su abuelo.
—Te veré en la otra vida, Taita. — susurró el chico.
Timothée se puso de pie y observó cómo la tierra sepultaba aquel ataúd, tras algunos minutos de espera y de plática entre las personas del pueblo, el muchacho se retiró del lugar rumbo al reino donde llevó a su hermana Ayla hasta el antiguo laboratorio del doctor Miller.
—¿Qué hacemos aquí? — preguntó la chica.
—Me enteré que eres fan de la tecnología avanzada y quería mostrarte el laboratorio, el doctor Miller dejó muchas cosas sin terminar que quizá tú podrías terminarlas. — contestó Timothée.
—Nunca pensé que esta sería mi primera labor como graduada de Hogwarts… en fin, acepto pero quiero un salario mínimo.
Timothée miró seriamente a su hermana pero al mismo tiempo reía por dentro.
—Le diré a mamá que no saliste con Arya el halloween anterior.
—Será un placer ayudarte hermanito.
Ambos sonrieron y siguieron caminando por el lugar.
—Antes de morir, Taita tenía un pequeño plan para encontrar a una banda que está robando recursos a los indígenas del pueblo, para eso envió el comunicado a la Confederación Internacional de Magos y de paso le pedimos a Ruth enviar a un agente a investigar.
—¿Ambrose vendrá? ¡Oh por Dios! ¿Por qué no me dijiste?
—No es Ambrose, Ayla…
La chica miró a un costado mientras acomodaba su cabello.
—¿Entonces quién? — preguntó.
—Vendrá en dos días, mientras tanto esperaremos.
—Ah, bien… quizá se encuentre con mamá en su viaje a acá.
Ayla siguió caminando explorando más partes del laboratorio.
—¿Te interesa algo? — preguntó el chico.
—Me encargaré de un par de cosas, al parecer aquí hay que remodelar…
—Haz lo que quieras, es todo tuyo este lugar ahora. — dijo Tim. — No te vayas a la cama tan tarde. — añadió el chico.
—¡No lo haré, Timothée, ya vete! — exclamó Ayla con un poco de enojo pues le molestaba que la trataran aún como una niña.
Tim salió del laboratorio con una sonrisa en su rostro logrando su cometido, molestar a su hermana.
—¡Joven Potter! — exclamó alguien a las afueras del reino donde Tim estaba por entrar.
—Señor Philips, ¿Cómo va? — preguntó el chico.
—Muy bien, disculpe que lo tome desprevenido pero traigo un mensaje para usted de la Corte Real.
El chico frunció su ceño y luego habló.
—Adelante.
El hombre sacó un pequeño pergamino de su bolsillo y comenzó a leerlo.
“Estimado Timothée Potter Mccall:
De parte de la Corte Real de MbóiPorã con relación a los hechos trágicos sucedidos recientemente, la Corte Real junto a las tribus de nuestro pueblo nos pusimos de acuerdo con la decisión de escoger un nuevo rey para nuestro pueblo eligiendo a un solo candidato, usted mismo, debido a que era el pariente más cercano del difunto rey Jasy.
Presentese el día de mañana a las instalaciones de la Corte Real para llegar a un mutuo acuerdo si el tema es de su interés.
Gracias por su atención.”
Tim se quedó perplejo ante la noticia sin tener alguna respuesta para darle al mensajero del reino.
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