Navidades En La Mansión Black
Regulus Black abrió los ojos al sentir la luz entrar por su oscura habitación.
Bostezó tratando de liberarse del sentimiento de cansancio y se dispuso a levantarse cuando un peso en su barriga le detuvo.
Negó con la cabeza divertido al ver los pies de la pequeña Deborah reposando sobre ella.
Habían pasado cerda de dos meses desde que Lily y James fallecieron y Dumbledore se llevó a Harry con los muggles. Las pesadillas de la pequeña comenzaron a disminuir eventualmente, pero Lupin llevaba también cerca de un mes y medio sin aparecer por la mansión, causando que la pesadillas volviera a la niña y esta tuviera que dormir con Regulus, quien no sabía que otra cosa hacer para ayudar.
El chico de tan solo 19 años suspiró molesto con el licántropo y sacudió a la niña, despertándola.
-Arriba Deborah, recuerda que en esta casa nos levantamos temprano.
La niña asintió aún más dormida que despierta y se sentó en la cama, frotando sus ojos.
Regulus se levantó de su cama y cambió su pijama por ropa normal con un rápido movimiento de varita.
Miró preocupado como la niña se quedaba mirando al vacío con un rostro sin expresión.
-¿En qué piensas?
Se limitó a preguntar el hombre.
Debbie le miró unos segundos, decidiendo si decirle lo que estaba en su mente o no.
-Es Navidad.
El mayor asintió mientras cambiaba la ropa de la niña con su varita.
-Lo sé, pero no tenemos suficientes personas para organizar un evento.
Deborah frunció el ceño confusa y bajó de la cama, siguiendo al hombre mientras ambos bajaban a la cocina.
-¿Por qué no hay un árbol? ¿No ha venido papá Noel?
Regulus detuvo su andar y observó a la niña tras el.
-¿Quién es ese?
***
Andrómeda Tonks se acurrucó en el sofá con su marido, viendo como su hija Nymphadora, de siete años abría sus regalos.
La mujer nunca dejaría de sentirse fascinada por las tradiciones muggles en Navidad. Las familias de sangre pura celebraban la fecha organizando y acudiendo a bailes, cada uno organizado por una familia para demostrar su poder.
Andrómeda opinaba que las tradiciones de los muggles eran mucho mejores.
Para la sorpresa de toda la familia Tonks, Regulus apareció en el salón de golpe, causando que un pequeño grito saliera de la garganta de su prima.
-¿Quién demonios es papá Noel, como tiene acceso a mi chimenea y por qué Deborah está tan obsesionada con ese hombre?
Andrómeda se levantó de el sofá rápidamente y agarró el brazo de su primo, dirigiéndose a la cocina.
Una vez se aseguró de que su hija no podía oírles dio un pequeño golpe en la cabeza de Regulus.
-¿Cómo se te ocurre decir eso de papá Noel delante de Nymphadora?
El chico negó con la cabeza, sin entender nada.
-Cuando nos hemos levantado Deborah ha empezado a hacerme preguntas sobre la Navidad, un árbol y ese viejo que aparentemente entrena renos y se cuela en las casas de la gente.
Andrómeda colocó una mano en su frente frustrada.
-¿Y qué le has contestado a Deborah?
Regulus suspiró frustrado.
-Que no sabía quién era ese hombre y que no venía a mi casa. Se ha puesto triste y no entiendo que ocurre, necesito ayuda.
Andrómeda volvió a golpear el brazo de su primo.
-Es una tradición muggle Reg. Verás, los muggles les cuentan a sus hijos....
Una explicación de las tradiciones muggles después, Regulus negó con la cabeza frustrado.
-Acabo de destrozar sus primeras Navidades sin sus padres. No sirvo para esto Andy.
La mujer acarició levemente el brazo de su primo.
-El día aún no ha terminado Reg, aún puedes arreglarlo, yo puedo ayudarte, podemos tener una cena familiar.
El nombrado asintió.
-Le diré a Krecher que prepare una buena cena mientras que yo voy a por un árbol y regalos.
Andrómeda caminó junto a Regulus fuera de la cocina.
-Genial, nosotros iremos hasta allí y la mantendremos ocupada.
***
Regulus cruzó la puerta de la mansión Black exhausto.
Había pasado la mitad de la tarde comprando regalos en el callejón diagón rodeado de gente, cosa que odiaba y la otra mitad tratando de conseguir un árbol, cosa que odiaba más.
Entró al salón de la casa colocando en árbol con su varita y escondiendo los regalos para luego ir hacia la cocina, desde donde se escuchaban voces.
Al entrar a la cocina se encontró con Krecher y Ted haciendo la cena, mientras el elfo gruñía molesto, afirmando que podía hacerlo solo y en la mesa Andrómeda y las niñas dibujaban.
Al verle entrar su prima sonrió.
-Vamos Nymphadora, ayúdame a poner la mesa.
El cabello de la pequeña pasó a ser de color rojo mientras miraba enfadada a su madre.
-¡Mamá! No me llames Nymphadora, lo odio.
Regulus se sentó junto a Deborah, quien parecía muy concentrada dibujando algo.
-¿Qué dibujas?
Preguntó el hombre.
La niña extendió el folio en su dirección.
-Es papá Noel con Harry y conmigo, papá me dijo que cuando Harry y yo fuéramos más mayores nos llevaría a conocerle.
Regulus observó como el rostro de la niña se entristecía y acarició su pequeña cabeza.
-Escucha Deborah, sé que te dije que papá Noel no pasa por esta casa y no creo que deba mentirte, no lo hace, pero yo estoy aquí.
La niña miró con una sonrisa el pequeño paquete que le extendió Regulus.
Lo abrió rápidamente y miró confundida el colgante.
-¿Me lo dejas un momento?
Preguntó Regulus.
La niña asintió y se lo extendió, solo para observar fascinada como el colgante se abría, revelando fotografías.
-Este colgante es una tradición que tiene mi familia, yo tengo uno igual. Aquí hay una fotografía de tus padres y de tu hermano para que les recuerdes y en este espacio puedes decidir que foto meter.
Regulus abrió los ojos sorprendido al sentir los brazos de la niña envolver su cuello.
-Gracias.... Me gustaría poner una foto tuya.
El hombre sonrió y palemó la espalda de la niña.
Quizás las tradiciones muggles no estaban tan mal.
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