Aquella Noche En Grecia.
Deborah y Jade caminaban por la noche, dando un paseo por la playa Elafonisi, en Creta, la isla de Grecia a la que habían viajado.
Ambas chicas habían pasado ya dos semanas en aquel país y no querían volver.
Deborah sentía como por primera vez en su vida no estaba viviendo por nadie más. Desde que sus padres murieron sintió como si todas sus acciones hubieran estado enfocadas en volver a ver a Harry y en protegerle, durante toda su vida, Deborah no había sido más que una soldado en una guerra.
Aquellas dos semanas en Creta le habían hecho darse cuenta de que había más en la vida, que era capaz de relajarse.
El recuerdo de Regulus, Tonks, Moody y muchas personas más que habían muerto en la guerra aún rondaba en su cabeza, pero sabía que ninguno de ellos querrían verla caer en una depresión y que estarían felices de que siguiera con su vida.
Jade por su parte miraba las olas de la playa nerviosa.
Se suponía que ambas chicas debían de volver a Londres en dos días, pero la de cabello morado no estaba muy segura.
Durante aquellas semanas habían visitado muchos museos e ido a muchas exposiciones, en una de ellas el dueño de un museo se enamoró de los cuadros de Jade y le ofreció un puesto fijo allí.
La chica había estado completamente feliz de escuchar la noticia, pues sabía perfectamente que quería quedarse en Grecia, solo había algo, más bien alguien, que la hacía dudar.
Jade observó el rostro de Deborah con atención. Aquellas dos semanas habían sentado muy bien a su acompañante, sus heridas habían comenzado a curar y, aunque aún tenía pesadillas, que Jade estuviera junto a ella le ayudaba a dormir mejor.
Sus pequeñas vacaciones en aquella isla solo habían servido para confirmar algo que la de cabello morado ya sabía: estaba enamorada de Deborah y no tenía intención de perderla.
-Debs, ¿podemos hablar?
La nombrada se detuvo y asintió algo confusa ante la pregunta.
Jade miró su rostro una última vez y suspiró, calmando sus nervios.
-Me han ofrecido un puesto fijo como expositora en un museo aquí, no voy a volver a Londres.
Tan pronto como las palabras salieron de la boca de la chica de piel morena, Deborah sintió una presión en su pecho.
No era idiota, sabía perfectamente que quería a Jade, la persona que había estado a su lado durante todos aquellos años, que escuchó todos sus problemas y nunca falló en rescatarla siempre que lo necesitó.
El pensamiento de separarse de ella era algo que entristeció a la chica. Se moría de ganas por negarse y demandar que Jade volviera a Londres con ella, pero sabía que no era justo.
Deborah volvió a poner esa máscara de indiferencia que tan practicada tenía.
-Entonces supongo que solo yo volveré, me alegro por ti.
Y dicho esto se dispuso a seguir caminando, planteando enterrar sus emociones en su pecho y no dejar que salieran, pero Jade tenía otros planes.
Agarró el brazo de Deborah con suavidad.
-No te he dicho esto para despedirme de ti, te lo he dicho para pedirte que te quedes aquí, conmigo.
Deborah abrió los ojos con sorpresa, desde luego no se esperaba esa oferta.
Sus mejillas se sonrojaron y agradeció a la oscuridad de la noche, esperando que Jade no se diera cuenta.
-¿Aquí? ¿Contigo?
Repitió la chica, aún sin procesar las palabras de la otra.
Jade suspiró y asintió decidida, bajando su mano hasta entrelazarla con la de Deborah.
-Debs yo... No soy la persona más romántica, pero creo que ambas sabemos desde hace tiempo que no sólo nos queremos como amigas.
Hemos dejado esta conversación a un lado debido a la guerra, pero ya a acabado, y tenemos derecho a rehacer nuestras vidas. A mí ya no me queda nada en Londres, entiendo que Harry está allí y no es una decisión tan fácil para ti... Pero yo me he sentido viva por primera vez en muchos años aquí, contigo, y no quiero que ese sentimiento se acabe.
Deborah observó su mano entrelazada con la de Jade y dio un pequeño apretón en esta, buscando calmar su acelerado corazón.
Era cierto que Harry estaba en Londres, al igual que Andy, Ted, Corvus...
Pero Jade tenía razón, aquellas semanas le habían ayudado a sentirse como algo más que un soldado, ella le había ayudado a sentirse como una persona normal.
Aún sin soltar la mano de Jade, subió la otra hasta acariciar la mejilla de la de cabello morado juntando sus frentes.
-Yo... Me quedo contigo.
Jade soltó una pequeña risa nerviosa ante el susurro de Debs y juntó sus labios con los de la otra chica.
Deborah devolvió el beso, sintiendo cómo una gran calma llegaba hacia ella siendo rodeada por los brazos de Jade. Se sentía segura, se sentía en su hogar.
¡Hola!
Este es el primer capítulo de este libro de one-shots sobre Potter-Black.
Si no has leído el libro está en mi perfil así que pasar a leerlo ;)
Y si queréis que haga una escena o algo en especial podéis pedírmelo por aquí.
Nos vemos!
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