~XXXIV~
Corvus y Deborah iban por los pasillos de camino al gran comedor. Ambos se habían retrasado, pues hoy era el día en el que se eligen a los campeones, y a ninguno de los dos les hacía mucha gracia el torneo.
Pero como Ed había insistido en que era un evento importante lo único que habían podido hacer era retrasar el momento de ir con la excusa de estudiar pociones.
-¿Entonces al terminar son tres vueltas en dirección a las agujas del reloj?
Corvus asintió.
-Sí, si las das en sentido contrario la poción se vuelve verde en lugar de azul.
Deborah se cruzó de brazos, comprendiendo ahora por qué su poción de la última clase había fallado.
Aunque por supuesto no ayudaba tener a Fred Weasley al lado, el chico parecía empeñado en distraerla hablando de sus productos.
Y hablado del rey de Roma, los gemelos Weasley pasaron junto a ellos.
Ambos iban algo apurados por lo que se suponía que también llegaban tarde. Pero en cuanto Fred vio a la morena se detuvo dispuesto a hablar con ella.
-Pero bueno Potter, ¿llegando tarde? Que decepción, y yo que pensaba que nunca llegabas tarde.
Corvus rodó los ojos dispuesto a ignorar al idiota, pero para su sorpresa Deborah se detuvo.
-Weasley, me gustaría decir que estoy sorprendida, pero no puedo. Tu siempre eres una decepción.
George hizo una mueca sabiendo que se perderían la elección, pues su hermano era competitivo y ahora se quedaría allí siguiendo con sus pillas hast conseguir callar a la chica.
Pero, contrario a lo esperado, su hermano sólo soltó una leve carcajada y subió los brazos.
-Bueno, nosotros nos vamos. Siempre es un placer hablar contigo Potter.
La chica alzó una ceja.
-Lamento no poder decir lo mismo Weasley.
Y dicho esto, entraron al gran comedor, cada pareja tomando direcciones diferentes.
-Parece que últimamente disfrutas lo de discutir con Weasley, antes solo le ignorabas. ¿Ha ocurrido algo?
El del cabello rizado ya tenía una respuesta en su mente y por mucho que deseara que su amiga se la diera aún no sabía si ella se había dado cuenta.
La chica se encogió de hombros mientras ambos se sentaban junto a Edmund.
-Me ayuda a soltar estrés y créeme que tengo mucho.
Ed les miró a ambos confusos.
-¿Qué te ayuda a soltar estrés?
Corvus se apresuró a responder.
-Discutir con Weasley.
Ambos chicos compartieron una mirada significativa y Ed formó una sonrisa.
-Sabes Debs, a nosotros también nos encantaba discutir.
La chica apartó a su amigo de un manotazo.
-No es lo mismo, a mi no me gusta el idiota de Weasley.
Aquella pequeña discusión se vio frenada cuando Dumbledore se colocó junto al caldero dispuesto a sacar los papeles.
-El campeón o campeona de Beauxbatons es..... ¡Fleur Delacour!
Una chica rubia y bellísima se levantó, caminando hacia los directores.
Los Slytherins aplaudieron educadamente, pero gritos y silbidos vinieron de parte de los alumnos de Beauxbatons.
-Los españoles y portugueses de el colegio. Según Valeria los franceses les odian.
Miraron divertidos como la directora les hizo callar con un movimiento de varita.
-El campeón de Durmstang es..... ¡Vikor Krum!
La gente en la mesa de Slytherin se levantó aplaudiendo, Ed con especial entusiasmo.
Deborah observó al chico subir algo desganada, era obvio que iba a ser él.
Cuando Dumbledore fue a elegir el papel de Hogwarts la tensión comenzó a sentirse en el ambiente.
Debbie sólo pudo dar gracias por que todas las personas que le importaban en Hogwarts eran menores.
-El campeón de Hogwarts es..... ¡Cedric Diggory!
La mesa de Hufflepuff estalló en aplausos mientras que el nombrado se levantaba.
Debbie miró desinteresada al chico. Era bastante guapo y todas las chicas iban detrás de él, pero era demasiado perfectillo y a ella nunca le dieron confianza las personas las cuales aparentaban no tener defectos.
Pero el silencio se hizo en la sala cuando otro papel salió del cáliz.
-¡Harry Potter!
En ese momento todo se derrumbó en la mente de Deborah.
Por unos momentos fue incapaz de oír nada. Sólo apretó fuerte los puños y observó como su hermano pequeño iba hacia su posible muerte sin poder hacer nada.
Dumbledore mandó rápido a todos sus alumnos a sus salas comunes, pero Deborah no se fue, no dejaría que aquello se quedara así sin pelear.
La chica caminó hasta la sala en la que se encontraban los campeones y profesores y llamó a al puerta.
Su llamado fue ignorado y desde fuera podía escuchar como había personas dirigiéndose exaltadas hacia su hermano.
Llamó de nuevo, dispuesta a enfrentar a cualquiera que se le pudiera delante, pero debido al volumen de las voces no se escuchó.
Esperó y cuando se hubo cambiado el ambiente dentro de la sala llamó una última vez.
Fue atendida por Snape, quien la miró aburrido.
-¿Qué demonios quieres Potter?
La chica no se dejó intimidar.
-Hablar con Dumbledore.
Ninguno de los dos lo notaron, pero el silencio se hizo en la sala, pues todos estaba atentos a la conversación de la puerta.
-Está ocupado Potter, lárgate.
La chica negó con la cabeza y entró a la sala esquivando a su profesor.
Harry sintió alivio al ver a su hermana entrar.
La chica se dirigió seria hacia él.
-¿Metiste tu nombre en el cáliz?
El chico, aún algo aturdido por todo lo que había estado sucediendo negó con la cabeza.
Su hermana entendió su gesto y se giró hacia Dumbledore.
-Harry no puede participar, es menor.
El director miró con nostalgia a la chica, igual de luchadora que su madre.
-Lo lamento señorita Potter, pero el cáliz ha decidido.
La chica negó con la cabeza sin creerse lo que estaba escuchando.
-El cáliz debía elegir a los tres participantes. Allí los tiene, mi hermano no tiene nada que ver en ésto, más si él no metió su nombre.
Dumbledore volvió a negar, sin inmutarse ante el tono cargado de veneno que usaba la chica con él.
-Me temo señorita Potter que desobedecer al cáliz traería consecuencias terribles.
La morena tomó aire, recordandose lo importante que era la contención, pues las ganas que tenía de maldecir a aquel hombre eran muchas.
-¿Peores que la muerte de uno de sus alumnos? Pues ese es el riesgo que toma.
El anciano se dio la vuelta derrotado.
-El señor Potter participará, no queremos lidiar con las consecuencias de desobedecer al cáliz, además se que el ministro está de acuerdo. Ahora ir a descansar.
Los hermanos Potter fueron escoltados al pasillo por la profesora McGonagall, quien los miraba con pena.
Aún recordaba la noche donde tuvieron que separarlos. La pequeña Potter se puso como una fiera cuando quisieron apartarla de su hermano, justo como había hecho ahora.
-Todo saldrá bien.
Fue lo que dijo antes de irse, dejando a los hermanos Potter solos.
Un silencio incomodo se extendió entre ellos, en el que Deborah aún trataba de contener su rabia y Harry de reunir valor para hablar.
-Gracias por eso. Aunque no haya servido, ayuda saber que no estoy solo en esto.
Deborah miró a su hermano y deseó decirle que nunca estaría solo, que la tenía a ella y siempre lo haría.
Pero eso era demasiado para ella, no podía.
-No hay de que.... Vamos, debes dormir algo, te acompaño a tu sala común.
Los hermanos caminaron por los pasillos de Hogwarts en completo silencio, el cual Harry aprovechó para observar en detalle a su hermana.
Tenía el cabello azabache y desordenado al igual que él, pero sus ojos eran marrones como los de su padre, también tenía su misma nariz.
Lo cierto es que si te parabas a mirar, aunque a simple vista los hermanos Potter fueran completamente distintos, se parecían bastante físicamente.
Cuando llegaron a el retrato de la dama gorga ninguno sabía como despedirse.
-Esto.... Gracias por acompañarme, de verdad.
La morena asintió.
-Hasta mañana Harry.
El menor miró a su hermana irse por el pasillo, quedando un millón de preguntas y agradecimientos atrapados en su garganta.
-Hasta mañana Deborah.
Susurró para sí antes de entrar a su sala común.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro