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Regulus y Deborah jugaban a las cartas en el salón.
Las vacaciones habían sentado bien a la chica, sentía que había tenido ese momento de descanso que tanto había deseado durante su quinto año.
Solos, Regulus, Krecher y ella les envolvía una tranquilidad que Deborah había extrañado.
-Y la victoria es mía, de nuevo.
Debbie rodó los ojos divertida ante la actitud del hombre y se puso a barajar para jugar la siguiente ronda.
-Algún día te ganaré.
Regulus sonrió de manera arrogante.
-Sigue soñando pequeña Potter.
Pero la calama de la casa se vio interrumpida por el sonido de la chimenea.
-¡Reg!
Lucy Pevensie se enganchó al cuello del hombre, al cual había cogido tanto cariño.
Regulus aún se preguntaba como había ocurrido, pero la niña después de todo era una Hufflepuff, y cuando te cogían cariño no había vuelta atrás.
Deborah reprimió una sonrisa al ver cómo el hombre apartaba a la niña delicadamente de él.
Se giró al sentir una mano en su hombro y unas palmaditas en su espalda, encontrándose con Peter y Dylan Pevensie.
-¿Cómo ha ido el verano Deborah? No nos hemos visto casi.
La chica asintió cortésmente ante la pregunta de el hombre, le agradaban bastante todos los integrantes de la familia.
-Bastante bien Dylan, ¿qué tal vuestras vacaciones a Francia?
El hombre de cabellos castaños canosos se rió.
-Todo bien, aunque Eddie se nos perdió un par de veces.
-¡Eso no es verdad! No es mi culpa que andéis tan rápido.
La voz de su amigo se escuchó en la sala, para que luego apareciera junto a su hermana.
-Hola chicos.
Saludó Susan, para luego ir a sentarse tranquilamente.
Para sorpresa de Deborah y Regulus, quienes pensaban que Susan iba a ser igual de torpe o ruidosa que el resto de su familia, descubrieron que era una chica amable y tranquila, con un humor bastante sarcástico.
Ed saludó a Regulus con un movimiento de mano y se enganchó al brazo de su amiga.
-¿Lista para lo de mañana?
Deborah suspiró exasperada.
-¿Si te digo que no puedo quedarme en casa?
Ed golpeó levemente su hombro.
-No, eres mi mejor amiga y me vas a acompañar a la final de Quidditch, que ya hay bastante en mi familia con tres asociales, uno tiene que tener amigos.
Protestas de sus hermanos siguieron a su comentario, pero a Ed no pareció importarle.
-¡Por favor! La mitad de amigos de Peter que conozco son borrachuzos aurores, aún sigo esperando para conocer a los de Susan y los de Lucy pasan de ella.
La más pequeña de la familia le miró con el ceño fruncido.
-No pasan de mi Edmund, el señor Weasley me guardó una entrada, pero nosotros ya teníamos mi asiento reservado.
El Slytherin sacudió la mano quitándole importancia.
-Bueno Reg, ¿hacemos la cena?
El nombrado miró a Dylan con una ceja alzada.
-Dylan, aquí cocina Krecher.
El elfo apareció junto al patriarca de los Pevensie, quien se sobresaltó.
-Si, por supuesto, lo siento no estoy acostumbrado a estas cosas.
Regulus negó con la cabeza quitándole importancia.
-¿Jugáis a las cartas?
Peter, Lucy y Dylan aceptaron la propuesta del hombre, mientras que Susan se iba a la biblioteca de la casa y Deborah y Edmund se acomodaban en unos sillones algo más alejados.
-¿Cómo está Corvus? No me ha escrito en todo el verano.
Ed suspiró negando la cabeza.
-A mi me ha escrito un par de veces, pero no mucho. En una de sus primeras cartas me dijo que los carbones de sus tíos le controlaban el correo.
El chico se tumbó aún más en el sofá, con un gran puchero.
-Se nota que le echas de menos.
Ed asintió con la cabeza.
-Mucho.
Imitó a su amigo y se tumbó todavía más.
-¿Le has contado algo ya a tu familia?
Edmund negó con la cabeza, ante lo que Deborah suspiró frustrada.
-Sabes que te acabarán descubriendo.
Ed suspiró y se acerco a ella.
-Sí, lo sé, pero ¿qué quieres que les diga? Oye papá ¿qué tal tu día? El mio bien, estoy saliendo con el hijo de la asesina de mamá, ¿me pasas la sal?
Su amiga asintió en comprensión, pues ambos sabían que no era una situación fácil.
-Si al menos pudieran conocerle antes y ver lo buena persona que es.... Pero si yo estoy en problemas si se enteran imagínate él, le matarán.
Y lo peor de todo era que Deborah no lo dudaba. Nunca había mantenido una conversación larga con Lucius Malfoy, solo le había escuchado intercambiar comentarios pasivo-agresivos con Regulus, pero sabía que ese hombre pisará a todo el que se pusiera en su camino.
Cuando la cena estuvo preparada, Debbie se sentó entre Lucy y Peter, con Regulus y Ed delante.
-Deborah, Ed me dijo que estabas interesada en entrar en la academia de aurores.
La chica asintió, si bien ninguna carrera le llamaba lo suficiente la atención, luchar contra mortífagos siempre llamó su atención.
-Si, porque está loca, igual que tú.
Peter ignoró el comentario de su hermano y sonrió a la chica.
-Cuando salgas de Hogwarts te presentaré a gente, siempre viene bien tener contactos.
Deborah volvió a asentir, guardándose la observación de que su prima Tonks también estaba en la academia, pues le dio pena acabar con la ilusión del chico, quien continuó hablando de la academia hasta que, para suerte de Deborah, Susan le interrumpió.
-Deberías cambiar de tema, vas a hacer que Deborah cambie de carrera.
Y así comenzó una pelea de hermanos a la que Regulus se unió, alegando que dejaran de acosar a su amiga y en la que Lucy se vio envuelta al tratar de pararla.
Regulus y Deborah intercambiaron miradas y suspiraron, para bien o para mal se habían terminado acostumbrando al caos de la familia Pevensie.
La disputa terminó cuando Dylan declaró que el próximo en hablar se quedaría sin postre.
Aquella noche Deborah se tumbó tranquilamente en su cama y deseó no tener que volver a Hogwarts, pues aquel lugar solo le traía dolor de cabeza.
Pero los problemas de uno en uno, pues aún tenía que sobrevivir a la final del mundial.
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