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~XXVIII~

Harry se despertó algo confuso, pues no sabía donde estaba.

Aún con los ojos cerrados logró escuchar algunas voces de fondo que no pudo reconocer.

No sabía cómo había llegado allí, lo último que recordaba era al profesor Lupin transformándose, dementores.....

-¡Sirius!

Se incorporó de golpe preocupado por su padrino.

-Harry, tranquilo.

Hermione, quien estaba sentada entre su camilla y la de Ron se levantó y le acarició el hombro.

Harry miró a su amiga completamente preocupado.

-Pero Sirius... Él...

-Él recibirá el beso del dementor, justo como se merece Potter.

Snape apareció junto a Dumbledore interrumpiendo las palabras sin sentido del muchacho.

-¿Beso? ¡No pueden darle el beso profesor Dumbledore! Sirius es inocente.

El anciano examinó al trío de oro unos segundos, pues ellos habían asentido, confirmando lo dicho por Harry.

Pero antes de que pudiera decir nada, Snape interrumpió.

-¿Lo ve profesor? Black ha usado la maldición imperius en ellos, al igual que en Pevensie y en la señorita Potter, ¿por qué otro motivo ha terminado tan herida?

Al escuchar las palabras de Snape algo se detuvo en la mente de Harry.

Por un momento se olvidó de Sirius y de Lupin.

-¿Deborah está herida?

Hermione acarició el brazo del chico y señaló con la cabeza a una camilla algo más alejada.

Allí estaba Deborah, tumbada, inconsciente y con una venda rodeando su torso.

Junto a la camilla se encontraban Edmund y Lucy, quienes observaban a la chica con preocupación.

Las puertas de la enfermería se abrieron distrayendo a Harry de la escena al final de la enfermería.

El ministro de magia hizo acto de presencia en la sala y pidió a Snape y a Dumbledore que le acompañaran.

El primero obedeció rápidamente, pero el director se giró hacia ellos.

-¿Sabéis? Creo que todos nos merecemos una segunda oportunidad. Con tres vueltas será suficiente señorita Granger.

Dicho esto les guiñó un ojo y se marchó de allí.

Entonces Harry se vio arrastrado por Hermione hacia las puertas de la enfermería.

La chica pasó un colgante por sus cuellos y comenzó a girarlo.

-¿Qué estás haciendo Hermione?

Harry intentó tocar el aparato, pero sólo consiguió un manotazo de su amiga.

-Es un giratiempo, con esto volveremos al pasado y ayudaremos a Sirius.

***

Hermione y Harry estaban escondidos observando de nuevo como Lupin se transformaba en lobo.

Ya habían salvado a Buckbear y el hipogrifo se encontraba escondido en el bosque.

Harry apretó los puños al ver cómo Pettigrew se escapaba de nuevo, impotente al no poder hacer nada.

En aquel momento Harry de el pasado salía en ayuda de Sirius.

-¡Harry!

Pero para sorpresa de Harry, después de gritar su nombre, Deborah salió tras ellos.

Hermione tomó su mano y comenzó a moverle.

-Vamos Harry, hay que seguirles.

Ambos amigos andaron por el bosque prohibido, no sabiendo muy bien a donde iban, hasta que se encontraron a Deborah, que parecía igual de perdida que ellos.

-¡Harry! Joder, si llego a saber que el puto curso iba a ser así me quedo en mi casa.

Se escondieron tras un árbol retrocediendo lentamente para que la Slytherin no les viera.

Pero un gruñido tras ellos hizo chillar a Hermione.

Ambos se giraron para encontrarse con un lobo gigante, el cual alzaba las garras dispuesto a atacarles.

-¡Expulso!

Lupin salió disparado cayendo al suelo y gimiendo.

Harry y Hermione se dieron la vuelta para encontrarse con una Deborah con la respiración agitada y la varita en alto.

-¿¡A qué estáis esperando!? Fuera.

Pero el tiempo que ella se tomó avisándoles, fue el que el lobo necesitó para acercarse a ella y derribarla de un zarpazo.

-¡Deborah!

El grito de Harry no fue lo suficiente para distraer al lobo, quien iba a morder a su hermana.

Por fortuna, la piedra que Hermione lanzó a la cabeza de este si lo fue, pues Lupin se giró hacia ellos gruñiendo furioso.

-¡Corre!

Y así salieron corriendo, alejando al lobo de Deborah.

***

Debbie abrió los ojos algo confusa, preguntándose que demonios hacía en un bosque.

Un fuerte dolos en su costado la hizo gemir de dolor.

Se mareó al observar la sangre que salía de su torso, recordando todo lo que había ocurrido.

Suspiró esperando que Harry y Hermione estuvieran bien y que alguien llegara a por ella pronto.

Pero la suerte no parecía estar de su lado, pues la voz de su hermano se escuchó clara y desesperada.

-¡Dejadle en paz! ¡Es inocente!

Al escuchar como el chico conjuraba un patronus, Deborah supo que se trataba de dementores.

Soltando jadeos de dolor se arrastró hacia su varita y realizó un hechizo que pararía el sangrado momentáneamente.

Completamente débil y mareada se apoyó en un árbol para ponerse de pie.

Por suerte el lugar en el que su hermano se encontraba no estaba muy lejos, pues no creía aguantar mucho más.

El malestar habitual la rodeó en cuanto se acercó al lugar.

Observó como el patronus de Harry iba perdiendo fuerza y como los dementores se acercaban cada vez más.

Maldijo por lo bajo, el único hechizo de este curso que no había aprendido y justo el que necesitaba.

Apoyó su espalda en el árbol, ayudándose a seguir en pie, extendió su varita y cerró los ojos.

Nunca había sido capaz de encontrar un recuerdo lo suficientemente feliz para conjurar un patronus, por lo que esta vez intentó algo diferente.

Pensó en su padre, aquel hombre alegre al cual le encantaba leerle cuentos; en su madre y en las nanas que cantaba para que ella se durmiera; en Regulus su héroe, la persona que la había salvado; y por último pensó en Harry, su único familiar vivo.

No había podido proteger a los dos primeros, pero podía hacerlo con los otros dos, debía hacerlo.

Y con esa determinación en su cabeza conjuró el hechizo.

-¡Expecto Patronum!

Una luz intensa brotó de su varita, la cual se acabó convirtiendo en un grande y majestuoso león.

El animal rugió, alejando a los dementores de Sirius y Harry y quedándose frente a ellos a modo de protección.

Harry y Hermione observaban desde detrás de unos matorrales el majestuoso patronus de la chica, la cual cada vez estaba más débil.

Sus pies comenzaron a resbalarse en el suelo y soltó un pequeño grito de dolor al rozar su herida con el tronco del árbol.

Dumbledore no tardó mucho en llegar y en cuanto Deborah le vio, acabó con su patronus y se desmayó, cayendo al suelo.


***

Cuando Harry y Hermione volvieron a la enfermería, tras liberar a Sirius, Ron les miró asombrado.

-¿Cómo habéis.....? Si estabais allí.

Hermione se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

-Tonterías Ron, nadie puede estar en dos sitios a la vez.

Pero Harry no se paró a hablar con su amigo, caminó directamente hacia la camilla en la que descansaba su hermana.

Edmund miró sorprendido al recién llegado, mientras que Lucy le dedicó una sonrisa.

Harry les sonrió a ambos y tomó la mano de Deborah.

-Gracias.

Y tras susurrar eso, soltó su mano y se sentó junto a Lucy, escuchando como esta narraba el arrastrar a Ron hacia Hogwarts y correr a avisar a todos.

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