Hubo unos segundos de tensión en los que Remus y Sirius se miraron entre ellos, pensando en cómo empezar.

-Vale, Harry, Debbie, debéis saber que Lily y James eran mis mejores amigos y a pesar de que cometí un error nunca haría nada que os dañara a vosotros o a ellos.

Deborah, ya al borde de el colapso se sentó junto a Ron en la pequeña butaca.

El pelirrojo le sonrió levemente mientras que Lucy colocaba sus manos en sus hombros.

Todos en la sala podían notar los agotada que estaba la chica y eso era una fuente de preocupación para todos.

-¿Un error como traicionarles y entregarles a Voldemort?

El tono mordaz de Harry y que se atreviera a decir el nombre hizo sentir orgullosa a su hermana.

Sirius se tocó la frente con frustración, para luego continuar.

-No Harry, yo cometí otro error. Verás, tus padres me hicieron guardián del secreto cuando tuvieron que esconderse....

-Lo que significa que solo tú podías darle a alguien su ubicación, lo que quiere decir que tú eres el traidor.

Interrumpió Deborah levantándose con la varita en alto. Sabía que estaba actuando muy impulsivamente, pero estaba agotada y solo quería que todo esto acabara.

Remus, notando el cansancio de la chica se acercó un poco.

-Deborah por favor, sé que es confuso, pero termina de escuchar la historia y todo tendrá sentido, confía en nosotros.

La chica se había ido relajando, pero al escuchar la última frase dicha por el hombre, dejó de retenerse y sacó toda la bilis que se había guardado.

-¿Confiar en vosotros? ¿En serio tienes los cojones de pedirme que confíe en vosotros? ¿Tú? No sé si te acuerdas, pero yo muy claramente, recuerdo como dejaste que me separaran de mí único familiar vivo y como estabas dispuesto a dejar que me llevaran a donde ellos quisieran porque eres un jodido cobarde. Si no fuera por Regulus, vete tú a saber dónde mierdas estaría yo ahora.

Sus palabras, más el tono gélido y afilado que uso, hizo que Remus bajara la cabeza y que tanto Lucy como Hermione exalaran con sorpresa.

Sirius por su parte, había parado de prestar atención en cuanto escuchó el nombre de su hermano.

-¿Regulus?

Pero debió haberse callado, pues Deborah se giró hacia él.

-Si, Regulus, un desconocido que se ha preocupado por mi más de lo que los dos juntos habéis hecho. Porque aunque no seas el culpable, también recuerdo que tú me abandonaste. Recuerdo tú grito de dolos mientras yo me escondía bajo el cuerpo de mi padre.... Sé que me viste.

Un nudo se hizo en la garganta de todos ante lo dicho por la chica.

Harry miraba a su hermana con sorpresa, por mucho que fuera obvio, nunca se había parado a pensar que él no fue el único que lo perdió todo aquella noche, y se sentía fatal por ello.

Una lágrima se escapó por el ojo de Sirius mirando a la chica que le hacía frente.

La niña de los ojos de James, la hija de sus mejores amigos, ella tenía razón.

-Tienes razón Debbie, ambos fuimos unos egoístas aquella noche, no quiero que confíes en nosotros, no quiero que nos perdones, solo que escuches, por favor, te lo suplico, no quiero morir por un crimen que no he cometido.

Lágrimas amenazaron con salir se los ojos de la chica ante todo lo que había escuchado, pero las retuvo y asintió con la cabeza.

Como si de un fantasma se tratase, volvió a poner su rostro inexpresivo y a sentarse junto a Ron mientras escuchaba la explicación de ambos hombres.

Al terminar de escuchar todo lo que dijeron se sentía en una cruzada.

Por un lado, lo lógico era pensar que metían, pues aún no habían conseguido que Ron les diera la rata. Pero algo muy dentro de ella quería creer que decían la verdad, que no eran unos asesinos.

Cuando la rata se transformó en Pettigrew, Deborah sintió asco.

Recordaba vagamente a aquel hombre regordete al que le gustaba cocinar con ella, pero aquel hombre no tenía nada que ver.

Sirius y Remus apuntaron con sus varitas a Peter.

-Ha llegado la hora de que pagues por tus crímenes Pettigrew.

El mencionado retrocedió asustado hacia los niños y comenzó a suplicar a sus pies.

Cuando Lucy, Hermione y Ron lo rechazaron, el hombre se arrastró a los pies de Deborah.

-Debbie, mi niña, no dejes que me hagan esto, James y Lily jamás hubieran querido que esto acabara así.

Sirius estuvo a punto de gritar, pero Deborah le detuvo alzando la mano.

Miró a Peter de la manera más amenazante que pudo y le apartó de una patada.

-Yo no soy mis padres.

Acto seguido miró a Sirius y asintió con la cabeza.

-Hazlo.

Pero antes de que nadie pudiera hechizarle, Peter recurrió a Harry.

-Harry por favor, tus padres no querrían que pasara esto.

-¿¡Te atreves a mencionar a Lily y a James rata asquerosa!?

Después de el grito furioso, Remus también apuntó a Peter con su varita.

-Tiene razón.

Un silencio siguió a las palabras de Harry, en el que nadie daba crédito a lo que decía.

-A mi padre no le gustaría ver a sus mejores amigos convertidos en asesinos, no por él. Le llevaremos con los dementores.

Todos parecieron de acuerdo con ello y Deborah sintió como se quitaba un peso de encima.

Se apresuró a llegar hacia Ron y a levantarle con ayuda de Lucy.

-A ti hay que llevarte a la enfermería.

Y dicho esto, con Pettigrew atado, Snape inconsciente y Ron herido, se pusieron en marcha hacia el castillo.

-Harry, cuando todo esto se haya acabado podrías, si quieres, venirte a vivir conmigo, soy tu padrino después de todo.

Harry se apresuró a asentir y a seguir conversando con Sirius.

Debbie desde atrás suspiró triste.

Su hermano tenía otra familia más de la que ella no formaba parte.

-¿Estás bien Debs?

La nombrada asintió ante la pregunta de Lucy, quien, junto a Ron, la miraba algo preocupada.

-Si, solo estoy algo cansada.

La cuadrilla se paró al salir del sauce boxeador, pues Remus se detuvo.

Deborah examinó la situación, algo confusa por el motivo de la parada.

-Mierda.

Dijo cuando vio como la luna llena estaba grande en el cielo.

Remus cayó al suelo y empezó a retorcerse, lo que Deborah aprovechó para agarrar a Lucy, Ron y Hermione y colocarlos tras ella.

Harry, quien estaba junto a Sirius sujetando a Peter, observó aterrado como su profesor se transformaba en un lobo.

Sirius se apartó de él y se transformó en perro intentado detener a Lupin, cosa que Peter aprovechó para convertirse en rata y escapar.

Harry intentó detenerle, pero fue retenido por Snape, quien le cubrió de él lobo.

Deborah agarró a su hermano del brazo y le apartó de la escena.

Todos observaron cómo lobo y perro pelearon un tiempo, hasta que Lupin mandó a Sirius a volar.

-¡Sirius!

Antes de que alguien pudiera detener a Harry, el ya había salido en busca de su padrino.

Cuando encontró a Sirius este estaba desmayado en el suelo, rodeado de dementores que intentaban darle el beso.

Harry se colocó frente a él e invocó su patronus.

El ciervo les protegió un tiempo, pero Harry acabó perdiendo fuerzas.

Lo último que recuerda antes de desmayarse fue una luz azul intensa y un gran rugido.