~XXIX~
¡Hola! Me paso por aquí para agradecer todo el apoyo que está teniendo esta historia.
Muchas gracias a todos los que votan y comentan, ayuda mucho a la hora de escribir.
Este es el último capítulo del quinto año de Deborah y solo os adelanto que de aquí en adelante van a empezar a cambiar las cosas jajjaj.
Cuando Deborah se despertó fue gracias una voz que reconocía bastante bien.
Abrió los ojos para observar como Regulus Black hablaba completamente furioso con Dumbledore.
-¡Pensaba que Hogwarts debía ser un lugar seguro, usted me dijo eso cuando llegó la carta de Deborah! ¡Y ahora me llega una lechuza diciéndome que la ha atacado un hombre lobo!
Dumbledore no parecía inmutarse ante el tono amenazante y venenoso que solo un Black sabía poner.
-Señor Black, por favor le pido que confíe en mi, no le he mentido en ningún momento. Ahora, si pudiéramos discutir esto en un lugar más privado...
Al subir la mirada, Deborah vio a Corvus y a Edmund sentados el la camilla frente a la sulla, observando toda la escena.
-No sé si se acuerda Dumbledore, pero la última vez que confié en usted mi hermano acabó en Azkaban y James y Lily muertos.
Regulus bajó el tono para decir aquello, pues era consciente de donde se encontraba.
Dumbledore, quien fue el único que escuchó esas palabras, asintió con la cabeza resignado y se marchó de allí.
Cuando el anciano se hubo ido, Regulus se pasó la mano por la frente estresado.
Creyó que su corazón se paraba cuando le dijeron lo que le había sucedido a la chica.
Se giró a mirarla y se sorprendió al ver cómo los ojos marrones de la chica le devolvían la mirada.
-Hola Regulus.
Su voz sonó rasposa, pero al hombre no le importó, pues se sentó a toda prisa junto a ella y agarró su mano.
En aquel momento, una figura parental normal la hubiera abrazado o preguntado que tal, pero él era Regulus Black y en su familia la normalidad estaba sobrevalorada.
-Deborah Potter Evans, que sea la última vez que recibo una carta diciendo que te has peleado no sólo con dementores, si no que con un hombre lobo. ¿Tienes idea de lo que hubiera sucedido si en vez de arañarte te hubiera mordido?
La chica asintió con la cabeza sintiendo como un fuerte dolor la invadía.
-Sí, lo estudié para los TIMOS, me habría convertido en licantropo.
Regulus asintió.
-Exacto y espero que también sepas lo difícil que lo tienen ellos para vivir con normalidad. Tú ya tienes bastante con tu apellido, no te añadas más peso.
Deborah volvió a asentir con la cabeza y Regulus suspiró frustrado.
-Tú.... ¿Estás bien?
Ese era el momento perfecto, en el que Debbie podría haberle contado sus noches sin dormir, su dolor de cabeza, todas las preocupaciones que parecían no querer dejarla sola.
-Estoy perfectamente, no te preocupes.
Pero decidió no hacerlo, no solucionaría nada, ella podía soportarlo sola.
Regulus notó que la chica mentía, sintiéndose más frustrado aún de lo que estaba.
Sentía que estaba fallando, ahora ella ni siquiera tenía confianza en él para contarle lo que ocurría.
Pero, al igual que Deborah, no dijo nada, acarició levemente la mano de la chica y se levantó.
Voy a terminar de discutir unas cosas con Dumbledore y luego vuelvo.
Y con un intento de sonrisa el hombre se marchó de la enfermería, sintiéndose un inútil.
En cuanto Regulus se hubo ido, Corvus y Edmund prácticamente corrieron hacia ella.
-Me extrañé al ver que no volvías de el castigo con Snape, así que fui a buscarte, lo que menos me esperaba fue encontrarme a mi hermana y a Hermione cargando al pequeño Weasley.
Explicó Ed mientras se sentaba en la silla junto a su camilla.
-A mi me ha avisado él esta mañana.
Corvus se colocó tras el más bajito, apoyando sus manos en sus hombros.
Deborah asintió, contenta al notar que la actitud extraña que habían tenido últimamente se había esfumado.
Pero cuando sus dos amigos intercambiaron miradas preocupadas, Deborah suspiró, sabiendo que había hablado muy pronto.
-Tenemos que contarte algo Debs.
Deborah suspiró y les miró con temor, esperando que dijeran que ya no querían estar con ella.
Pero para su sorpresa, Corvus entrelazó sus dedos con los de Ed y asintió hacia el chico en forma de apoyo.
-Corvus y yo tenemos una relación.
Un alivio tal recorrió el cuerpo de Debbie que casi se ríe, casi.
Suspiró aliviada y se tumbó en la camilla.
-Menos mal, creía que ibais a abandonarme.
Corvus y Edmund abrieron los ojos con sorpresa ante la reacción de su amiga.
-¿Creíste que te íbamos a abandonar?
Preguntó Corvus algo confuso.
-Sí, siempre actuabais raro a mi alrededor y buscabais cualquier excusa para escabulliros, aunque ahora entiendo por qué.
Ed soltó una pequeña risa ante el intento de broma de su amiga, las pocas bromas que ella hacía eran difíciles de pillar, pues siempre hablaba con el mismo tono de voz, pero el se había acostumbrado.
-Entonces, ¿te parece bien que estemos juntos?
Deborah se sentó en la camilla y les observó.
-¿Vosotros sois felices?
Ed miró hacia su costado, donde estaba Corvus. Observó los ojos grises del chico con admiración.
Corvus por su parte, sonrió mirando las sonrojada mejillas llenas de pecas de su novio.
-Mucho.
Contestaron ambos a la vez.
Sonrieron y Corvus besó los nudillos de Edmund.
Y eso fue más afecto del que su amiga podía soportar.
Algo incómoda bajó la mirada y suspiró.
-Entonces a mi me parece perfecto. Solo intentad mantener los cariñitos al mínimo, no creo que pueda soportar tanto azúcar.
Corvus rodó los ojos divertido.
-Ya me dirás eso cuando te enamores.
Deborah negó con la cabeza.
-No os lo toméis a mal, pero para mí el amor es una pérdida de tiempo. Ya tengo suficientes preocupaciones en mi vida como para encima tener que estar pendiente de un chico. No voy a enamorarme.
Edmund y Corvus asintieron, ambos sin creerse ni una palabra.
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