Regulus y Andromeda tomaban el té en el salón de la mansión Black.

-Ya quedan unas semanas para el fin de curso y las chicas volverán a casa, ¡no puedo esperar!

Regulus bebió de su taza mirando a su prima con una ceja alzada.

-¿No se supone que Nymph vive con vosotros?

La mujer frente a él rodó los ojos.

-Si, pero ese maldito curso de aurores no la deja tiempo para nada, es como si no viviera con nosotros, menos mal que acaba este año.

Regulus sonrió levemente ante las quejas de su prima e iba a añadir algo cuando la puerta fue golpeada.

Ambos adultos intercambiaron miradas.

-Reg, ¿no se suponía que está casa tenía hechizos protectores?

-Los tiene.

Contestó el hombre cogiendo su varita.

Ambos Black se acercaron lentamente y con las varitas en alto a la puerta.

-¿Señor Black? Soy Albus Dumbledore, ¿sería tan amable de abrirme la puerta?

Regulus bufó al escuchar la voz del anciano y abrió la puerta.

-Pase.

Dumbledore entró, pero ambos primos se quedaron paralizados al ver quien pasó tras él.

Sirius Black les sonreía dudoso mientras acariciaba a un hipogrifo.

-Si son tan amables de conducirnos al salón se lo contaremos todo.

Pasaron por el pasillo de la entrada, pero se vieron interrumpidos por los gritos de un retrato.

-¡Maldito traidor de sangre! ¿¡Cómo te atreves a volver a esta casa!?

Sirius soltó una risa, durante esos años en Azkaban había llegado a extrañar la voz de su madre.

Los cuatro llegaron al salón Andromeda y Regulus se sentaron juntos, la primera sostenía las manos de su primo algo temblorosa. Al notar esto el le dio un apretón tratando de transmitir confianza.

Dumbledore y Sirius se sentaron frente a ellos, mientras que el hipogrifo descansaba en la entrada.

-Señor Black, señora Tonks, pónganse cómodos, esta es una historia larga....

***

Cuando Dumbledore terminó de contar todo lo que le había sucedido a Sirius, Andromeda se levantó con lágrimas en los ojos y le abrazó fuerte.

-¡O Sirius! Has tenido que sufrir muchísimo. Siento haberme creído lo que dijo la prensa.

Sirius acarició la cabeza de su prima y apoyó la suya en su hombro, cerrando los ojos y sintiéndose como en casa después de mucho tiempo.

-Te he extrañado Andy.

La mujer sollozó y apretó más el abrazo.

Regulus por su parte observaba la escena con un nudo en la garganta. Una parte de él siempre creyó que su hermano era inocente, pero nunca pensó que le volvería a ver.

Cuando Andromeda se separó de Sirius, este sonrió a Regulus.

-Hola Reg.

El más joven sintió un escalofrío al escuchar a su hermano dirigirse a él, pero lo disimuló a la perfección.

-Sirius. Estás muy delgado. Le diré a Krecher que te prepare algo de comer. Si me disculpais, tengo que mandar un vociferador.

Andromeda soltó una pequeña risa sabiendo las intenciones de su primo, mientras que Sirius ladeó la cabeza confundido.

-¿A quién se lo vas a mandar?

Regulus se levantó de su asiento con elegancia.

-A Deborah por supuesto. Si lo que ha contado Dumbledore es cierto, significa que lleva sabiendo todo esto y no me ha dicho nada, por lo que esa mocosa está castigada.

Andromeda sonrió divertida.

-Vamos Reg, ha cumplido 17 este curso. ¿No está ya un poco mayor para castigos?

El mencionado negó con la cabeza saliendo de la sala.

-Debería ser lo suficientemente adulta como para no mentir, así que está castigada.

Dumbledore también se levantó.

-Tengo otros asuntos que atender, hasta la próxima familia Black.

Una vez se hubieron marchado Sirius se giró hacia su prima.

-Dumbledore me dijo que Reg adoptó a Deborah cuando James y Lily murieron. ¿Cómo lo ha hecho?

La mujer tomó la mano de su primo.

-Yo me enteré de que la había adoptado un día después. Apareció en mi puerta asustado con Debbie llorando y no se fue hasta que le hube enseñado todos los trucos para calamar a niños.
La primera vez que hablamos en 2 años y no tuve tiempo ni de abrazarle por lo nervioso que estaba.

Sirius soltó una risa al imaginarse al amargado de su hermano con una niña.

-Creo que de alguna manera adoptó a Debbie como una forma de sentirse menos culpable por todo lo sucedido en la guerra, un castigo para saldar sus deudas, pero al final acabó queriendo a esa niña y ahora es su padre y cuidado con el que intente negarlo.

Sirius sonrió, sintiéndose orgulloso de su hermano.

Pero aún así había algo que le preocupaba.

-Andy... Cuando vi a Deborah no se parecía en nada a la niña alegre que yo conocía. Estaba alterada, tensa y no la vi sonreír en ningún momento.

Andromeda suspiró apretando la mano de su primo.

-El mundo es un lugar cruel y ambos, tu hermano y Debbie, lo aprendieron por las malas. Todos los padres cometen errores y Regulus era solo un crío de 19 años cuando acogió a Debbie.

Sirius frunció el ceño, comenzando a preocuparse por el tono que usaba su prima.

-La gente les trataba mal a ambos, y Reg le enseñó a Debbie la regla número uno de los Black.

El animago bajó la cabeza, pues la recordaba a la perfección.

No dejes que vean si te hacen daño, no te muestres vulnerable, es cuando la gente aprovecha.

-Esa regla no caló definitivamente en ella hasta que entró el Hogwarts, después de su primer año no fue la misma, lleva años sin sonreír.

Sirius iba a hablar, pero la aparición repentina de Krecher le sobresaltó.

-Aquí tiene la comida que mi amo me encargó, señor Black.

El elfo dejó el plato en la mesilla enfrente de la chimenea y Sirius sonrió al ver lo que había en él.

Pollo con salsa, su comida favorita de niño.

Le alegraba que Regulus aún lo recordara.

¡Reencuentro Black!

Tenía muchas ganas de escribir este capítulooo.

¿Qué os ha parecido?

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?

Contadme cosas jajajajj.

Bueno, también voy a decir que el próximo capítulo será el último de el cuarto año y se viene dramaaa.

Nos vemos💙