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~XCV~

Ron se sentó en el sillón de la casa de Bill mientras Edmund curaba sus heridas.

Lo cierto es que a pesar de que el chico estaba en la orden y que era el mejor amigo de su hermana pequeña nunca había hablado mucho con él.

Siempre asumió que los Slytherins eran fríos y antipáticos pues era lo que su familia le había enseñado.

En aquel momento, mientras el moreno de ojos cristalinos examinaba su brazo no pudo evitar pensar en lo equivocado que había estado.

Bill y Deborah entraron al salón y se sentaron cerca de ellos.

Su hermano mayor miró preocupado su brazo mientras que Ed se levantaba.

-No sé quién te ha estado curando esto, pero te dejará marca. Tienes suerte de no haber perdido el brazo, la despartición es algo muy peligroso.

Anunció para luego sentarse junto a Deborah.

La chica observó a su amigo y lo cansado que parecía.

-¿Seguís sin pistas?

Preguntó Bill, notando lo desanimados que estaban ambos.

Edmund asintió y se llevó las manos a la cabeza.

-Solo de pensar que esos monstruos tienen a Lucy se me revuelven las tripas, cada día que pasa es otro que ella sufre.

Deborah suspiró y acarició la espalda de Edmund para luego levantarse.

-Iré a buscar a Regulus y saldremos a patrullar unas horas más.

Ed frunció el ceño.

-Llevamos saliendo todos los días durante varias semanas, deberías descansar.

Por mucho que estuviera terriblemente preocupado por su hermana no pensaba dejar que Deborah se pusiera en peligro.

Edmund había perdido a muchas personas a lo largo de su vida, primero fue su madre, luego Corvus, ahora su hermanita estaba secuestrada... No podía permitirse perderla a ella también.

La chica notó el miedo en su mirada, pero aún así siguió avanzando hacia la puerta.

-Estaré bien, voy con Reg.



***


Deborah apareció frente a la casa de los Pevensie como había dicho que haría.

Cuando aquel mortífago atacó la mansión Black y Regulus y ella tuvieron que abandonar su hogar, se dieron cuneta pronto de que no todos iban a caber en la pequeña casa de los Pevensie.

Por eso y aprovechando la extraña amistad que Deborah y Fleur habían formado el año anterior, Jade, Ed y ella se marcharon.

La chica abrió la puerta de la casa pasando los hechizos de seguridad y se dirigió al salón, donde suponía que estaría Regulus.

Pero al entrar a la habitación se quedó estática.

Regulus y Dylan tenían sus frentes juntas mientras el primero acariciaba la mejilla del segundo.

Deborah abrió los ojos sorprendida de haber interrumpido un momento tan íntimo entre los dos hombres, quienes al darse cuenta de su presencia se separaron rápidamente.

Durante unos segundos terriblemente incómodos Deborah y Regulus se miraron a los ojos sin decir nada, hasta que la más joven decidió hablar.

-Yo... Venía a buscarte para ir a patrullar, siento haber interrumpido.

Dylan negó con la cabeza restándole importancia.

-No pasa nada Debs.

La morena asintió avergonzada y se dirigió a la salida de la casa, escuchando los pasos de Regulus tras ella.

***


-Entonces... ¿Estás con Dylan?

Preguntó Deborah algo incómoda.

Ambos caminaban por los callejones de un pequeño pueblo, buscando mortífagos.

Lo cierto es que ninguno de los dos estaba acostumbrado a conversar sobre aquellas cosas, pero la chica sentía verdadera curiosidad por saber lo que ocurría.

-Si así fuera, ¿te parecería mal?

Contestó Regulus, quien aparentemente estaba distraído observando las calles, pero estaba más pendiente de aquella conversación de lo que le gustaría admitir.

-No. Si sois felices así.

Una oleada de alivio inundó al hombre.

En su juventud, el echo de que no le gustaran las mujeres era algo que podría costarle la vida y en aquel momento, junto a la pequeña chica que había adoptado, se sintió bienvenido.

-¿No te importa que me gusten los hombres?

Preguntó con un tono desinteresado, intentado asegurarse de que todo iba bien.

Debroah  se encogió de hombros.

-¿Te importa a ti que me gusten ambos?

Padre e hija se miraron a los ojos unos segundos más y Regulus negó con la cabeza.

Era la primera vez en años que tenían una conversación en la que ambos eran sinceros con sus sentimientos y para sorpresa de ambos, un sentimiento cálido se apoderó de ellos.



***


Un mes había pasado y con el llegó a su fin diciembre y por lo tanto aquel año.

Ron se levantó de su cama en mitad de la noche con una extraña sensación, como si alguien estuviera llamándole.

Agarró el encendedor que Dumbledore le había legado y lo apretó contra su pecho, pensando en Hermione.

Un impulso desconocido para él le hizo vestirse y guardar sus cosas en una mochila, para luego bajar a la cocina con el encendedor en la mano.

Salió de la casa de su hermano en total silencio y se encontró con Deborah fumando.

-¿No es muy tarde para que estés despierta?

La morena soltó una calada, haciendo que el humo se disipara en el aire y le miró.

-Supongo que estás listo para irse.

El pelirrojo asintió, algo en él le decía que esta vez iba a encontrar a sus amigos.

Deborah dio otra calada a su cigarro y lo apagó.

-Cuida de mí hermano y cuídate tu también Weasley.

El pelirrojo asintió con una leve sonrisa y activó el encendedor.

La voz de Hermione salió de este, junto a una luz blanca que Ron tocó para desaparecer en el acto.

Deborah suspiró viendo como el chico se desvanecía y entró de nuevo en la casa.

¡Hola!
¿He hecho un capítulo súper corto con la única intención de confirmar la relación de Reg y Dylan? Puede.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?

Nos vemos!

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