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~XCIV~

Varias semanas habían pasado desde que el trío de oro se había colado en el ministerio.

Las navidades estaban cada vez más cercanas, pero eso era algo que ninguno de ellos sabía, puesto que habían perdido la noción del tiempo.

Además de eso tenían que cargar con aquel horrible horrocrux el cual atacaba sus peores pensamientos.

Cada vez que Harry se lo ponía su cabeza estaba ocupada únicamente por dos personas.

Una de ellas era Draco. Se sentía terriblemente culpable por no haber ayudado al chico y se preguntaba día tras día como estaba.

La otra persona era Deborah. Desde que salieron del ministerio y Hermione le explicó que no podían volver puesto que uno de los mortífagos se había quedado en la mansión aquello no había salido de su cabeza.

No sabía si su hermana estaba viva y eso le mataba por dentro.

Pero la persona que llevaba el medallón en aquel momento no era Harry sino Ron.

El pelirrojo observaba furioso como su amigo y Hermione bromeaban en la tienda.

Tenía el mismo sentimiento que Harry, no sabiendo si sus familiares estaban vivos, pero además de eso tenía que ver como, a su parecer, el elegido no dejaba de coquetear con la chica que le gustaba.

Eso junto con el efecto del horrocrux, la frustración por no avanzar en la búsqueda, el dolor de su brazo y las noches sin dormir hizo que explotara.

Una pelea comenzó rápidamente entre los dos chicos.

-Ron, entiendo como te sientes, pero tenemos que seguir....

-¡No! ¡No lo entiendes! ¡Tus padres están muertos y tu hermana es la mejor duelista de la orden! ¡No tienes familia por la que estar preocupado!

Tras sus palabras un silencio se instauró entre ambos.

-Eso no es cierto Ron. Puede que Deborah sea una bruja excelente, pero todos corremos peligro aquí. Yo llevé a un mortífago a su casa, no sabemos si está viva.

Corrigió Hermione con un sentimiento de culpa.

-¡¿Y a quién le importa?! ¡Solo es una Slytherin, nos habría acabado traicionando...

Pero no pudo terminar porque un puño se estampó contra su cara y le hizo retroceder unos pasos agarrándose la zona golpeada con dolor.

Harry le miraba furioso, respirando agitadamente.

-Fuera.

Ron bufó ante sus palabras y se marchó de allí, no sin antes tirar el horrocrux al suelo.

Hermione trató de ir tras él, pero antes de que pudiera alcanzarle el chico ya se había desaparecido.

Ron aterrizó en un pequeño pueblo y se sentó en el suelo tratando de calmarse.

Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas dándose cuenta de todo lo que le había dicho a su amigo una vez estuvo fuera de los efectos del horrocrux.

Enterró la cabeza entre sus piernas y sollozó dejando salir toda la angustia que había enterrado en su pecho.

Solo quería volver a casa con su familia y que todo fuera como antes.

***

El pelirrojo llevaba ya una semana durmiendo en tabernas de mala muerte y esquivando a carroñeros.

No conseguía reunir el valor para volver a su casa, no quería que le llamaran traidor.

En aquel momento salía de la taberna en la que había pasado aquella noche, puesto que los mortífagos llegarían pronto.

Pero nada más cruzó la puerta reconoció al grupo de hombres que se encaminaba hacia la taberna estaba ya muy cerca para que él pudiera huir sin ser visto.

Suspiró y agachó la cabeza todo lo que pudo, saliendo de el local y tratando de pasar desapercibido.

Pero tan sólo logró dar un par de pasos cuando una mano agarró su brazo.

-Alto ahí chico. ¿Cuántos años tienes? ¿Cómo te llamas?

Ron tragó saliva observando a Fenrir.

Si se enteraba de su nombre y de qué debía estar en Hogwarts estaba perdido.

Abrió la boca, dispuesto a soltar una poco creíble mentira cuando sintió una mano en su hombro.

-Yo me encargo de el chico Greyback. Tenemos asuntos pendientes.

La voz de un hombre desconocido sonó tras su espalda, provocándole un escalofrío.

-De acuerdo Mancair, pero el siguiente es mío.

El hombre desconocido bufó.

-Como quieras, yo ya he terminado por hoy.

El licántropo asintió y antes de que Ron pudiera procesar lo que ocurría el desconocido le había tomado de la mano y le arrastraba hasta un callejón.

El pelirrojo intentó resistirse inútilmente, puesto que el hombre tenía mucha fuerza.

Dejó de intentar soltarse una vez ambos entraron al callejón y las manos callosas y peludas del hombre comenzaron a volverse más pequeñas y delicadas.

Ron observó el cambio con sorpresa y más aún cuando vio cicatrices negras que se extendían por todos los dedos y parte de la palma de la mano.

Solo había una persona a la que él conociera que tuviera esas cicatrices.

-¿¡Deborah!?

Exclamó el chico sorprendido.

El hombre se dio la vuelta y frunció el ceño mirándole furioso, pero su rostro fue transformándose poco a poco en el de la hermana de su amigo.

-Silencio Weasley, me he retrasado por tu culpa.

Escupió molesta la morena, arrastrando al chico tras ella.

Llegaron hasta unos contenedores de basura donde yacía un hombre inconsciente, el mismo que Deborah había usado para lo que Ron suponía que era poción multijugos.

Ambos se detuvieron frente al hombre y Deborah miró su reloj.

-No tardarán en venir a buscarnos. ¿Qué haces aquí tan solo Weasley?

El pelirrojo miró a la chica con culpa, recordando lo que dijo de ella.

-Discutí con Harry y Hermione y me fui, cuando quise volver ya habían desaparecido.

La morena suspiró y asintió.

-¿Y por qué no has vuelto a tu casa?

Ron se sorprendió por lo comprensiva que había sido la chica. Él había abandonado a su hermano en una misión de muerte y ella ni siquiera le había dedicado una mala mirada.

-No puedo, pensarán que soy un cobarde.

Deborah volvió a asentir.

-Vas a venir conmigo. Jade, Ed y yo nos estamos quedando en la casa de Bill y Fleur desde que dejasteis a un mortífago en mi casa.

Ron agachó la cabeza sintiéndose culpable.

-¿Él te hizo esa cicatriz?

Preguntó con timidez señalando la mejilla herida de la chica.

-Me pilló sin varita. Por suerte no estuve sola en casa.

Su conversación se vio cortada por Jade y Edmund, quienes entraron al callejón luciendo decepcionados.

-Ni una pista, ¿y tú?

Preguntó el chico cansado.

Deborah negó y señaló al pelirrojo con la cabeza.

-Iba a seguir a Greyback, pero he tenido que salvar a Weasley.

Edmund se llevó una mano a la cabeza y soltó un gruñido.

Jade posó una mano en su hombro.

-Lucy y Luna van a estar bien. Tarde o temprano las encontraremos.

El chico asintió y dedicó una triste sonrisa a Ron.

-Vamos a casa y te daré algo decente de comer, estás en los huesos.

El pelirrojo asintió y comenzó a caminar detrás de los tres Slytherins.

No podía creer que hubiera pensado que eran traidores.

¡Hola!
Sé que tengo pendiente el especial 130k, pero como ganó la leída de los merodeadores voy a esperar a que se acabe el libro y añadir un par de cosas más.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Cuál ha sido vuestras parte favorita?

Nos vemos!

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