~VII~
Navidad llegó a Hogwarts antes de lo que Debbie pudo notar.
A pesar de que extrañaba a Regulus, decidió quedarse a hacer compañía a Corvus y a Edmund, pues ninguno de los dos quería volver a sus casas.
Después del incidente con su hermano, Edmund se vio obligado a contarles lo que ocurría.
“-Un mortífago mató a mi madre.
Debbie y Corvus no añadieron nada, sorprendidos.
-Mi padre es un hijo de muggles y mi madre es una muggle, en tiempos de guerra era difícil sobrevivir siendo así.
Debbie asintió, colocando una mano en su hombro.
Corvus por el contrario parecía encontrar muy interesantes las palmas de sus manos.
Se quedaron unos segundos en silencio hasta que Corvus habló.
-¿Qué mortífago la mató?
Edmund agachó la cabeza.
-¿Cómo lo has...
Debbie les observaba en silencio, habiéndose dado cuenta de lo que ocurría.
-Tu hermano no se pondría así de furioso si te juntarlas solo con Deborah. Fue mi madre, ¿verdad?
Edmund suspiró y asintió con la cabeza.
-Si, pero eso no cambia...
No pudo terminar su frase, puesto que Corvus se levantó y salió de la sala.
Debbie abrazó al chico por los hombros en señal de apoyo.”
Dos semanas después de que aquello ocurriera, Corvus no había vuelto a acercarse a ellos.
Debbie se pasaba el día junto a Edmund.
Era un chico muy divertido, pero cuando se enfadaba no había duda de por qué estaba en Slytherin.
Todo esto pensaba la morena mientras se dirigía al Gran Comedor, donde iba a despedirse de su prima, que si se iba a casa.
La nombrada al verla venir por el pasillo la envolvió en un abrazo, levantandola del suelo.
Cuando se separaron Debbie le dedicó una pequeña sonrisa.
-Pásatelo muy bien y dale recuerdos a todos.
Tonks volvió su cabello azul, mirándola con una sonrisa.
-¿Seguro que no quieres venir? Aún estás a tiempo.
Debbie negó con la cabeza.
-Ya le he escrito a Regulus explicándole el porqué. Tú no te preocupes.
La mayor borró su sonrisa y la agarró de los hombros.
-Pero me preocupo, últimamente estás muy seria.
La morena se encogió de hombros restándole importancia.
-Supongo que me he adaptado.
Su prima la miró confusa.
-¡Tonks, tenemos que irnos o perderemos el tren!
Ambas chicas se giraron para mirar a Elisa.
La rubia le dedicó una sonrisa mientras saludaba con su mano.
Las primas se abrazaron rápidamente y Tonks corrió junto a su amiga.
Debbie observó como ambas se iban del castillo, y se preguntó por que entrelazaban sus manos.
***
La mañana de navidad, Debbie se despertó y sonrió al ver que estaba sola en su habitación.
Desde su desacuerdo con sus compañeras ninguna había vuelto a hablarla, lo que le alegraba bastante.
Agarró entre sus manos en anillo que colgaba de su cuello y cerró los ojos unos segundos acordándose de sus padres.
Se levantó de la cama y observó sus regalos.
Los hizo levitar con el wingardium leviosa y bajó a la sala común, donde Edmund la esperaba con una sonrisa.
-¡Feliz Navidad Debs!
La chica le dedicó una pequeña sonrisa y dejó sus regalos en el suelo para sentarse junto a él.
-Feliz Navidad Edmund.
El chico rodó los ojos y puso una mano en su hombro.
-Llámame Ed, por favor, ya hemos llegado a ese punto de nuestra amistad.
Debbie soltó una casi imperceptible risa, que alegró a su amigo.
-¡El monstruo se ha reído!
La chica rodó los ojos y se dispuso a comentar algo, pero una fingida tos los interrumpió.
Ambos se giraron para ver a Corvus.
El chico frente a ellos los miraba algo avergonzado.
-¿Me puedo sentar?
Asintieron con la cabeza y le hicieron un hueco entre ambos.
Se sentó junto a ellos y acto seguido se sumergieron en un incómodo silencio.
-¿Corvus? Me alegra que hayas vuelto.
Ambos chicos compartieron una sonrisa, y esa fue la primera vez que Debbie los vio tener una conversación sin querer matarse.
-Abramos los regalos.
Haciendo caso a Edmund, los siguientes minutos abrieron sus regalos entre risas, hasta que sólo quedó uno.
-Vamos Debs, es el último.
La chica agarró el paquete buscando el remitente.
-Aquí no pone nada.
Sus dos amigos miraron con intriga el paquete.
Pero Corvus pareció ver algo en el suelo, puesto que se agachó y le extendió un papel.
-Quizás sea esto.
Debbie tomó el papel y lo abrió con intriga.
-“Tu padre hubiera querido que lo tuvieras. A. D.”
Los tres amigos intercambiaron miradas extrañadas y Debbie abrió el paquete.
-¿Una capa?
Dijo extrañada, levantando la tela.
Corvus negó con la cabeza.
-No es una capa normal, tápate el brazo con ella.
Debbie extrañada hizo caso a su amigo y se sorprendió a ver como su brazo desaparecía.
-¿Una capa de invisibilidad?
Edmund y Debbie miraban asombrados aquel objeto.
-¿Cómo lo has sabido?
Preguntó Edmund curioso, hacia el de pelo rizado.
-¿Nunca habéis escuchado la profecía de los tres hermanos?
Edmund negó con la cabeza.
-Bueno, empieza así....
***
Debbie miraba por la ventana de su compartimento, ignorando a sus dos amigos, los cuales discutían sobre algo.
Cuando el tren se detuvo, indicando que ya habían llegado, los tres intercambiaron miradas mientras cogían sus baúles.
-Os escribiré.
Edmund le dio un rápido abrazo a Debbie y otro a Corvus antes de salir corriendo hacia su padre.
Los dos restantes se miraron algo incómodos.
A pesar de ser amigos, no eran los más expresivos o cariñosos.
-Pasa un buen verano Corvus.
El chico apoyó una mano en su hombro y asintió con la cabeza.
-Lo mismo te digo Debs.
Y así, cada uno siguió su camino.
Cuando Debbie estuvo delante de Regulus ambos intercambiaron una sonrisa.
-Deborah, me alegro de verte.
La más joven asintió y agarró el brazo de su “padre”.
-Yo también Reg.
¡Hola!
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