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~V~

Elisa entró al compartimento en el que se encontraban sus amigos algo alterada.

-Tonks, no encuentro a tu prima.

La nombrada dejó de hablar tranquilamente con Charlie para girarse hacia ella mientras su cabello se volvía amarillo.

-¿¡Cómo!? ¿Qué ha pasado?

La rubia se removió incómoda ante la mirada de todos sus amigos puesta en ella, no le gustaba ser el centro de atención.

-Bueno, se me olvidó decirle a Debbie que yo quería una rana de chocolate así que la seguí. Para cuando llegué, Pucey y sus amigotes la estaban molestando, me enfrenté a ellos, pero cuando me giré ella ya no estaba allí.

El cabello de su amiga pasó a volverse rojo.

-¡Voy a matar a ese idiota!

Connor agarró su hombro.

-Calma, el daño ya está hecho. Nos vengaremos de ellos una vez estemos en Hogwarts, no os olvidéis de que Charlie, Elisa y yo aún somos prefectos.

Tonks suspiró intentando calmarse.

-Vale, ¿alguna idea de dónde puede estar?

Nadie habló, por lo que la metamorfomaga suspiró frustrada y se llevó las manos a la cara.

-Soy una prima horrible, mi tío me pidió que la cuidara justo por esto.

Elisa la envolvió en un abrazo.

-No eres una mala prima Tonks, eres la mejor persona que conozco.

La nombrada subió un poco la cabeza y la dedicó una pequeña sonrisa.

-Gracias.

Las mejillas de Elisa se sonrojaron levemente al darse cuenta de la cercanía que mantenía con su amiga.

El grupo de amigos no volvió a ver a Debbie hasta el momento de la selección.

El trío de niños que se conocieron en el tren se mantuvieron juntos, a pesar de que los dos chicos en el no hubieran parado de pelear y la chica se hubiera limitado a observarlos.

Cuando entraron al Gran Comedor, la cara de Debbie se mantuvo neutra, ocultando lo maravillada que estaba por dentro.

Eso preocupó a su prima, quien la observaba atentamente desde la mesa de Hufflepuff con sus amigos, a excepción de Charlie, quien estaba en Gryffindor.

La selección comenzó y Debbie no pudo evitar sentirse nerviosa.

Ella quería estar con su prima, pero no se sentía Hufflepuff, además, tampoco se consideraba lo suficientemente valiente como para ir a Gryffindor.

-¡Corvus Lestrange!

Debbie volvió a prestar atención cuando el chico a su lado fue nombrado.

Corvus subió al taburete tras darle un pisotón a Edmund, quien le había deseado “mucha mierda”

-Es un dicho muggle, significa buena suerte.

Le había susurrado este último a Debbie, molesto por la reacción de Corvus.

-¡Slytherin!

La cara del chico se mantuvo neutra, a pesar de que fue recibido calurosamente por la casa.

-¿Estás nerviosa?

Susurró de nuevo Edmund.

Debbie se limitó a asentir con la cabeza.

El chico frente a ella alzó una ceja.

-Eres una chica de pocas palabras Debs, no pasa nada, así me escucharás más.

-¡Edmund Pevensie!

La voz de el sombrero les sobresaltó a ambos.

Edmund subió al taburete y el sombrero no tardó en tomar su decisión.

-¡Slytherin!

El chico esbozó una sonrisa confiada y se dirigió a la mesa de las serpientes, donde le dedicó una mirada burlona a Corvus, quien rodó los ojos.

-¡Deborah Potter!

Cuando llegó su turno las conversaciones en el comedor se apagaron y Debbie sintió todas las miradas en ella.

Suspiró hondo y puso una cara inexpresiva antes de avanzar y sentarse en el taburete.

-Vaya, interesante, interesante... Podrías ir a Ravenclaw, eres inteligente, eso encajaría bien, pero no... No es tu casa.

Debbie sintió temblar sus rodillas, muy en el fondo sabía en que casa iba a acabar, pero no se consideraba lo suficientemente fuerte para poder con la gente de esta.

-Eres más valiente de los que crees, ¡Slytherin!

No cambió su expresión, a pesar de estar aterrada por dentro.

Bajó del taburete y se dirigió lentamente hacia la mesa de Slytherin.

Se sintió intimidada al ver como pocos aplaudían su llegada a la casa.

Tragó saliva al ver que los alumnos se estrechaban entre si para no dejarla sentirse.

-¡Debs, aquí!

Se sintió aliviada al ver a Edmund y a Corvus.

Se sentó al lado de este último, dispuesta a seguir mirando la selección.

Pero no pudo, ya que el chico que estaba sentado junto a ella se giró a mirarla.

-¿Qué tal van tus padres Potter?

La chica no pudo contestar, pues escuchó un gruñido a su lado.

La mirada que Corvus le dedicó al chico fue suficiente como para que este bajara la cabeza.

-Cambiame el sitio.

Y dicho esto y tras un tirón de brazo Debbie se encontró en medio de sus dos amigos.

Corvus miraba con cara de pocos amigos al resto y Edmund le dio unas palmaditas en el hombro.

-No les hagas caso, son todos idiotas.

Debbie asintió con la cabeza y comenzaron a cenar.

Corvus y Edmund no se separaron de su lado, hasta que fue el momento de subir a las habitaciones.

-Buenas noches chicos, gracias.

Corvus inclinó la cabeza y Edmund la dedicó una sonrisa.

-Suerte.

Debbie asintió y subió a su habitación.

Cuando llegó sus compañeras ya estaban allí.

Una de ellas se giró a mirarla con una mueca.

-Quédate con esa cama, no queremos contagiarnos.

Debbie suspiró y se tumbó en la cama que le habían señalado corriendo las cortinas.

La cama estaba junto a la ventana, pero al estar en las mazmorras daba al lado negro, por lo que hacía un frío terrible.

Debbie se puso en pijama y se envolvió en las sábanas temblando de frío y deseando poder irse a su casa.

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